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Thursday, May 2, 2019

Meditacion


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Bhagavad-Gita 


Capítulo Sexto

El Camino de Meditacion




Por Michael Dolan/ B.V. Mahāyogi
Traducido por Teresa Loret de Mola, Tapanandini DD


Al principio del Capítulo VI, Kṛṣṇa resume su tesis de los capítulos previos: “Quien está desapegado de los frutos de su trabajo y trabaja como por obligación, está en la orden de renuncia de la vida, y es un místico auténtico: No quien no enciende un fuego y no trabaja.” El verdadero sannyāsa o renunciante se realiza a través del desapego de los resultados materiales del karma mientras se dedica a sí mismo a Dios, devotamente . El conocimiento trascendental se refuerza con ello.
Este capítulo algunos comentadores le llaman atma-jñāna. La edición de Bhaktivedānta Swāmi lo tiene como saṃkhya-yoga. Nosotros seguimos las versiones de Baladeva Vidyābhusana y Śrīdhar Swāmi que le llaman dhyāna-yoga, que significa el “yoga” de meditación.

Yoga en sí tiene diferentes significados y connotaciones. En general significa “yugo” y se toma en el sentido de cómo estamos vinculados a un poder superior. Subyugar  a dos bueyes conduce a un viaje, que en sánscrito se mide en una unidad de distancia llamada yojana. Entonces, un “yugo” se refiere no sólo al vínculo físico entre dos bueyes, sino al viaje que se realiza al establecer un proceso. En este sentido, la palabra yoga también significa, “La Senda”.
Por lo tanto, hablamos de la senda del karma, la del conocimiento, o la senda óctuple del yoga. Esto puede ser confuso, en el sentido de que parece que hablamos de numerosos caminos distintos, mientras que la meta es la misma. Hemos visto que cuando atma es expuesta al conocimiento trascendental verdadero de la relación entre el alma y la Súper Alma, se ilumina y naturalmente tiende a dedicar todas las acciones en amor divino o bhakti-yoga. Un alma realizada de verdad llega a la conclusión que la acción dedicada en amor a la divinidad es la mejor forma de conocimiento. Por ello, tanto el karma como el jñāna culminan en bhakti. Este es el propósito de los cinco primeros capítulos del Bhagavad-Gīta.

Haciendo a un lado la síntesis de karma y jñāna tal como Kṛṣṇa enseña, muchos buscadores de la verdad se apegan a la idea de la realización trascendental a través de la pura meditación. Tal vez todo el sacrificio es innecesario, razonan. ¿Por qué dedicar todas las acciones de uno a Dios si podemos realizar la divinidad a través de la meditación? Tal vez con sólo la senda de la meditación será más fácil y exitoso que a través del sacrificio y la dedicación. Arjuna siente curiosidad acerca de la senda de la meditación como un esfuerzo independiente. Si lo que Kṛṣṇa está diciendo acerca del alma eterna es verdad, tal vez es tiempo de sentarse y meditar. Puede dejar atrás la lucha del campo de batalla, dejar a un lado el deber y meditar en el ser eterno. ¿Qué hay del yoga meditativo como medio para la salvación?
Kṛṣṇa ha hablado de yoga en formas diversas, Arjuna quiere saber cómo se realiza uno mismo a través de la meditar en el yoga. Y puesto que ha expresado un interés en entender la naturaleza de la meditación, Kṛṣṇa se extiende en el entendimiento del yoga místico en el Capítulo VI, llamado yoga de la meditación, dhyāna-yoga.
Kṛṣṇa conoce lo que hay en la mente de su amigo. Empieza a explicar por ello la senda de la meditación o dhyāna y mostrarle cómo la senda del yoga conduce hacia la perfección. Y, sin embargo, la meditación no puede divorciarse de la dedicación. Al final, la perfección depende no en conocer a la divinidad, sino en el amor divino. Pero como Kṛṣṇa atraviesa sistemáticamente todas estas ideas, aquí tratará con la senda del sistema óctuple del yoga  casi como un asunto independiente, debido a que ya ha explicado como convergen todos estos caminos.
Un buscador sincero de la verdad hallará que el karma-yoga, el jñāna-yoga y el sannyāsa-yoga o renunciación conducen hacia la dedicación. Y así, Kṛṣṇa dice, “No hay diferencia alguna entre la renunciación tal como te la he explicado y el yoga.” Kṛṣṇa ha señalado que la renunciación no es un show externo de abnegación propia, sino la sinceridad interna acompañada con la dedicación auténtica a la divinidad. No hay posibilidad de práctica real del yoga a menos que uno abandone el propósito egoísta. En este sentido, la renunciación al interés propio es el yoga real.
Entonces, los principiantes en el camino verán la salvación a través de los medios externos: el trabajo, por ejemplo. Trabajo o karma es tangible y concreto. Cuando podemos ver prácticamente la realización de un trabajo, entender que está progresando. Así que el trabajo de los neófitos será el medio para alcanzar el yoga: poder ver el resultado. En un nivel más sutil, sin embargo, la intención y sinceridad conducirán hacia una realización más elevada. Pero esto es más difícil detectar externamente. Uno alcanza tranquilidad completa y abandona el apego por el trabajo. Pero incluso uno quien ha abandonado el apego sigue trabajando. Así que es difícil ver la diferencia  entre el alma auto realizada que trabaja sin apego y el materialista que trabaja para obtener ganancias. Ambos están involucrados en el mismo trabajo. La diferencia es interna.
Es por esto que los neófitos prefieren los rituales; es más fácil aparentar. El auto-sacrificio interno no siempre es fácil que otros lo vean.
Y, sin embargo, la auto-realización es personal. Puede que haya una pequeña evidencia del trabajo interno espiritual personal. Por esta razón Kṛṣṇa dice, “Para un yogī neófito, se dice que el trabajo es el medio; pero para alguien que ha alcanzado ya el yoga, el desapego completo de las actividades kármicas se dice que es el medio.”
Y continúa, “Cuando uno está desapegado tanto de los sentidos como de las acción y aun así actúa, y está más allá de la necesidad de propósito, entonces se dice que ha alcanzado el yoga” Aquí Kṛṣṇa explica la naturaleza de la abnegación propia de un yogī. “Indiferente a gustos y desagrados, a través de la rendición completa a la voluntad de Dios el yogī abandona el ego. De este modo se hace posible el control de la mente y los sentidos, pues una vez absorto en el Supremo, el yogī se hace extático y rechaza los impulsos de los sentidos. Si los sentidos nos proveen de ciertos impulsos, la mente acepta esos impulsos y piensa. “Me gusta esto, no me gusta aquello”. Cuando la mente corre tras los gustos y desagrados temporales de los sentidos se descontrola. Cuando la mente no está controlada nos perdemos en busca de los impulsos fugitivos de los sentidos. De este modo olvidamos nuestra naturaleza espiritual y el ego se involucra en la vida material, Controlando la mente a través del yoga nos ayudará a alcanzar la plenitud y la satisfacción espiritual.”



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