Morir para
Vivir
Mahabharata:
La Historia de Parasurama, Continúa.
परशुराम
(Parasuram)
Bhisma continuó contando la historia de su guru, Parashurama, desde el
principio.
Bamboo de Asia |
“En aquellos días los elefantes iban al río Narmada de dos en dos para
salpicarse de agua con sus trompas. Espantaban a las aves que elevaban vuelo.
Elefantes Madres cuiden a sus niños |
Las lluvias
del Monsón que hacen abundar el arroz y fluir al río Narmada regularmente por
su cauce dos veces al año. Los platanares se mecen en la briza temprana de la
mañana y los tigres están al acecho de sus presas en los bosques de bambú en
las orillas del río. Los Monos evitan a los tigres, diestros se mecen a través del bambú hacia los árboles de mango, sin que les importe
que las frutas estén verdes.
Terrritorio de los elefantes |
“Los mangos verdes hacen el mejor chutney.”
Pensó Ram. Ellos le llamaban Ram o el hijo de Jamadagni, pero a él le gustaba
más “Ram.” Los tigres no visitaron el ashram de su padre en donde vivía con su
madre Renuka y sus cuatro hermanos. No este año. Aun así, sin embargo, los
tigres merodeaban los bosques de bambú.
Cascadas en la selva |
En su última visita al río el pequeño Ram
vio los huesos de un enorme búfalo de agua. Las moscas azul-verdosas volaban
sobre el apestoso cadáver. La aldea se lamentaba por la pérdida. Con un búfalo
menos habría problemas para llevar al mercado los plátanos y el arroz. Le
encantaban los plátanos y el arroz. Y con chutney de mango verde era aún mejor.
Moviendo por el rio |
El día anterior había ido con sus hermanos
a jugar al río. A pesar de que llovió, el sol estaba caliente, y el lodo del
río estaba seco en algunos sitios. Le gustaba la sensación del barro entre los
dedos de sus pies y el agua fría del río sobre su piel.
Mangos Verdes |
Mientras jugaba entre las aguas vio una
cobra. Justo cuando la cobra se acercaba, una cigüeña se lanzó por encima suyo
, atrapó con su pico a la cobra, le retorció el cuello, le cortó la cabeza y
voló.
Ram regresó a su hogar con sus hermanos y
su madre Renuka, en donde vivia en el ashram de Jamadagni en las orillas del
río. Escuchaba cantar a su padre los mantras de los sagrados Vedas, y cuando
era hora de descansar, se acostaba pacífico bajo la luna de verano. Rítmicamente
croaban las ranas y cantaban los grillos en la jungla y todo estaba tranquilo.
Pero cuando la luna empezó a trepar hacia
lo alto de los cielos, Ram tuvo un sueño. En su sueño había un hacha, goteaba
sangre. Sus hermanos yacían muertos, su madre decapitada. Él estaba todo
cubierto de sangre sostenía el hacha. Había sangre por todas partes. Se
despertó sobresaltado. El sol se empezaba a elevar sobre el río. Había sido
sólo un sueño.
Jugando en el Rio Ganges |
Más tarde, a la hora del estudio. El
pequeño Ram y sus hermanos escucharon a su padre Jamadagni recitar los Vedas.
Ram intentaba concentrarse en las palabras de su padre mientras les explicaba a
sus hijos los secretos de los mantras Védicos. Pero continuaba pensando en el
sueño terrible que tuviera. Mientras observaba el río, recordó a la cobra y a
la cigüeña.
la cigüeña con la cobra |
Era una serpiente tan poderosa, pero la cigüeña había aniquilado su
cuerpo tan rápido con su pico y voló hacia el cielo con alas de plata. Y el
sueño tan vivo de anoche. ¿Qué significaban todas estas señales?
Sueños por el rio |
“¡Ram! ¿Dónde estás?” dijo su padre. ¿De
nuevo en las nubes? ¡Vuelve a la Tierra!”
Jamadagni Rishi, papá de Parashuram |
Su padre era un gran maestro. Había
aprendido todos los mantras importantes y dominaba los Vedas desde una corta edad. El padre de Ram era el gran
Jamadagni, un poderoso profeta, dueño de Kamadhenu la vaca que satisface los
deseos. Ram era llamado en ocasiones Jamadagneya, que significa “hijo de Jamadagni.”
Pero lo gustaba más que le llamaran Ram.
“¡Ram! ¿Me estás escuchando? ¿Sueñas de
nuevo? A veces pienso que no llegarás a nada. Al menos tus hermanos prestan
atención.” Sus hermanos rieron. Ram era el más pequeño. Se sonrojó.
“Sí
padre.”
“¿Cuál era la lección?”
Parashuram |
“Hablaba del perdón. Decías que el perdón
ilumina como el sol. Que Dios se complace cuando perdonamos.”
“Muy bien.” Dijo su padre. “Ahora vayan a
ayudar a su madre.”
Los
muchachos corrieron hacia su madre, quien preparaba el almuerzo. “Vayan a traer
agua del río. Vayan ahora.”
Puja matutina en el rio ganges |
Ram y sus hermanos Rumanwat, Sushena, Vasu
y Vishavasu corrieron hacia el sendero
junto al viejo árbol de baniano, pasaron luego el lugar en donde se esconde
el venado en las noches a dormir, por los arboles de bambú donde acechan los
tigres, por la choza del viejo rishi, cubierta por los papayos, hacia las
orillas del río, en donde estaban entrando al agua seis búfalos acuáticos.
Río abajo las mujeres lavaban la ropa. Los
muchachos jugaron un rato en el lodo y luego se bañaron en el río. Cuando
terminaron, llenaron los cántaros de barro de agua y se los llevaron a su
madre.
Justo cuando un anciano que manejaba un
carro de bueyes paró junto al río a bañar a sus toros.
“¿Qué hay de nuevo Baba?” Le preguntaron
ellos.
Rumbo al rio |
“Sin novedad, chicos.” dijo, mientras vertía agua sobre sus bueyes.
“Tengan cuidado con las cobras. Recuerden los Vedas. Respeten a su padre.”
“Siempre respetamos a nuestro padre,” dijo Ram, “Es un gran Rishi, y un sabio
piadoso. Su esposa es Renuka, la hija del Rey Prasenajit.”
“Bien, bien,” dijo el anciano. “Sangre real. Saben
que conocí al Príncipe Chitraratha coincidimos en el camino. Se detuvo a
merendar con sus reinas, y debió pasar por este camino. Si tu madre es de la
realeza, tal vez le conoce.”
“Mi
madre conoce a todos los reyes y reinas de India,” dijo Ram. “Estoy seguro que
conoce al Príncipe.”
Manuscrito anciano en Sánskrita |
“Bueno, pues tal vez los dioses te
bendigan” dijo el anciano, mientras guiaba cuidadosamente a sus bueyes desde la
rivera hacia la carretera principal.
Carruaje de Bueyes |
Mientras su carro de bueyes desaparecía en
la carretera, los chicos llevaron sus ollas de agua y empezaron a caminar a través
de los árboles de ficus, pasaron junto a las chicas que lavaban su ropa junto
al río en saris brillantes. Regresaron a través del huerto de papayas en donde
los pavorreales picoteaban las frutas anaranjadas a la luz de la tarde. Y cuando llegaron al
ashram de Jamadagni, tenían sudadas sus frentes marrones.
Kamandalu, anciano de la India, para traer agua del rio sagrado |
Los cinco hermanos le sonrieron a su madre.
Mientras Ram llenó los potes de la casa con agua del río, el muchacho mayor, le
dijo a su madre Renuka todo lo que escucharon del anciano de los bueyes. Sus
hermanos Rumanwat y Sushena le dijeron como paseaba el Príncipe Chitraratha con
sus reinas y con su séquito real, montado en grandes elefantes decorados con
ornamentos dorados. Y Vasu y Vishvavasu le dijeron que el turbante de seda
verde del rey era más verde que los cocos que robaban los monos que vivían
cerca de los plátanos y del bosque de bambú.
Gibbon en Angkor Wat, comiendo Coco |
Con esto, una tímida sonrisa se deslizó en
el rostro de Renuka, porque resultaba, que ella conocía al Príncipe Chitaratha,
Habían jugado juntos de niños en la corte del Rey, su padre, Prasenajit. Se
sonrojó al recordar lo guapo que era el Príncipe. Era verdad que cuando el
humilde sabio del bosque Jamadagni pidió su mano el Rey había aceptado.
Renuka, segun artista |
Ella había intentado ser una buena esposa
para Jamadagni y le había dado cinco hermosos hijos, cada uno más calificado y
erudito que el otro. Pero, secretamente su corazón le pertenecía a Chitaratha
el de los ojos azules. Cabello negro y sonrisa encantadora. Y ahora había
bajado al río con sus elefantes y su séquito.
¡Si sólo pudiera verlo de nuevo!
Maharaja de la India, Rajput era |
Así que preguntó a los muchachos, “¿Cuántos
potes han traído? ¿Sólo dos? ¿Notaron las nubes? ¡Miren el cielo!” Pues de
hecho estaba por llegar una tormenta. El cielo estaba negro con nubes de
presagios oscuros. Era la época del monzón. En esta época las nubes aparecen de
pronto y el brillante cielo de la tarde se hace negro como la noche. La
tormenta puede irse en media hora, o durar días enteros.
“La lluvia puede durar días” dijo ella,
pensando de nuevo en el Principe Chitaratha y su cuerpo bien formado, su
encantadora sonrisa, los días felices que pasaron juntos persiguiendo ranas en
la corte del Rey Prasenajit. “Me sorprende que no hayan traído agua suficiente
para pasar la tormenta.”
Y el pequeño Ram contestó, “Pero no había
nubes cuando fuimos a buscar agua al río. Estoy seguro de que hay suficiente.”
“Escucha a tu madre,” dijo la sabia
Jamadagni. “¿No te he enseñado a obedecer?”
“Sí, señor. Dijo Ram.
“Bueno estos niños ya han jugado lo
suficiente para un día. Vayan por fruta para el almuerzo.” Dijo Renuka. “Yo
misma iré al río por agua.”
“¿Sola?” dijo el sabio. “Hay cobras en el
agua por allá donde el bambú está alto. Yo mismo las he visto. Además, una
tormenta está viniendo. Creo que tenemos suficiente agua. No es necesario que
vayas sola.”
Su esposa Renuka contestó, “¿Cuándo fue la
última vez que cocinaste? Estoy segura de que los muchachos no trajeron
suficiente. Y estoy bastante grande para
ir sola al río, con cobras o sin ellas.”
Diciendo esto, Renuka se dirigió al río con
dos jarras vacías y pasó por el sitio en donde la cigüeña había devorado a la
cobra, se detuvo a llenar sus jarras.
Bastante segura estaba, al otro lado del
río podía ver al Príncipe Chitraratha y a su séquito. Un elefante se bañaba en
el agua y lanzaba juguetones chorros de agua mientras las amigas de Chitraratha
chapoteaban en el río.
Jugando en el Rio Ganges |
El propio príncipe portaba una guirnalda de
lotos, su frente estaba decorada con pasta de sándalo mientras entraba al agua
con sus reinas y sus siervas vestidas con encantadores saris.
Al ver al Príncipe rodeado de sus reinas y
doncellas, Renuka se sonrojó de nuevo. Si no fuera porque se casó con el
humilde Jamadagni, un maestro de los Vedas, ella podría haberse casado con el
príncipe. Podría haber sido ella y no esa delgada chica quien desposara al
príncipe. Se llenó de envidia, dejó caer ambos jarros de agua los cuales se
estrellaron contra una piedra.
Renuka se sentó a la orilla del río y
lloró.
Mientras el sol empezó a descender sobre el
río. El pequeño Ram se sentó tranquilo, meditó. Había pasado la tarde
recogiendo frutas para el almuerzo con sus hermanos. Pero éste se atrasaba. Su
madre se había ido hacía mucho a buscar agua. Y las nubes se juntaban para la
tormenta del monzón, ella no había vuelto del río.
Hacía calor y Ram estaba
somnoliento. Halló un sitio fresco bajo el árbol de tamarindo para descansar en
una alfombra de pasto. Pronto se durmió. En el sueño vio a su padre enfurecido,
con los ojos rojos. Algo andaba mal. Jamadagni le ordenó al pequeño Ram que
tomara un hacha y matara a sus hermanos y a su madre.
Vishnu |
Entonces
en su sueño, el dios Viṣṇu apareció ante él y le dijo, “Debes obedecer a tu
padre. Después de que pase su rabia, pregúntale si perdona a tus hermanos y a
tu madre. Tiene un gran poder místico. Cualquier cosa que te pida es sólo para
probarte. Es un hombre compasivo. Recuerda la lección del perdón. Pídele que
restaure las cosas a cómo eran antes, pídele que le otorgue su perdón, para que
ella no recuerde nada de lo que ha pasado. Morir para vivir.”
Al decir esto, Viṣṇu desapareció. Cuando
despertó, el pequeño Ram vio que la cigüeña había aparecido de nuevo,
aterrizando cerca de donde él dormía, con la cobra aún en el pico. Esta vez la
cobra estaba viva.
La cigüeña dejó la cobra en el suelo y voló lejos y el pequeño Ram vio como la cobra,
sacudiéndose, se deslizó alejándose hacia la hierba alta, tenía intacta la
cabeza y el cuello.
Recordó el sueño y todo lo que el dios le
dijo, el pequeño Ram escuchó la llamada para el almuerzo. Siguió a sus hermanos
hacia la cocina, pero su madre no había regresado del río. Su padre estaba
solo, sus ojos ardían de rabia. “Tu madre no ha regresado del río.” Dijo
“Cuando regrese, le daremos una lección.”
Mujer de la India regresando con el agua del rio, Rajasthan |