Continúa la historia de Shakuntala....Parte VIII
Después de que Shakuntala partiera de la
corte, el Rey regresó a sus aposentos. El ministro de guerra lo venció
hábilmente en el ajedrez. Ordenó a sus cortesanos que se retiren. Miró hacia la
ventana y contempló el horizonte, trataba de recordar. Su mente se nublaba.
¿Será posible? ¿Esta muchacha del ashram de Kanva era su esposa?” Pero por más
que intentaba, no podía recordar nada. Esa noche no pudo dormir. ¿Quien era Shakuntala?
El Anillo
La luna vino y se fue. Pero la mente del
Rey Dushyant se abstrajo más y más. Ya no participaba en el consejo de guerra.
Podía pasar horas viendo el horizonte a través de la ventana. Intentaba
recordar algo, sin lograr nada.
Con el paso del tiempo, el Rey Dusyant se
hizo más y más inseguro. Noche tras noche pasaba sin dormir. ¿Quién era
Shakuntala? ¿Se había equivocado? ¿Cuál era la maldición de Durvasa? ¿Cuál el
significado del anillo? Conocía muy bien el sitio de donde ella viniera y sin
embargo cuando trataba de reunir sus recuerdos eran como fragmentos de un vaso
roto. Su confusión le hería en lo profundo pero sin importar cuánto intentara,
no podía recordarla.
Yakshas |
En esos días en un mercado cercano al
palacio, un pescador llegó con una importante pesca. Los mercaderes se
acercaron a escuchar lo que el pescador empezó a relatar acerca del gran pez
dorado que atrapó. No sólo era un pez dorado, sino que había encontrado un
anillo de oro fino en su abdomen. Los mercaderes se rieron de él, pero al
mostrar el anillo callaron.
Uno de los hombres del rey estaba en el
mercado y se dio cuenta del escándalo.
“Oh pescador, deja que vea ese anillo de
oro,” dijo el hombre del rey.
Un pescador descubrió un anillo curioso |
Con esto, el pescador mostró el anillo que
conservaba en una bosa de seda.
“¡Sólo ver!” dijo, riendo de alegría ante
su buena suerte. “¿Quién comprará este anillo?”
El hombre del rey dijo. “Este anillo vale
mucho dinero. ¿Dónde lo has comprado?”
“Como te dije,” dijo el pescador, “lo
encontré adentro del pescado.”
“Qué casualidad,” dijo el hombre del rey.
“Estas arrestado. Este es el anillo del sello real. Vendrás conmigo.” Los
guardias detuvieron al pobre pescador.
El hombre del rey se lo llevó y lo
encarceló en las profundas mazmorras del corazón del palacio, a esperar justicia
de mano del rey.
Encerrado en la prison del Rey |
Pero mientras el rey meditaba en el anillo
perdido y el pescador languidecía en las
mazmorras del palacio real de Hastinapura, ¿qué le había ocurrido a la hermosa
Shakuntala?
El Monte Dorado de Kailash |
Entretanto, Shakuntala había sido
transportada en una aeronave por una ninfa angelical del bosque del Señor Shiva
que se encuentra en la montaña dorada de Kailash en lo alto de los Himalayas.
Su madre, Menaka, la apsara más hermosa de
toda la corte del reino celestial de Indra había tenido compasión de su hija,
Fue Menaka quien envió la aeronave para rescatar a Shakuntala del cruel
Dushyant. Y ahora estaba bajo los cuidados de Sanumi, una de las siervas
principales de Menaka.
Danza tipica de la India |
Ahí en la montaña dorada Shakuntala tuvo a
su hijo y le llamó Bharata. Bharata era un niño que no conocía el temor de
cabellos dorados y que reía libremente, bailaba y jugaba con los leones y los
elefantes, era feliz en los brazos de su madre la hermosa e inocente
Shakuntala. Bharata se convertiría después en el más grande rey de todas las
Indias.
Bharat jugando con leones y tigres |
Y así pasaba el tiempo en la morada de
Shiva, en las elevadas montañas, acompañada de Menaka su madre apsara y las
bailarinas del cielo quienes cuidaban excelentemente a su hijo, el joven
Bharata.
El misterioso anillo
Un día, sucedió que el pescador fue llamado
a enfrentar la justicia por el robo del anillo de oro. El Rey Dushyant, quien
estaba ahora más afectado que nunca por la maldición de Durvasa, había
escuchado en la corte el cuento del pescador y el anillo misterioso. Mandó a
sus hombres a la mazmorra en busca del pescador. Quien apareció con los
guardias y se inclinó humildemente ante el rey.
“¿De qué se le acusa a este hombre?”
preguntó al magistrado.
El viejo magistrado, estaba sentado en un
asiento de seda púrpura, tosió y dijo. “Robo del tesoro real, señor. Estaba en
posesión del anillo de oro con el sello real. Creemos que es el anillo del
sello real de su señoría.
“¿Puedo ver el anillo?” dijo el rey. Tras
esto el magistrado hizo un gesto con la mano y un asistente trajo al el anillo
al rey en una pequeña caja. Dushyant se rascó la cabeza. No recordaba acerca
del anillo, a causa de la maldición de Durvasa. Pero cuando el asistente puso
la cajita en su mano, la abrió y al ver el anillo real que le diera hace mucho
tiempo a Shakuntala en el bosquecillo de mangos junto a los árboles de
tamarindo, al abrir el rey la pequeña
caja de madera que contenía el anillo. Al instante de ver el anillo, toda
niebla se esfumó de su memoria. La vista del anillo devolvió los recuerdos de
la joven Shakuntala y de cómo sorbieron juntos el agua del Ganges de una copa
hecha por él de hojas de loto bajo el árbol de mango en el bosquecillo junto a
los olorosos tamarindos. Recordó su sonrisa, su risa, su aroma, su roce.
Su corazón estaba ahora lleno de abandono y
remordimientos ante lo cruel que fue. Entendió de inmediato la desesperación de
Shakuntala, la maldición de Durvasa, su propia locura, y la injusticia que
estaba pagando el pescador.
Miró intensamente hacia las cadenas del
pescador, dijo, “¿Cómo te hiciste del anillo?”
“Un día mientras pescaba en el río Sachi,
atrapé un enorme pez. Al abrirlo encontré el anillo en su interior. No he hecho
nada malo. Por favor perdona cualquier ofensa.”
“Liberen a este hombre,” dijo el rey al
magistrado. “Y denle el equivalente al anillo en oro.” Sonrió hacia el pescador,
le dijo, “No, eres tú quien haz de perdonarme. Ve y regresa a tu río.” Diciendo
esto, recompensó al inocente pescador con una bolsa de oro y le despidió.
La melancolía del rey
El rey pasaba sus días melancólico y
arrepentido. Dushyant se atormentaba con los recuerdos de sus palabras ásperas
y arrogantes. Recordó su desdén hacia Shakuntala y cómo la envió al exilio. Sus
recuerdos empeoraban su insomnio.
Lo
que antes fuera un esfuerzo para reavivar su memoria, era ahora una maldición.
Añoraba los días de su memoria perdida.
Nada le consolaba. Trato de hacer todo lo
que le gustaba, cazar, carreras de elefantes, estar con la Reina, buscar el
afecto de su hijo el príncipe, jugar ajedrez, pero todo fue en vano. Intentó
incluso olvidar, nada podía borrar de su memoria a la hermosa, dulce
Shakuntala, quien regaba las papayas en el bosquecillo de mango y sonreía, y
sus dientes que parecían una línea de finas perlas.
El rey estaba tan perturbado que comisionó
a un artista a pintar el retrato de Shakuntala a partir de su memoria. Cuando
lograban el parecido, lo llevaba con él a todas partes y contemplaba por horas
la pintura. Estaba solo y melancólico.
Un Bufón |
Nada le podía hacer feliz salvo su bufón,
el payaso que le contara bromas y bailaba y reía y jugaba con el instrumento de
una cuerda. Su bufón, quien le daba sabios consejos y le siguió hacia el bosque
cuando se enamoró de Shakuntala. El tonto que tenía un brillante sentido del
humor. Con sus trucos apaciguaba el corazón del rey.
Con su olvido, el rey fue negligente en
mantener los asuntos militares. Pero ahora los problemas de Dushyant se harían
peores. En el bosque que rodea a Hastinapura había una banda de Rakshasas
merodeando. Eran conocidos por desmembrar a los hombres y comérselos. Estos
caníbales aterrorizaban los corazones y mentes de los habitantes de Hastinapura.
Parecía que a diario alguien cayera víctima de sus actos criminales.
Por último el bufón fue tomado por los
Rakshasas.
Rakshasas robaron el bufón del Rey Dushyant |
Los demonios llegaron como si de una partida de caza se tratara,
mataron inocentes, violaron doncellas, escarbaron en la comida. Atraparon al
bufón que caminaba en el bosque y se lo llevaron. Se rumoreaba que los
terribles monstruos se transportaban en una aeronave hacia el país de la colina
que se hallaba por encima de Hastinapura.
Aeronaves |
Algunos decían que el amigo de Dushyant
había sido hecho prisionero en el cielo para pedir recompensa en oro al rey.
Bas Relieve de Indra sobre Airavata el elefante |
Ahora hasta Indra, el señor del cielo,
padre de Arjuna, sintió pena al ver toda la desgracia del desolado Dushyant,
padre de Bharata rey de la India. Cuando
el bufón fue secuestrado por la raza de gigantes, el propio Indra descendió en
su carroza alada para asistir a Dushyant en la batalla.
Una carroza alada de los tiempos Vedicos |