Lo Pequeño es Hermoso
Reflexiones sobre la Ciencia
El Gran Diseño: La Filosofía está Muerta
En su libro, El Gran Diseño, Hawking dice
que “la filosofía no le ha mantenido el paso a los descubrimientos científicos
modernos, en particular los de la física”. Lo divertido aquí es que toda
investigación científica es filosófica. La Ciencia supone ciertas cosas en su
acercamiento al entendimiento del mundo. Estas suposiciones fluyen desde el
punto de vista filosófico. El enfoque de Hawking acerca del razonamiento
científico es una ideología. Una visión del mundo que fluye desde el
positivismo. Ningún científico es una máquina objetiva.
Positivismo
El positivismo es una idea simple. “Ver es
creer” O mejor aún, como la filosofía del hombre de Missouri: “Muéstrame”. Es
la idea que vale la pena estudiar aquello que puede probarse. Sin prueba
empírica, una idea no vale la pena de ser estudiad y es inútil. El vuelo de una
bala de cañón es útil. Podemos aprender mucho estudiando la trayectoria de un
objeto volador. Por encima de todo es útil en la batalla y como lo plantea Von
Causewitz, “La guerra es la extensión de la política por otros medios” Si
queremos obtener lo que deseamos en el campo de batalla, en última instancia es
útil el estudiar el vuelo de la bala de un cañón.
El vuelo de un colibrí o de la imaginación
humana es totalmente otra cosa. Carecemos del marco científico para estudiar la
imaginación humana. Al final, la ciencia no está segura de que la psicología
pueda justificarse. El positivismo significa ser “positivo” acerca de algo en
el sentido de que podemos ser positivos respecto a que el tren llegará puntual.
Al final, sin embargo, el positivismo es una suposición epistemológica, una
idea acerca del cómo conocemos.
¿Por qué hemos de usar la ciencia para
justificar la psicología? ¿Por qué no ver primero si la psicología justifica la
ciencia? Tal vez la necesidad clasificar y cuantificar todo con una visión
utilitaria es una cosmovisión sesgada.
La “teoría laboral del valor”, una idea que
ha evolucionado desde John Locke, Adam Smith, y Karl Marx es una que satura
nuestra consciencia moderna. Sostiene que una cosa es valiosa de acuerdo al
esfuerzo invertido en ella. Un árbol tiene valor cuando es cortado en leña. El
hombre y su hacha le han agregado valor al árbol, el cual solo en el bosque no
tiene valor. Pero el mismo árbol, cuando es cortado cuidadosamente puede ser
usado como madera. Tiene más valor como madera que puede ser usada para
construir una casa. Y finalmente construir una casa tiene mucho más trabajo
invertido en ella que la leña y vale más.
Del mismo modo, la leña es valiosa, Pero
cuando la misma madera es trabajada finamente en un instrumento musical, el
trabajo que se invierte en éste, crea un valor mayor. Esta es la idea tras la “teoría
laboral del valor”. El valor de una cosa se incremente en proporción al tiempo
y calidad del trabajo que la crea.
En Sánscrito, la palabra karma puede cubrir
también el significado de trabajo. Entonces, según Adam Smith y sus discípulos
economistas, entre más karma se invierta en algo en términos de calidad y
cantidad, mayor será el valor que una cosa adquiera. La “teoría laboral del
valor” fue propuesta por el conservador favorito Adam Smith.
Schumacher fue un pensador económico,
estadista y economista en Bretaña, pero es más recordado por su libro “Lo
Pequeño es Hermoso”, en donde se opone a la teoría del valor del trabajo.
Mientras que Smith la presenta, la “teoría laboral del valor” también fue
favorecida por Karl Marx.
Al criticar la “teoría laboral del valor”,
Schumacher señala que, “estamos alejados de la realidad e inclinados a tratar de
no valorar lo que no hacemos nosotros mismos. Incluso el gran Dr. Marx cayó en
ese devastador error cuando formuló la llamada “teoría laboral del valor”.
Ahora, hemos de hecho trabajado para hacer algo del capital que hoy nos ayuda a
producir – un gran fondo de conocimiento científico, tecnológico, y otro
conocimiento: una infraestructura física elaborada; Innumerableccapital de
tipos de equipos sofisticados, etc.—pero esto apenas es una pequeña parte del
capital total que estamos utilizando. Mucho mayor es el capital que provee la
Naturaleza y no el hombre—y ni siquiera lo reconocemos como tal. Esta parte
mayor es ahora usada a un ritmo alarmante. Y es por ello que es un error
absurdo y suicida el creer, y el actuar en la creencia de que el problema de la
producción se ha resuelto.
Es una ilusión, argumenta Schumacher, el
pensar que aplicando la energía kármica a la destrucción de todo el capital
natural estamos creando riqueza. De hecho estamos destruyendo la riqueza. Al
talar los bosques para crear viviendas, aparentemente creamos riqueza. Al extraer
el petróleo de la tierra y convertirlo en combustible para calentar esas casas
estamos creando más riqueza, Al hacer gigantescas fábricas de automóviles
creamos trabajos y más riqueza. Cuando quemamos la gasolina en nuestros coches,
para acelerar a la gente hacia el trabajo, creamos más riqueza, La expansión
ilimitada y el crecimiento económico desenfrenado se traducen en una riqueza
aún mayor para todos. Pero Schumacher señala que el crecimiento infinito del
consumo material en un mundo finito es algo imposible.
Creer en imposibilidades es quijotesco. Fue
el Quijote después de todo quien creyó en el “sueño imposible” Se nos ha
enseñado y hecho propaganda para creer en el sueño imposible del progreso
científico absoluto. De nuevo, esta es una suposición epistemológica. La
Ciencia nos ha hecho creer que la filosofía está muerte, que la ciencia ha
superado a la filosofía. Pero la ciencia o la creencia en la ciencia es apenas
una distinta clase de filosofía o suposición epistemológica.
La epistemología es el estudio del
conocimiento, ¿Cómo conocemos lo que sabemos? Antes de poder investigar la
realidad necesitamos marcos para organizar nuestro conocimiento. Necesitamos
saber qué preguntas hacer. Si nuestra pregunta es “¿Cómo ser más productivo?” o
“¿Cuál es la trayectoria de la bala de un cañón?” nuestras propias preguntas
implican una suposición en particular.
La Persistencia del Tiempo de Salvador Dalí
. La Epistemología implica suposiciones.
La pregunta “¿Cómos ser más productivo?”
supone que la producción es valiosa. Tal pregunta puede pasar por alto las
advertencias implícitas en una sobre explotación de los recursos naturales. Si
yo pregunto “¿Cuál es la trayectoria de una bala de cañón?” mi pregunta muestra
que yo asumo que la guerra es una herramienta útil para que avance el interés
de la civilización.
Todas las preguntas implican valores. La
Epistemología examina como sabemos lo que sabemos. Sería una pérdida de tiempo
el preguntar acerca de lo que no podemos saber. Entonces, la filosofía nos
permite reducir nuestra búsqueda al ayudarnos a enmarcar nuestras preguntas. Al
reducir el alcance de nuestras preguntas, determinamos lo que puede pensarse y
lo impensable. Aquellos que valoran el mundo positivista que sólo hace
preguntas “útiles” limitan nuestro poder de preguntar. Uno de esos filósofos
fue Kant.
Kant trató de limitar las preguntas
metafísicas, adoptando la actitud de que mientras que la filosofía era en
realidad una teoría del conocimiento debía esta de aplicarse a sí misma a las
preguntas útiles. En lugar de interesarse en los grandes problemas cósmicos,
trató de detener siglos de pensamiento filosófico al reestructurar el problema
de lo que puede conocerse para que encaje en su crítica de la razón.
Kant reestructura la razón
Por supuesto, en otro sentido, como más
tarde señalaría Nietzsche, toda filosofía es en realidad un juego de
dialéctica. En matemáticas usamos números para enmarcar las preguntas y crear
fórmulas. En filosofía, usamos palabras, La Filosofía según Nietzsche y más
tarde Wittgenstein no es en realidad más que un sofisticado juego de palabras
destinado a justificar una visión del mundo que ya se tiene. La visón agnóstica
del mundo de Kant alimentó su destrucción de los argumentos metafísicos. Su
“gran” pregunta fue “¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori?”
Concluyó que la filosofía debía de apoyar las ciencias duras, especialmente la
física. La filosofía después de Kant tiende a evitar las preguntas difíciles.
Al haber abdicado esta área del pensamiento, la filosofía pareciera haber
muerto, al menos académicamente. La Filosofía cede su curiosidad a la ciencia,
Y la ciencia, como hemos observado, descansa su visión en el positivismo. El
paradigma positivista promovido hoy en día se enfoca en las verdades útiles que
pueden probarse experimentalmente y usarse por la tecnología para incrementar
la producción al intensificar la explotación kármica de la naturaleza material.
José Ortega y Gasset: No tan rápido
El Perspectivismo de José Ortega y Gasset
fue una reacción a Kant. El Perspectivismo es la posición de que uno tiene
acceso al mundo a través de la percepción, la experiencia y la razón es
únicamente posible a través de la propia perspectiva e interpretación. Rechaza
tanto la idea de una perspectiva libre o de una interpretación libre de la
realidad objetiva. El perspectivismo de Ortega y Gasset es útil para
desarrollar una reacción a Kant. Ortega y Gasset intenta mantener viva la
metafísica señalando que toda evidencia empírica es por último sujeto de
interpretación a través de los sentidos y la mente. Debido a que la experiencia
sensual y mental es subjetiva, no existe una realidad objetiva absoluta. Una
metafísica subjetiva puede aún contemplarse para balancear el llamado mundo
objetivo. La filosofía sigue siendo necesaria y no tan muerta.
En su obra ¿Qué es Filosofía? Ortega y
Gasset intenta darle sentido al impacto de Kant y más tarde Nietzche en las
subsiguientes visiones del mundo. Él observa que el siglo XIX post Darwiniano,
cambió radicalmente a la epistemología. Por los cambios que la sociedad de este
siglo atestiguó de cómo la ciencia pretende conocer. La física que ahora
dominan la filosofía, tras deshacerse de la metafísica ya no era solamente una
“ciencia dura”.
Con la biología evolutiva Neo-darwiniana,
las ciencias de la vida ya no fueron “ciencias blandas”. La biología no se basa
meramente en una clasificación y en la taxonomía, sino en una ciencia de rigor
matemático. Una manera de conocimiento medico basado en el entendimiento
integral del paciente, o en generalizaciones basadas en la práctica clínica y
en una experiencia de vida ya no serán permitidas. Deben dar paso a modelos
matemáticos como la ciencia que gobierna la senda de las balas de las
ametralladoras.
Nuevas Formas del Saber: Positivismo
Como la era Victoriana se convirtió en la
generación perdida de la Primera Guerra Mundial, la ciencia cambió la vida de
nuestros abuelos. La electricidad revolucionó la vida. Se acabó la
superstición. Aparecieron las medicinas patentadas con brebajes radioactivos
que prometen una nueva salud. . La Coca-cola contiene suficiente cocaína para
darle a la gente un verdadero impulso. Los dogmas quedaron atrás. Nuevos mundos
se descubrieron. Los modelos epistemológicos cambiaron. No había necesidad de
cuestionar los motivos del cientificismo.
La nueva forma del saber sería “objetiva” y
“pragmática” basada en modelos matemáticos. La clase de ciencia que involucra
deducciones precisas, observación sensorial y conocimiento experimental era la
manía. La idea era la de que había un método científico que podía combinar el
razonamiento puro a través del cual llegamos a las conclusiones lógicas u una
percepción pura experimental, confirmando las conclusiones de una teoría pura.
El método de saber que se movía por instinto y presentimiento, imaginación y
creatividad, el antiguo método de la ciencia del Siglo XIX del ferrocarril y las herraduras se dejaría
atrás. La nueva ciencia introdujo avances en física que serían la maravilla
intelectual del Siglo XX y que conducirían a la dominación del átomo.
Verdades Prácticas y Útiles
Ortega y Gasset, siendo un filósofo, no
estaba convencido. Señalaba que el propio método positivista no era el único
ímpetu que movía la ciencia de la física hacia sus increíbles triunfos. La
lógica pura y una percepción objetiva simple nada más no crearon solas el
paradigma científico que llevaría a la sociedad humana hacia esos avances. Los
primeros lados de un triángulo, la lógica y la percepción eran poderosos. Pero
había un tercer que daba poder al paradigma: La utilidad práctica. Y como
epistemología, la utilidad práctica es sospechosa. No sirve al conocimiento
sino a la explotación.
Utilidad práctica
Ortega y Gasset observo que aparte del
ideal de la lógica pura y la esperanza de la percepción objetiva, fue la
utilidad práctica para la sociedad humana materialista la que ha impulsado
realmente el paradigma científico que gobierna los logros científicos y los
descubrimientos. El filósofo español señala que esa “utilidad práctica” es un
marco inadecuado para la investigación científica.
Lo utilitario no es virtuoso
“La tercera característica de la ciencia
(tras la percepción objetiva de la lógica pura), es de uso práctico para el
dominio del hombre sobre la materia, no es precisamente una virtud o un examen
de la perfección de la física como una teoría y una forma de conocimiento”
(¿Qué es Filosofía? José Ortega y Gasset, p 41) En Grecia, esta fecundidad
utilitario no habría ganado una influencia decisiva sobre todas las mentes,
pero en Europa coincidió con el predominio de un tipo de hombre –los llamado
burgueses querían establecerse cómodamente en el mundo, y para su comodidad de
intervenir en él, mara modificarlo para su propio placer. Por ello, la era
burguesa es honrada mayormente por el triunfo de la industrialización, y en
general, por esas técnicas que son útiles a la vida—la medicina, la economía,
la administración.
Prestigio de la Física
La Física adquirió un prestigio sin igual
porque a partir de ella llegaron tanto la medicina como la máquina. Las masas
de la clase media se interesaron en ella no por curiosidad intelectual, sino a
través de su interés material. Estaba en una atmósfera tal que podríamos
llamarla el “imperialismo de la física” se produjo. “Nacidos y educados como estamos en una era
que comparte esta forma de sentir, parece muy natural que el primer sitio de
entre los diversos tipos de conocimiento se conceda a lo que, sea cual sea su
posición en la teoría, nos otorgue el dominio sobre la materia. Pero un nuevo
ciclo se inicia dentro de nosotros: pues no veremos pronto que esta forma de
supremacía hace de la utilidad práctica la norma de verdad con la que hemos
cesado de contentarnos. Empezamos a darnos cuenta que esta habilidad para
dominar la materia y el transformarla de acuerdo a nuestros deseos, este
entusiasmo por el confort es, si uno lo convierte en un principio, un argumento
abierto como cualquier otro. Alertados por estas sospechas empezamos a ver que
la comodidad es meramente una predicción subjetiva, o para decirlo sin rodeos,
un caprichoso deseo que los pueblos occidentales han ejercitado por doscientos
años, pero el cual en sí mismo no revela ninguna superioridad de carácter… la
urgencia por la comodidad y la conveniencia la cual es la razón última para
preferir la física es ahora un índice de superioridad.
La Búsqueda de la Superioridad y la
Conveniencia
Aquí, Ortega y Gasset que escribe en la era
del jazz de 1920 ha definido el motivo del siglo XX: La búsqueda de lo cómodo y
conveniente define nuestro estilo de vida.
Esta búsqueda de lo cómodo y conveniente se
entrelaza con nuestra visión del mundo:
se cuece en nuestra epistemología. El conocimiento práctico de cómo explotar
este mundo, o de cómo tener una vida conveniente no es igual a la sabiduría. Un
poco de conocimiento es algo peligroso. Y sin embargo la ciencia pasa por
sabiduría. Si un niño juego con fósforos reaccionamos. Se los quitamos y le
indicamos al niño: “El fuego no es un juguete”. Si vemos al mismo niño con un
teléfono celular pensamos, “Qué avanzado”,
La tecnología nos impresiona como la
sabiduría suprema. El símbolo de la tecnología es el fuego. Prometeo estaba
encadenado a una roca donde los buitres rasgaban sus entrañas por otorgar fuego
de los dioses al hombre. Parece un castigo injusto y sin embargo ahora tenemos
fuego nuclear y estamos equipados para destruir nuestro planeta. ¿Estaban tan
equivocados los dioses por castigar a Prometeo? O al menos ¿No deberíamos de
tener una filosofía que cuestione los límites de lo que es “útil y
práctico”? ¿Es el fuego nuclear “útil y
práctico”? ¿Es sabia la aplicación absoluta de toda la tecnología para la
explotación máxima? O la sabiduría se mueve en dirección opuesta. Y ¿No debe la
filosofía procurar la sabiduría? Como lo
pone Schumacher, “Cualquier tonto inteligente puede hacer cosas más grandes y
más complejas…. Pero requiere un toque de genio y mucho valor el moverse en la
dirección opuesta”.
Un conocimiento práctico de cómo manipular
los elementos materiales, puede ser “práctico y útil” al crear conveniencia y
comodidad. Pero esta conveniencia y comodidad son sólo temporales. Una sociedad
avanzada ha de ir más allá de los conceptos básicos de la “teoría laboral del
valor”, para considerar un bien mayor, no sólo para la sociedad humana sino
también para el propio planeta. La matanza al por mayor de animales no es
conveniente para las vacas y los toros, las ovejas o los cerdos que se
convierten en hamburguesas. La destrucción masiva de culturas y lenguas
alrededor del mundo tal vez se adaptan al modelo de consumo de Hollywood, o al
capitalista, pero no es conveniente para los nativos y la gente indígena cuyas
tradiciones están desapareciendo. La industria del turismo internacional devora
la selvas tropicales y los arrecifes de coral para crear hoteles lujosos,
arruinado el hábitat de la vida salvaje y los humedales para siempre. Esto no
es conveniente ni cómodo para los habitantes de la selva tropical. Al final,
habiéndonos entregado al consumismo desenfrenado a expensas de las generaciones
futuras, las “verdades prácticas y útiles” del positivismo no han resultado ni
prácticas ni útiles. A medida que las aves y las especies de mamíferos se
extinguen podemos encontrar que la especie humana también se ha puesto en
peligro. El modelo económico basado en la explotación y la ciencia positivista
no es sustentable. El conocimiento práctico, la habilidad para hacer un fuego,
y la sabiduría, el entendimiento del fuego no son equivalentes.
La visión moderna de sabiduría es todo lo
que nos da comodidad. La búsqueda de comodidad y conveniencia informa nuestra
epistemología, la idea de “conocimiento” que impulsa la ciencia. La sabiduría,
se nos dice que es “inteligencia callejera” la sabiduría de lo que es
“práctico”, de lo que es útil, de lo que nos da comodidad. Al eliminar las
preguntas “imprácticas” podemos llegar a lo práctico y útil, De este modo, al
restringir las preguntas que podrían cuestionar nuestra forma de conocimiento
es definido por la comodidad, informada por el materialismo y el pragmatismo.
Pero ¿es esta la verdadera sabiduría?