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Sunday, December 13, 2015

Violencia en la era de Kali parte II

Violencia en la era de Kali parte II
Tolerancia
Como señala Śrīla Prabhupāda, el santo nombre es la mejor medicina para la era de Kali.
El mundo material está lleno de dicotomías: felicidad y sufrimiento, amor y odio, guerra y paz, vida y muerte. La violencia se halla en el propio corazón de la lucha por la existencia en el mundo material: la supervivencia del más apto. No podemos prohibir la violencia. Incluso las plantas luchan entre sí por la luz solar. Cuando caminé a través de la jungla en Camboya, vi cómo como las gruesas enredaderas trituran los antiguos templos de piedra de Angkor. La violencia es el camino de la vida en los reinos de la Naturaleza.
Así como es imposible erradicar el sufrimiento, nunca vamos a eliminar la violencia.
Mi propio guru, el propio A.C. Bhaktivedānta Swāmī Prabhupāda no era un pacifista. Sentía que al pacifismo como una función de la búsqueda de la verdad o satyagraha que puede integrarse en la realización de la paz espiritual, pero la no violencia no es un objetivo práctico, ya que la violencia y la no violencia son componentes de este mundo material.
Hace poco repasé las cartas de Prabhupāda para refrescar mi entendimiento en este punto. En una carta al Sr, Nakano fechada el 18 de Abril de 1961, Prabhupāda resume su currículo vitae. Menciona su participación en el Movimiento de Gandhi:
“Fui educado en el Scottish Churches College (B.A. 1920) Abandoné la educación ahí por influencia de Mahatma Gandhi en 1921 y me uní por algún tiempo al Movimiento de Liberación Nacional y a otros movimientos de servicio social”.
En una carta famosa Prabhupāda le escribió al propio Gandhi en 1947m cuando Gandhi vivía en la colonia de los intocables, luchando por los derechos civiles. Lo exhortaba para sumar su influencia para promover “el trabajo de prédica del Bhagwat Geeta”, advirtiéndole que a menos que tomara “la verdadera ocupación de los Mahatmas”, se encontraría con una muerte sin gloria, prediciendo su asesinato a manos de sus enemigos políticos. Devotos poco escrupulosos a menudo citan esta carta como ejemplo de repudio de Prabhupāda hacia Gandhi.
Pero la desilusión de Prabhupāda de Gandhi fue el hecho de que no fue lo suficientemente lejos en abrazar los principios del Bhagavad-Gita.
Los devotos recuerdan la primera parte y se maravillan de que Prabhupāda certeramente predijo la muerte de Gandhi, pero la mayoría de la gente no termina de leer la carta.
El honra a Gandhi, dice, “…tus sinceros esfuerzos por alcanzar algunas cualidades divinas a través de austeridades, etc… seguramente te han elevado a una posición que puedes utilizar mejor en el propósito de la verdad Absoluta… Pero si de verdad te quieres aproximar a la Verdad Absoluta y quieres hacer un bien verdadero a la gente en general de todo el mundo, que incluya tus ideas de unidad, paz y no violencia, entonces has de abandonar de inmediato la política podrida y levantarte en la prédica de la filosofía y la religión del “Bagwat Geeta” sin ofrecer una interpretación innecesaria ni dogmática de ello. Sólo te pediría que te retires de la política por lo menos un mes y que discutamos del Bhagawat Geeta. Estoy seguro de que, de esta manera, tendrás una nueva luz como resultado de esa discusión no sólo para tu beneficio sino, a la larga,  para beneficio del mundo—ya que eres sincero, honesto y moralista.
Prabhupāda critica a Gandhi por malinterpretar el mensaje del Bhagwat Geeta, por involucrarse en la “política corrupta”. Pero parece creer que Gandhi puede venir y aprender una interpretación más profunda ya que es “sincero y honesto y moralista”, quien a través de sus austeridades se ha elevado a una posición que puede utilizarse para el propósito de la verdad Absoluta. Prabhupāda parece decir que Gandhi puede hacer “un verdadero bien a la gente en general de todo el mundo, la cual puede incluir tus ideas de unidad, paz y no violencia” al abrazar las profundas verdades del “Bhagwat Geeta”.
En una carta al primer ministro adjunto de India el Dr. Ballavbhaji Patel, del 28 de febrero de 1949, Prabhupāda alaba a Gandhi y ofrece conmemorar su memoria con lecturas del Bhagavad-Gita y kirtan:
“Juntamos fondos para conmemorar a Mahatma Gandhiji de manera apropiada y me atrevo a sugerirle que se haga lo mismo al estilo de Gandhi y no de otro modo. Toda la vida de Gandhiji fue dedicada al servicio de la humanidad en general, con especial interés por elevar el nivel moral. Sus actividades finales mostraban que era igual a todos y toda la gente del mundo lo conoció más como un líder espiritual que por un simple político. La devoción hacia Dios era su objetivo último y… su memoria sagrada se perpetuará no sólo de manera ordinaria, sino al estilo de Gandhi… si se lleva a cabo de manera organizadamente científica, con el soporte de todas las escrituras auténticas de todas las religiones traerá una tranquila tregua pacífica a pesar de toda la dureza y amargura del mundo actual, que tanto hemos anhelado hasta ahora”.
El 5 de julio de 1949, Prabhupada escribió de nuevo al secretario de la junta de Síndicos o Fondo Nacional en Nueva Delhi.
“Gandhiji, sin sus actividades espirituales, sería un político ordinario. Per de hecho era un santo entre los hombres de estado y su principio básico consistió en revisar el propio fundamento de la presente civilización en la novela filosófica de Satyagraha y la No violencia. El Congress Institution ya está en el ocaso por descuidar el movimiento espiritual  de Gandhi el cual era el pilar fundamental de su popularidad universal. Al proclamar el estado Indio como secular no debemos sacrificar el movimiento de Gandhiji el cual es diferente de la religiosidad común.
…Mahatma Gandhi, a pesar de que estaba ocupado en sus actividades políticas, nunca dejó de asistir a sus reuniones diarias de oración en las tardes. Esta regla la observó puntualmente aún minutos antes de su asesinato. A las cinco en un monumento a Mahatma Gandhi debemos seguir y propagar esta línea particular de actividad espiritual y diariamente leer un capítulo del Bhagwat Geet en congregación.
El Bhagwat Geeta es la filosofía reconocida en el mundo de la cultura India y la escritura favorita de Mahatma Gandhi. Él era un gran seguidor de esta gran filosofía como otros grandes santos y por ello era un gran devoto de Rama y Krishna y por sólo esto fue elevado a una posición tan exaltada de ser un santo entre los hombres de estado durante el transcurso de su vida”.
Tal vez todo esto sea una hipérbole. Pudiera ser que Prabhupāda simplemente exageraba la posición de Gandhi como “santo entre los hombres de Estado”, o como “un gran devoto de Rama y Krishna”, para sacar ventaja del Gandhi Memorial Committee.
Todo el punto de la carta es para que el comité apoye el Kirtan y las actividades de prédica del Bhagavad-gita. Pero al decir que todo esto una hipérbole cuestiona los motivos de Prabhupāda y así mismo le cataloga como cínico. Creo que la verdad se halla en algún sitio entre esos dos extremos. Tal vez en esta carta masajea los egos del memorial committee al tiempo que promueve el kirtan y la causa del Bhagavad-Gita, pero creo que tenía un respeto genuino por Gandhi. Parece que él cree sinceramente que los partidarios de Gandhi simpatizarán con el mensaje del Bhagavad-gita. Confía bastante en que esta obra tendrá respaldo. La carta continúa: “Por todo el proceso anterior, Mahatma Gandhi, quería establecer una sociedad humana mejor. Su idea de una sociedad sin castas sólo podía tomar forma bajo la guía de los principios del Bhagwat Geeta. …El Bhagawat Geeta da una idea clara de este quehacer y el Gandhi memorial Fund ha de utilizarse principalmente para este fin. Yo mismo con un montón de trabajo sincero, estoy dispuesto a asumir este trabajo y espero su respuesta a mis sugerencias anteriores”.
Dos años después, en 1951, Prabhupada escribe a Sri R, Prakash, Oficial a cargo del Social Upliftmen and Prohibition, Departamento N.P Ejercicio Allahabad, en el cual reitera la idea. Tras una larga explicación de los principios de Krishna.
La Consciencia, explica, “Estoy confiado en que muchos jóvenes abnegados se unirán a nosotros tan pronto iniciemos esta tarea. Debemos llevar a cabo este esquema de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad, que tendremos que desarrollar gradualmente… Para empezar podemos utilizar los Gandhi Memorial Centers en todo el país para organizar este movimiento de Sankirtan y si hacemos la labor apropiadamente el Gobierno tal vez recomiende al Gandhi Memorial Fund que ayude en este movimiento”.
Las cartas de Prabhupada demuestran que al menos de 1920 a 1950, él mostró un gran respeto por el mensaje de Gandhi y sus enseñanzas, a pesar de que difiere con él en aspectos importantes: el mensaje de Gandhi de Satyagraha no-violencia es, en sentir de Prabhupāda, superficial comparado con el mensaje del Bhagavad-Gita y la senda espiritual recomendada por Caitanya Mahaprabhu.
De niño yo no vivía lejos de Sunset Beach en los Ángeles. Nuestra casa en las palizadas del Pacífico estaba a una hora de la playa. Pero yo conocía un atajo. Nos escabullíamos a través de los arbustos y árboles en lo alto de una propiedad y corríamos atravesando un parque cercano a la playa. La propiedad, más tarde sabría que era la Hermandad de la Auto-Realización, la misión de Paramahamsa Yogananda. En un sitio hay en el parque una estatua de Gandhi. En una carta a “Kris” desde Los Ángeles en 1968 Prabhupada rechaza claramente la visión superficial de Gandhi.
“Hace poco visité el retiro del ashram de Yogananda, y es simplemente una mezcolanza de necedades. Había una estatua de Buda, una de Cristo, una estatua de Gandhi con una leyenda “Memorial a la Paz Mundial”.- ¿y qué mundo de paz ha traído? Ninguno. Y de cualquier modo ‘qué tiene que ver Gandhi con la realización espiritual? Gandhi sólo estaba interesado en sacar a los británicos de India-- ¿qué tiene esto que ver con la realización espiritual, la meta primordial de la vida?”
Después de todo, la violencia es parte de la vida, tal como el nacimiento, la enfermedad, la vejez y la muerte. El mundo material está lleno de sufrimiento y sólo la liberación positiva espiritual y la inmortalidad progresiva nos liberarán del sufrimiento. El punto es abandonar el círculo del nacimiento y muerte. El hombre es mortal, Gandhi es mortal, todos los hombres son mortales. El verdadero problema de este mundo es la mortalidad. La verdadera no-violencia significa liberarse de la violencia del nacimiento y la muerte a través de la realización espiritual. Krishna dice nos indica abandonar toda otra concepción religiosa y rendirnos.
Y esa realización espiritual puede descubrirse a través del mantra divino, el santo nombre.
En su capacidad como editor del Back to God Magazine (Revista Regreso a Dios), Prabhupāda escribe el 7 de Mayo de 1957 a Sri Padampat Singhani, Kamala Tower Kanpur. Aquí señala su nombre “Goswāmī Abhay Charan Bhaktivedānta”, supongo que esto sucedió después de que tomara sannyasa y habla más puramente como representante de Bhaktisiddhanta Saraswati Thakura. Tomo una posición ecuménica sorprendente del santo nombre. “Ya he mencionado acerca de este mantra en mi carta previa y le ruego confirme aún más, que el nombre de ‘Kṛṣṇa’ incluso en palabras extranjeras como Dios y Allaha, si éstas se refieren a la Personalidad Suprema- entonces el Nombre es tan santo y potente como perfecto es el Señor Supremo—porque en el Reino Absoluto o Naturaleza Primordial todo es idéntico con todo ya que todos ellos son cualitativamente espirituales y por ello putos, eternos, liberados y perfectos. Para propósitos particulares si sistemáticamente predicamos a cantar el santo nombre de Dios, pienso que ni siquiera un fanático religioso objetará. Todo ser humano tiene una concepción de la verdad absoluta. Esa concepción es presentada en una forma concreta. Si por ello los musulmanes o los cristianos se niegan a cantar el nombre de rama o de Krishna les pediremos que canten el nombre de Allah o Dios respectivamente y yo creo que ahí no habrá objeción ni siquiera de los budistas si simplemente les pedimos que canten el nombre de Buda de forma sistemática. De forma sistemática quiere decir evitar las diez ofensas distintas en el proceso del canto, que son todas ellas verdades filosóficas. Si a través de tal propaganda del canto del santo nombre, la corrupta atmósfera de los celos, disputas, egoísmo y falsedad y tantos otros asuntos de la era moderna. Se pueden evitar, y si a través de tal canto el proceso completo de la auto-realización puede ser alcanzado- no es nuestro deber combinar este servicio por la fuerza. En esta era de riña todo tiene que hacerse combinando fuerzas para alcanzar el éxito”.
El credo de los que consideran el santo nombre como el camino, la verdad y la luz incluye una advertencia importante del fundador de esta tradición mística, Caitanya Mahaprabhu quien vivió y enseñó en el siglo XV en Bengala.
Sólo dejó atrás 8 versos escritos en Sánscrito como la esencia de su instrucción. El aboga por el santo nombre como la panacea para todos los problemas de la era de Kali. Él escribió:
trinad api sunichena
taror api sahishnuna
amanina manadena
kirtaniya sada hari
“Uno no puede tomar el santo nombre a menos que sea humilde y tolerante. Uno ha de ser más humilde que una brizna de hierba; inferior a una pajilla de la calle. Uno ha de ser más tolerante que un árbol. Sin solicitar respeto uno ha de respetar todo. Sólo quienes han dejado el ego pueden tomar el santo nombre de Hari”.
Algunos así llamados seguidores de Prabhupāda han sugerido que debemos ser “audaces para Krishna”. Cuando uno de nuestros templos Hare Krshna fue atacado por algunos hombres enloquecidos armados en motocicleta, Prabhupāda se dice que les dijo que tenían derecho a una legítima defensa. Este llamado “derecho a la autodefensa”, más adelante llegó a mal interpretarse en el sentido de que los devotos deben organizarse como “kshatriyas” y llevar armas. Estos devotos parecen haber descubierto el principio de que los musulmanes son animados por la ética “Corán y espada”, y sólo entienden la violencia. La idea de loa devotos “audaces para Krishna” armados con fusiles AK-47 en equipos de autodefensa es una evidente corrupción de los principios de Prabhupāda. Enunciados en carta tras carta y millones de palabras en cientos de libros que él publicó.
Los llamados seguidores de Jesucristo corrompieron sus principios de “Príncipe de Paz”, con una teología de conquista, sed de sangre, violación y pillaje en las Américas y alrededor del mundo. Los seguidores de Mahoma hicieron lo mismo. Corrompieron el mensaje de moralidad en una justificación para el terrorismo. Me sorprende que los seguidores de un hombre quien dedicó su vida a la paz crean que su mensaje justifica la violencia. Prabhupāda no era un pacifista. Pero era un hombre de paz. Aunque difería de Gandhi, lo elogiaba.
Aquí hay una carta a “Harbansla Ji” Bombay: 2 de agosto de 1958.
“…De acuerdo con el pensamiento Indio, a todos se aconseja hacer el bien a los demás, no sólo a la sociedad humana sino a todos los seres vivientes que no son seres humanos… Debemos aprender a ver a todos los seres vivientes como nuestros hermanos y tratarlos en ese amor. La filosofía de Mahatma Gandhi empieza desde la filosofía de la hermandad universal la cual no se restringe a los humanos sino a todas las especies de vida. Este es una señal de inteligencia verdadera. En el Bhagwat Geeta se declara que un hombre educado mira con equidad a un brahmán bien educado lo mismo que a un chandala quien acostumbra comer perros. ¿Y cuál es el propósito de esta visión equitativa? El propósito es que debemos ver a todos como chispas del Brahmán Supremo y no mirar la vestimenta externa la cual uno ha de abandonar nacimiento tras nacimiento. Deseo que prediquen este modo de pensar Indio en todos lados de los países extranjeros y donde quiera que tengan la oportunidad. Pienso que la gente necesita este mensaje indio en sus horas de necesidad cuando la bomba atómica se cierne sobre las cabezas de la sociedad humana”.
Yo no soy pacifista en el sentido que estoy en contra de la idea de auto-defensa. Sino que soy un hombre pacífico que ama al hombre. Nunca he llevado un arma. Nací en 1953 y en 61 años he caminado por callejones lúgubres en la noche oscura en Nueva Orleans, Chicago, Los Ángeles, Calcuta, Bombay, Ciudad de México y muchas otras ciudades sin temer al peligro. He comido con chicanos en Los Ángeles y con gente negra en Chicago, con bengalíes en Calcuta y con mexicanos en Tepito.
Mientras no tenga odio en mi corazón hacia oros no veo por qué otros querrían atacarme. Supongo que es anticuado e impráctico, pero creo que tengo fe en que Dios me protegerá.
Ya que no tengo ningún interés en perjudicar a los demás siento que ningún daño puede llegarme. Tal vez soy ingenuo.
Pero he vivido en esta tierra 61 años entre la gente, gente negra, gente café, gente amarilla, gente rosada y gente beige.
Una vez estaba sentado con conductores de camiones y Ángeles del Infierno en Fresno, California hace unos cuantos años. Uno de ellos, un hombre enorme de barba larga, una barriga cervecera y placas de jinete cocidas a su chaqueta de mezclilla, pasaba por el asunto de derecho a portar armas.
Yo le dije.
“Nunca he llevado un arma y no siento que necesito llevarla. Siento que es un signo de debilidad llevar una pistola”.
Me miró por encima de su té helado.
Un día en Sudáfrica en 1982 estaba perdido esperando un autobús.
Después de un rato un anciano se unió a mí. Esperábamos. Me miró.
“Eres nuevo por acá ¿Qué te trajo aquí?
“Busco el templo Hare Krishna en Johannesburgo”, le dije.
Sonrió
“Un extranjero, Eres uno de esos que tienen ideas nuevas, Creen que deben ser iguales. Pero cambiarás”.
El camión se acercaba por la carretera.
“Un día un tipo negro te robará. Pondrá un cuchillo en tu garganta. Ya verás”.
El camión llegó. Entré, el anciano se quedó atrás.
Días más tarde estaba distribuyendo libros en el centro de Johannesburgo había reunido cerca de 200 dólares en Rand y me estaba yendo bien. Era el momento de un descanso.
Conté los billetes y los puse en un rollo en el interior de un bolsillo de mi chaqueta. Separé suficiente cambio para tomarme un jugo de maracuyá en el puesto Jucy Lucy una cuadra más adelante. Puse el cambio en el bolsillo de mi pantalón. Empecé a caminar cruzando la plaza principal rumbo al Jucy Lucy. De la nada vi un destello de acero y sentí algo frío en la garganta. Un tipo negro flaco en vaqueros. El cuchillo brilló. Revisó mis bolsillos tan rápido como pudo y se fue con un dólar y diecisiete centavos de cambio, desapareció tan rápido como había aparecido. No tuve tiempo suficiente para procesarlo.
Había sido asaltado a punta de cuchillo, tal como el hombre había dicho.
Revisé el bolsillo de mi chaqueta. Miré alrededor de la plaza. La gente en bicicleta, las niñas en sus vestidos veraniegos. Un muchacho vendía periódicos en la esquina.
Este incidente no cambió mi visión. Bien podría haber sido un hombre blanco o una mujer. El racismo es estúpido. Como lo es la intolerancia religiosa. La educación se supone que erradica la estupidez. Pero ahora estamos expuestos a una incesante propaganda que arrasa la educación que logramos asimilar. La propaganda refuerza los estereotipos. Se sostiene el estereotipo de enemistad. Tenemos que hacer la guerra a esos enemigos y la guerra significa sacrificarlos. El racismo es para los tontos.
Recientemente un amigo me dijo, “Soy un racista, Mike. Tú no vives en el mundo real. Un día en un callejón oscuro verás a unos negros y cambiarás tu visión”. Me reí y le dije, “Lo siento, pero cada día en mi camino a casa desde el trabajo paso por tres callejones oscuros. Estoy rodeado de gente de piel oscura. Soy un hombre blanco que vive en México. Ellos no son negros, sino diferentes tonos de marrón. Es malo que vivas con ese miedo”.
Estoy harto del racismo. Mi padrastro era francés; me llevó a creer que debemos tratar a las personas como seres humanos. Trato de no ver a la gente en términos del color de su piel, sino como Eddie o Marc o Eduardo o Lupita. Como maestro me esfuerzo en dar a cada estudiante la atención que necesita. Hacer menos que eso sería en detrimento de mi profesión. Mis negocio es empoderar a la gente con habilidades en comunicación para que puedan dialogar con otros. No es mi asunto el tratar de forma diferente a las personas porque no pueden hablar Inglés; es mi asunto ayudarlos a hablar un mejor Inglés.
En las manos de una estructura de poder corrupta, el racismo, y la xenofobia son herramientas de la propaganda que fuerzan el estatus quo; son útiles para dividir, que evitan que la gente comprenda cuál es su propio interés. El racismo y la xenofobia también son obstáculos en el camino de la autorrealización; son guiados por el miedo y en respuesta impulsan el ciclo de la violencia característico de la era de Kali. Las intolerancias religiosas llevan el racismo y la xenofobia al extremo: etiquetamos a las personas que son "diferentes” como herejes, paganas, subhumanas, demonios e infieles. Nada puede estar más lejano al espíritu ecuménico de la conciencia de Krishna.
Śrīla Prabhupāda aceptó discípulos de todos los países  sectores de la vida. Éramos negros, blancos, y leíamos el Bhagavad-Gita. Éramos chicanos, chinos y checoslovacos. Éramos la Sociedad Internacional para la Conciencia de Krishna.
Que al final Prabhupada rechazara la visión de Gandhi como una filosofía moral superficial no significa que rechazara toda filosofía moral. La idea de que las almas-cisne  supremas trascienden la filosofía moral y habitan en los reinos elevados de consciencia divina no se ocupa de la moralidad de la gente en general. Mientras que Bhaktisiddhanta Saraswati también halló que la filosofía moral era externa a la profunda verdad del amor divino, insistió en que sus seguidores se adhirieran a principios morales estrictos. El propio Prabhupāda insistió en una moral estricta. La idea es que filosofía moral debe servir a la realización divina. Este es un tema que corre a través de todas las escrituras védicas desde los mismísimos Vedas hasta el Mahābharata y los Puranas. Yudhiṣthira es un ejemplo primordial de moral y dharma. El Dharma debe y tiene que seguirse; y sin embargo al final, el alma-cisne descubre una reiteración más elevada del dharma que se resuelve en amor divino. Y sin embargo, la búsqueda del amor divino implica un enorme aprecio por el dharma.
Cuando se discutían los planes de fundar escuelas para sus seguidores, Prabhupāda escribió a Mohananda en Bombay, el 11 de Diciembre de 1972. “Dejemos que todos los niños pequeños de todas las familias buenas en tu país vengan a la escuela Gurukula y reciban educación de nosotros. Pueden tener la certeza que sus hijos obtendrán el verdadero conocimiento que creará los mejores ciudadanos de la clase brahmán, limpios, honestos, respetuosos de la ley, sanos, trabajadores, tendrán todas las buenas cualidades”. Notemos los valores que promueve Prabhupāda: Limpios, honestos, respetuosos de la ley, saludables, trabajadores. No está diciendo que sus seguidores pueden ser astutos y evitar la ley poniendo como pretexto algún principio religioso más elevado.
En una carta a Rupanuga Das, fechada el 9 de Enero de 1974}5, desde Bombay, Prabhupāda escribe:
“En cuanto a esta controversia acerca de la técnica de distribución de libros, tiene usted razón. Nuestra ocupación ha de ser honesta. Todos han de adorar a nuestros miembros como honestos. Si hacemos algo que vaya en detrimento de los sentimientos públicos  a favor de nuestro movimiento, eso no es bueno. De algún modo u otro no debemos hacernos impopulares ante el público. Estos métodos deshonestos han de parar pues obstaculizan nuestra reputación en todo el mundo”.
Los principios morales con base a los que Prabhupāda fundó su sociedad no son secretos evasivos: expresó estos principios una y otra vez a través de miles de páginas en sus escritos y libros. Aquí una carta de Agosto 7, 1973 a Butatma: “Las cualidades de un brahmán se enumeran en el Capítulo 18 verso 42 del Bhagavad-Gita. “Pacíficos, auto-controlados, austeros, puros, tolerantes, honestos, sabios, con conocimiento y religiosidad.. estas son las cualidades a través de las cuales un brahmán trabaja.
Así que haz de ser muy cuidadoso de ver que nuestros devotos sigan los principios regulativos y las prácticas establecidas”.
Orwel escribió un día acerca del mundo en donde “La Guerra es Paz, la Libertad es Esclavitud, y la Ignorancia es Conocimiento”. En la sociedad fragmentada de la Era de Kali en donde las mentiras son verdad, los así seguidores de Prabhupāda tergiversan sus palabras para probar que él era uno sectario que odiaba y quien promovía la intolerancia religiosa y la violencia. Hallo esto ofensivo. En español decimos, “El que calla, otorga”, o “quien permanece en silencio consciente”. El quedarse callado y permitir a la gente repetir las mismas mentiras una y otra vez corro el riesgo de apoyar su intolerancia, racismo y xenofobia. Me niego a permanecer en silencio.
El legado de Prabhupāda ha sido mancillada por comida y bribones que explotan a devotos inocentes e ingenuos. La conciencia de Krsna no está destinada a ser un vehículo para unas cuantas personas interesadas en enriquecerse. Bhaktisiddhanta Saraswati Thakura reconoce estas cosas cuando escribe una canción en bengalí, cosas que destruyen el bhakti: kanaka, kamini, pratishta bhagni: “avaricia, lujuria y orgullo son como una bruja que destruye el bhakti, escribió. Sridhar Mahārāja llamó a esto, “Dólares, Diplomacia y Despotismo”.
Pero el legado de Prabhupada vive en los corazones, mentes y almas de sus seguidores verdaderos. Ustedes saben quienes son.
Trinad api sunichena
Taror api sahishnuna
Amanina manadena
Kirtaniya sada hari
“Uno no puede tomar el nombre sagrado a menos que sea humilde y tolerante. Uno ha de ser humilde como una brizna de hierba; más bajo que una pajilla de la calle. Uno ha de ser más tolerante que un árbol. Sin exigir respeto uno ha de respetar todo. Sólo quienes han dejado atrás el ego pueden tomar el santo nombre de Hari”.
Cuando el Chand Kazi azotó hasta el martirio a nam acharya Haridas Thakura, los seguidores de Mahaprabhu respondieron con Kirtan. Los seguidores de Caitanya Mahaprabhu desde Rupa y Sanatana Goswāmī hasta Bhaktivinod Thakura nunca predicaron la intolerancia religiosa contra los musulmanes. Tampoco lo hizo Bhaktisiddhanta Saraswati Thakura quien vivía en Bengala, un estado indio dominado por musulmanes.
Sridhar Maharaj vivió al lado de muchos residentes musulmanes en Koler Danga, Nabadwip. Śrīla Prabhupāda no predicó la intolerancia religiosa. Prabhupāda atestiguó la impactante violencia entre los hindúes y musulmanes cuando tras la división de India. Él era un hombre de paz que dedicó su vida a la paz y a la comprensión espiritual.
Los disturbios de Calcuta en 1946 se conocen como “La Gran Matanza de Calcuta”, en donde cuatro días de disturbios masivos entre hindúes y musulmanes en la capital de Bengala, India dieron como resultado de 5 mil a 10 mil muertos, y cerca de 15 mil heridos, entre el 16 y 19 de Agosto de 1946.
Estos disturbios son probablemente la masacre más notoria del periodo 1946-47, durante la cual escaló la violencia que ocurrió en muchas partes de la India. Sin embargo “La Gran Matanza de Calcuta” se destaca de algún modo, con mucho, como el episodio más letal en la historia reciente de la ciudad.
Estos eventos violentos no escaparon a la conciencia de Prabhupāda, incluso años después cuando presidía sobre el movimiento internacional espiritual, Estaba muy consciente del daño causado por la intolerancia religiosa.
Y sin embargo, tras la partida de Prabhupāda, muchos de los así llamados seguidores suyos hallan razones para justificar la intolerancia religiosa, el racismo, la xenofobia y el sectarismo. Este odio no es exclusivo de otros grupos étnicos, el odio se dirige incluso hacia otros devotos. No sorprende que de los 5 o 6 mil devotos iniciados originalmente por el propio Prabhupāda, tan pocos confiesen ser sus seguidores. Es sorprendente para mí que un grupo que es evidentemente una minoría religiosa esté decidido a apoyar la intolerancia religiosa.
El efecto boomerang del karma podría volverse contra ellos.
En la década de los 80s un puñado de devotos de Krishna en San José fueron lo suficientemente valientes para confrontar a una institución determinada a heredar todas las propiedades de Prabhupada y ninguno de sus grandes legados espirituales. Fuimos tan lejos como para publicar los libros que explican los principios divinos de Caitanya Mahaprabhu interpretados por Sridhar Maharaja.
Fuimos anatemizados como herejes de la organización religiosa deducible de impuesto cuyas arcas llenamos trabajando duro alguna vez. Fuimos acusados en documentos que se hicieron circular internacionalmente. Nuestros libros fueron prohibidos. Pronto fuimos visitados por matones contratados con bates de beisbol. No daré nombres. Algunas de estas personas reconocieron después el error de su senda y nos hicimos amigos. Algunos de ellos ya no están con nosotros.
Pero una noche, ocurrió un acontecimiento que selló mis puntos de vista acerca de la intolerancia religiosa.
Fue en nuestro templo principal y sede del Guradian of Devotion Press en San José, California en 1989. Teníamos el hábito de levantarnos temprano a atender los servicios religiosos llamados aroti. Siempre he sido de sueño ligero; el precio que se paga por tener un cerebro hiperactivo. Algo me despertó, no puedo recordar por qué. Un humo acre, un penetrante olor a madera quemada. Nos sentíamos orgullosos de vivir en el hogar de Maybeck, construido enteramente de madera roja. Hoy sería imposible encontrar tanta madera de Secuoya. Algo se quemaba. Yo dormía en una cama pequeña del tamaño de un escritorio que hacía las veces de mesa. Me levanté de un salto y corrí hacia la puerta, medio vestido. Las paredes estaban revestidas de madera de Secuoya. Al final del pasillo había una escalera de caracol que era el único acceso hacia la planta baja. El humo hervía por las escaleras. Me ahogaba. Pude ver que la puerta principal estaba en llamas. Corrí escaleras abajo. Hacia la puerta trasera. Pude ver que la puerta principal ardía. La puerta era una enorme puerta de roble de tres pulgadas. Las llamas empezaba a crecer hacia la parte delantera del edificio que empezaba a encenderse.
Delante de la puerta en un arriate hecho para un árbol que nunca fue plantado, había una cruz encendida, dos leños atados entre sí y ardiendo. Alguien había prendido fuego a la cruz. Alguien había derramado gasolina en la puerta y había la había encendido. Las llamas empezaban a llegar hasta el techo.
Dentro de nuestra casa, en el piso de arriba dormía Goswāmī Mahārāja en su oficina y varios brahmacharis e invitados estaban ahí también, alrededor de diez personas. Si no les avisábamos inmediatamente y evacuábamos la casa podrían quedar atrapados. Empecé a gritar fuego y corrí en busca de la manguera. Como proyecto paralelo, había estado plantando gardenias y petunias al otro la do de la casa y quiso la suerte que la manguera estuviera a mano. Un par de brahmacharis apareció, con los ojos soñolientos. Juntos de alguna manera controlamos el fuego. Un minuto más y habríamos perdido el templo. Alguien llamó al departamento de bomberos. Llegaron 20 minutos después de que hubiéramos extinguido el fuego. El capitán empezó a revisar a punta de hacha los paneles del interior de la casa para ver si el fuego continuaba ardiendo. De momento estábamos fuera de peligro, y Goswāmī Mahārāja le dijo al bombero que bajara su hacha, “No me impresiona tu tecnología”, bromeó. Más tarde nos reíamos. Tal vez había sido un hombre enloquecido.
Si hubiéramos sido judíos en un templo de la ciudad de Nueva York, o una iglesia negra de Mississippi esto se hubiera considerado un crimen de odio.   Pero como éramos Hare Krishnas, no hubo publicidad. Nunca supimos quiénes fueron los autores del crimen de odio: probablemente se necesitó más de un hombre para erguir la cruz de fuego y encender la puerta en medio de la noche con un coche para escapar con rapidez. ¿Eran acaso cristianos los hombres que querían quemarnos hasta morir? ¿Fanáticos? ¿Locos locales cuyo asilo cerraran los recortes del gobierno? O los miembros justicieros de cierta organización religiosa deducible de impuestos que sintieron que Sridhar Maharaja no representaba la continuación de la línea de Prabhupāda. Definitivamente fue un acto de odio planeado. Otros que se habían atrevido a criticar el despotismo de los nuevos gurus habían perdido la vida. Un contrato había vencido. El dinero pagado. Había sido asesinado. Sólo ser paranoico no significa que te están siguiendo. Nunca sabremos. Incomodos con la realidad actual olvidamos el incidente y seguimos adelante.
Pero yo tenía experiencia de primera mano de los extremos a los que conduce a la gente la intolerancia religiosa. Mi reacción fue no confrontar la violencia con violencia. Eventualmente me fui hacia el auto exilio en México, tras llegar a la conclusión de que Estados Unidos, aunque parece basarse en los principios de libertad religiosa, no es una atmosfera conductiva para la práctica de religiones alternativas. Los americanos pueden ser particularmente intolerantes. De hecho, como podemos ver en los hechos recientes de políticos como Donald Trump.
“La violencia es el pastel de cerezas de los americanos”, dice H. Rap Brown. Encuentro que es cierto: Me parece que las tendencia maniqueas del cristianismo que promueven la doctrina básica del conflicto entre la luz y la oscuridad, el bien y el mal, a menudo se reflejan en las actitudes estadounidenses de fundamentalismo que se resuelven en una mentalidad de “nosotros y “ellos”. Me parece que la mentalidad de “culto” practicada por extremistas tiene muy poco en común con lo que fue predicado y practicado por mi guru A.C. Bhaktivedānta Swāmī Prabhupāda a través de su vida y sus palabras.
Él aceptó brasileños, japoneses, africanos, chinos, mexicanos, y americanos como discípulos con la misma facilidad con la que aceptó brahmanes del sur de india: sin discriminar.














Friday, December 11, 2015

Tolerance and Prabhupada's Letters

Violence in the Age of Kali part II

Tolerance

As Srila Prabhupada pointed out, the holy name is the best medicine for the age of Kali.
His Divine Grace, A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada chanting Hare Krishna

The mundane world is full of dichotomies: happiness and sorrow, love and hate, war and peace, life and death. Violence is at the heart of the struggle for existence in the material world: the survival of the fittest. We cannot ban violence. Even the plants struggle against each other for sunlight. When I walked through the jungles of Cambodia I saw how thick strangler vines crushed the ancient stone temples of Angkor. Violence is the way of life in nature’s kingdom.

Just as it is impossible to eradicate sorrow, we will never eliminate violence.
My own guru, A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada himself was not a pacifist. He felt that pacifism as a function of truth-seeking or satyagraha may be integral in realizing spiritual peace, but nonviolence is not a practical goal, since violence and nonviolence are both components of this temporary world.
And yet, while Prabhupada ultimately leaves Gandhian pacifism behind, his early life exhibits great sympathy for Gandhi’s views.

I recently went through Prabhupada’s letters to refresh my understand of this point. In a letter to Mr. Nakano dated 18th April, 1961, Prabhupada where summarizes his curriculum vitae, he mentions his participation in the Gandhi Movement:
“I was educated in the Scottish Churches College (B.A. 1920. I left education influenced by Mahatma Gandhi in 1921 and joined for some time in the national liberation and other social service movements.”
In a famous letter Prabhupada wrote to Gandhi himself in 1947, when Gandhi was living in a colony of untouchables, fighting for their civil rights. He exhorts him to use his influence to promote “the preaching work of Bhagwat Geeta,” warning him that unless he takes up “the real work of the Mahatmas,” he shall meet with an inglorious death, predicting his murder at the hands of his political enemies. Unscrupulous devotees often quote this letter as an example of Prabhupada’s repudiation of Gandhi.
But Prabhupada’s disappointment with Gandhi was that he did not go far enough to embrace the principles of Bhagavad-gita.

Devotees remember the first part of the letter and marvel that Prabhupada correctly predicted Gandhi’s demise, but most people don’t finish reading the letter.
He praises Gandhi, saying, “...your sincere efforts to attain some Godly qualities by austerities ect. surely have raised you to some higher position which you can better utilise for the purpose of the Absolute truth...But if you really want to approach the Absolute Truth and want to do some real good to the people in general all over the world, which shall include your ideas of unit, peace and non-violence, then you must give up the rotten politics immediately and rise up for the preaching work of the philosophy and religion of ‘Bhagwat Geeta’ without offering unnecessary and dogmatic interpretations on them. I would only request you to retire from politics at least for a month only and let us have discussion on the Bhagwat Geeta. I am sure, thereby, that you shall get a new light from the result of such discussions not only for your benefit but for the benefit of the world at large--as I know that you are sincere, honest and moralist.”
Prabhupada criticises Gandhi for misinterpreting the message of Bhagwat Geeta, for involving himself in “rotten politics.” But he seems to believe that Gandhi might come around and learn a deeper interpretation since he is a “sincere and honest moralist,” who has through his austerities raised him to some higher position which he can better utilize for the purpose of the Absolute truth. Prabhupada seems to say that Gandhi can do “some real good to the people in general all over the world, which shall include your ideas of unit, peace and non-violence” by embracing the deeper spiritual truths of “Bhagwat Geeta.”
In a letter to India’s Deputy Prime Minister, Dr. Vallavbhaiji Patel, dated 28th February, 1949, Prabhupada praises Gandhi and offers to commemorate his memory with Bhagavad-Gita readings and kirtan:
“Funds are being collected to commemorate Mahatma GAndhiji in a fitting manner and I beg to suggest that the same way be done in the Gandhian way and not otherwise. Gandhiji’s whole life was dedicated to the service of humanity at large with special interest for raising the moral standard. His later activities showed that he was equal to every one and all the people of the world knew him more as the spiritual leader than a mere politician. Devotion to Godhead was his ultimate aim and ...his sacred memory should be perpetuated not in the ordinary way but in the Gandhian way...if done in an organized scientific way, supported by all the authentic scriptures of all religiosities will bring in that tranquility of peace respite of all harshness and bitterness of the present world, which we have longed for till now.”
On 5 July 1949, Prabhupada again writes to the the Secretary of the Board of Trustees o Mahatma Gandhi Memorial National Fund in New Delhi.
“Gandhiji, minus his spiritual activities, is an ordinary politician. But actually he was a saint amongst the statesmen and his basic principle was to overhaul the very foundation of present civilization by the novel philosophy of Satyagraha and Nonviolence. The Congress institution is already in the waning for neglecting Gandhiji’s spiritual movement which was the main pillar of his universal popularity. By claiming the Indian state as secular we should not sacrifice Gandhiji’s spiritual movement which is different from communal religiosity.
...Mahatma Gandhi, although he was always busy with his political activities, never missed to attend to his daily prayer meetings in the evening. This rule he observed punctually even a few seconds before his assassination. To five a fitting memorial to Mahatma Gandhi we must follow and propagate this particular line of spiritual activities and must daily read a chapter from Bhagwat Geet in a congregation. Bhagwat Geeta is the world recognized philosophy of Indian culture and the favourite scripture of Mahatma Gandhi. He was a great follower of this great philosophy like other great saints and was therefore a great Devotee of Rama and Krishna and for this only he was raised to such exalted position of a saint amongst the statesmen during his very life time.”

Gandhi Memorial, New Delhi. "Hey Ram"

Perhaps this is all hyperbole. It may be that Prabhupada is merely exaggerating the position of Gandhi as a “saint among statemen” or as a “great Devotee of Rama and Krishna,” in order to gain some advantage from the Gandhi Memorial Committee. The whole point of the letter is that the committee should support kirtan and Bhagavad-gita preaching activities and that Prabhupada is the qualified person to lead these activities. But to say this is all hyperbole is to question Prabhupada’s motives and call him cynical. I think the truth is somewhere between the two extremes. Perhaps in this letter he is massaging the egos of the memorial committee even as he is promoting kirtan and the cause of Bhagavad-Gita, but I think he must have had some genuine regard for Gandhi. He seems to sincerely believe that Gandhi’s supporters would be sympathetic to the message of the Bhagavad-gita.
He seems confident enough that this work will be supported. The letter continues: “By all the above process Mahatma Gandhi wanted to establish a greater human society. His idea of a casteless society could only be given a shape under the guidance of the principles of Bhagwat Geeta. ...The Bhagwat Geeta gives a clear idea of doing this work and the Gandhi memorial Fund should be utilised mainly for this purpose. Myself with a batch of sincere works are ready to take up this work and I shall be glad to have your reaction to my above suggestions.”
Two years later, in 1951, Prabhupada writes to Sri R. Prakash, Officer in Charge for Social Upliftment and Prohibition, Department N.P. Excise, Allahabad, in which he reiterates the idea. After a long explanation of the principles of Krishna Consciousness, he explains, “I am confident that many self-sacrificing young men will join us as soon as we begin the work. We have to work this scheme from village to village and town to town which we will have to develop by a gradual process...To begin with we can utilise the Gandhi Memorial Centers all over the country for organising this Sankirtan movement and if we do the work properly Government may recommend the Gandhi memorial fund for helping this movement.”
Prabhupada’s letters demonstrate that, at least from the 1920s to the 1950s, he shows a great respect for Gandhi and his teachings, although he differs with him in important respects: the Gandhi message of Satyagraha nonviolence, Prabhupada felt, is superficial compared to the message of the Bhagavad-Gita and the spiritual path recommended by Caitanya Mahaprabhu.
As a boy I lived not far from Sunset Beach in Los Angeles. Our house in the Pacific Palisades was about an hour's walk from the beach. But we knew a short cut. We would steal through the bushes and trees at the top of a property and run across a park near the beach. There were crab-apples that we could steal for a snack on the way. The property, we later learned was the Self-Realization Fellowship, the mission of Paramahamsa Yogananda. At one point in the park there's a statue of Gandhi. In a letter to "Kris" from Los Angeles in 1968 Prabhupada makes clear his rejection of Gandhi's superficial views 
"...just recently I visited his [Yogananda's] ashram retreat, and it was simply a hodgepodge of all nonsense. There was a Buddha statue, a Christ statue, a Gandhi's memories labeled as a "World Peace Memorium."--and what world peace he has brought? None. And what does Gandhi have to do with spiritual realisation anyway? Gandhi was simply interested to get the Britishers out of India--what has this to do with self-realisation, the prime goal of life?"
 After all, violence is part of life, just as birth, disease, old age and death. The material world is full of suffering and only spiritual liberation in positive and progressive immortality will free us from its suffering. The point is to get off the wheel of birth and death. Man is mortal, Gandhi is mortal, all men are mortal. The real problem of this world is mortality. Real nonviolence means becoming free from the violence of birth and death through spiritual realisation. Krishna says give up all other religious concepts and surrender. 
And that spiritual realization can be discovered through the divine mantra, the holy name.
In his capacity as editor of Back to Godhead Magazine, Prabhupada writes on 7 May 1957 to Sri Padampat Singhania, Kamla Tower Kanpur. Here he signs his name “Goswami Abhay Charan Bhaktivedanta,” I assume this is after he has taken sannyasa and he is speaking more purely as a representative of Bhaktisiddhanta Sarawati Thakura. He takes a suprisingly ecumencal stand on the holy name.
“I have already mentioned about this mantra in my previous letter and I beg to confirm it further that the Name ‘Krishna’ even up to the foreign words like God and Allaha, if they at all aim at the Supreme Personality--then the Name is as much holy and potential as perfect is the Supreme Lord--because in the Absolute Realm or Spiritual Nature everything is identical with everything as all of them are qualitatively spiritual and therefore pure, eternal, liberated and perfect. For all practical purposes if we systematically preach to chant the holy name of Godhead, I think nobody even the religious fanatic will take objection to it. Every human being has a conception of the supreme truth. That conception is presented in some concrete shape. If therefore the Mussulman or the Christian denies to chant the name of Rama or Krishna we may ask him to chant the name of Allah or God respectively and I think therefore there will be no objection even by the Buddhists if we simply ask them to chant the name of Lord of Buddha in the systematic way. The systematic way means to avoid the ten different offences in the process of chanting, which are all philosophical truths. If by such propaganda of chanting the holy name, the filthy atmosphere of jealousy, bickerings, selfishness, falsehood and so many other affairs of the modern age--can be avoided, and if by such chanting the complete process of self-realisation can be achieved--is not our duty to do this service by combined force. In this age of quarrel and fight everything has to be done by combined force to achieve ready sucess.”
The creed of those who consider the holy name as the way, the truth, and the light includes an important caveat from the founder of this mystic tradition, Chaitanya Mahaprabhu who lived and taught in the 15th Century in Bengal.
He only left behind 8 verses written in Sanskrit as the essence of his instruction. He advocates the holy name as the panacea for all the troubles of the age of Kali. He wrote:

trinad api sunichena
taror api sahishnuna
amanina manadena
kirtaniya sada hari

“One cannot take the holy name unless he is humble and tolerant. One must be more humble than a blade of grass; lower than the straw in the street. One should be more tolerant than a tree. Without demanding respect one should respect all. Only those who have left ego can take the holy name of Hari.”
It has been suggested by some so-called followers of Prabhupada that the above verse implies that we are to be “bold for Krishna.” When one of our Hare Krishna temples were attacked by armed motorcyle madmen, Prabhupada is said to have told them that they had a right to self-defense. This so-called “right to self-defense” later became interpreted to mean that devotees should organize themselves as “kshatriyas” and carry weapons. These devotees seem to have discovered the principle that muslims are animated by the ethic of “the koran and the sword,” and only understand violence. The idea of “bold-for-krishna” devotees armed with AK-47s in self-defense teams is an obvious corruption of Prabhupada’s principles, enunciated in letter after letter and in millions of words in the hundreds of books he published.
The so-called followers of Jesus Christ corrupted the principles of the “Prince of Peace,” into a theology of conquest, bloodlust, rape and pillage in the Americas and around the world. The followers of Mohammed did the same, corrupting his message of morality into a justification for terrorism. It amazes me that the followers of a man who dedicated his life to peace seem to believe that his message justifies violence.
Prabhupada was not a pacifist. But he was a man of peace. While he differed from Gandhi, he eulogized him.
Here’s letter to “Harbansla Ji” Bombay: 2nd August, 1958.
“...According to Indian way of thought, everyone is advised to do good to others namely not only to the human society but also to living beings other than human beings. ...We should learn to look upon every living being as our own brother and treat him in that love. Mahatma Gandhi’s philosophy began from this philosophy of universal brotherhood which is not restricted to the human kind but to all the species of life. That is the sign of real intelligence. In the Bhagwat Geeta it is stated that a lreanred man looks upon a well educated Brahmin who is well behaved by education and so also upon a chandala who is accustomed to eat the dogs. And what is the purport of this equal vision? The purport is that we should look upon every one as the spark of the Supreme Brahman and we should not look upon the outer dress which every one has to give up one birth after another. I hope you will preach this Indian way of thinking every where in the foreign countries wherever you will have the opportunity. I think that people need this Indian message in this hour of necessity when the atomic bomb is hovering over the head of the human society.”
I am not a pacifist in the sense that I am against the idea of self-defense. But I am a peace-loving man. I have never carried a weapon. I was born in 1953 and in 61 years have walked down dark alleys in the dead of night in New Orleans, Chicago, Los Angeles, Calcutta, Bombay, Mexico City and many other cities without any fear of danger. I have eaten with Chicanos in Los Angeles and black people in Chicago, with Bengalis in Calcutta, and with Mexicans in Tepito.
As long as I have no hate in my heart for others I don’t see why others would want to attack me. I suppose it’s old-fashioned or impractical, but I have faith that God will protect me.
Since I have no interest in harming others I feel that no harm can come to me.
Perhaps this is naive.
But I have lived on this earth for 61 years among white people, black people, brown people, yellow people, pink people and beige people.
I was sitting with some truck-drivers and Hells Angels in Fresno, California a few years ago. One of them, a huge man with a long beard, a beer-belly and rider’s patches on his denim jacket was going on about the right to bear arms.
I told him,
“I’ve have never carried a gun and don’t feel the need to carry one. I think it’s a sign of weakness to carry a gun.”
He glared at me over his iced tea.
When I was in South Africa in 1982 I was lost waiting for a bus.
After a while and old man joined me, waiting. He looked me over.
“You’re new here. What brings you here?”
“I’m looking for the Hare Krishna temple in Johannesburg,” I said.
He smiled.
“A foreigner. You’re one of them that has new ideas. You think we should be equal. But you’ll change.”
The bus came up the road.
“One day some black guy will rob you. They’ll put a damn knife to your throat. You’ll see.”
The bus arrived. I stepped in, leaving the old man.
Days later I was distributing books in downtown Jo-burg. I had collected about 200 dollars in Rand and was doing all right. It was time for a break.
I counted out the bills and put my bankroll inside the vest pocket of my jacket. I counted out enough change to buy a passion-fruit juice smoothie over at the Jucy Lucy stand a block away. I put the change in my pants pocket. I started walking across the main square to the Jucy Lucy. Out of nowhere I saw a flash of steel and felt something cold at my throat. A skinny black dude in jeans. The knife flashed. He rifled my pockets as fast as he could and made off with a dollar and seventy cents in change, disappearing on the run as fast as he appeared. I didn’t have enough time to process.
I had been robbed at knifepoint, just as the man said.
I checked my vest pocket. I looked around the square. People on bicycles, girls in their summer dresses. A guy selling newspapers on the corner.
This incident didn’t change my views. It could just as easily have been a white man or a woman. Racism is stupid. So is religious intolerance. Education is supposed to eradicate this stupidity. But now we are exposed to nonstop propaganda that wipes out whatever education we manage to imbibe. Propaganda enforces stereotypes. It holds up stereotypes as enemies. We have to make war on these enemies and war means sacrifice. Racism is for fools.


Recently a friend told me, “I’m a racist, Mike. You don’t live in the real world. One day you’ll walk down a dark alley and see some black guys and it will change your point of view.” I laughed and told him, “I’m sorry, but every day on my way home from work I walk down three different dark alleys. I’m surrounded by dark-skinned people. I’m a white man living in Mexico. They’re not exactly black, but different shades of brown. It’s too bad you live in such fear.”
I’m tired of racism. My step-father was french; he brought me up to believe that we should treat people as humans. I try not to see people in terms of skin color, but as Eddie or Mac or Eduardo or Lupita. As a teacher I do my best to give every student the attention needed. To do less would betray my profession. My business is to empower people with communication skills so that they can dialogue with others. It’s not my business to treat people differently because they can’t speak english; it’s my business to help them speak better english.
In the hands of a corrupt power structure, racism and xenophobia are propaganda tools to enforce the status quo; they are useful to divide and conquer, to prevent people from understanding their own self-interest. Racism and xenophobia are also roadblocks on the path to self-realization; they are driven by fear and in turn drive the cycle of violence characteristic of the age of Kali. Religious intolerances takes racism and xenophobia to the extreme: we brand people who are “different” as heretics, pagans, subhumans, demons and infidels. Nothing could be farther from the ecumenical spirit of Krishna consciousness.


Srila Prabhupada accepted disciples from all countries and all walks of life. We were black, white, and read the Bhagavad-Gita. We were Chicano, Chinese, and Czechoslovakian. We were the International Society for Krishna Consciousness.

That Prabhupada ultimately rejected Gandhi's views as superficial moral philosophy does not mean that he rejects all moral philosophy. The idea that supreme swan-like souls transcend moral philosophy and dwell in the higher realms of divine consciousness does not pre-empt morality for the people in general. While Bhaktisiddhanta Saraswati also found moral philosophy to be external to the deep truths of divine love, he insisted that his followers adhere to strict moral principles. 
Prabhupada himself also insisted on strict morality.  The idea is that moral philosophy should serve divine realisation. This is a theme that runs through the Vedic literatures from the Vedas themselves to the Mahabharata and the Puranas. Yudhisthira is a paramount example of morality and dharma. Dharma should and must be followed; and yet in the end, swanlike souls discover a higher iteration of dharma that resolves in divine love. And yet the pursuit of divine love implies a deep appreciation for dharma. 
When discussing the schools he planned on founding for children of his followers, Prabhupada wrote to Mohananda in Bombay, 11th December 1972, "Let the small children from all good families in your country come to our Gurukula school and take education from us. They may be certain their children will get the real knowledge which will create the best citizens of brahminical type, clean, honest, law-abiding, healthy, industrious, all good qualities they will have." Notice the values Prabhupada promotes: Clean, honest, law-abiding, healthy, industrious.  He doesn't say that his followers can be crafty and avoid the law for the sake of some higher religious principle. 
In a letter to Rupanuga Das, dated 9 January 1975, from Bombay, Prabhupada writes:
"Regarding the controversy about book distribution techniques, you are right. Our occupation must be honest. Everyone should adore our members as honest. If we do something which is deteriorating to the popular sentiments of the public in favour of our moment, that is not good. Somehow or other we should not become unpopular in the pubic eye. These dishonest methods must be stopped it is hampering our reputation all over the world."
The moral principles upon which Prabhupada founded his society are not elusive secrets: he expressed these principles again and again through thousands of pages of his writings and books. Here's a letter from August 7, 1973 to Butatma: "The qualifications of a brahmana are listed in the 18th Chapter verse 42 of the Bhagavad Gita. 'Peacefulness, self-control, austerity, purity, tolerance, honesty, wisdom, knowledge, and religiousness--these are the qualities by which the brahmanas work. So you should be very much careful to see that our devotees are following the regulative principles and standard practices."
Orwell once wrote of a world where "War is Peace, Freedom is Slavery, and Ignorance is Knowledge." In the fragmented society of the Age of Kali where lies are truth, so-called followers of Prabhupada twist his words to prove that he was a sectarian hater who promoted religious intolerance and violence. I find this offensive. In Spanish we say, "Quien no habla, otorga," or "one who remains silent acquiesces." By standing by silently and allowing people to repeat the same lies again and again I run the risk of supporting their intolerance, racism, and xenophobia. I refuse to remain silent. 
Prabhupada's legacy has been soiled by food and rascals who exploit the innocence of naive devotees.  Krishna consciousness is not meant to be a vehicle for a few interested people to become rich. Bhaktisiddhanta Saraswati Thakura recognised this when he wrote a song in Bengali criticising the things that destroy bhakti: kanaka, kamini, pratistha bhagini: "greed, lust, and pride are like a witch that destroys bhakti," he wrote. Sridhar Maharaja called this, "Dollars, Diplomacy and Despotism."

But Prabhupada's legacy lives on in the hearts, minds, and souls of his true followers. You know who you are.
trinad api sunichena 
taror api sahishnuna 
amanina manadena 
kirtaniya sada hari


“One cannot take the holy name unless he is humble and tolerant. One must be more humble than a blade of grass; lower than the straw in the street. One should be more tolerant than a tree. Without demanding respect one should respect all. Only those who have left ego can take the holy name of Hari.”


Mahaprabhu's followers chanting in kirtan over the fallen body of Hari Das Thakura who had been whipped to death on the order of the Chand Kazi, the cruel muslim ruler.
When the Chand Kazi whipped nam acharya Haridas Thakura to martyrdom, the followers of Mahaprabhu responded with kirtan. The followers of Chaitanya Mahaprabhu from Rupa and Sanatana Goswami to Bhaktivinod Thakura never preached religious intolerance against the muslims. Neither did Bhaktisiddhanta Saraswati Thakura who lived in Bengal, an Indian state dominated by muslims. Sridhara Maharaja lived side by side with many muslim villages near his math in Koler Danga, Nabadwip. Srila Prabhupada did not preach religious intolerance. Prabhupada witnessed the shocking violence of the Hindu-Muslim riots in Calcutta after the partition of India. He was a man of peace who dedicated a life to spiritual peace and realisation.

The Calcutta Riots of 1946, also known as the “Great Calcutta Killing,” were four days of massive Hindu-Muslim riots in the capital of Bengal, India, resulting in 5,000 to 10,000 dead, and some 15,000 wounded, between August 16 and 19, 1946. 


Vultures decide which bodies are Hindus and which are Muslims

These riots are probably the most notorious single massacre of the 1946-47 period, during which large-scale violence occurred in many parts of India. However, the “Great Calcutta Killing” stands out somewhat in the history of Calcutta, given that it was by far the most deadly episode in the recent history of the city.



These violent events did not escape Prabhupada's consciousness, even years later when he presided over an international spiritual movement. He was well aware of the damage caused by religious intolerance. 
And yet after Prabhupada's departure, many of his so-called followers find reasons to justify religious intolerance, racism, xenophobia and sectarianism. This hatred is not exclusive to other ethnic groups, the hatred is directed even at other devotees. It is no wonder that of the 5 or 6,000 devotees originally initiated by Prabhupada himself, so few of them confess to being his followers. It's amazing to me that a group which is so obviously a tiny religious minority is determined to support religious intolerance. 

The boomerang effect of karma may come back to haunt them. 
In the 1980s a handful of Krishna devotees in San Jose were brave enough to cry foul against an institution which was determined to inherit all of Prabhupada's properties and none of his great spiritual legacy. We went so far as to publish books explaining the divine principles of Chaitanya Mahaprabhu as interpreted by Sridhar Maharaja. 

We were banned as heretics from the tax-deductible religious charity organization whose coffers we once worked so hard to fill. We were accused in position papers circulated internationally. Our books were banned. Soon we were visited by hired goons with baseball bats. I won't name names. Some of these people later saw the error of their ways and became friends. Some of them are no longer with us. 

But one night an event took place which sealed my views on religious intolerance. 

It was at our temple and headquarters of Guardian of Devotion Press in San Jose, California, in 1989. We had a habit of rising early to attend religious services called aroti. I've always been a light sleeper; the price to pay for having an overactive brain.  Something awakened me, I can't remember why. There was the acrid, pungent  smell of burning wood.  We were proud of living in the Maybeck home, built entirely out of redwood. Today it would be impossible to find so much redwood. Something was burning. I slept on a little bed the size of a desk that doubled as a table. I jumped up and raced out the door, half-dressed. The walls were panelled redwood. At the end of the corridor a spiral staircase was the only access to the ground floor. Smoke boiled up the stairs. I choked. I could see that the front door was on fire. I raced downstairs. Out the back door. Around the front of the building. The door was a massive 3 inch thick oak door. It was on fire and the flames licked up the door to the front of the residence which was just beginning to catch fire.
In front of the door in a planter meant for a tree that was never planted was a fiery cross, big thick beams tied together and burning. Someone had set up the fiery cross. Someone had poured gasoline on the door and lit it on fire. The flames were getting up to the roof.
Inside our house, on the top floor Goswami Maharaja slept in his office and a number of brahmacharis and guests were also there, maybe about ten people. If we didn't alert them immediately and evacuate the house they would be trapped. I started screaming fire as I ran around and looked for the garden hose. As a side project, I had been planting gardenias and petunias around the side of the house and as luck would have it the hose was at hand. A couple of brahmacharis appeared, sleepy-eyed. Together we somehow got the fire under control. Another minute or so and we would have lost the temple. Someone called the fire department. They arrived about 20 minutes after we extinguished the fire. The captain started hacking on the redwood paneling inside the house to see if the fire was still burning. We were out of danger by now, and Goswami Maharaja told the fireman to put down his axe. "I'm not impressed with your technology," he quipped. We laughed it off later on. Probably some madman.
If we had been a Jewish temple in New York City or a black church in Mississippi this would have been a hate crime. But since we were the Hare Krishnas, there was no publicity.  We'll never know who the authors of the hate crime were; It probably takes more than one guy to set up a fiery cross and torch a door in the dead of night with a quick getaway car. Were the people who tried to burn us to death Christians? Fanatics? Local madmen whose asylum was shut down during the government cutbacks? Or self-righteous members of a certain tax-deductible religious organization who felt that Sridhar Maharaja didn't represent a continuation of Prabhupada's line. It was definitely an act of planned hatred. Others who had dared to criticise the despotism of the new gurus had lost their life. There was the strange case of a man from an ashram on the East Coast who had written articles criticising the new gurus. A contract had been put out. Money was paid. He had been murdered. Just because you're paranoid doesn't mean that you aren't being followed. We'll never know. Uncomfortable with facing reality we forgot the incident and moved on. 
But I had a first-hand experience of the lengths to which religious intolerance can lead people. My reaction was not to confront violence with violence. I eventually went into self-exile in Mexico, having reached the conclusion that the United States, while supposedly based on the principles of religious freedom, is not an atmosphere conducive to the practice of alternative religions.  Americans can be particularly intolerant, in fact, as seen in the recent doings of politicians like Donald Trump. "Violence is as American as Cherry Pie," said H. Rap Brown. I found this to be true;  I find that the Manichean tendencies of Christianity promoting the basic doctrine of conflict between light and dark, good and evil, are often reflected in American attitudes of fundamentalism which resolve in an "us" and "them" mentality.  I find that the "cult" mentality practiced by extremists has very little in common with what was preached and practiced by my guru A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada through his life and words.
He accepted Brazilians, Japanese, Africans, Chinese, Mexicans, and Americans as his disciples just as easily as he accepted south Indian brahmanas: without discrimination.