Bhagavad-Gītā
La Gran Conversación
por Michael Dolan, B.V. Mahayogi
traducido por
Teresa Loret de Mola, Tapanandini
¿Qué hace del Bhagavad-gita una obra tan
singular? Hay muchos poemas épicos y heroicos, epopeyas de guerra del mundo
antiguo. Tal vez la Ilíada y la Odisea son las más conocidas. Muchos libros
describen combates ancestrales, la lujuria de la batalla, la tragedia de la
guerra. Muchos de estos confrontan importantes dilemas morales. Y sin embargo,
cuando llega el momento de la batalla, el héroe acepta su destino y entra a
pelear. Un héroe que rehúsa la llamada a la aventura es un cobarde. Es raro
encontrar a un héroe que se introduzca a una gran conversación al momento de la
verdad. Y sin embargo al inicio de la batalla de Kurukṣetra, toda la acción se
detiene a escuchar el diálogo entre un hombre en una gran crisis y el Mismísimo
Dios.
Para hallar algún argumento similar en
contra de la guerra en la mitología griega uno podría citar el ejemplo de cuando Odiseo finge locura para evitar la
llamada de Agamenón al sitio de Troya.
Luego está el rechazo de Aquiles a pelear.
Pero Odiseo evita la guerra por auto-preservación y cariño familiar en tanto
que Aquiles se revuelca de orgullo en su tienda. En ningún punto de la épica
griega encontramos ninguna discusión metafísica entre dioses y hombres acerca
de la naturaleza del alma y el karma.
El centro del conflicto en el Mahābharata
es la batalla de Kurukṣetra. Y el momento cumbre es el inicio de la batalla. El
punto central de una obra de 100 mil versos es la crisis de conciencia de
Arjuna. Si Arjuna decide no pelear, la batalla está perdida. Sin Arjuna, los Pāṇḍavas
están acabados.
Y sin embargo, su crisis de conciencia no
se basa en la debilidad, aunque Kṛṣṇa le dice que no flaquee. A él le preocupa
el futuro de la dinastía. Si la guerra destruye a todos los grandes héroes de
una era, ¿qué quedará? La sociedad se arruinará. Los propios principios de la
religión sufrirán. Las costumbres y tradiciones se perderán en el camino, las
mujeres y los niños serán corrompidos. Nunca se recobrará el sistema de castas
o el orden social.
A Arjuna no le preocupa por el orgullo y la
aventura, el botín o el oro, el reino y la fortuna. Ni su deber como guerrero,
un principio que siempre ha apreciado, tiene importancia alguna para él.
Detiene su carro justo cuando cientos de miles de guerreros están listos para
la sangre, y en el corazón del campo de batalla baja sus armas. No las
levantará de nuevo hasta no haberse convencido.
Los diálogos de Platón se establecen en los
jardines de los griegos, en donde jóvenes discuten ideas abstractas acerca de
la justicia. Pero el diálogo entre Arjuna y Kṛṣṇa se establece en las planicies
de Kurukṣetra en donde hombres de hierro y acero están a punto de cometer una
multitudinaria masacre. Las ideas que discuten están muy lejos de ser
abstractas, pero influirán el destino de miles de héroes.
Los más elevados ideales de los griegos
están tal vez expresados en el diálogo de Platón llamado “Critón” en donde
Sócrates bebe el veneno mientras discute acerca del alma.
http://es.scribd.com/doc/39792139/Platon-El-Criton-o-sobre-el-deber#scribd Pero Sócrates siempre está más interesado en
las preguntas que hace que en las verdaderas respuestas acerca del significado
de la vida. Mientras que Arjuna no se satisfará simplemente en hacer
cuestionamientos interesantes. A diferencia de Sócrates que parece satisfecho
ya con las meras preguntas, Arjuna quiere captar el significado de la vida
antes de sacrificar la suya propia en la batalla.
A veces pasamos por alto la nobleza de
Arjuna cuando profundizamos en el significado del Bhagavad-gita, ya que el
propio Kṛṣṇa rechaza muchas de sus preguntas como superficiales. Pero es la
nobleza de Arjuna la que eleva la conversación a los niveles más elevados.
Tampoco encontramos una conversación de
esta índole en ningún sitio de la Biblia o en las enseñanzas de los discípulos
de Cristo. Jesucristo se hallaba enseñando parábolas a pescadores y
carpinteros. Si pudiéramos discutir el significado interno de la vida espiritual
con un discípulo íntimo, no tendríamos ninguna constancia de una conversación
así. Para un verdadero paralelo, necesitaríamos saber qué conversación tuvieron
Jesucristo y su Padre celestial mientras estaban en el jardín de Getsemaní.
Allí se dice que el Señor Jesús le pidió a su Padre que quitara la copa de la
ira que estaba a punto de beber. Qué diálogo pudo Él haber tenido con Su hijo,
sólo podemos imaginarlo. ¿Qué le dijo Dios a Jesucristo en el momento de duda?
En el Gita tenemos una conversación de un
hombre en crisis con el Mismísimo Dios, Kṛṣṇa. Si pudieras tener una
conversación con Dios en un momento de crisis, ¿qué preguntarías? Arjuna
preguntó acerca del karma, el dharma, el yoga, el trabajo, la acción, el
pecado, el conocimiento, la religión, el deber, la meta de la vida, la
auto-realización, la naturaleza de la realidad, Dios, el tiempo, y el mundo.
Mientras guerreros fornidos tensaban las cuerdas de sus arcos, Arjuna hizo una
pausa suficientemente larga para preguntar acerca de la naturaleza del alma, la
muerte y la Realidad Suprema.
Cualquiera de nosotros que haya pasado a
través de un momento de crisis sabe lo que Arjuna sentía. Y al igual que
Arjuna, podemos tomar consuelo e inspiración de las palabras de Kṛṣṇa y del
mensaje del Bhagavad-gita aún en nuestra hora de mayor oscuridad.
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