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Thursday, September 17, 2015

Hipnosis Masiva: Como Construimos la Realidad; El Mundo Subjetivo



नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्

 देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्





महाभारत
Mahābhārata

Michael Dolan, B.V. Mahāyogī
Hipnosis  Masiva

Bhagavad-Gītā

Capítulo 14

continuación…
Las Leyes de la Naturaleza material
BG 14.5

सत्त्वं रजस् तम इति
गुनः प्रकृति-सम्भवाः
निबध्नन्ति महाबाहो
देहे देहिनम् अव्ययम्

sattvaṃ rajas tama iti
gunaḥ prakṛti-sambhavāḥ
nibadhnanti mahābāho
dehe dehinam avyayam

“Sattva, rajas, y tamas son las “modalidades” o “cualidades” (guṇas) que caracterizan a prakriti o naturaleza material: la encarnación del alma se condiciona a estas cualidades cuando se involucra en el mundo de la explotación.”
Las guṇas son los componentes primarios de la naturaleza material y las bases de todas las substancias y situaciones en el mundo percibido de la explotación.” Las “cualidades” de la naturaleza material dependen de la perspectiva cognitiva del alma condicionada y no pueden existir sin la consciencia. Y sin embargo, una vez que de algún modo el alma ha sido condicionada por la tendencia hacia la explotación, las cualidades constitutivas de la naturaleza material le brindan la oportunidad de habitar en el interior de la ilusión hipnótica con mucho más detalle.
Considera la metáfora de una proyección holográfica.

¿Cómo está construida la realidad “imaginaria”? El mundo material frecuentemente ha sido comparado a un sueño. Cuando soñamos, estamos dormidos al “mundo real.” Gracias a la anestesia moderna, podemos dormir plácidamente mientras un doctor lleva a cabo una cirugía del corazón. Inconscientes a la realidad objetiva, vivimos en el mundo objetivo de la imaginación.
Pero un sueño es personal. Mi sueño y tu sueño son diferentes.
¿Cómo es posible que tengamos el mismo sueño?
Es una especie de “hipnosis masiva” en donde todos nos creemos la misma ilusión.


Es difícil de creer. Pero estamos constantemente involucrados en la suspensión de la incredulidad. Cuando deseamos escapar de las rutinas mundanas, tal vez leemos un libro. Mientras leemos, intentamos imaginar el mundo del autor. Leer es altamente subjetivo. En la lectura, cada uno tiene su idea propia de cuál es el aspecto del héroe, por ejemplo.


La gente frecuentemente esta insatisfecha cuando ve en película la versión de un libro, porque el actor de la película no es exacto al héroe que se imaginaron. De hecho, nos decepcionamos porque nos identificamos a nosotros mismos con el héroe.



Spiderman

Un medio más visual involucra la concepción del artista. Una novela gráfica o un libro de historietas está a un paso de eliminar el puro texto. Mientras nos proyectamos hacia el mundo de la fantasía y aventura y leemos la historieta, sacrificamos algo de la imaginación para compartir la idea de héroe del artista. Sabemos cómo se ven el Hombre Araña y Hulk, porque hemos visto la idea del artista.
Todavía podemos identificarnos con el héroe, pero tenemos una idea más específica de cómo luce. Podemos imaginarnos a nosotros volando  a través del cielo como Súperman, pero podemos ver más claramente la “S” en su uniforme azul.



Hay menos connotaciones involucradas; no tenemos que usar tanto nuestra imaginación. Pero la denotación está claramente establecida; podemos ver los detalles, para no tener que crear nuestra propia versión subjetiva. La así llamada “Realidad Objetiva” creada subjetivamente en confabulación con las tres modalidades quiere nuestra suspensión total de la incredulidad. No se supone que deberíamos de reflexionar sobre nada, sino simplemente aceptar el mundo percibido como la verdad absoluta.
Los escritos de Marshal Mcluhan en el siglo XX describen los distintos “Medios” en términos de “caliente” y “frío”. 



Él considera que tanto “media” como “tecnología” son funciones extendidas físicas, sociales, psicológicas de los seres humanos.  Por ejemplo, la rueda extiende nuestros pies, el teléfono extiende nuestra voz, la televisión nuestros ojos y oídos, la computadora expande nuestro cerebro y los medios electrónicos nuestra consciencia. Escrito en 1960  Mcluhan predice la llegada del internet.

“Rápidamente, nos aproximamos a la fase final de las extensiones del hombre- la simulación tecnológica de consciencia, cuando el proceso creativo de conocimiento sea extendido colectiva y corporativamente a toda la sociedad humana, al igual que hemos extendido ya nuestros sentidos y nervios a través de medios diversos.”

Su argumento vis-à-vis de medios de comunicación “caliente” vs. “frío” es interesante en términos de metáfora del universo holográfico. Mcluhan define como “caliente”, un medio que calienta el cerebro: que es un medio que por sí mismo es menos denotativo, deja algo a la imaginación. El radio “calienta” el cerebro, puesto que el escucha, tiene que calentar el cerebro para decodificar el mensaje.
El medio de comunicación “caliente” entonces será impreso, un libro, o radio, en el que el escucha, aparentemente pasivo suministra todas las imágenes en su cerebro. Escáneres topográficos cerebrales han demostrado que ciertas áreas del cerebro, por ejemplo, “se iluminan” cuando leemos una historia o imaginamos una melodía. El medio es “caliente” cuando ilumina el cerebro. Un buen ejemplo es la historia de Alicia en el País de las Maravillas, o “A través del Espejo,” en donde necesitamos envolver la cabeza en las adivinanzas, enigmas, rompecabezas, paradojas matemáticas, problemas de ajedrez, juegos de palabras y albures, todos los cuales calientan el cerebro. 


El esfuerzo mental requerido para solucionar el rompecabezas es recompensado con una “explosión montessoriana” de descubrimiento que acompaña al verdadero aprendizaje.
Por otro lado, un medio “frío” no provee tal descubrimiento. Nada se aprende y no se requiere esfuerzo alguno. No deja nada a la imaginación. Se nos proveen todas las imágenes. Un ejemplo sería la versión de Disney de Alicia en el País de las Maravillas, en donde se nos seduce con imágenes coloridas, dibujos animados, y canciones basadas en las ideas del libro, pero que no dejan sitio a la contemplación de su significado.
Volviendo a la idea de hipnosis masiva influenciada por las “modalidades de la naturaleza”, y de cómo estas tres cualidades o dimensiones  colorean nuestra vida y nos influyen, podemos considerar la metáfora de las proyecciones en 3D, creadas simultáneamente por el sujeto y el súper sujeto. Parece incuestionablemente real. Pero la consciencia ha pasado a través de una “consciencia confusa” para producir una especie de “hipnosis masiva.”

Considera una fiesta “rave” en donde miles de personas  drogadas con LSD o MDMA son sometidos a un espectáculo de hologramas en tercera dimensión. Poco de la imaginación o el pensamiento están involucrados. La capacidad subjetiva de cada miembro de la audiencia está disminuida por las drogas y el poderoso despliegue de medios hasta que la experiencia se hace total. Entre más poderoso y “frío” es el medio, más se atrapa cada individuo en una experiencia masiva orgánica, un evento “tribal.”
Tal vez este es un ejemplo extremo de “hipnosis de masas,” pero creo que funciona.
La “Propaganda” tiene un efecto similar en nuestra visión de realidad. Cuando una premisa falsa es repetida el suficiente tiempo y con la suficiente fuerza en numerosos “medios” nuestra visión del mundo se influye hasta el punto en que estamos listos para actuar. Este problema es explorado ampliamente en Orwell 1984. Como señala Jacques Ellul en su obra fundamental, “Propaganda,” nos suscribimos a la propaganda que pensamos que nos define, mientras que el trabajo del propagandista es adaptar el mensaje que se adapta a nuestras actitudes. Las modalidades de la naturaleza nos afectan de una manera similar: nos sentimos atraído hacia la explotación de un modo en particular y las modalidades encajan el objeto al sujeto dependiendo de nuestras actitudes.


 सत्त्वं रजस् तम इति
गुनः प्रकृति-सम्भवाः
निबध्नन्ति महाबाहो
देहे देहिनम् अव्ययम्

sattvaṃ rajas tama iti
gunaḥ prakṛti-sambhavāḥ
nibadhnanti mahābāho
dehe dehinam avyayam
“Satva, Rajas y Tamas son las “modalidades” o “cualidades” (guṇas) que caracterizan a prakṛti o naturaleza material: el alma encarnada queda condicionada a través de estas cualidades cuando se involucra en el mundo de la explotación.”
El punto es que las “modalidades de la naturaleza” no son fuerzas objetivas que nos forman; al contrario son producto de nuestra propia proyección subjetiva y realidad explotadora. Tienen que ver con una especie de “suspensión de incredulidad.” Sabemos que no somos Dios; sabemos que no somos los creadores del universo. Sabemos que la muerte es una fuerza inminente. Sabemos que no estaremos aquí para siempre. Sabemos que no somos todopoderosos. Aun así divierte el pretenderlo. Este mundo material es en efecto una especie de tierra de la fantasía en donde intentamos jugar a ser dioses.
Cuando leemos, construimos una especie de mundo de fantasía literario. Siempre he sido adicto a la lectura. Algunas veces mis padres decían “vive en su propio pequeño mundo.” Lectores del Señor de los Anillos crearon su propia versión de “Smaug el Dragón” o Frodo o Gandalf.
Los adictos a Harry Potter crean su propio Hogwarts, Pero como lectores nuestra imaginación íntima de un mundo literario particular es subjetiva. Una vez que se convierte en película, la experiencia del “mundo” particular se hace más objetiva en la medida de que millones de observadoras participan en la creación del evento imaginario.
Es bien conocido el fenómeno de la “Guerra de las Galaxias.” George Lucas ha creado un mundo imaginario con su propio lenguaje, leyes, política y mitología. “La Guerra de las Galaxias” ha sido vista por millones quienes saben exactamente como lucen Han Solo y Darth Vader. 


Star Wars
Yo asistí a un simulador de alta tecnología en 3D en los Estudios Universales en California que realmente me hizo sentir que volaba a toda velocidad a través de otros planetas.
Mientras que es fácil mirar fuera del libro y tener una conversación o responder a la puerta, dejando a un lado el mundo especial de la literatura fantástica, una película nos permite suspender nuestra incredulidad más forzadamente hacia el trance de la hipnosis masiva.


Hogwarts
Las películas ordinarias palidecen cuando nos dirigimos hacia la experiencia holográfica tridimensional. Sin embargo sabemos que todo es entretenimiento. Quien no puede distinguir entre la fantasía y la realidad es un candidato para el pabellón siquiátrico.
Aun así, la fantasía muere duramente. Y mientras suspendemos nuestra incredulidad en los placeres materiales, somos presa fácil de la mitología y la propaganda de anuncios que nos convencen de que la gratificación de los sentidos es equiparable a la felicidad. Nuestra inclinación hacia la fantasía y el entretenimiento impulsa una industria multibillonaria de dólares que se esfuerza en una experiencia de “realidad virtual” total.
Probablemente el viaje de “realidad virtual” más poderoso es el porno de internet, el cual provee experiencias sexuales pervertidas e imaginarias a millones de hombres de todo el mundo diariamente. Y la propaganda que emana de todas estas distintas formas de experiencia virtual sirve para dominarnos, sirve para adaptar nuestra consciencia individual sacrificada ante la sociedad. Cuando sometemos nuestra imaginación a estas “modalidades” o “medios” caemos en una clase de hipnosis colectiva diseñada para mantenernos en cierto estándar de vida, diseñado para hacernos creer en un producto, un país, o una figura política.
Karl Rove, el famoso operador político que guió a George Bush hacia la presidencia de los Estados Unidos  dijo un comentario que se hizo famoso “La Percepción es Realidad” George  Bush no era un héroe de guerra, de hecho desapareció de su unidad de la Guardia Nacional durante la guerra, Por otro lado, John Kerry, su oponente era un “héroe de guerra” comprobado, quien sirvió en combate en un bote en el río Mekong en Vietnam. No obstante, gracias  a la propaganda la gente estaba convencida de que Kerry era un cobarde y de que Bush era un héroe. Berkeley originó la expresión, y Samuel Butler, pateando una piedra dijo, “Refuto por esto a Berkeley.”
Bueno Samuel Butler ya no está con nosotros y la piedra que pateara no puede ser hallada en sitio alguno.  Mientras que la facilidad de objetar con el Idealismo Berkeliano, el meme de que “La Percepción es la Realidad” se mantiene muy vivo.
De acuerdo con Jacques Ellul, la propaganda es una especie de hipnosis colectiva que pretende involucrarnos en actividades sociales con el objetivo de servir al confort individual. La propaganda de la realidad virtual intenta una clase de control interno para mantener conforme a la fuerza social o nacional.
Todas estas formas de “entretenimiento” o “realidad virtual, sin embargo, son inútiles sin la suspensión voluntaria de la incredulidad. Tenemos que dejar de creer en la naturaleza divina e invertir la fe en la naturaleza material con el fin de disfrutar del mundo sensorial del sexo y la muerte.
Mientras pretendemos creer que creemos en la “realidad virtual” no tiene significado. El medio en particular de la “realidad virtual” pude variar de acuerdo a nuestras inclinaciones. El género de propagada o “modalidad” que nos ataca tiene que ver con nuestra estructura sicológica, afectada al mismo tiempo por nuestro nivel de consciencia espiritual.
De acuerdo con nuestra inversión particular en el mundo percibido o el “mundo de la explotación,” ciertas realidades se despliegan ante nosotros, coloreadas por nuestra propia consciencia nebulosa. Toda “realidad” es “virtual” en el sentido de que es percibida e interpretada de manera distinta de acuerdo a nuestras circunstancias, nuestra capacidad para la percepción sensorial, nuestras motivaciones o nuestro marco biológico.
Un perro ve los colores de forma distinta que los seres humanos; igual que las abejas. Un alma realizada ve a Dios en todas las cosas; un economista ve dinero nada más. El vaso medio lleno de un optimista, el medio vacío del pesimista, veneno al cínico, H2O al científico y el sabor de pureza del devoto de Kṛṣṇa. ¿Cuál es verdad?
Es difícil explicar cómo el mundo subjetivo se vuelve objetivo. ¿Son los conos y los bastones del globo ocular los que producen la visión? ¿O es un producto de las neuronas y la sinapsis del cerebro O es la propia visión una condición mental dependiente de la consciencia? Construir una explicación del origen del mundo subjetivo es así de difícil; de hecho es imposible para el materialista el explicar el origen de la visión. Lo mejor que uno puede hacer es tratar de obtener todos los mecanismos del ver. ¿Cómo funciona?
Entonces, aquí en el Capítulo 14º del Bhagavad-Gītā, Kṛṣṇa explica la mecánica cuántica de la consciencia.
सत्त्वं रजस् तम इति
गुनः प्रकृति-सम्भवाः
निबध्नन्ति महाबाहो
देहे देहिनम् अव्ययम्

sattvaṃ rajas tama iti
gunaḥ prakṛti-sambhavāḥ
nibadhnanti mahābāho
dehe dehinam avyayam
“Sattva, rajas, y tamas son las “modalidades” o “cualidades” (guṇas) que caracterizan a prakriti o naturaleza material: la encarnación del alma se condiciona a estas cualidades cuando se involucra en el mundo de la explotación.”
Las influencias tri-modales o guṇas facilitan la evolución subjetiva del proceso mental mientras que el mundo metafísico congela hacia el mundo físico a través de una suspensión o incredulidad.
Queremos creer en la realidad eterna de la naturaleza material; queremos creer que podemos continuar viviendo por siempre en el mundo material, explotando y disfrutando. Queremos continuar como sujetos, el centro del universo. Y puesto que nos aferramos a esta psicosis, estamos dispuestos a hacer cualquier cosa para perpetuarlo, incluso negar la propia existencia del ser.
La auto-negación es el núcleo de nuestra ilusión; nuestra determinación a explotar el mundo prospera a expensas de la consciencia de nuestro ser. Los “modos de la naturaleza,” son efectos sutiles de estados de la consciencia que se endurecen hacia la experiencia de acuerdo con nuestro talento hacia la auto-negación.
Las “modalidades de la naturaleza, son tres: Negación absoluta del ser es ignorancia, oscuridad, “tama.” Una consciencia parcial del ser es llamada rajas. Una consciencia menos nebulosa es llamada sattva. Otra manera de ver esto es ver a sattva como la luz del sol, raja, es la luz refractada a través del espectro del color en diversos tintes y matices, en el atardecer, tama es el crepúsculo, la sombra, la oscuridad y la relativa ausencia de luz.
Este es un acercamiento mucho más sutil al problema del bien y el mal que puede darnos el mundo Judeo-Cristiano-Islámico. Normalmente tendemos a pensar en los problemas éticos en dualidades de pecado y piedad, bien y mal, blanco y negro. Pero el Bhagavad-Gītā  no lee la moralidad en términos de blanco y negro, sino a todo color.
Nuestros pensamientos, palabras y hechos no han de ser clasificados exclusivamente como buenos o malos. Kṛṣṇa no predica “el infierno es caliente, y el pecado negro.” Él le dice a Arjuna que nuestros pensamientos, palabras y acciones evaden a una clasificación sencilla. Pensamientos, palabras y acciones hechas en la luz, con un mayor conocimiento espiritual son más sattvik; acciones coloreadas con ausencia de luz son más oscuras y rajarshik. Mientras que las acciones hechas en la oscuridad son tamasik. Lo mismo aplica a la variedad de especies: las especies elevadas están cerca de la iluminación, las especies degradadas viven en la oscuridad.
Al mismo tiempo, es difícil ser “satvik” y “vivir en la  modalidad de la bondad,” mientras continuamos trabajando bajo la ilusión de ser el centro del universo. La negación del ser es la raíz de nuestra estancia en el mundo material; la propia sattva-guna es una forma cubierta de la consciencia. La mera piedad materialista no es suficiente para romper las cadenas que nos atan a la rueda del nacimiento y muerte.
Igualmente importante es la idea de que nuestra existencia normal involucra una combinación compleja de estos tres elementos. Tal como el color conocido al ojo humano puede romperse en los tres colores primarios, turquesa, magenta y amarillo, en la misma forma los elementos de nuestra experiencia en este mundo pueden decodificarse con referencia a las tres distintas influencias en consciencia.
सत्त्वं रजस् तम इति
गुनः प्रकृति-सम्भवाः
निबध्नन्ति महाबाहो
देहे देहिनम् अव्ययम्

sattvaṃ rajas tama iti
gunaḥ prakṛti-sambhavāḥ
nibadhnanti mahābāho
dehe dehinam avyayam
“Sattva, rajas, y tamas son las “modalidades” o “cualidades” (guṇas) que caracterizan a prakriti o naturaleza material: la encarnación del alma se condiciona a estas cualidades cuando se involucra en el mundo de la explotación.”
Las modalidades de la naturaleza material comprenden en cierto sentido el ADN del universo, de acuerdo con el 14º Capítulo del Bhagavad-Gītā. Del mismo modo en que la secuencia lineal del ADN, cuya doble hélice determina las características genéticas, puede romperse hacia los nucleótidos A, C, G y T, similarmente la consciencia nebulosa que crea el universo holográfico de la explotación puede definirse a través de la triple ausencia o presencia de la “luz” espiritual.
La ausencia o presencia de iluminación condiciona nuestro apego a este mundo material de tal forma que estamos atados a la existencia material. Nuestro “karma” deja una impresión, un rastro, en el cuerpo mental. Es algo así como “la caja negra” de un avión. Cuando el avión cae del cielo y se estrella deja tras de sí una “caja negra” que explica las condiciones del avión al momento de su destrucción. Del mismo modo, nuestra alma arrastra consigo las impresiones kármicas, codificadas en términos de sattva, rajas y tamas, que determinan su posición en la próxima vida.
De este modo las “cualidades tri-modales” codifican un ADN kármico exacto para nuestra próxima experiencia de parto en la rueda del nacimiento y la muerte, de acuerdo con el nivel de consciencia inherente en el prakṛti- en conjunto con el ser. La jiva alma, condicionada por su “ADN kármico” se ata a un cuerpo particular según haya evolucionad a través del tiempo desde la propia prakṛti primordial.
Técnicamente hablando, entonces, la propia alma nunca se ata a través de las “modalidades de la naturaleza material.” Pero al dar su aprobación tácita a la participación en el mundo de la explotación, debido a la “suspensión de la incredulidad” en gran medida en la forma como lo hacemos cuando vemos un espectáculo de hologramas tridimensional, aceptamos que las modalidades influyan nuestra percepción de realidad virtual. Tan es así que la entidad viviente individual se ata dentro de las restricciones de la existencia corporal.
Bhaktivedānta Swāmī comenta, “La entidad viviente, a causa de que es trascendental, no tiene nada que ver con la naturaleza material. Sin embargo, a causa de que se ha condicionado por el mundo material, actúa bajo el hechizo de las tres modalidades de la naturaleza material. Porque las entidades vivientes tienen distintas clases de cuerpos, en términos  de los diferentes aspectos de la naturaleza, son inducidas a actuar de acuerdo con esa naturaleza. Esta es la causa de las variantes de felicidad y angustia.”




Wednesday, September 16, 2015

El Grito!





"El Grito"



Today Mexico celebrates its independence from Spanish Colonial Rule with something called, "El Grito."

My wife, Aurora is one of the last living descendants of "El Pipila," hero of the Mexican Independence. After Miguel Hidalgo y Costillo summoned the people of Dolores Hidalgo to arms against the Spanish by ringing the church bells and crying freedom, he gathered a rag-tag band of insurgents together. 

Father Hidalgo giving the Cry of Freedom in Dolores Hidalgo.

When about 600 men armed with machetes and muskets arrived in San Miguel de Allende on the following morning they were joined by a creole Captain in the King's army, Ignacio Allende, and another group of armed men perhaps numbering around 1000. Together they marched on the state capital, Guanajuato, where they faced stiff opposition from the Spanish. Their stronghold was the Alhondiga de Granaditos, or state granary. 


Michael Dolan's photo.
The Alhondiga de Granaditas in Guanajuato
Stymied, the rebels were unable to advance. The sniper fire from the granary ramparts tore into the insurgents, sending them back. Finally on September 28, 1810, a miner called "El Pipila" strapped a huge stone to his back, and with a fiery torch in one hand  charged the main gate. 
The door at the Alhondiga de Granaditas, now a museum of the independence.



Look closely at the nameplate and you will see "Hidalgo." Here is where the head of Hidalgo, leader of the Independence Movement was placed in a cage high above the citizens, that they might never rebel again.

Aurora at the Alhondiga de Granaditas where her ancestor rallied the insurgents.


Views of Guanajuato by the Alhondiga de Granaditas


Clocktower of the marketplace near the Alhondiga de Granaditas

Artist's Sculpture of the "Pipila"
"El Pipila" set fire to the huge wooden door guarding the granary and the insurgents raced into the fort where the Spanish troopssoon surrendered. Hidalgo's band of insurgents won the day and went on to challenge the Spanish Rule of Mexico. The "Pipila's" brave deeds led to the eventual Independence of Mexico.



Yesterday, we attended a conference at the Alhondiga de Granaditas where the memory of "El Pipila" was honoured by local congress members.

Ceremony by the Museum authorities and a local congress member.
Arturo Trujillo Amaro's grandmother is the baby girl held on her mother's lap.  (Centre) Vicente Amaro, grandson of the Pipila is standing on the right. Photo taken in 1904 before the Mexican Revolution.

Aurora's uncle Arturo Trujillo Amaro, Director of a high school in Mexico City and grandnephew of the Pipila's great-grand-daughter, speaking on the life and times of Mexico's hero.




Various monuments today commemorate the heroism of the Pipila, in Guanajuato as well as in San Miguel de Allende.


Pipila Monument in Guanajuato


View from the Pipila Monument. The University of Guanajuato is the grey building at  left.
Pipila Monument in San Miguel de Allende, Guanajuato


Return to Vidarbha


Mahābharata
महाभरत
As retold by
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi

नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्  देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्


Nala and Damayanti

Damayanti is Discovered

One by one the brahmanas arrived in the kingdom of Vidarbha for the feast given by King Bhima. The came from all corners of the kingdom. And when the ceremony was finished, the king spoke to the gathered brahmanas, “Who here has news of my daughter, the fair Damayanti? If anyone has any news of her whereabouts, consult with my ministers after prasadam.
Later that evening, the two brahmanas who had been at the feast of Rituparna after the race came forward. In a confidential meeting with the king, they told him of the fantastic dwarf with his amazing powers and of the fine saffron rice he had served.  “I’m not sure if this helps,” said one, “but I’m sure this dwarf Vahuka has something to do with Nala.”
The king thanked the brahmanas and gave them cloth and silver in charity. He had heard from his spies that the body of a hunter had been found dead, mysteriously killed in the jungle were he had been hunting, not far from where Nala and Damayanti were last seen.







Others had brought him rumours of a strange prince, Karkotaka, who had been cursed by Narada to live immobilized in the forest as a snake. He had been freed from the curse and had returned to rule his kingdom. Among the rumours was the idea that Nala had redeemed him from the curse of Narada. 





Could it be that his son-in-law, Nala was hiding in disguise? Perhaps his disguise had something to do with this famous dwarf, who now kept horses in the kingdom of Ayodhya. What an outlandish idea. But stranger things had passed in the kingdom of Vidarbha.



Ancient Gold Coins of Vidarbha, circa 800 BC

But where was Damayanti? There was no news of his daughter. The king rewarded the brahmanas richly and renewed his call for news. 
The moon changed and went through its seasons. Summer came and went. The brahmanas searched far and wide for Damayanti.
Then, one day, a brahmana named Sudeva arrived in the kingdom of Chedi. And there within the kingly palace he remained for some time as a guest. 
One evening as the brahmana was at prayer, worshiping the Lord Vishnu with the holy mantra as the sun disappeared over the Vindhya mountains, he saw one of the companions to the Queen Sunanda, glowing golden as the sunlight shining feebly through the dimness of a cloud.


Damayanti Forlorn, Raja Ravi Varma, Victorian India
As he finished his prayer he followed her with his gaze.  He thought it must be the erstwhile princess of Vidarbha, but the large-eyed princess was dull in her beauty. She seemed wasted by grief and worry.  And yet he felt it must be she.

“Could it be that Bhima’s daughter might be found here, gracing the court of King Chedi as the companion of his Queen Sunanda?” he thought. “King Bhima is almost dead from worry. I must know for sure.”

He couldn’t help himself and fixed his stare on Damayanti.  The fair Sunanda, the Queen, entered. They joined arms and walked through the royal gardens. In the evening light, Damayanti appeared like the moon, darkly beauteous with her fair and swelling breasts, her lotus eyes wide. 

She seemed like a lotus that had been plucked up from Vidarbha’s pleasant waters and set down in the royal gardens of Chedi, slightly wilted, covered with dust; She was like the dusty rays of moonlight which tremble with fear after Rahu has swallowed the darkened moon. Her beauty was like a dry stream waiting for rain, or a pool where the lotuses have wilted after the birds have fled. Or like a lotus which is parched after the pool dries. The sun burns the lotus after the water has dried; so seemed Damayanti without Nala: widowed from the joys of love, she was forlorn and melancholy. 


Her light had dimmed. Forsaken by her husband, her beauty no longer shined as before. 


“And where was Nala?” the brahmana thought. “While Damayanti is the fairest of all the land, sought after even by the gods themselves, her beauty has somehow faded. Joyless, stunned by loss, she wanders here in Chedi, mourning Nala. Was he killed in the dark forest? Or does he wander, possessed by ghosts or devils in that vast wilderness of lions and bears, forgotten, banished, and exiled?”

And thinking thus, the brahmana approached the Queen, Sunanda, and her royal companion, saying, “Dear Ladies, please excuse me. I am a humble brahmana.”

And Sunanda, ever respectful of brahmanas said, “Blessed be the humble, good sir.”
“My blessings upon you both,” he said. “Allow me to introduce myself. My name is Sudeva, and I come from the land of Vidarbha.”
Hanuman, Rama, and Sita Devi. Sita Devi was from Vidarbha.

Damayanti blushed to hear the name of her father’s kingdom and bowed her head.
“King Bhima has sent me here in search of his lost daughter Damayanti, who followed her husband Nala into exile so long ago.”
Sundanda’s face brightened, but Damayanti suspected a trap. She lowered her eyes and and covering her head with her sari held Sunanda’s arm tightly in her grasp. She whispered, “Sunanda: Remember the death sentence. What if this brahmana has been sent by Pushkara?”
The brahmana, who had overheard this exchange said, “Trust me, for I am honest.” And retrieving a ring from the folds of his garment, he said, “Look. King Bhima gave me this ring and told me to show it to the one who looks like Damayanti. My dear lady. I knew you when you used to run in the royal gardens of Vidarbha. I once saw you playing with a golden swan. I’m sure you must be Damayanti. Look, and see if this is your father’s ring and if I am honest.”
Her blush turned pale. She stepped forward and took the ring from the old brahmana’s leathery hand.
“Your father is dying of worry,” said the brahmana, “but your little girl, Indrasena, is fine and Indrasen your son grows stronger and healthier every day. For your sake hundreds of brahmanas like myself are combing the earth, searching for a sign that you are alive.”
Damayanti took the ring in her hands. The memory of her father brought color back to her cheeks. She returned the ring to the old brahmana. She uncovered her head. 
“Forgive me for not recognizing you at once, dear Sudeva. Of course. It’s been a long time,” she said, folding her hands and offering respects.  She smiled. Standing closer, Sudeva could now see her natural beauty returning. Just as the mountain stream is regenerated by the monsoon rains, Damayanti became more radiant, thinking of her children and her father at home in Vidarbha.
Sunanda invited them to sit. And there in the royal gardens they conversed. Damayanti asked a thousand questions of Sudeva, who was a great friend of her brother. She asked about her children and King Bhima and the ladies of the court as the wise Sudeva listened and gave her counsel.
And as they talked, Sunanda discreetly dismissed herself and went to see the mother of the king of Chedi. Sunanda told the queen mother, “A brahmana has come from the court of Vidarbha. Come and see.”
Soon the Queen Mother left her inner chamber and went to where the mysterious companion of Sunanda spoke quietly with the wise old brahmana. 
And the Queen Mother asked Sudeva, “This girl has told me a strange and wondrous tale of kings and princes and exile. We found her wandering like a vagabond, a madwoman, tormented by wild children and dogs. And seeing that she had something noble in her, we have given her shelter here in our court. Do you know her? How much of what she says is true?


Nala and Damayanti in the forest

To which Sudeva said, “I have had the fortune to know the monarch of Vidarbha, Bhima, who is always generous to humble brahmanas. There, on occasion, I have given counsel to that great king. This lady here is Damayanti, the daughter of King Bhima, princess of Vidarbha. I recognize her by the beauty mark on he forehead. I have known her since she was a child, playing in the court of the king. Her husband is the King of Nishadha, Nala, son of Virasena. Nala was cheated of his kingdom by his envious brother, Pushkar, who gamed him at dice. When Nala was exiled, the faithful Damayanti followed him into the forest. We have been searching for her ever since. You have saved her from death by starvation. May Vishnu bless the piety of your soul.”
The Queen Mother could not restrain her tears and held Damayanti close to her. “Then you are my own sister’s daughter,” she said. “Your mother and I are both daughters of King Sudaman of Dasharna. We separated long ago, when she married King Bhima and I married King Virabahu. And now I remember you, my child. It was in my father’s home in Dasharna. My sister, newly wed to Bhima, came to visit. You were just a baby at your mother’s breast. How could I have recognized you, all grown up?”
To which Damayanti replied, “No one has been as kind to me as you. You took me in, thinking me a stranger, but looked after me as if I were you own daughter. There is only one place in the world more pleasant than your fine palace here in Chedi, and that’s my own home in Vidarbha. And now that it is safe for my return, please, O Queen Mother, give this poor banished woman leave to depart for my home. I would return home were my infant children long for my return. They haven’t seen their father Nala in so long, but perhaps if I am there, I can give them some comfort. O Sudeva, thank you. You have given me new hope. Let us go to Vidarbha.”
And the Queen Mother, tears of joy in her eyes, said, “So be it, my daughter.” And she called to the guards: “Let the palanquin be prepared. Go forth to Vidarbha!”
Brihad Aswa said, “And so it was that a splendid palanquin was prepared for Damayanti. Eight strong men carried the royal palanquin over the Vindhya mountains guarded by a mighty army. And as she was born aloft, she was well-provided with fine cloth, refreshing drink and delicious food. 
And by and by the princess returned to Vidarbha, where the earthborn Sita herself had once ruled. The citizens of Vidarbha rejoiced and chanted the Vedic mantras to see her return. And there she found her kinsmen in good health. Indrasena and Indrasen ran to her bosom and held her close as Damayanti’s tears blessed their foreheads. 
Then King Bhima embraced his daughter and smelled her head. He too cried tears of joy and smothered Damayanti in his long white beard. The king declared a festival holiday and rewarded the old brahman Sudeva with a thousand cows, land for their pastures, gold and silver, and a temple for the worship of Lord Vishnu. And everywhere the land rejoiced at the return of their daughter and princess, Damayanti.
When all had retired and the night was peaceful, Damayanti’s mother came to her. 


Damayanti abandoned in the forest

And when they had talked long into the night, after Damayanti had told her of all her trials in the forest, at last she said, “I am so happy to see my children again. But if I am to live, it will be a barren life without my Nala. If you love me mother, do what you can to see that they find Nala. Let it be your chief toil to find the hero Nala and bring him home. This is all I ask.”

At which the honest Queen could give no answer, for she was sure that Nala was forever lost. Her face clouded, she could not restrain her grief. “O, Damayanti,” she said, “Ask me anything, but Nala I fear is lost.” And at this both mother and daughter wept in sorrow, and so they passed the night.


Damayanti Forlorn, Raja Ravi Varma, Victorian India

Tuesday, September 15, 2015

A half-clad madwoman chased by dogs and boys...

नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्


 देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्


महाभरत
Mahābharata
As retold by
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi


Nala and Damayanti


Nala leaves Damayanti
Damayanti walked all night, and all morning in the sun, until finally she arrived in that city of vast stone towers painted gold. Disturbed, emaciated, covered with dust, her hair tangled, and her dress torn, Damayanti hardly looked like a queen. The street urchins began to follow her through the streets and tease her, calling her names. “Maniac!” they cried, and “madwoman!” Snarling dogs nipped her heels and barked. On she walked, past the markets with their colorful tents and banners. The city boys followed, throwing stones at her. And circled by this throng of dogs and boys, she staggered to the palace gates.

At this time, the Queen Mother was watering her roses in her terrace atop the lofty palace rooftops. As she plucked a weed, she heard a noise below her.  
“What is it?” said she to her lady-in-waiting. “Is today a festival day again? Why are the people creating such an uproar?”
And her lady-in-waiting looked out over the rampart walls. 
Damayanti had fainted. The boys pressed around her, delighted with the fun as they tormented her with name-calling. The dogs became more animated and leaped into the air with canine joy.
Damayanti lay unconscious before the gates of the palace of King Chedi. 

The Queen Mother snipped a wilted blossom from the rosebush. Joining her lady-in-waiting at the rampart walls, she looked down to the public square before the palace. 

The Queen Mother saw a scandal of barking dogs and dirty boys laughing at the half-clad madwoman fallen at the gate. And from her tower high above the city,  she called down to a guard.  “Stop this scandal! Dismiss that mob at once. Help that lady to her feet.”

The guard, who had had been watching the boys, stepped forward with a fierce look, his strong right hand on his sword hilt. The boys could see he was serious and ran away in glee, taking the dogs with them. He went to Damayanti.

The Queen Mother told her hand-maid, “Go down and bring that woman to me. Bring her to me. I wish to know who she is.”

“Perhaps she is only a madwoman,” said the hand-maid. “It may be dangerous to bring her here.”

The Queen Mother said, “Yes, she appears to be a madwoman and a maniac, but there’s something about her that tells me she is special. I have never seen her in the village. By her dress, she comes from far away. And her lotus eyes tell me she must be from a royal family. Even disguised as a half-naked madwoman, she seems to me like an angel from heavean. Please, go down and bring her to me.”

And so the maids of the Queen Mother went down the marble stairs of King Chedi’s palace. And when the arrived at the front gate, they found Damayanti still unconscious in the care of the royal guards. 

With a potion made of herbs they revived her. And taking he by the hand they said, “Come with us. The Queen Mother would have audience with thee.”

And so they ascended the palace stairs to the tower above the city of King Chedi, where the Queen Mother kept her roses on the rooftop terrace.

And when they arrived, Damayanti was given a fine sitting place befitting a princess of royal blood. The maids brought her a refreshing drink made of rose-water and cooled her brow with a cloth moistened with lavender.

The Queen Mother said, “Who are you, child? While worn with distress, half-clad in rags, and covered with dust, your beauty shines like lightning through dark stormclouds.  Your form is more than human. While you wear no jewelry or ornaments, still you have an almost transcendent loveliness, as if you were the bride of a god. Are you a goddess fallen to earth with some purpose for the king? Or an apsara come to bless our people and free us from some dark curse?

And Damayanti told her story: how she was born as the daughter of King Bhima in the realm of Vidarbha where once Sita held court; how the gods had wanted her as a bride; how she had chosen Nala, and the misfortune that had befallen her when Nala had gambled away their kingdom. She told her how Nala had abandoned her in the forest after taking half her garments, how she had wandered through the forest and met the wise men and the caravan, and how the mad elephants had broken up the caravan.
Damned by the gods for her beauty

“Perhaps I have been damned by the gods for my beauty,” she said. “When I did not take them as my husband, they were angry and have cursed me. You are kind, but it will be dangerous for you to give me shelter. The curse of the gods will follow me wherever I go.”

But the Queen Mother was kind and said, “Stay here with me, child. What you say is interesting, but I cannot believe that one so fair as you has been cursed by the gods. My men will find your husband. I don’t believe that one so fair as you has been cursed by the gods. Stay here for a while. We shall announce to the world that you have arrived here and your husband will surely come here and find you.”

“You are kind,” said Damayanti. “I will stay if you insist. But I have a few conditions. I will not eat leftovers from any plate or wash anyone’s feet. I will not speak with any man, and none shall seek me as their wife. Any man who harasses me again and again to be his wife shall be put to death.  This is my vow. Also I need to speak with those forest sages who promised I would reunite with my husband.”
And the Queen Mother agreed, saying, “So be it,” and called her daughter Sunanda.

Sunanda was the Crown Princess, sister to King Chedi himself. And the Queen Mother said, “Sunanda, please accept this goddess-like lady as your personal companion. She comes from the land of Sita-devi herself and is paying us a royal visit.” 

And the Queen’s daughter Sunanda welcomed Damayanti into her own apartment with her associates and hand-maids and accepted as her personal friend, showing her all respect.


And in this way Damayanti lived in the court of Suvahu as the personal friend of the lady Sunanda for some time.