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Wednesday, April 22, 2015

Romance de Shakuntala parte II

El Romance de Shakuntala

Una Historia Increible de Amor y Aventuras

Adaptado de Mahabharata, 

Shakuntalabhijana de Kalidasa y otros fuentes por

Michael Dolan-- B.V. Mahayogi

 y traducido en español por Teresa Loret de Mola, Tapanandini D.D.

Continuacion:

La Madre de La India

En el ashram del bosque del sabio Kanva, las muchachas murumuraban.
“¿Brahmacharya?”

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Menaka y Vishvamitra Muni

“Si, tonta, había renunciado a las mujeres. En fin, él estaba en las orillas del Ganges practicando yoga y los dioses decidieron romper su voto.”
“¿Por qué harían tal cosa?”
Vishvamitra se había hecho demasiado poderoso. Si no hubieran roto su voto se hubiera hecho tan poderoso como los dioses.”
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Indra
“Enviaron a la más hermosa de todas las ninfas del río, la delicada Menaka. Su belleza era reconocida entre los dioses. Ningún hombre podría resistírsele. Vishvamitra estaba sentado practicando yoga. Para entorpecer su concentración, Menaka la ninfa del agua llegó a las orillas del Ganges y empezó a bañarse en un delicado sari de seda, sonriendo siempre hacia el sabio.”
“¿Qué pasó, Priyamvada? ¿Qué ocurrió entonces?

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Shakuntala y sus amigas

Justo cuando Priyamvada estaba a punto de terminar la historia acerca de la madre de Shakuntala, apareció la propia Shakunta, apareció entre los mangos llevando un pote de barro lleno de agua sobre su cabeza. Sus pies descalzos apenas tocaban el suelo cuando caminaba, de tan delicada que era, tan bella y graciosa como la primera flor de loto de la primavera.
Cuando se reunió con sus amigas, Shakuntala dijo, “¿Interrumpo algo?” Sonrió, su cabello negro como un abejorro brillaba al sol de la tarde.
Sus queridas amigas y compañeras íntimas del ashram, Anasuya y Priyamvada sonrieron nerviosas. “No, sólo estamos hablando,”
Y con alegría primaveral, fueron a realizar sus deberes, regando las plantas de papaya.
Dushyant el descendiente de Puru estaba observándolas a través de las hojas verdes de los árboles de tamarindo. Sonrió para sí bajo la sombra del árbol de mango. El ashram de Kanva era el sitio ideal para la contemplación de la paz y la armonía del universo. Ahora, era el momento de que él hiciera su entrada.
Hizo un gran ruido como si apenas llegase a través de los árboles de tamarindo. El Rey Dushyant caminó por el sendero hacia el claro a través del bosquecillo de mangos. Las flores de jazmín hacían denso el aire con su fragancia. Se movía con un vaivén de realeza exuberante y llamó. “¡Hola! ¿Hay alguien ahí?, ¡Oh Kanva! ¿Es el ashram del gran santo Kanva?”
"Es el Ashrama de Kanva?" preguntó el rey Dushyant
“Kanva no está aquí,” respondieron las mujeres. “Ha salido a peregrinar. ¿Quién anda ahí?”
No quiso revelarse como el rey como viajaba incognito en el bosque. Dushyant contestó. “Soy un humilde oficial del rey. Él rey estaba cazando y tuvo a tiro un cervatillo del ashram, un ciervo pinto. Pero perdonó su vida y detuvo sus flechas voraces y me envió aquí a saludar al gran santo. De todos modos si Kanva no está aquí…”

"Kanva se fue

“Eres bienvenido,” dijo Priyamvada. “Si haz protegido la vida de nuestro ciervo, entonces eres bienvenido como cualquier otro santo. Por favor quédate y honra el prasadam. Es humilde pero te bendecirá con una vida larga, ya que la comida de aquí es sagrada.”
“Estoy de acuerdo. Les agradezco y les saludo a todos. ¿Cuándo regresará el sabio Kanva?”
“Esperamos que regrese antes de la ceremonia de mañana. Quédate con nosotros un tiempo y permite que te ofrezcamos nuestra hospitalidad,” dijo Anasuya, sonriendo. Mientras las abejas liban la miel de las orquídeas amarillas que están cerca del árbol de mango, el Rey Dushyant notó a la joven elegante quien tímidamente regaba las plantas de papaya y se mantenía a la distancia. Siguiendo su mirada, Priyamvada sonrió y dijo. “Permite que te presente a Shakuntala. Shakuntala, no hagas esperar a nuestro visitante, trae agua para él y un asiento de delicada hierba kusha.”

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Shakuntala y venado

La pálida y tímida Shakuntala no levantó la mirada ni miró directamente al rey. Fue a buscar más agua con su pote de barro que sostuvo sobre la cabeza. Sus caderas se balanceaban suavemente mientras iba hacia el río por los escalones del baño sagrado.
La timida shakuntala
“Shakuntala es tímida” dijo Priyamvada. “Dínos, ¿dónde está nuestro ciervo? ¿Lo espantaste? El Rey Dushyant contó la historia de la cacería, pero se cambió por el lugar del auriga.
“¿Dónde está nuestro rey? Le preguntó ansiosa.
“El Rey regresó a su séquito que está más allá en el bosque. Dejé la carroza y los caballos no muy lejos de aquí, para que descansen y beban agua. Pronto he de regresar. Den mis respeto al santo quien cuida tan bien de este ashram.”

En pocos minutos Shakuntala regresó con agua y asientos para todos.
El sol había empezado su ascenso hacia los cielos y el calor del día se incrementó. Así que se sentaron bajo la sobra placentera de los árboles de mango y tamarindo junto al jardín de papayas mientras las abejas se ocupaban en una danza entre las flores champak y los pájaros koel daban su concierto de medio día. 

Dushyant con Shakuntala

Ahí en la agradable sombra Khakuntala, Priyamvada y Anasuya tomaron bebidas de agua de rosas y menta con el rey y describían ellas la misión de Kanva y sus enseñanzas.
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Dushyant con Shakuntala
Cuando el sol calentó aún más y el tiempo continuó su paso. Priyamvada y Anasurya detectaron que había un cierto afecto entre el rey y Shakuntala. Sonriendo para sí, Priyamvada dijo, “Ha de disculparnos ahora, tenemos muchos deberes que realizar y el sol empieza a declinar en el horizonte. Vamos Anasuya, Dejemos que la blanca Shakuntala explique los preceptos de nuestro guía Kanva al oficial del rey.”
Dushyant con Shakuntala
“Yo también tengo muchos deberes qué hacer,” protestó Shakuntala, su cara se enrojeció como una rosa.
“No debemos violar los principios de la hospitalidad,” dijo Priyamvada, con una firme sonrisa. “Quédate aquí con el oficial del rey y explica la naturaleza sagrada de este refugio en el bosque,. Regresaremos enseguida.”
Así que se sentaron juntos, Shakuntala y el Rey Dushyant y mientras el sol descendía rieron y hablaron de todo.
El rey estaba perdido en su compañía y sentía que nunca antes había estado tan fascinado como cuando vio los ojos profundos y el cabello negro como abejorro de la tímida pero encantadora Shakuntala. Cuando el sol concluyó su arco glorioso, apareció la primera estrella en el horizonte. Los pájaros Koel retomaron el canto que dejaran en la mañana e iniciaron su concierto vespertino.  Justo cuando Dushyant y Shakuntala se acercaban más en pensamiento y sentimiento, escucharon un ruido tremendo. Algo se aporreaba a través de la selva, perturbaba árboles y animales. Un trompeteo aterrador  alarmó a los pájaros que volaron. Un elefante macho enfurecido iba en tropel a través de la arboleda. Había perdido a su pareja. Priyamvada y Anasuya llegaron corriendo de regreso al sitio en el que estaban sentados Shakuntala y Dushyant. 

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Elefante loco

Estaban aterrorizadas. Gautami estaba con ellas. La matrona del ashram. “¡El elefante está loco! Puede atacar en cualquier instante,” dijo Gautami. “Debemos correr o resguardarnos. Tal vez destruya la choza de bambú de Kanva, ¡Apúrense!”
Todos temían al gran elefante que arrasaba a través del bosque tumbando los árboles. El rey se puso de pie, el gran Rey Dushyant tocó el filo de su espada en su cadera izquierda  con su mano derecha y calmó a las mujeres. “Con el poder de mi mano derecha, las defenderé a ustedes y al ashram de Kanva. Esperen tras esos árboles.” Dijo.
“Las mujeres se escondieron tras el alto mango y oraron a Vishnu por protección de la bestia que corría a través del bosque.

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El rey se dirigió a los bosques a encontrarse con el furioso elefante. Era un enorme elefante macho, más alto que un árbol.
Arrancaba árboles de bambú con su trompa y barría el suelo del bosque ante él con el pedazo de bambú, barritaba y gritaba combinando la agonía con la rabia. Dushyant se acercó lento, levantando algunos mangos que se cayeran al suelo y los envolvió en su capa. Rodeó por un lado al elefante que era alto como un muro.
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Era alto como un muro
Descubrió los mangos que tenía en la capa, empezó a invocar a Ganesh con unos mantras especiales que aprendiera de su propio entrenador real de elefantes, el Señor de los  Elefantes, diciendo, “ओं गं गनपत्ययः नमः oṁ gaṁ ganapatyayaḥ namaḥ.”   
oṁ gaṁ ganapatyayaḥ namaḥ
Al escuchar esto el elefante soltó el bambú. Vaciló y se volvió directamente hacia el Rey Dushyant. Dushyant le ofreció un manojo de mangos. El elefante acepto la fruta ansioso ya estaba exhausto, estaba hambriento y cansado. Tal como un domador de elefantes experto, el Rey Dushyant pacificó al elefante, quien rápidamente olvidó su rabia y empezó a masticar las cañas de azúcar que crecían cerca del río. Había tranquilizado al elefante furioso y se dio cuenta de que había pasado el tiempo, Dushyant regresó a través del bosque hacia el claro en el que dejara su carroza, su auriga y los caballos en la mañana. Caía la noche.

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“Regresemos con el séquito real,” dijo el rey a su auriga, “Haremos un campamento ahí, más allá en el bosque.” Así fue como regresó el rey a acampar con su séquito. Al día siguiente el Rey Dushyant hizo preparaciones para regresar a su palacio en donde su Reina había organizado una celebración por el cumpleaños del príncipe. Y cuando ya se iba se topó con unos sabios del bosque que detuvieron sus caballos y carroza y le dijeron, “Oh Rey ¡Ayúdanos! Un demonio terrible nos impide llevar a cabo la ceremonia del sacrificio Védico.”
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Ancient battle, bas relief, India
El rey decidió que sería lo mejor ir en auxilio de los sabios del bosque y ayudarlos con su sacrificio, envió al séquito real a celebrar el cumpleaños del príncipe. Se dispuso a sofocar los disturbios del bosque. Usó sus poderes de rey, castigo al demonio responsable de interrumpir la ceremonia.

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Fuego sacrificial

Mientras tanto, Shakuntala, sin saber qué le había pasado a su huésped, se preocupó. Cuando consultó con sus amigas, se dio cuenta de que no estaba preocupada, que lo que le pinchaba en el corazón como una flecha era el amor. Estaba encantada con el invitado.

Ardía de amor por el atractivo extraño que entró al bosque y habló tan dulcemente y que con valentía tranquilizara al elefante loco.

Ardia de amor...



Tuesday, April 21, 2015

Birthday greetings


Happy Birthday to

Bhakti Sudhir Goswami





Friends


Friends

In Morelia April, 2015

 I have been reflecting on the importance of affectionate dealings with others. Affection and love towards others calms the mind. With compassion we see the suffering that other people go through day to day. I'm no saint. People who know me know my ego. I've tried to dissolve the ego, but people always point it out to me and let me know I'm not as humble as I think. That's a good thing. I'll try again. Please forgive me if I have failed you in some way.



Anger is negative. I've had a lot of anger in my life. I'm trying to leave it behind. If we can feel compassion for others, we become free from fear. If we are affectionate towards others, we cannot get angry with them.

With two great men: Goswami and Avadhuta Maharaja
Life is short. I'm already on the dark side of 60. Who knows where it ends. So before I go, I'd like to express some affection for my friends. On this trip I have had the good fortune to spend time with two of the greatest men I have ever known: Bhakti Sudhir Goswami and Bhakti Bimal Avadhuta Maharaja. They're both great thinkers with an incredible vision, and together we've co-operated on some amazing projects. I feel blessed to have had the chance to work with them.


Full Dome Team Happy New Year
In Thailand, I made a lot of friends. I wish you joy, peace, happiness and love.

The friends in Moscow brought me joy and happinesss

So here's to friends, old and new. Make new friends, but keep the old, one is silver and the other gold.

At my writer's mansion in Thailand



Recuerdos de Govinda Maharaja


Programa en Morelia para Govinda Maharaja
1 de abril de 2015 Durante el Festival por la desaparición de Srila Govinda Maharaj en el centro de Morelia