Los hijos de Paṇḍu se sentaron en silencio
a escuchar a su madre contar la historia de Shakuntala, la madre de Bharat, su
bisabuelo. Igual que lanzaban chispas las brasas de la hoguera que se
desvanecía, así Kunti devi continuó con su historia:
Dushyant y Shakuntala
El rey también estaba transformado de amor,
bebió la imagen de Shakuntala, su cabello oscuro como lluvia de media noche.
Sus ojos del más profundo azul océano.
Cuando las mujeres del ashram se excusaron
para ir a realizar sus deberes, Shakuntala encontró una excusa para quedarse
con el rey y su amigo con el pretexto de la hospitalidad. El tonto les dejó y
fue a caminar a la orilla del río y a tocar su flauta junto al bambú cercano a
las aguas. Al fin solos, se profesaron amor mutuo en un huerto sombreado junto
a un alto árbol de mango.
Shakuntala y Dushyant, Pintura miniatura de la India |
Hablaron y rieron, el rey ahora locamente
enamorado, se comprometió con Shakuntala entregándole su anillo real como
emblema de su corazón auténtico. Shakuntala se entregó sin reparos a la
descendencia de Puru mientras se abrazaban.
Dushyant y Shakuntala, ilustración de libro victoriano |
Se abrazaron y compartieron sus anhelos,
hicieron todo lo que los amates hacen bajo el hechizo de la primavera. A la
caída del sol se susurraron la promesa de amantes de nunca partir.
“Pasaron algunos días. El bufón entonces se
dedicó a la meditación y el estudio, y las mujeres del ashram se ocupaban en
los deberes a su guru mientras tanto a lo largo de los quince días que pasaron
juntos, la feliz pareja se encontraba secretamente en las noches y admiraban la
puesta del sol a través de los árboles del bosque.
Dushyant y Shakuntala en la selva |
“Enamorados pasaron muchos días. Tiempo en
el cual, Shakuntala y el Rey se prometieron entre ellos e intercambiaron
guirnaldas de flores, se casaron en privado al estilo Gandharva. El Rey Dushyant le regaló un anillo fino que brillaba como el sol con un diamante puro.
Anillo de boda Hindu, tradictional |
“Una noche un grupo de merodeadores yakshas
o espíritus del bosque atacaron el ashram de Kanva, y después regresaron al
bosque.
Yakshas, terracotta, Sunga period (1st century BC), found in Chandraketugarh (West Bengal) - Metropolitan Museum of Art - New York |
La noche siguiente, esperaban por ellos mientras la luna llena se
elevaba sobre el ritual de sacrificio de humildes brahmanes, el rey encontró a
los yakshas, los derrotó y los envió al exilio.
“Llegaron entonces mensajeros de la corte
al huerto. Llamaban de la corte real a Dushyant. El rey estaba obligado a
volver a sus deberes de en el palacio real. Con el peso en el corazón, antes de
que pudieran hacer público su amor y casarse formalmente, el rey tuvo que
regresar. Le entregó a Shakuntala su anillo real y su afilada espada
prometiendo que se casarían pronto al estilo formal de la realeza. Prometió su
lealtad a Shakuntala y le dijo que nunca la olvidaría y se fue.
Mientras tanto, la pálida Shakuntala
atendía el ashram esperando el regreso del ermitaño Kanva. Tal como las papayas brotan y florecen en el
jardín así lo hacía también el hijo que crecía en su vientre. Su hijo sería
Bharat, el gran gobernante de India, quien dio su nombre a India por
generaciones y a su historia, el Mahabharata. Su hijo no tendría temor, sería
un rey compasivo, venerado por todos, el ancestro de todos ustedes los
Pandavas.”
Kunti Devi |
Kunti hizo una pausa, miró hacia el fuego.
Conmovido por la historia que su madre les contaba, Yudhiṣthira su hijo
primogénito y el mayor de entre los Pāṇḍavas le preguntó a Kunti Devi. “¿Qué le
ocurrió a Shakuntala y a Dushyant y como terminó su historia? ¿Nació nuestro
ancestro en el ashram de Kanva?”