Las Aventuras del Rey Dushyant en las Montañas Doradas de Kailash
Cascadas escondidas de Kailash |
En nuestro último episodio, atestiguamos la
naturaleza heroica del Rey Dushyant. Al concluir la batalla volaron en sus
carrozas aladas hacia la montaña dorada mística, la morada del Rey Kuvera, el
dios de la opulencia, en donde Kashyapa lleva a cabo penitencias. Matali, el
auriga de los dioses, le dio reverencias al Señor Kashyapa. Su carroza se
deslizó por los aires hasta que hallaron el ashram del gran santo. Al llegar
encontraron piscinas llenas de néctar y bosquecillos sagrados en medio de un
paisaje selvático con cascadas escondidos en las montañas de Kailash.
viajan por los cielos |
“Hemos llegado a nuestro destino.” Dijo
Matali, el auriga de los dioses. “Nuestras ruedas casi tocan el suelo.”
"hemos llegado" |
Y de
hecho las ruedas de la carroza estaban a un pelo del suelo. “No golpearemos la
frágil hierba con nuestras ruedas, pero hemos llegado a la ermita del sabio. Su
esposa, Aditi atiende los árboles de coral.”
Yogis Tibetanos |
“Todo el honor a Kayshapa,” dijo Dushyant,
“quien mortifica su carne terriblemente.”
“Desciende, Oh Rey.”
“¿Y tú mi amigo?”
“Descenderé contigo y dejaré nuestra
aeronave, la cual sigue las órdenes de mi voz. Iré también.”
Y mientras caminaban a través de los
bosquecillos en donde santos ermitaños llevaban una vida de auto abnegación, se
maravillaban ante los lugares sagrados que allí había. El aire estaba
enriquecido, el oxígeno que respiraban parecía estar impregnado de hierbas y
minerales vitales.
Yogi |
Algunos creían que los ancestrales yoguis
sobrevivían del agua sagrada y el aire.
Dushyant dijo, “En mis viajes como rey
nunca contemplé maravillas tales o tierras tan hermosas como estas. A menos que
vuelva la memoria hacia el ashram de Kanva, en donde vivía Shakuntala.
Su cabello negro como un abejorro, sus ojos
azules como dos lagos gemelos del Himalaya. Pero aquí se bañan religiosamente
en estanques en los que florecen lotos rosados y dorados. Sus humildes moradas
estaban adornadas con joyas brillantes cuya luz ilumina la noche cuando no
brilla la luna son emblema de su castidad y paz. Mira ahí entre esos árboles
florecientes en donde vagan desvergonzadas las ninfas del cielo. Ellos
mortifican el deseo y el pecado con castidad y armonía y paz espiritual. Oh
Matali, auriga de los dioses, ¿Qué es este lugar?”
Lagos misticos |
Matali respondió, “Es un sitio de ideales
elevados. Las almas más grandes tienen aspiraciones más elevadas. Y aquí no hay
sentido de explotación, sino que todos aquí meditan y rezan. Sus vidas simples
de devoción son ejemplares para todos nosotros. Incluso Indra en el cielo desea
venir a este lugar sagrado de paz. A dejar atrás las preocupaciones y
aflicciones de los reyes.”
Caminaron hasta que llegaron junto al
anciano, Shakalya. Matali se le acercó y dijo, “Oh sabio, hemos llegado desde
lejos en una peregrinación para ver al sabio santo Kashyapa, ¿Está recibiendo
visitantes, buen hombre?”
Y Shakalya dijo, “Aditi le está preguntando
acerca de la naturaleza de la realidad y la metafísica, ética y los deberes de
una esposa fiel. Tienen que esperar el momento propicio para visitarle.”
Matali dijo, “Gracias por tu amabilidad.” Y
volviéndose hacia el rey, le dijo, “Espera aquí Dushyant, Veré acerca de la
visita al progenitor de los dioses, el sabio Kashyapa.” Y Matali se fue con
Shakalya, hacia lo profundo del bosque, para acordar la hora.
Sadhu de la India |
Así que Dushyant se hallaba solo bajo la
sombra de un árbol ashoka. Y le dijo al árbol, “Que extraño; Siento que mi
brazo palpita, es un presagio de bienvenida. La buena fortuna caerá sobre mí.”
Y refugiado en el bosquecillo de árboles de
ashoka, escuchó una voz. Era un niño, jugaba.
El niño dijo, “¡Ven acá! Eso es. ¡No!
Regresa. Buen chico. Ahora ¡abajo! ¡Abajo dije!
Dushyant no pudo contener la curiosidad.
¿Qué jugarán los niños en estos bosques verdes? Espió alrededor de un árbol y
vio al niño. Jugaba con sus mascotas, dos cachorros de león. Frotaba sus
cuellos y les arrastraba por las colas. Luchaba en el suelo con ellos y les
sermoneaba. ¡Vengan aquí! Buena chica.”
El niño hacia toda clase de trucos a los leoncillos quienes gruñían
mostrando los dientes. Dos nodrizas aparecieron del bosque jadeando, como si
persiguieran al niño. Mantuvieron la distancia de los cachorros por respeto,
pero se acercaron al unísono al niño, preocupadas por sus jueguitos con los
feroces gatos.
Bharat con los leones |
El niño que sostenía las fauces del
cachorro mayor intentaba abrirlas con sus manos, “Abre la boca, quiero contar
tus dientes.” El león lo pateó.
Este niño no podía tener más de cinco o
seis años.
¿Tanto tiempo había pasado sin Shakuntala?
La campaña de guerra en las nubes se calculaba de acuerdo al tiempo de los
dioses. No podía asegurar cuánto tiempo había estado lejos de su hogar. Pero la
voz de este niño tensaba las cuerdas de su corazón.
"¡Niño travieso!" dijo su niñera. |
“Niño travieso” dijo una de las niñeras.
“Espera a que le cuente a tu madre. Ya verás qué gusto le va a dar.”
Pero había algo acerca del niño que
estrujaba el corazón del rey.
“Y si no dejas ir a ese cachorro pequeño, su madre leona ciertamente te perseguirá. Brincará sobre ti y te comerá.”
“Y si no dejas ir a ese cachorro pequeño, su madre leona ciertamente te perseguirá. Brincará sobre ti y te comerá.”
“¡Qué miedo tengo!” dijo el pequeño niño de
cabello dorado, y le sacó la lengua a su niñera.
“Deja que se vaya,” le dijo ella, “Y te daré una pelota brillante. Pero esta es para niños mayores. Sólo los niños pequeños juegan con las mascotas.”
“Deja que se vaya,” le dijo ella, “Y te daré una pelota brillante. Pero esta es para niños mayores. Sólo los niños pequeños juegan con las mascotas.”
“¿Dónde está? ¡Deja que la vea!” dijo el
niño, mientras sostenía la cola del león en su mano izquierda extendió la palma de la derecha.
Las mujeres discutían cómo dominar al niño.
“¡Dónde está mi pelota!” Dijo y entendió su juego. Mientras tanto el cachorro
de león había liberado su cola y corría a encontrarse con su madre en los
bosques. “¿Dónde está mi pelota?” exigía
el niño dorado que lloraba de nuevo. Y las niñeras le daban razones en lo que
iban por unos juguetes.
“Este niño toca las cuerdas de mi corazón
como un juglar experto toca la vina.” Pensó el rey, “Que extraño que niños de
voces groseras puedan conjurar música semejante. Los padres se encantan aún con
sus pies sucios.” Y aprovechando que el niño estaba solo, Dushyant salió de su
escondite.
“¡Niño!” le dijo. “Soy el Rey Dushyant.
Llegué a través de los bosques y escuchéque le
gritabas a tu nana. Creo que haz de ser el hijo de un sabio o un hombre santo.
A tu edad ya deberías comportarte mejor que eso. ¿Qué diría tu padre?”
Justo entonces regresaron las niñeras y
vieron al rey. “¿Su padre? Pero él no es hijo de ningún ermitaño de aquí.”
“Así parece,” dijo el rey. “Estoy sorprendido con su conducta.”
“Así parece,” dijo el rey. “Estoy sorprendido con su conducta.”
Las niñeras se le quedaron viendo.
“Disculpen. ¿Me escucharon, muchachas?”
“Claro,” dijo la mayor de las dos. “Pero me
sorprende el parecido.”
“¿Parecido?”
“Sí, por supuesto. El niño se le parece en
todo.”
“¿Qué es su familia?”
“Bueno, dicen que viene del linaje de
Puru.”
“Pero ese es mi linaje. Desciendo del gran
Rey Puru.”
“Eso es correcto, señor, del linaje de
Puru. Su padre era un gran rey que fue a la guerra y lo dejó cuando era sólo un
niño. Y su madre…”
“¿Su madre?”
Ante esto, el niño se lanzó en un abrazo
hacia la fuerte pierna de la niñera. “¿Dónde está mi madre?” lloró.
“Espera,” dijo la nana. “Tu otra nana fue a
por tu madre. Ahora regresa.”
“Correcto, señor. Su madre es la hija de
una ninfa y parió aquí a su hijo en el santuario sagrado de los dioses.”
Dushyan sonrió, una chispa en sus ojos. “Y
¿cuál era el nombre de este rey, el que se fue a la guerra?”
“Estoy segura de que todos han olvidado
cómo se pronuncia. Y en todo caso ¿Por qué alguien querría vibrar su nombre?
Abandonó y rechazó a su verdadera esposa. Aquí viene la nana con su juguete.”