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Friday, January 6, 2017

Lo Pequeño es Hermoso

Lo Pequeño es Hermoso
Reflexiones sobre la Ciencia
El Gran Diseño: La Filosofía está Muerta
En su libro, El Gran Diseño, Hawking dice que “la filosofía no le ha mantenido el paso a los descubrimientos científicos modernos, en particular los de la física”. Lo divertido aquí es que toda investigación científica es filosófica. La Ciencia supone ciertas cosas en su acercamiento al entendimiento del mundo. Estas suposiciones fluyen desde el punto de vista filosófico. El enfoque de Hawking acerca del razonamiento científico es una ideología. Una visión del mundo que fluye desde el positivismo. Ningún científico es una máquina objetiva.
Positivismo
El positivismo es una idea simple. “Ver es creer” O mejor aún, como la filosofía del hombre de Missouri: “Muéstrame”. Es la idea que vale la pena estudiar aquello que puede probarse. Sin prueba empírica, una idea no vale la pena de ser estudiad y es inútil. El vuelo de una bala de cañón es útil. Podemos aprender mucho estudiando la trayectoria de un objeto volador. Por encima de todo es útil en la batalla y como lo plantea Von Causewitz, “La guerra es la extensión de la política por otros medios” Si queremos obtener lo que deseamos en el campo de batalla, en última instancia es útil el estudiar el vuelo de la bala de un cañón.
El vuelo de un colibrí o de la imaginación humana es totalmente otra cosa. Carecemos del marco científico para estudiar la imaginación humana. Al final, la ciencia no está segura de que la psicología pueda justificarse. El positivismo significa ser “positivo” acerca de algo en el sentido de que podemos ser positivos respecto a que el tren llegará puntual. Al final, sin embargo, el positivismo es una suposición epistemológica, una idea acerca del cómo conocemos.
¿Por qué hemos de usar la ciencia para justificar la psicología? ¿Por qué no ver primero si la psicología justifica la ciencia? Tal vez la necesidad clasificar y cuantificar todo con una visión utilitaria es una cosmovisión sesgada.
La “teoría laboral del valor”, una idea que ha evolucionado desde John Locke, Adam Smith, y Karl Marx es una que satura nuestra consciencia moderna. Sostiene que una cosa es valiosa de acuerdo al esfuerzo invertido en ella. Un árbol tiene valor cuando es cortado en leña. El hombre y su hacha le han agregado valor al árbol, el cual solo en el bosque no tiene valor. Pero el mismo árbol, cuando es cortado cuidadosamente puede ser usado como madera. Tiene más valor como madera que puede ser usada para construir una casa. Y finalmente construir una casa tiene mucho más trabajo invertido en ella que la leña y vale más.
Del mismo modo, la leña es valiosa, Pero cuando la misma madera es trabajada finamente en un instrumento musical, el trabajo que se invierte en éste, crea un valor mayor. Esta es la idea tras la “teoría laboral del valor”. El valor de una cosa se incremente en proporción al tiempo y calidad del trabajo que la crea.
En Sánscrito, la palabra karma puede cubrir también el significado de trabajo. Entonces, según Adam Smith y sus discípulos economistas, entre más karma se invierta en algo en términos de calidad y cantidad, mayor será el valor que una cosa adquiera. La “teoría laboral del valor” fue propuesta por el conservador favorito Adam Smith.
Schumacher fue un pensador económico, estadista y economista en Bretaña, pero es más recordado por su libro “Lo Pequeño es Hermoso”, en donde se opone a la teoría del valor del trabajo. Mientras que Smith la presenta, la “teoría laboral del valor” también fue favorecida por Karl Marx.
Al criticar la “teoría laboral del valor”, Schumacher señala que, “estamos alejados de la realidad e inclinados a tratar de no valorar lo que no hacemos nosotros mismos. Incluso el gran Dr. Marx cayó en ese devastador error cuando formuló la llamada “teoría laboral del valor”. Ahora, hemos de hecho trabajado para hacer algo del capital que hoy nos ayuda a producir – un gran fondo de conocimiento científico, tecnológico, y otro conocimiento: una infraestructura física elaborada; Innumerableccapital de tipos de equipos sofisticados, etc.—pero esto apenas es una pequeña parte del capital total que estamos utilizando. Mucho mayor es el capital que provee la Naturaleza y no el hombre—y ni siquiera lo reconocemos como tal. Esta parte mayor es ahora usada a un ritmo alarmante. Y es por ello que es un error absurdo y suicida el creer, y el actuar en la creencia de que el problema de la producción se ha resuelto.
Es una ilusión, argumenta Schumacher, el pensar que aplicando la energía kármica a la destrucción de todo el capital natural estamos creando riqueza. De hecho estamos destruyendo la riqueza. Al talar los bosques para crear viviendas, aparentemente creamos riqueza. Al extraer el petróleo de la tierra y convertirlo en combustible para calentar esas casas estamos creando más riqueza, Al hacer gigantescas fábricas de automóviles creamos trabajos y más riqueza. Cuando quemamos la gasolina en nuestros coches, para acelerar a la gente hacia el trabajo, creamos más riqueza, La expansión ilimitada y el crecimiento económico desenfrenado se traducen en una riqueza aún mayor para todos. Pero Schumacher señala que el crecimiento infinito del consumo material en un mundo finito es algo imposible.
Creer en imposibilidades es quijotesco. Fue el Quijote después de todo quien creyó en el “sueño imposible” Se nos ha enseñado y hecho propaganda para creer en el sueño imposible del progreso científico absoluto. De nuevo, esta es una suposición epistemológica. La Ciencia nos ha hecho creer que la filosofía está muerte, que la ciencia ha superado a la filosofía. Pero la ciencia o la creencia en la ciencia es apenas una distinta clase de filosofía o suposición epistemológica.
La epistemología es el estudio del conocimiento, ¿Cómo conocemos lo que sabemos? Antes de poder investigar la realidad necesitamos marcos para organizar nuestro conocimiento. Necesitamos saber qué preguntas hacer. Si nuestra pregunta es “¿Cómo ser más productivo?” o “¿Cuál es la trayectoria de la bala de un cañón?” nuestras propias preguntas implican una suposición en particular.
La Persistencia del Tiempo de Salvador Dalí . La Epistemología implica suposiciones.
La pregunta “¿Cómos ser más productivo?” supone que la producción es valiosa. Tal pregunta puede pasar por alto las advertencias implícitas en una sobre explotación de los recursos naturales. Si yo pregunto “¿Cuál es la trayectoria de una bala de cañón?” mi pregunta muestra que yo asumo que la guerra es una herramienta útil para que avance el interés de la civilización.
Todas las preguntas implican valores. La Epistemología examina como sabemos lo que sabemos. Sería una pérdida de tiempo el preguntar acerca de lo que no podemos saber. Entonces, la filosofía nos permite reducir nuestra búsqueda al ayudarnos a enmarcar nuestras preguntas. Al reducir el alcance de nuestras preguntas, determinamos lo que puede pensarse y lo impensable. Aquellos que valoran el mundo positivista que sólo hace preguntas “útiles” limitan nuestro poder de preguntar. Uno de esos filósofos fue Kant.
Kant trató de limitar las preguntas metafísicas, adoptando la actitud de que mientras que la filosofía era en realidad una teoría del conocimiento debía esta de aplicarse a sí misma a las preguntas útiles. En lugar de interesarse en los grandes problemas cósmicos, trató de detener siglos de pensamiento filosófico al reestructurar el problema de lo que puede conocerse para que encaje en su crítica de la razón.
Kant reestructura la razón
Por supuesto, en otro sentido, como más tarde señalaría Nietzsche, toda filosofía es en realidad un juego de dialéctica. En matemáticas usamos números para enmarcar las preguntas y crear fórmulas. En filosofía, usamos palabras, La Filosofía según Nietzsche y más tarde Wittgenstein no es en realidad más que un sofisticado juego de palabras destinado a justificar una visión del mundo que ya se tiene. La visón agnóstica del mundo de Kant alimentó su destrucción de los argumentos metafísicos. Su “gran” pregunta fue “¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori?” Concluyó que la filosofía debía de apoyar las ciencias duras, especialmente la física. La filosofía después de Kant tiende a evitar las preguntas difíciles. Al haber abdicado esta área del pensamiento, la filosofía pareciera haber muerto, al menos académicamente. La Filosofía cede su curiosidad a la ciencia, Y la ciencia, como hemos observado, descansa su visión en el positivismo. El paradigma positivista promovido hoy en día se enfoca en las verdades útiles que pueden probarse experimentalmente y usarse por la tecnología para incrementar la producción al intensificar la explotación kármica de la naturaleza material.

José Ortega y Gasset: No tan rápido
El Perspectivismo de José Ortega y Gasset fue una reacción a Kant. El Perspectivismo es la posición de que uno tiene acceso al mundo a través de la percepción, la experiencia y la razón es únicamente posible a través de la propia perspectiva e interpretación. Rechaza tanto la idea de una perspectiva libre o de una interpretación libre de la realidad objetiva. El perspectivismo de Ortega y Gasset es útil para desarrollar una reacción a Kant. Ortega y Gasset intenta mantener viva la metafísica señalando que toda evidencia empírica es por último sujeto de interpretación a través de los sentidos y la mente. Debido a que la experiencia sensual y mental es subjetiva, no existe una realidad objetiva absoluta. Una metafísica subjetiva puede aún contemplarse para balancear el llamado mundo objetivo. La filosofía sigue siendo necesaria y no tan muerta.
En su obra ¿Qué es Filosofía? Ortega y Gasset intenta darle sentido al impacto de Kant y más tarde Nietzche en las subsiguientes visiones del mundo. Él observa que el siglo XIX post Darwiniano, cambió radicalmente a la epistemología. Por los cambios que la sociedad de este siglo atestiguó de cómo la ciencia pretende conocer. La física que ahora dominan la filosofía, tras deshacerse de la metafísica ya no era solamente una “ciencia dura”.
Con la biología evolutiva Neo-darwiniana, las ciencias de la vida ya no fueron “ciencias blandas”. La biología no se basa meramente en una clasificación y en la taxonomía, sino en una ciencia de rigor matemático. Una manera de conocimiento medico basado en el entendimiento integral del paciente, o en generalizaciones basadas en la práctica clínica y en una experiencia de vida ya no serán permitidas. Deben dar paso a modelos matemáticos como la ciencia que gobierna la senda de las balas de las ametralladoras.
Nuevas Formas del Saber: Positivismo
Como la era Victoriana se convirtió en la generación perdida de la Primera Guerra Mundial, la ciencia cambió la vida de nuestros abuelos. La electricidad revolucionó la vida. Se acabó la superstición. Aparecieron las medicinas patentadas con brebajes radioactivos que prometen una nueva salud. . La Coca-cola contiene suficiente cocaína para darle a la gente un verdadero impulso. Los dogmas quedaron atrás. Nuevos mundos se descubrieron. Los modelos epistemológicos cambiaron. No había necesidad de cuestionar los motivos del cientificismo.
La nueva forma del saber sería “objetiva” y “pragmática” basada en modelos matemáticos. La clase de ciencia que involucra deducciones precisas, observación sensorial y conocimiento experimental era la manía. La idea era la de que había un método científico que podía combinar el razonamiento puro a través del cual llegamos a las conclusiones lógicas u una percepción pura experimental, confirmando las conclusiones de una teoría pura. El método de saber que se movía por instinto y presentimiento, imaginación y creatividad, el antiguo método de la ciencia del Siglo XIX  del ferrocarril y las herraduras se dejaría atrás. La nueva ciencia introdujo avances en física que serían la maravilla intelectual del Siglo XX y que conducirían a la dominación del átomo.
Verdades Prácticas y Útiles
Ortega y Gasset, siendo un filósofo, no estaba convencido. Señalaba que el propio método positivista no era el único ímpetu que movía la ciencia de la física hacia sus increíbles triunfos. La lógica pura y una percepción objetiva simple nada más no crearon solas el paradigma científico que llevaría a la sociedad humana hacia esos avances. Los primeros lados de un triángulo, la lógica y la percepción eran poderosos. Pero había un tercer que daba poder al paradigma: La utilidad práctica. Y como epistemología, la utilidad práctica es sospechosa. No sirve al conocimiento sino a la explotación.
Utilidad práctica
Ortega y Gasset observo que aparte del ideal de la lógica pura y la esperanza de la percepción objetiva, fue la utilidad práctica para la sociedad humana materialista la que ha impulsado realmente el paradigma científico que gobierna los logros científicos y los descubrimientos. El filósofo español señala que esa “utilidad práctica” es un marco inadecuado para la investigación científica.
Lo utilitario no es virtuoso
“La tercera característica de la ciencia (tras la percepción objetiva de la lógica pura), es de uso práctico para el dominio del hombre sobre la materia, no es precisamente una virtud o un examen de la perfección de la física como una teoría y una forma de conocimiento” (¿Qué es Filosofía? José Ortega y Gasset, p 41) En Grecia, esta fecundidad utilitario no habría ganado una influencia decisiva sobre todas las mentes, pero en Europa coincidió con el predominio de un tipo de hombre –los llamado burgueses querían establecerse cómodamente en el mundo, y para su comodidad de intervenir en él, mara modificarlo para su propio placer. Por ello, la era burguesa es honrada mayormente por el triunfo de la industrialización, y en general, por esas técnicas que son útiles a la vida—la medicina, la economía, la administración.
Prestigio de la Física
La Física adquirió un prestigio sin igual porque a partir de ella llegaron tanto la medicina como la máquina. Las masas de la clase media se interesaron en ella no por curiosidad intelectual, sino a través de su interés material. Estaba en una atmósfera tal que podríamos llamarla el “imperialismo de la física” se produjo.  “Nacidos y educados como estamos en una era que comparte esta forma de sentir, parece muy natural que el primer sitio de entre los diversos tipos de conocimiento se conceda a lo que, sea cual sea su posición en la teoría, nos otorgue el dominio sobre la materia. Pero un nuevo ciclo se inicia dentro de nosotros: pues no veremos pronto que esta forma de supremacía hace de la utilidad práctica la norma de verdad con la que hemos cesado de contentarnos. Empezamos a darnos cuenta que esta habilidad para dominar la materia y el transformarla de acuerdo a nuestros deseos, este entusiasmo por el confort es, si uno lo convierte en un principio, un argumento abierto como cualquier otro. Alertados por estas sospechas empezamos a ver que la comodidad es meramente una predicción subjetiva, o para decirlo sin rodeos, un caprichoso deseo que los pueblos occidentales han ejercitado por doscientos años, pero el cual en sí mismo no revela ninguna superioridad de carácter… la urgencia por la comodidad y la conveniencia la cual es la razón última para preferir la física es ahora un índice de superioridad.
La Búsqueda de la Superioridad y la Conveniencia
Aquí, Ortega y Gasset que escribe en la era del jazz de 1920 ha definido el motivo del siglo XX: La búsqueda de lo cómodo y conveniente define nuestro estilo de vida.
Esta búsqueda de lo cómodo y conveniente se entrelaza con nuestra  visión del mundo: se cuece en nuestra epistemología. El conocimiento práctico de cómo explotar este mundo, o de cómo tener una vida conveniente no es igual a la sabiduría. Un poco de conocimiento es algo peligroso. Y sin embargo la ciencia pasa por sabiduría. Si un niño juego con fósforos reaccionamos. Se los quitamos y le indicamos al niño: “El fuego no es un juguete”. Si vemos al mismo niño con un teléfono celular pensamos, “Qué avanzado”,
La tecnología nos impresiona como la sabiduría suprema. El símbolo de la tecnología es el fuego. Prometeo estaba encadenado a una roca donde los buitres rasgaban sus entrañas por otorgar fuego de los dioses al hombre. Parece un castigo injusto y sin embargo ahora tenemos fuego nuclear y estamos equipados para destruir nuestro planeta. ¿Estaban tan equivocados los dioses por castigar a Prometeo? O al menos ¿No deberíamos de tener una filosofía que cuestione los límites de lo que es “útil y práctico”?  ¿Es el fuego nuclear “útil y práctico”? ¿Es sabia la aplicación absoluta de toda la tecnología para la explotación máxima? O la sabiduría se mueve en dirección opuesta. Y ¿No debe la filosofía procurar la sabiduría?  Como lo pone Schumacher, “Cualquier tonto inteligente puede hacer cosas más grandes y más complejas…. Pero requiere un toque de genio y mucho valor el moverse en la dirección opuesta”.
Un conocimiento práctico de cómo manipular los elementos materiales, puede ser “práctico y útil” al crear conveniencia y comodidad. Pero esta conveniencia y comodidad son sólo temporales. Una sociedad avanzada ha de ir más allá de los conceptos básicos de la “teoría laboral del valor”, para considerar un bien mayor, no sólo para la sociedad humana sino también para el propio planeta. La matanza al por mayor de animales no es conveniente para las vacas y los toros, las ovejas o los cerdos que se convierten en hamburguesas. La destrucción masiva de culturas y lenguas alrededor del mundo tal vez se adaptan al modelo de consumo de Hollywood, o al capitalista, pero no es conveniente para los nativos y la gente indígena cuyas tradiciones están desapareciendo. La industria del turismo internacional devora la selvas tropicales y los arrecifes de coral para crear hoteles lujosos, arruinado el hábitat de la vida salvaje y los humedales para siempre. Esto no es conveniente ni cómodo para los habitantes de la selva tropical. Al final, habiéndonos entregado al consumismo desenfrenado a expensas de las generaciones futuras, las “verdades prácticas y útiles” del positivismo no han resultado ni prácticas ni útiles. A medida que las aves y las especies de mamíferos se extinguen podemos encontrar que la especie humana también se ha puesto en peligro. El modelo económico basado en la explotación y la ciencia positivista no es sustentable. El conocimiento práctico, la habilidad para hacer un fuego, y la sabiduría, el entendimiento del fuego no son equivalentes.
La visión moderna de sabiduría es todo lo que nos da comodidad. La búsqueda de comodidad y conveniencia informa nuestra epistemología, la idea de “conocimiento” que impulsa la ciencia. La sabiduría, se nos dice que es “inteligencia callejera” la sabiduría de lo que es “práctico”, de lo que es útil, de lo que nos da comodidad. Al eliminar las preguntas “imprácticas” podemos llegar a lo práctico y útil, De este modo, al restringir las preguntas que podrían cuestionar nuestra forma de conocimiento es definido por la comodidad, informada por el materialismo y el pragmatismo. Pero ¿es esta la verdadera sabiduría?




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