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Thursday, August 17, 2017

Aprendizaje-Enseñanza

El Coraje para Enseñar

De Enseñanza y Maestros

Por Michael Dolan/ B.V. Mahayogi

traducido por Teresa Loret de Mola, (Tapanandini DD)




Continuando con las ideas expresadas en el último mensaje, hay una paradoja interesante en el acto de enseñar.
Cualquier enseñanza implica ego. Ya que el maestro adopta la posición de saber algo. ¿Y qué si el enseñar es acerca de deshacernos del ego? ¿Cómo enseñar el arte de renunciar al ego?
Tan pronto como alguien dice, “Yo sé cómo enseñar”, y acepta el negocio de ser un guru, está consintiendo una especie de ego, el que en sánscrito es llamado acharya-abhiman. Pero esto es inevitable.
Ego es inevitable en el acto de enseñar




Enseñar es un acto de compasión, o ha de serlo. Enseñar nunca ha de ser acerca de gratificar el ego. Adoptar la pose de “maestro” significa aceptar la relación maestro-estudiante. As´´i que el maestro debe dejar caer el manto de “místico” y usar el “sombrero de maestro”, al menos el tiempo que está “en clase”. Por supuesto, un verdadero acharya siempre está “en clase”, ya que se espera de él que enseñe con su ejemplo. La palabra acharya significa, “Uno que enseña con el ejemplo”. También puede enseñar por preceptos, pero su ejemplo se espera que iguale o incluso que exceda su precepto. Esto carga de una tensión espiritual sobre el maestro espiritual, ya que es forzado a llevar “el sombrero de maestro” 24 horas al día.

Un maestro de escuela ordinario puede ir a casa al final del día y ser un músico o trabajar en escribir su novela. Tal vez puede tener una vida social con amigos o perseguir una vida romántica fuera de la escuela.
Pero de un maestro espiritual se espera que viva el ejemplo 24 horas al día, enseñanza constante. No podrá deshacerse del “sombrero de maestro”  y tomar el manto de místico, puesto que esto no podrá ser entendido por sus estudiantes. Gaura Kishore Das Babaji Maharaja rehusó a los estudiantes por esta misma razón. No estaba interesado en el ego de enseñar. Pero si no hay  místicos acepten el papel de maestros estaremos privados de orientación.
La profunda compasión dicta que un alma realizada alcance a los empobrecidos para darles una mano, incluso a riesgo de hacerse famoso y adquirir una gran gratificación del ego. Así que el acharya enfrenta la difícil tarea de superar el acharya-abhiman incluso cuando acepta el papel de maestro.
Los discípulos o estudiantes, al mismo tiempo, demandan autenticidad. Ellos quieren un místico genuino como guru. Desgraciadamente, por las razones señaladas arriba, los místicos prefieren no enseñar. Algunos estudiantes están completamente determinados a encontrar al místico más retirado y convertirlo en maestro. De este modo, pueden clamar que un guru “Uttama-adhikari” o guru con la “calificación última”, un “genio confirmado”, es su maestro. El desear clamar como  maestro propio al guru con la calificación más elevada, es, por supuesto, otro viaje del ego.
En un sentido, no importa si un genio confirmado del más elevado orden me dice que no me coma las crayolas azules, o si éste es meramente un maestro de kínder. El genio no transmite ningún virtuosismo al demostrar al alumno de violín cómo tocar una escala.
Beethoven era notoriamente un mal maestro de piano, pues carecía de la paciencia básica para lidiar con las torpezas con las teclas de un principiante. El genio loco, en sus últimos días, les gritaría a sus estudiantes y los humillaría. Alguien menos virtuoso puede tal vez carecer del genio de Beethoven, y sin embargo tener la paciencia de trabajar con los niños.
Entonces, en un sentido, no importa si la persona que me conduce en el inicio viene desde la plataforma espiritual más elevada. Puede tal vez ser un maestro adecuado para enseñar que aprendió de un maestro  elevado. Lo importante es que se me muestre la senda. No tenemos que insistir en que el localizador de una ruta sea un cartógrafo famoso. Podremos hacer muchos progresos con un maestro humilde.
La humildad del maestro, sin embargo, no disminuye el respeto que le debemos. El respeto por el maestro es importante para el estudiante, si valora al maestro, valorará la educación. Así es que hacemos todo lo posible para respetar a aquellos quienes tienen la compasión y el coraje de enseñar.  


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