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Tuesday, April 14, 2015

Morir para Vivir: Parashurama

Morir para Vivir
Mahabharata: La Historia de Parasurama, Continúa.
परशुराम
(Parasuram)
Bhisma continuó contando la historia de su guru, Parashurama, desde el principio.
Bamboo de Asia

“En aquellos días los elefantes iban al río Narmada de dos en dos para salpicarse de agua con sus trompas. Espantaban a las aves que elevaban vuelo.

Elefantes Madres cuiden a sus niños

Las lluvias del Monsón que hacen abundar el arroz y fluir al río Narmada regularmente por su cauce dos veces al año. Los platanares se mecen en la briza temprana de la mañana y los tigres están al acecho de sus presas en los bosques de bambú en las orillas del río. Los Monos evitan a los tigres, diestros se mecen a través del bambú hacia los árboles de mango, sin que les importe que las frutas estén verdes.

Terrritorio de los elefantes

“Los mangos verdes hacen el mejor chutney.” Pensó Ram. Ellos le llamaban Ram o el hijo de Jamadagni, pero a él le gustaba más “Ram.” Los tigres no visitaron el ashram de su padre en donde vivía con su madre Renuka y sus cuatro hermanos. No este año. Aun así, sin embargo, los tigres merodeaban los bosques de bambú.

Cascadas en la selva

En su última visita al río el pequeño Ram vio los huesos de un enorme búfalo de agua. Las moscas azul-verdosas volaban sobre el apestoso cadáver. La aldea se lamentaba por la pérdida. Con un búfalo menos habría problemas para llevar al mercado los plátanos y el arroz. Le encantaban los plátanos y el arroz. Y con chutney de mango verde era aún mejor.

Moviendo por el rio

El día anterior había ido con sus hermanos a jugar al río. A pesar de que llovió, el sol estaba caliente, y el lodo del río estaba seco en algunos sitios. Le gustaba la sensación del barro entre los dedos de sus pies y el agua fría del río sobre su piel.

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Mangos Verdes

Mientras jugaba entre las aguas vio una cobra. Justo cuando la cobra se acercaba, una cigüeña se lanzó por encima suyo , atrapó con su pico a la cobra, le retorció el cuello, le cortó la cabeza y voló.
Ram regresó a su hogar con sus hermanos y su madre Renuka, en donde vivia en el ashram de Jamadagni en las orillas del río. Escuchaba cantar a su padre los mantras de los sagrados Vedas, y cuando era hora de descansar, se acostaba pacífico bajo la luna de verano. Rítmicamente croaban las ranas y cantaban los grillos en la jungla y todo estaba tranquilo.  
Pero cuando la luna empezó a trepar hacia lo alto de los cielos, Ram tuvo un sueño. En su sueño había un hacha, goteaba sangre. Sus hermanos yacían muertos, su madre decapitada. Él estaba todo cubierto de sangre sostenía el hacha. Había sangre por todas partes. Se despertó sobresaltado. El sol se empezaba a elevar sobre el río. Había sido sólo un sueño.

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Jugando en el Rio Ganges

Más tarde, a la hora del estudio. El pequeño Ram y sus hermanos escucharon a su padre Jamadagni recitar los Vedas. Ram intentaba concentrarse en las palabras de su padre mientras les explicaba a sus hijos los secretos de los mantras Védicos. Pero continuaba pensando en el sueño terrible que tuviera. Mientras observaba el río, recordó a la cobra y a la cigüeña. 

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la cigüeña con la cobra

Era una serpiente tan poderosa, pero la cigüeña había aniquilado su cuerpo tan rápido con su pico y voló hacia el cielo con alas de plata. Y el sueño tan vivo de anoche. ¿Qué significaban todas estas señales?

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Sueños por el rio

“¡Ram! ¿Dónde estás?” dijo su padre. ¿De nuevo en las nubes? ¡Vuelve a la Tierra!” 

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Jamadagni Rishi, papá de Parashuram

Su padre era un gran maestro. Había aprendido todos los mantras importantes y dominaba los Vedas desde  una corta edad. El padre de Ram era el gran Jamadagni, un poderoso profeta, dueño de Kamadhenu la vaca que satisface los deseos. Ram era llamado en ocasiones Jamadagneya, que significa “hijo de Jamadagni.” Pero lo gustaba más que le llamaran Ram.
“¡Ram! ¿Me estás escuchando? ¿Sueñas de nuevo? A veces pienso que no llegarás a nada. Al menos tus hermanos prestan atención.” Sus hermanos rieron. Ram era el más pequeño. Se sonrojó.
     “Sí padre.”
“¿Cuál era la lección?”

Parashuram

“Hablaba del perdón. Decías que el perdón ilumina como el sol. Que Dios se complace cuando perdonamos.”
“Muy bien.” Dijo su padre. “Ahora vayan a ayudar a su madre.”
     Los muchachos corrieron hacia su madre, quien preparaba el almuerzo. “Vayan a traer agua del río. Vayan ahora.”

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Puja matutina  en el rio ganges

Ram y sus hermanos Rumanwat, Sushena, Vasu y Vishavasu corrieron hacia el sendero  junto al viejo árbol de baniano, pasaron luego el lugar en donde se esconde el venado en las noches a dormir, por los arboles de bambú donde acechan los tigres, por la choza del viejo rishi, cubierta por los papayos, hacia las orillas del río, en donde estaban entrando al agua seis búfalos acuáticos.
Río abajo las mujeres lavaban la ropa. Los muchachos jugaron un rato en el lodo y luego se bañaron en el río. Cuando terminaron, llenaron los cántaros de barro de agua y se los llevaron a su madre.
Justo cuando un anciano que manejaba un carro de bueyes paró junto al río a bañar a sus toros.
“¿Qué hay de nuevo Baba?” Le preguntaron ellos.

Rumbo al rio

           “Sin novedad, chicos.” dijo, mientras vertía agua sobre sus bueyes. “Tengan cuidado con las cobras. Recuerden los Vedas. Respeten a su padre.”
      “Siempre respetamos a nuestro padre,”  dijo Ram, “Es un gran Rishi, y un sabio piadoso. Su esposa es Renuka, la hija del Rey Prasenajit.”
      “Bien, bien,” dijo el anciano. “Sangre real. Saben que conocí al Príncipe Chitraratha coincidimos en el camino. Se detuvo a merendar con sus reinas, y debió pasar por este camino. Si tu madre es de la realeza, tal vez le conoce.”
     “Mi madre conoce a todos los reyes y reinas de India,” dijo Ram. “Estoy seguro que conoce al Príncipe.”
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Manuscrito anciano en Sánskrita
       “Bueno, pues tal vez los dioses te bendigan” dijo el anciano, mientras guiaba cuidadosamente a sus bueyes desde la rivera hacia la carretera principal.
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Carruaje de Bueyes
Mientras su carro de bueyes desaparecía en la carretera, los chicos llevaron sus ollas de agua y empezaron a caminar a través de los árboles de ficus, pasaron junto a las chicas que lavaban su ropa junto al río en saris brillantes. Regresaron a través del huerto de papayas en donde los pavorreales picoteaban las frutas anaranjadas  a la luz de la tarde. Y cuando llegaron al ashram de Jamadagni, tenían sudadas sus frentes marrones.

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Kamandalu, anciano de la India, para traer agua del rio sagrado
Los cinco hermanos le sonrieron a su madre. Mientras Ram llenó los potes de la casa con agua del río, el muchacho mayor, le dijo a su madre Renuka todo lo que escucharon del anciano de los bueyes. Sus hermanos Rumanwat y Sushena le dijeron como paseaba el Príncipe Chitraratha con sus reinas y con su séquito real, montado en grandes elefantes decorados con ornamentos dorados. Y Vasu y Vishvavasu le dijeron que el turbante de seda verde del rey era más verde que los cocos que robaban los monos que vivían cerca de los plátanos y del bosque de bambú.
Gibbon en Angkor Wat, comiendo Coco
Con esto, una tímida sonrisa se deslizó en el rostro de Renuka, porque resultaba, que ella conocía al Príncipe Chitaratha, Habían jugado juntos de niños en la corte del Rey, su padre, Prasenajit. Se sonrojó al recordar lo guapo que era el Príncipe. Era verdad que cuando el humilde sabio del bosque Jamadagni pidió su mano el Rey había aceptado.
Renuka, segun artista
Ella había intentado ser una buena esposa para Jamadagni y le había dado cinco hermosos hijos, cada uno más calificado y erudito que el otro. Pero, secretamente su corazón le pertenecía a Chitaratha el de los ojos azules. Cabello negro y sonrisa encantadora. Y ahora había bajado al río con sus elefantes y su séquito.  ¡Si sólo pudiera verlo de nuevo!
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Maharaja de la India, Rajput era
Así que preguntó a los muchachos, “¿Cuántos potes han traído? ¿Sólo dos? ¿Notaron las nubes? ¡Miren el cielo!” Pues de hecho estaba por llegar una tormenta. El cielo estaba negro con nubes de presagios oscuros. Era la época del monzón. En esta época las nubes aparecen de pronto y el brillante cielo de la tarde se hace negro como la noche. La tormenta puede irse en media hora, o durar días enteros.

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“La lluvia puede durar días” dijo ella, pensando de nuevo en el Principe Chitaratha y su cuerpo bien formado, su encantadora sonrisa, los días felices que pasaron juntos persiguiendo ranas en la corte del Rey Prasenajit. “Me sorprende que no hayan traído agua suficiente para pasar la tormenta.”

Y el pequeño Ram contestó, “Pero no había nubes cuando fuimos a buscar agua al río. Estoy seguro de que hay suficiente.”
“Escucha a tu madre,” dijo la sabia Jamadagni. “¿No te he enseñado a obedecer?”
“Sí, señor. Dijo Ram.
“Bueno estos niños ya han jugado lo suficiente para un día. Vayan por fruta para el almuerzo.” Dijo Renuka. “Yo misma iré al río por agua.”
“¿Sola?” dijo el sabio. “Hay cobras en el agua por allá donde el bambú está alto. Yo mismo las he visto. Además, una tormenta está viniendo. Creo que tenemos suficiente agua. No es necesario que vayas sola.”
Su esposa Renuka contestó, “¿Cuándo fue la última vez que cocinaste? Estoy segura de que los muchachos no trajeron suficiente.  Y estoy bastante grande para ir sola al río, con cobras o sin ellas.”
Diciendo esto, Renuka se dirigió al río con dos jarras vacías y pasó por el sitio en donde la cigüeña había devorado a la cobra, se detuvo a llenar sus jarras.

Bastante segura estaba, al otro lado del río podía ver al Príncipe Chitraratha y a su séquito. Un elefante se bañaba en el agua y lanzaba juguetones chorros de agua mientras las amigas de Chitraratha chapoteaban en el río.

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Jugando en el Rio Ganges
El propio príncipe portaba una guirnalda de lotos, su frente estaba decorada con pasta de sándalo mientras entraba al agua con sus reinas y sus siervas vestidas con encantadores saris.

Al ver al Príncipe rodeado de sus reinas y doncellas, Renuka se sonrojó de nuevo. Si no fuera porque se casó con el humilde Jamadagni, un maestro de los Vedas, ella podría haberse casado con el príncipe. Podría haber sido ella y no esa delgada chica quien desposara al príncipe. Se llenó de envidia, dejó caer ambos jarros de agua los cuales se estrellaron contra una piedra.

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Renuka se sentó a la orilla del río y lloró.
Mientras el sol empezó a descender sobre el río. El pequeño Ram se sentó tranquilo, meditó. Había pasado la tarde recogiendo frutas para el almuerzo con sus hermanos. Pero éste se atrasaba. Su madre se había ido hacía mucho a buscar agua. Y las nubes se juntaban para la tormenta del monzón, ella no había vuelto del río. 

Hacía calor y Ram estaba somnoliento. Halló un sitio fresco bajo el árbol de tamarindo para descansar en una alfombra de pasto. Pronto se durmió. En el sueño vio a su padre enfurecido, con los ojos rojos. Algo andaba mal. Jamadagni le ordenó al pequeño Ram que tomara un hacha y matara a sus hermanos y a su madre.

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Vishnu
 Entonces en su sueño, el dios Viṣṇu apareció ante él y le dijo, “Debes obedecer a tu padre. Después de que pase su rabia, pregúntale si perdona a tus hermanos y a tu madre. Tiene un gran poder místico. Cualquier cosa que te pida es sólo para probarte. Es un hombre compasivo. Recuerda la lección del perdón. Pídele que restaure las cosas a cómo eran antes, pídele que le otorgue su perdón, para que ella no recuerde nada de lo que ha pasado. Morir para vivir.”

Al decir esto, Viṣṇu desapareció. Cuando despertó, el pequeño Ram vio que la cigüeña había aparecido de nuevo, aterrizando cerca de donde él dormía, con la cobra aún en el pico. Esta vez la cobra estaba viva. 
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La cigüeña dejó la cobra en el suelo y voló lejos  y el pequeño Ram vio como la cobra, sacudiéndose, se deslizó alejándose hacia la hierba alta, tenía intacta la cabeza y el cuello.
Recordó el sueño y todo lo que el dios le dijo, el pequeño Ram escuchó la llamada para el almuerzo. Siguió a sus hermanos hacia la cocina, pero su madre no había regresado del río. Su padre estaba solo, sus ojos ardían de rabia. “Tu madre no ha regresado del río.” Dijo “Cuando regrese, le daremos una lección.”

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Mujer de la India regresando con el agua del rio, Rajasthan




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