Prueba de Vida
No hay una prueba científica de le
existencia de Dios, He buscado. Puedes intentar con Google y obtener el mismo
resultado. Las ideas bordean la estrecha área de la “prueba”, sin embargo,
puede ser verdad. Después de todo, la
verdad es más extraña que la ficción. Simplemente observa el 2016
El amor desafía toda prueba como lo hace la
propia existencia. No puedo probar que estoy consciente. La conversación que
tengo en sueños es casi tan real como los que tengo estando despierto. No puedo
probar que la materia del mundo existe, como demostrara Bishop Berkeley.
El escéptico filósofo Hume bromeó acerca de
que mientras los argumentos de Berkeley no admiten la menor refutación, estos
no inspiran la mínima convicción. Uno sospecha de que sus observaciones estaban
inspiradas en la amargura. Hume se propuso
refutar a Dios. Dios era escéptico y Hume ya no existe.
Algunos misterios eluden a la ciencia: El
origen del Universo, las olas gravitacionales, la cura al cáncer, la teoría del
campo unificado, la teoría del todo. El problema de la consciencia es uno de
esos misterios.
La teología intenta resolver el enigma,
pero la teología es únicamente un departamento especial de pensamiento
producido por la mente al trabajar en un aspecto en particular de los
materiales presentes que presentan los sentidos.
Como hemos visto como consecuencia de la
obra de Kant, la religión mental funciona en el nivel racional de consciencia;
este es más o menos el método al igual que el objetivo de la investigación de
los moralistas empíricos, los teólogos y los científicos. La crítica empírica
de la Biblia y todo el tratamiento mental del tema de la religión, están
viciados por la adopción de la así llamada razón. Y debido a que, tal como
hemos señalado, la prueba espera, la teología “racional” es un método equívoco
de explorar los asuntos en cuestión. Para profundizar el entendimiento de la
realidad uno ha de ir por encima de la razón.
A primera vista, la idea de ir más allá de
la razón es una anatema para el cerebro lógico. Los grandes científicos han
hecho sus mejores descubrimientos al hacer eso y preguntar “¿Y qué pasa sí…?” incluso
cuando “¿Y qué pasa si?” desafía la lógica. Esos “experimentos del pensamiento”
encienden la imaginación de los científicos y de los escritores de ciencia
ficción. Grandes mentes han llegado a soluciones elegantes a problemas
matemáticos al razonar en reversa de una visión de realidad. Edward de Bono,
filósofo del S. XX llama “pensamiento lateral# a la manera de ver esta forma de
solución. Para aquellos para quien Dios es auto-evidente llaman a esta clase de
visión “fe”. Los experimentos del pensamiento van más allá de la lógica y la
razón y abren la puerta a la imaginación. Gran parte de la ciencia posterior
del Siglo XX, incluyendo la teoría de la relatividad de Einstein, la física
cuántica y el descubrimiento de los agujeros negros se basó en gran medida en “experimentos del
pensamiento” que iban más allá de la lógica. Einstein nos pidió imaginar un viaje
en un elevador a la velocidad de la luz. Shrodinger nos pidió poner un gato en
una caja que viva y muera de acuerdo a nuestra propia percepción subjetiva. El
autor de Cogito, René Descartes imaginó el mundo físico como una elaborada
ilusión y preguntó cómo podríamos estar seguros de que es real, Platón nos
recodó que así como los prisioneros en una cueva ven sombras parpadeantes en
una pared y lo perciben como la realidad, frecuentemente estamos engañados por
los sentidos y la mente en nuestra interpretación empírica de los fenómenos.
¿Cómo podemos saber si es real?
La preciosa lógica que usamos para
construir la tecnología falla cuando se aplica a la existencia. Nuestra visión
de realidad puede únicamente ser fragmentada, como miles de imágenes en el ojo
de una abeja. Con esa visión fragmentada
¿cómo podemos ver la realidad última? ¿Cómo podemos ver al ser con el ojo de la
razón?
El pensamiento rasional y el análisis son
deconstructivos. Rompe las cosa. Romper las cosas y re-ensamblar las piezas es
trabajo de obrero de fábrica. El análisis es una función primitiva de la mente.
Para entender la naturaleza de la consciencia y de Dios es necesario ir más
allá del análisis, más allá de la razón.
La habilidad para trascender la razón ha
sido siempre cualidad de los visionarios. Incluso los escritores de ficción
especulativa han sido capaces de ir más allá de las restricciones del
raciocinio ordinario para crear mundos alternativos que capturan nuestra
imaginación. La mitología inventiva de Star Wars, por ejemplo, es tan
convincente que los ateos prefieren ese universo que el nuestro. Escritores
imaginan posibilidades a través de experimentos que solamente más tardes se
hacen realidades. Lo que fuera fantástico en tiempos de Julio Verne: los
submarinos como el Nautilus, los cohetes a la luna y el viaje de 80 días
alrededor del mundo son lugar común hoy en día.
Los escritores de ciencia ficción como Ray
Bradbury, Stanislaw Lem y Philip K Dick que escribieron en los 50´s
reimaginaron nuestro mundo como misiones a marte, viajes en el tiempo y mundos
futuros disfuncionales poblados de sujetos en estado de vigilancia, video
teléfonos, androides, y carros auto guiados. Asimov escribe las reglas de los
robots y Arthur C, Clarke se preocupa acerca de la inteligencia artificial
mucho antes de que el microprocesador se usara de alguna forma sustancial.
Estos hombres crearon la mitología de la ciencia ficción en días anteriores a
la televisión a color, cuando la NASA usaba reglas de diapositivas para
calcular la trayectoria de los cohetes.
En donde los científicos insisten en pruebas
rigurosas de la existencia de la conciencia y la mente, son descuidados
intelectualmente cuando se trata de viajes en el tiempo, el desplazamiento
curvo y la fusión fría. Estas posibilidades no están descartadas, ya que son
proyectos de investigación “sexys”. Dios no es un proyecto sexy de
investigación. Así que mientras no exista “prueba”, no se busca ninguna
prueba”. Pero los científicos no son inmunes a las ideas creativas en ldonde
los filósofos se encuentran con la ciencia ficción. Mientras no crucen la línea
de la investigación científica y el misticismo.
Es por esto que los pensadores modernos no
tienen dificultad en discutir las ideas de si los robots son inteligentes o li
tienen derechos los androides. El culto popular del clásico Bladerunner esta
basado en la historia de Philip K. Dick, “¿Sueñan los Androides en una Nave
Eléctrica?” Es irónico que en una era cuando los humanos tienen pocos derechos
la elite académica discuta los derechos de las máquinas. ¿Ya hemos alcanzado la
era de Terminator en donde gobiernan los robots? ¿Es posible la inteligencia
artificial? O es por definición humana la inteligencia. ¿Y qué del viaje en el
tiempo? ¿Cuál es la natrualeza del tiempo y del espacio? Los nerds de la
ciencia ficción aman las películas Matriz. Pero ¿no es en realidad Matrix una
extensión de la metáfora de Platón acerca de la cueva? ¿Y no es la cueva de
Platón un camino concreto de explicar el viejo concepto oriental de Maya, o
mundo ilusorio. No es Matrix un ejemplo de cómo somos engañados por el universo
subjetivo de Maya?
El inventor Ray Kurzweil desarrolló la
tecnología OCR que usamos en el supermercado. Cada artículo que tiene un código
en él le debe algo a Kurzweil. A sugerencia de Stevie Wonder, desarrolló los
lectores de textos para reprodujeran libros de forma hablada. Kurzweil también
desarrolló el sintetizador de teclado moderno. Recientemente desarrolló la idea
de que en un futuro podríamos vivir para siempre “subiéndonos” a nosotros
mismos a la nube y por ello haciéndonos inmortales.
Por supuesto, los fans de científicos y de
la ciencia ficción están abiertos a estas presunciones. Pero trate de discutir
el alma, la vida trascendental o a Dios y la ventana se cerrará. Las ideas de
Dios y de la fe son irracionales, simples supersticiones, no son dignas de ser
discutidas. Está bien hablar de agujeros de gusano en el tiempo o pensar en
robots, pero hablar de la divinidad es caer en el factor “woo, woo”, Vivir en
una realidad virtual generada por la computadora es genial; realizando que el
propio ser eterno está envuelto de algún modo en un mundo ilusorio llamado maya
no es genial.
La ciencia ficción y la loca especulación
que se remonta “más allá de la razón” es genial, mientras se lleve a cabo en
una película o en una pantalla, o en un iPhone. La princesa Lea es genial”. “L
Fuerza esté Contigo” es genial. La devoción espiritual y la meditación en un
mantra es locura irracional, fanatismo, tal vez incluso peligroso terrorismo.
Hay una delicada línea entre el genio y el
misticismo, entre el místico y el loco. Por esta razón, los santos parecen en
ocasiones ser locos. San Francisco, cuando apareció ante el Papa y le pidió
seguir una vida simple, fue considerado un loco peligroso como lo fue
Jesucristo cuando volcó los puestos de los cambistas en el Templo de Jerusalén.
En el lenguaje del Vaiṣṇavismo, un gran
sato que tiene la apariencia exterior de un loco se llama avadhuta. Esas
personas desafían las convenciones sociales normales y desafían nuestro
pensamiento racional. Gaura Kishore Dāsa Babaji era un elevado santo y fue
reconocido por los académicos como un pensador
profundo. Mientras que muchos gurus construyen templos y gastan
pródigamente en centros de meditación. Babaji vivió en la pobreza bajo un barco
en las orillas del Ganges. Evitó escrupulosamente a los hipócritas y
materialistas. Mientras que su honestidad y erudición eran incuestionables,
Gaura Kishore consideraba la devoción a Kṛṣṇa superior en sabiduría y moral.
Estaba bien informado de las conclusiones de las Escrituras, pero pasó su
tiempo absorto en tomar el Santo Nombre.
En ese entonces en India había muchos gurus
y místicos quienes también eran expertos en lógica y razón. Muchos de estos
maestros de élite eran candidatos para acharya, el maestro siguiente más
importante en la línea. Para los observadores más casuales, Gaura Kishore Dās
Babaji parecía un loco, un avadhuta. Y sin embargo, a pesar de la aparente
irracionalidad del comportamiento de Babaji y su excéntrica apariencia externa,
el elevado erudito Bhaktisiddhānta Sarasvatī lo aceptó como su guru,
considerando que era la verdadera continuación de la línea Gaudiya. Mientras el
propio Bhaktisiddhānta fue un distinguido astrólogo, un erudito en Sánscrito, y
un comentador del Bhāgavatam que publicara miles de libros, él estimó la
devoción de Babaji Maharaja por encima de su escolaridad y su análisis
racional.
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