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Wednesday, September 9, 2015

La Evolución Subjetiva de la Consciencia




नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्

 देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्



महाभारत
Mahābhārata
Una versión de
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi


La Esencia del Bhagavad-Gita

Capítulo 12

La Senda de la Devoción


Evolución Subjetiva de la Consciencia

El 13º capítulo del Bhagavad-Gīta regresa hacia las cuestiones ontológicas y cosmológicas. Arjuna ha experimentado una epifanía profunda; ha presenciado, de primera mano, la divinidad. Está preparado para rendirse completamente. Y sin embargo para su propia edificación al igual que para el beneficio de quienes escuchen este diálogo, ha continuado con sus preguntas.
Le pide a Kṛṣṇa que defina mejor los términos filosóficos. Quiere que Kṛṣṇa le explique la palabra  prakṛti, (materia) la palabra puruṣa, (espíritu) al igual que kṣetra  y kṣetrajña, el conocido y el conocedor (el “campo,” y el “conocedor del campo,”) o en términos filosóficos “sujeto”,” El conocedor, kṣetrajña, y “objeto" lo conocido, kśetra.
Uno no necesita ser un filósofo para aceptar la senda de la devoción, bhakti. Kṛṣṇa ha dado argumentos extensos para que entendamos el valor de la dedicación.
Pero el Bhagavad-Gīta, al igual que el Vedanta, no es un libro para fanáticos religiosos. Una ontología profunda y bien considerada del ser es lo que aquí se discute.
Aquellos que no están interesados en la ontología o la cosmogonía pueden saltarse este capítulo. Y sin embargo, dado que India es acusada con frecuencia de supersticiosa, uno haría bien en recorrer este capítulo, para aclarar acerca de la naturaleza del “Ser y No-Ser.”
Arjuna dice, “Oh Kṛṣṇa, deseo saber acerca de prakṛti, puruṣa, kṣetra, kṣetrajña, al igual que del conocedor y el conocido, (prakṛtiṃ purusaṃ caiva kṣetraṃ kṣetrajñam eva ca, etad veditum icchāmi jñānam jñeyaṃ ca keśava.   BG 13.1)
La definición de estos términos filosóficos es antigua. Incluso un dato muy reciente del Bhagavad-Gīta hace la definición de estos términos filosóficos de al menos 3 mil años de antigüedad. Ningún diccionario sánscrito puede evitar el significado de estas palabras de Kṛṣṇa en el Bhagavad-Gīta.
Los términos prakṛti y puruṣa pueden definirse de varias maneras. En el sentido general, la palabra prakṛti se refiere a la materia primordial o substancia a partir de la cual se desarrolla el universo físico, bajo la influencia de puruṣa.
En su Bhagavad-Gīta tal como es, Bhaktivedānta Swāmi titula a este capítulo La Naturaleza, El Disfrutador y La Consciencia.
La palabra prakṛti, aquí se refiere a “Naturaleza.” Algunas veces la palabra prakṛti se refiere a “materia” o al “continuum tiempo-espacio,” mientras que la palabra puruṣa se refiere a la “consciencia.” (Puruṣa también se refiere al “Disfrutador” como podemos ver.)
Desgraciadamente en el idioma Inglés, la palabra “consciencia” carece de un significado real tanto científico como filosófico. “”Consciencia” puede referirse a una sensación nerviosa, un sentimiento, emociones, entendimiento mental, inteligencia, auto-consciencia meta cognitiva, realidad espiritual, o incluso el ser supremo.
Aunque claramente capaz de algunas formas de sensación nerviosa, una medusa carece de cerebro. Sin adjetivos calificativos es difícil utilizar la palabra “consciencia” con relación a una medusa. Muchos científicos, incluyo biólogos evolucionistas, creen que la así llamada “consciencia” es un subproducto de la actividad eléctrica en el cerebro. Puesto que la medusa no tiene cerebro, de acuerdo con su definición no está “consciente” Ya que el cerebro es el centro de la sensación nerviosa, es difícil entender cómo sobrevive una medusa.
Mientras que la palabra “consciencia” es la mejor palabra que tenemos en Inglés para describir la “fenomenología del alma”, como Hegel lo ha puesto, debido a la tremenda flexibilidad del Inglés, y la influencia que la cultura popular ejerce en él, es imprecisa filosóficamente. Usar la palabra “consciencia” para describir la totalidad de la naturaleza del ser, entonces, es problemático.
En un sentido general, sin embargo, puede decirse que este capítulo retoma la cuestión de materia y consciencia, o materia y espíritu en donde Prakṛti es la materia y Puruṣa el espíritu. Este es un sentido general aceptado.
Ahora Arjuna, hablando hace miles de años, está consciente del significado general de esas palabras. Sabe que prakṛti significa materia, Sabe que puruṣa significa espíritu. Arjuna no es un hombre ignorante. Pero busca una definición que profundice en esos términos.
Una forma más filosófica de sondear puruṣa y prakṛti sería pensar en términos de sujeto y objeto: El plano consciente, es el del sujeto consciente, y el plano no consciente es el del objeto.  
Es interesante ver estas palabras de otro modo: un debate profundo sobre el “ser” y la “realidad” se vuelve hacia la cuestión del sujeto y el objeto. El filósofo idealista Berkerley postula que la realidad es subjetiva: el mundo está en la mente. En lenguaje Berekelyano todos somos “sujetos” que percibimos el mundo. El mundo conocido, estrictamente hablando, es el “objeto” de nuestra percepción. Este argumento es algo pegajoso, con ramificaciones en la física cuántica en donde las entidades atómicas son ya sea olas o partículas de acuerdo a cómo se perciban; en donde podemos saber la ubicación o la velocidad de una entidad, pero no ambos, de acuerdo con nuestra “percepción” de un evento subatómico.
Una reducción al absurdo de este argumento deriva en decir que este mundo no es otra cosa que un producto de mi consciencia personal. Si yo soy el sujeto entonces el mundo es mi objeto, Entonces en este caso, he de ser Dios.
Obviamente el mundo no es un producto de mi imaginación. Yo no soy el creador.
Y sin embargo el otro lado del argumento también puede reducirse, Si el mundo es objetivo, existe sin la necesidad de la consciencia.
Si escuchamos con frecuencia el meme de que no somos más que las consecuencias de estrellas muertas, que a su vez se han convertido en la consciencia del universo. Polvo de estrellas que de  algún modo se convirtieron en auto conscientes.
Pero ¿cómo se convierte la materia en consciencia? Este es un problema que se supone se ha ido resolviendo desde hace millones de años cuando las moléculas primigenias de los antiguos cometas de algún modo conjugaron la vida. Nuestros científicos están investigando los secretos de esos cuerpos celestes usando la última tecnología. Pero curiosamente, con todos los avances de inteligencia artificial, no hay respuesta en cuanto al origen de la consciencia. ¿Cómo produce el mundo objetivo el mundo subjetivo? O para ponerlo más claro, ¿Cómo puede la piedra producir consciencia?
Entonces ¿Qué surge primero, el mundo de la materia o el mundo subjetivo de la consciencia?
Arjuna entiende la relación entre los mundos subjetivo y objetivo. Tras su conversación con Kṛṣṇa, entiende algo de la relación entre la materia y el espíritu. Aquí le pide a Kṛṣṇa una explicación más profunda.
En la Evolución Subjetiva de la Consciencia, B.R. Sridhar explica, “Primero viene la consciencia y después la materia. El fundamento de todas las cosas materiales es consciente, lo cual es espiritual.
“La consciencia puede ponerse en contacto directamente con la consciencia. Cuando la consciencia alcanza el estado de materia, la “concepción material” experimentamos una especie de consciencia vaga; primero hay una “consciencia vaga” y luego “consciencia material.” Pero todo tiene un lado espiritual.
“Y como almas eternas, nuestra conexión directa con el aspecto consciente de la existencia.
“El alma, entrando hacia la consciencia material, ha de atravesar una reflexión nebulosa de la consciencia.
“Sólo entonces puede el alma experimentar la consciencia material; antes de que la consciencia pura evolucione hacia la consciencia material, atravesará un estado confuso, “cidābhāsa.” Así que en el fondo de toda cosa material hay una concepción espiritual. Esto no puede ser sino cierto.”
Este estado confuso de la consciencia o cidābhāsa es algo como la mente.
“Supongamos que la consciencia llega a sentir la materia. Cuando la consciencia está llegando hacia el mundo material para conocer el mundo material tiene que pasar a través de una especie de “consciencia material,” y entonces puede sentir lo que es la materia.
“De acuerdo con la teoría de Darwin, la materia gradualmente produce consciencia, pero antes de producir consciencia tiene que producir una especie de conciencia turbia, entonces la mente, y entonces el alma, Pero en realidad, es justamente lo opuesto.”
“Así que la evolución subjetiva es paralela a la evolución objetiva o material. Pero en la evolución de la consciencia, el Súper sujeto es primero, entonces el alma individual o jiva subjetiva es después. Entonces desde la consciencia subjetiva de las jivas, se produce la materia.”
Arjuna le ha pedido a Kṛṣṇa que defina prakṛti y puruṣa, al igual que la naturaleza de la relación entre el conocedor y lo conocido o el sujeto y el objeto. Aquí Sridhar Maharaja describe otra idea, el “Súper sujeto.”
De acuerdo con biólogos evolucionistas ateos, la consciencia evoluciona desde lo animales unicelulares primitivos a las medusas a los seres humanos a lo largo de miles de años; desde la consciencia primitiva a lamente adaptada a filósofos auto conscientes. Tal vez en el futuro desarrollemos máquinas auto conscientes con inteligencia artificial. En esta visión, la consciencia evoluciona desde la inconsciencia.
B.R. Sridhar argumenta justamente lo opuesto. Para resumir su punto, empezando con el Súper sujeto, la consciencia se expande hacia los sujetos individuales, los cuales al entregarse a la explotación caen hacia la concepción errónea.
Los mundos de concepción errónea son consecuencia de esa percepción errónea. La consciencia se opaca, y a través de esa concepción errónea confusa de la realidad genera el mundo que se percibe.
El mundo percibido no es abandonado por el Súper Sujeto. Sin la percepción divina del Súper sujeto, el mundo percibido se desvanece hacia la inexistencia. El mundo objetivo es el objeto tanto de la concepción errónea de las jivas como de la percepción del Súper Sujeto.
La metáfora a través de la cual esto puede entenderse está dada por la concepción de Mahavishnu, el avatar durmiente que sueña el mundo hacia la existencia. La consciencia suprema entra en una especie de estado de ensueño a través del cual se le permite a la consciencia confusa congelarse hacia la existencia material. Este es un entendimiento muy sutil de la relación entre el Sujeto y el Objeto, o la Materia y el Espíritu.
La idea de Sujeto y Objeto es doble; la relación entre el alma individual y su mundo percibido: el clásico problema “mente-cuerpo” del pensamiento Cartesiano, y la relación entre la Súper-alma, el alma individual y lo percibido o el mundo objetivo.
Bhaktivedānta Swāmi comenta, “Al discutir el tema del cuerpo y del propietario del cuerpo, el alma y la Súper-alma, encontraremos tres tópicos diferentes de estudio: el Señor, la entidad viviente y la materia. En todo campo de actividades, en cada cuerpo, hay dos almas: el alma individual y la Súper-alma.
“Debido a que la Súper-alma es una expansión plenaria de la Personalidad Suprema de Dios, Kṛṣṇa, Kṛṣṇa dice, “También soy el conocedor, pero no soy el dueño individual del cuerpo. Soy el Súper-conocedor. Estoy presente en todo cuerpo como Paramātmā, o Súper-alma.’  Quien estudia al sujeto material del campo de la actividad y al conocedor del campo muy minuciosamente, en los términos del Bhagavad-Gīta, puede alcanzar el conocimiento.”
Escribiendo en el libro Evolución Subjetiva de la Consciencia, Sridhar Maharaj continúa, “Yo digo que el proceso de la evolución se mueve desde lo alto hacia abajo. La realidad absoluta- si todos afirmamos que hay algo que es la realidad absoluta- ha de poseer cualidades- ¿Cuáles son? Primero, en palabras de Hegel, ha de ser, “Por Sí mismo.” Segundo- y más importante para nosotros, él es “Para Sí mismo,” Existe para satisfacer su propio propósito. No está subordinado a ninguna otra entidad, porque entonces su posición sería secundaria. La Realidad absoluta está completa en él mismo. Todas las demás cosas vienen de él. La substancia perfecta ya existe. Lo que aparenta ante nosotros ser imperfecto desciende en función de sus propios sentidos defectuosos.”
Lo imperfecto ha de depender de lo perfecto, la realidad última. Y lo imperfecto puede ser reparado por ellos para probar su perfección. Para probar la perfección del absoluto, hay lo condicionado y lo no condicionado, la realidad finita y la infinita. El mundo defectuoso por ello no tiene una relación directa con la verdad.
“Sin embargo la consciencia no puede brincar de pronto hacia la concepción de la materia, ha de pasar a través de un proceso para convertirse en consciencia material.
Desde la posición marginal, desde el borde de la potencia más elevada, la evolución y la disolución de este mundo material comenzó. La Evolución y la disolución se refieren sólo a la degradación del espíritu afligido hacia la plataforma de la materia burda y su evolución hacia la perfección.
“Toma el ejemplo del hipnotismo. A través de la forma mística del “hipnotismo”, el Súper sujeto controla al sujeto a que vea una cosa en particular, está atado a ver eso.
“Uno puede pensar que cuando vemos una piedra, por ejemplo, la piedra nos obliga a verla como una piedra, pero es todo lo contrario; estamos obligados a verla como una piedra bajo la influencia del Súper sujeto quien nos muestra todo tal como desea. Cuando ordena “ve la piedra,” entonces veremos una piedra. El control completo hacia todo lo que vemos descansa en sus manos. Ningún poder para controlar lo que vemos descansa en el mundo objetivo. El mundo objetivo es completamente controlado por el sujeto esto se confirma en el Bhagavad-Gīta, cuando Kṛṣṇa dice paśya me yogam aiśvayram. Si Yo digo, “he aquí mi poder místico,” estás obligado a verlo. No tienes elección.”
“La realidad es subjetiva. Está basada en la consciencia. El color se percibe a través del ojo. No es que el color esté ahí y yo pueda cogerlo. Pero el observador ve a través del ojo y percibe el color. Así que el color es una percepción. Su posición como una verdadera sustancia ha de ser rastreado hacia el plano sutil de la existencia es la naturaleza de la realidad: lo burdo proviene de lo sutil.


 


Bhagavad-Gita 12, La Senda de Devocion



नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्

 देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्



महाभारत
Mahābhārata
Una versión de
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi


La Esencia del Bhagavad-Gita







Capítulo 12
La Senda de la Devoción

La naturaleza de la fe es flexible: firme en un momento, puede debilitarse en el siguiente. Arjuna está ahora firmemente convencido acerca de la posición de Kṛṣṇa. Y sin embargo continúa con algo de duda. Hemos escuchado tanto acerca de la liberación del mundo material; cuál es mejor, ¿la liberación o la dedicación?
Arjuna no es por debilidad que pregunta al Señor, sino a partir de su fuerza. En este punto Arjuna es un alma rendida, pero aun así quiere consejos prácticos acerca de la naturaleza de bhakti. ¿Cómo puede ocuparse con toda su energía en el servicio hacia el Señor? En este capítulo de nuevo exploramos los distintos procesos de la auto-realización. Aquí vemos el valor de la eficacia veloz de bhakti para alcanzar la liberación del nacimiento y la muerte e incluso ir más allá, hacia los niveles más elevados de amor divino en el mundo espiritual. Hemos aprendido más acerca de la práctica de bhakti.
De acuerdo con la versión y comentario de Ramanuja, aquí Kṛṣṇa dirige a los principiantes de la auto-realización hacia un entendimiento más profundo del ātma-jñāna. Describe a detalle la naturaleza de las “modalidades” de naturaleza material, las gunas o influencias primarias en la consciencia de los seres en el mundo de la percepción. Y finalmente, describe las excelencias de bhakti.
Mirando hacia atrás hacia lo que hasta ahora hemos visto, podemos resumir el primer Capítulo del Bhagavad-Gītā como expositor de la crisis de consciencia de Arjuna. Quien apela al dharma, al deber, y concluye que no es posible que sea para su beneficio el pelear. En el segundo Capítulo Kṛṣṇa le dice a Arjuna que su concepción del dharma es relativa. Cuando se considera a la consciencia de sociedad vs consciencia espiritual, la consideración absoluta toma precedente por encima de lo relativo. El Señor explica que una entidad viviente no es un cuerpo material sino una chispa espiritual, una parte de la Verdad Absoluta. El dharma verdadero se preocupa más por la consciencia de Dios que de los deberes sociales. Pero ¿Cómo darse cuenta de la consciencia de Dios?
Mientras que en el segundo capítulo, Kṛṣṇa explica que se debe de trabajar sin apego a los resultados, el tercer capítulo introduce la idea del “trabajo en sacrificio” o karma-yoga, el cual es defectuoso cuando uno aún se halla apegado a los resultados de la acción. Arjuna ha de sacrificar su propio beneficio a favor de un bien mayor. El sacrificio es mejor que el egoísmo. En la senda de la realización de Dios, karma-yoga, es un peldaño valioso. Pero el karma-yoga por sí mismo es incompleto.
El cuarto capítulo recomienda un entendimiento más profundo de la realidad: jñāna-yoga. El conocimiento trascendental ha de entenderse de un maestro espiritual fidedigno quien represente la línea de la auto-realización. Un acercamiento más completo hacia la iluminación ha de involucrar el conocimiento. La acción llevada a cabo con conocimiento nos llevará más alto que el puro sacrificio.
El capítulo 5º desarrolla este tema. Se acopla el karma-yoga o la idea de trabajo en sacrificio” con jñāna-yoga o conocimiento trascendental. Cuando el trabajo se lleva a cabo como sacrificio con conocimiento de lo Supremo, gradualmente se transforma en dedicación. La dedicación completa hacia Dios acoplada con un entendimiento de Su naturaleza gradualmente se transforma en bhakti, la senda de la devoción. Esto es altamente recomendado como la mejor senda de perfección.
El 6º capítulo se detiene en la senda del yoga óctuple, pero mientras que varios tipos de yoga se discuten en él, al final del 6º capítulo el Señor dice que de todos los yoguis, el que piensa en Kṛṣṇa en su interior en meditación divina es considerado el más perfecto. La conclusión de los primeros seis capítulos del Bhagavad-Gītā se halla en el servicio devocional, o bhakti.
El 7º capítulo, discute el conocimiento exacto acercad de Dios, definiéndolo en términos ontológicos y cosmológicos, expande la explicación de la metafísica y da sostén al Gīta. Él describe las divisiones de devotos y la superioridad de los devotos desinteresados. Aquí, Dios habla de las entidades vivientes como partes y parcelas del todo supremo y recomienda que transfiera su atención completa hacia el todo a través de bhakti.
El Octavo Capítulo, el “Libro Hindú de la Muerte,” explica los distintos destinos que esperan al alma al momento de la muerte y sostiene que quien piensa en Kṛṣṇa al momento de la muerte es de inmediato transferido al cielo espiritual, la morada de Kṛṣṇa.
El 9º Capítulo explica que bhakti es la forma suprema del karma-yoga. Cuando los sacrificios están infundidos con conocimiento trascendental, y fe pueden crecer hacia bhakti, devoción. Este es el mejor medio para aproximarse a lo divino.
El 10º Capítulo demuestra las opulencias de Dios y da el argumento central del Gītā, en donde la devoción personal hacia Kṛṣṇa es recomendada como la forma más elevada de realización espiritual.
En el 11º capítulo, cuando Arjuna quiere una visión de la realidad divina, no sólo para su propia edificación personal sino para beneficio de generaciones de lectores fieles del Bhagavad-Gītā, Kṛṣṇa se revela a sí mismo, primero en su Forma Cósmica, luego en su forma de Cuatro Brazos como el propio Dios y finalmente en su forma de Dos Manos como la Suprema Personalidad de Dios.
A lo largo del Bhagavad-Gītā, la devoción personal hacia una divinidad personal monoteísta es recomendada por Kṛṣṇa. De acuerdo con la versión del autor del Mahābharata, Vedavyāsa, el narrador, Kṛṣṇa es el Mismísimo Dios. Esta versión es confirmada también por Vaishampayana Rishi, el orador del Mahābharata, al igual que por Sūta Goswāmī quien repite esta versión ante 10 mil sabios en el sacrificio de Naimisharanya.
Kṛṣṇa describe su personalidad divina. Explica que de vez en cuando el propio Dios toma una forma humana para corregir lo erróneo y establecer el dharma en la senda correcta.
Cuando Arjuna duda de Su Divinidad, Kṛṣṇa le da una demostración personal de sus milagros. De principio a fin el Bhagavad-Gītā reafirma la supremacía de Kṛṣṇa como Dios supremo, y bhakti o amor divino como el medio y el fin de la senda de perfección espiritual.
Y sin embargo hay quienes aun así se sienten atraídos hacia la refulgencia del brahmajyoti impersonal de Kṛṣṇa, el cual es el aspecto que penetra todo de la verdad absoluta y el cual es no manifiesto y por encima del alcance de los sentidos. Muchos consideran que Kṛṣṇa es únicamente otra forma de la divinidad. Al igual que otras muchas formas, también desaparecerá en el momento de la realización divina. Muchos trascendentalistas buscan la senda de disolución en lo Supremo y encuentran justificación en su visión en su propia interpretación del Bhagavad-Gītā. Piensan que cuando Kṛṣṇa dice “Yo” o “Mí,” se está refiriendo a un Mi Universal.
Entonces, aquí en el principio del Capítulo 12º, Arjuna desea saber cuál de los dos tipos de trascendentalistas es más perfecto en conocimiento: los personalistas o los impersonalitas.
Arjuna quiere que Kṛṣṇa aclare este punto para las generaciones futuras, ya que él acepta la adoración personal de la forma de Kṛṣṇa. Arjuna no está interesado en la realización de la espiritualidad cósmica.
Arjuna está incómodo ante una fuerza impersonal como Dios. Aquí pregunta “¿Para qué perder el tiempo en esta forma de meditación? ¿Qué valor podría tener?” Arjuna ya ha tenido una revelación divina en el Onceavo Capítulo, Su epifanía es la de que estar apegado a la forma personal de Kṛṣṇa, es lo mejor. Pero aun así, quiere aclarar la distinción entre la concepción impersonal y personal de la Verdad Absoluta.
Kṛṣṇa responde a Arjuna reiterando la importancia de bhakti. Unas cuantas concesiones hacia otros sistemas de yoga en el 12º capítulo, Kṛṣṇa le recuerda a Arjuna que cuando bhakti-yoga es imposible, entonces uno ha de intentar jñāna-yoga, y si eso es muy difícil uno ha de intentar el karma-yoga, y si eso es inalcanzable, incluso trabajos de caridad ordinaria pueden ayudarle a uno a elevarse en la búsqueda de la liberación del mundo de nacimiento y muerte. Ya que las buenas obras están tras el buen karma. Y sin embargo, la senda de la devoción o amor divino es considerada la mejor.
El Señor bendito dijo:   “A aquel cuya mente está fija en Mi forma personal, que siempre se ocupa en adorarme con fe grande y trascendental, lo considero el más perfecto. Otros que meditan en lo no manifiesto, lo trascendente, el todo penetrante, lo desconocido, la concepción de la Verdad Absoluta impersonal- a través del control de los sentidos y que están igualmente dispuestos hacia todos, esas personas, Me alcanzan en mi aspecto impersonal. Y sin embargo, para aquellos cuyas mentes están apegadas a lo no manifiesto, los aspectos impersonales del Supremo, el avance es muy dificultoso. Hacer progreso en esa disciplina siempre es difícil para aquellos que están encarnados.
Bhaktivedānta Swāmī comenta,
“El grupo de trascendentalistas quienes siguen la senda del inconcebible, no manifiesto, aspecto impersonal del Señor Supremo son llamados jñāna-yoguis, y las personas que están en completa consciencia de Kṛṣṇa, ocupados en el servicio devocional hacia el Señor, son llamados bhakti-yoguis. Ahora, la diferencia entre jñāna-yoga y bhakti-yoga está expresada definitivamente. El proceso de jñāna-yoga, aunque finalmente lo conduce a uno hacia la misma meta, es muy dificultoso, mientras que la senda de bhakti-yoga, el proceso de estar en servicio directo a la Suprema Personalidad de Dios, es más fácil y natural para el alma encarnada. El alma individual es encarnada desde tiempo inmemorial. Por ello, el bhakti-yogui acepta la Deidad de Kṛṣṇa como adorable porque hay algo de concepción corporal fijo en la mente, el cual puede ser aplicado.”
Kṛṣṇa continúa:
“Para aquél que me adora, que me entrega todas sus actividades y que es devoto a Mí sin desviaciones, ocupado en el servicio devocional y que siempre medita en Mí, quien ha fijado su mente en Mí, Oh hijo de Prtha, para él soy la liberación inmediata del océano de nacimiento y muerte.”
“Sólo fija tu mente en Mí, la Personalidad Suprema de Dios, y ocupa toda tu inteligencia en Mí. Así vivirás siempre en Mí, sin duda. Mi querido Arjuna, Oh conquistador de la riqueza, si no puedes fijar tu mente en Mí sin desviarte, entonces sigue los principios regulativos de bhakti-yoga. De este modo desarrollaras el deseo por alcanzarme.
“Aquél que sigue este camino imperecedero de servicio devocional y quien se ocupa completamente con fe, y que hace de Mí su ideal supremo, es muy, muy querido para Mí.”

Bhaktivedānta concluye, “En este capítulo la religión de ocupación eterna, la explicación del proceso del servicio trascendental para aproximarse al Señor Supremo, está dada. Este proceso es muy querido al Señor, y Él acepta a la persona que está ocupada en tal proceso. La pregunta de cuál es el mejor- quien está ocupado en la senda impersonal del Brahmán o el que está ocupado en el servicio personal de la Suprema Personalidad de Dios- surgió de Arjuna, y el Señor le contestó tan explícitamente que no queda duda de que el servicio devocional a la Personalidad de Dios es el mejor de todos los procesos de realización espiritual. En otras palabras, en este capítulo se decide que a través de la buena asociación, uno desarrolla apego por el servicio devocional puro y por ello acepta a un maestro espiritual fidedigno y de él empieza  a escuchar y cantar y a observar los principios regulativos del servicio devocional con fe, apego y devoción y por ello se ocupa en el servicio trascendental hacia el Señor. Esta senda es recomendada en este capítulo; por ello no hay duda de que el servicio devocional es la única senda absoluta para la auto-realización, para alcanzar a la Suprema Personalidad de Dios. La concepción impersonal de la Verdad Suprema Absoluta, tal como se describe en este capítulo, es recomendada únicamente hasta el momento en que uno se rinde a sí mismo para auto realizarse. En otras palabras, mientras uno no tenga la oportunidad de asociarse con un devoto puro, la concepción impersonal puede ser benéfica. En la concepción impersonal de la Verdad Absoluta uno trabaja sin resultados fruitivos, medita y cultiva el conocimiento para comprender el espíritu y la materia, Esto es necesario mientras uno no ha tenido la asociación con un devoto puro. Afortunadamente, si uno desarrolla un deseo directo de participar en la Conciencia de Kṛṣṇa en servicio devocional puro, no necesita ir paso a paso para incrementar la realización espiritual. El servicio devocional, tal cual está descrito en la mitad del sexto capítulo del Bhagavad-Gītā, es más agradable. Uno no necesita hermano en lo material para mantener el alma y el cuerpo unidos porque a través de la gracia del Señor todo es dirigido de forma automática.”

Tuesday, September 8, 2015

The Bite of The Snake Prince


नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्


 देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्

महाभरत
Mahābharata
As retold by
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi


Nala and Damayanti


Nala and the Snake Prince









What had become of Nala? After he had abandoned Damayanti, he wandered into the forest, losing his way.  His madness only increased. He fell deeper under the influence of darkness and the wicked demon Kali. And as he went farther from the kingdom of Vishadha, his path took him past the dens of bears and other wild animals into an unknown wilderness.

He walked for days. He ate the edible herbs and flowers of the forest and drank from the pure streams. Even so, his misfortune burned his heart. And one night, exhausted, he found shelter under a tree, spread leaves on the ground and slept on the cold earth in the cool moonlight.  He had not slept long when he was awakened by the sharp smell of burning wood. The air was warm. Opening his eyes, he looked around him and saw the flames licking the trees around him. 
Fire raged through the trees. Small animals scurried along the ground, racing away from the flames. A huge burning branch fell to earth, setting the bushing aflame. All around him burned a great conflagration. Snakes ran along the ground, away from the blaze.

He was about to run when he heard a sound, a voice in the fire, crying: “O great King, Nala, O hero. help me.” Shaking off the influence of Kali who filled his soul with fear, Nala was moved to pity. “Fear not,” he said.

“Help!” cried the voice again.

Nagas
Nala raced towards the sound and into the fire to save the poor creature trapped by the flames. He ran into a copse of trees that had begun to catch fire in the swirling heat. Burning branches fell from the blackened sky as cinders flew. Trapped beneath a fallen tree trunk he found a strange form. “Help!” he cried.

An explosion of flame and light revealed the form. It was  a giant snake-man, a mighty serpent of the Naga race, whose coils where trapped by the fallen tree trunk. The flames leaped higher. 

The serpents scaly coils gleamed green in the flash of the explosion. But from the hips to his head, the serpent’s upper body was that of a man. He was powerfully built and wore a golden crown. 
Naga Snake Prince
“Now this forest fire will burn me to ashes. Deliver me, O King.” 

Nala struggled with the tree trunk, wrestling it away, just as another burning branch fell from above, crashing to the ground with a roar of flames.

He freed the Naga King. “We must escape these flames.” He said. “Can you walk?”

The serpent looked up at Nala. With folded hands, saying, “O Nala. I am Karkotaka of the Naga race. Because I had offended the great rishi Narada, I have been cursed by him to stay here, immobile, until the great king Nala passed this way. As I am cursed, I am unnable to move. You must carry me.”

“But how can I carry you? You are as long as a palm tree is tall.”

“While I was cursed to remain immobile, I can change my shape.

With this the mighty Naga made himself smaller, assuming the form of a tiny viper.

Nala picked him up and ran through the flames. He ran  farther into the forest until he reached a stream. The fire had changed its path and raged out of sight in another part of the forest. 

They were safe. They could still smell the smoke from the blaze, but the fire was far away now. Nala kneeled down at the water’s edge, cupped his hand and wet his brow with the sacred water of the stream. In that moment, he was about to put the viper down, when Karkotaka the Naga said, “Don’t put me down!”

“Just a moment.” Said the snake-man.  “This is important. I want to reward you.  Carry me along a little ways. I will show you something that is to your benefit.” 

“How can you benefit me?” said Nala.

“Listen. I was once a great prince, like you. But I cheated the great Rishi Narada, the seer among the gods. Someday I will tell you the story. Anyway, when I cheated the good Rishi, he cursed me, saying, ‘You act like a snake, so live like one. Be a snake. Here you shall stay, immobile until Nala frees you on this very spot.”

“But I have freed you,” said Nala.

“Ahh, but the wind and the rain have moved me a bit. It’s just over there a few steps. Ten steps to the right. By that tree. Exactly there I shall be freed from the curse and I shall give you something you need.”

 “What will you give me?” said Nala. 

“I shall instruct you as to your welfare, and help deliver you from the curse that is burning your own heart.”

Intrigued,  Nala paced off ten steps to the right. 

“Here?” he said.

“Yes, said the snake. “This is it. The very spot.”

Nagas

Nala held the tiny viper-man gently between two fingers and began to set him down. But with this, the viper bit him, infusing his venom deep within Nala’s veins. Nala was stunned. 

And just as he was reeling from the snake-bite, he saw the tiny viper grow in size. From a hideous and monstrous snake, he transformed himself into a princely young man, well-dressed and decorated with golden ornaments. 

Prince Karkotaka, for indeed he was a prince, smiled a charming smile. Nala sat on a rock, his head swimming with the venom of the snake-bite.

“My dear King Nala, I thank you,” said the snake who was now a charming prince. “You must forgive the indignity of the snake-bite.  But the venom of the Naga has medicinal properties. You have been possessed. Your body has been invaded by the spirit of Kali. 

“The venom will burn him. As long as the venom courses through your veins you can bring the influence of Kali under control. Gradually he will not be able to stand the medicine and he will leave you. In the meantime he whose power has deceived you shall be tortured by the venom of the Naga. As you have delivered me from the curse of Narada, so my medicine will deliver you from the curse of Kali.”

The snake-prince continued, “My dear Nala, you yourself shall feel no pain from the poison, but shall be immune from snake bite for the rest of your days. In addition you shall always be victorious in battle. From this day forward, none shall defeat you. You need never fear the fangs of any enemy, human or otherwise.”

“As to your appearance. You need a disguise. As long as you are recognizable as the King of Nishadha, you will be persecuted by your enemies. I have transformed your appearance. Do not be alarmed. For the moment your disguise is perfect.”

The snake-prince reached into the folds of his garments and produced a cloth. He offered it to Nala who was still reeling from the injection of snake venom.

“Take this cloth. Wear it when you are ready to return to your own form.”

Nala took the cloth. It glowed with celestial beauty. It was finer than silk. He folded it carefully until it was smaller than a matchbook and hit it on his person.

“You have freed me from a terrible curse. In return I shall tell you how to be freed from your own curse,” said the Naga prince.

Recovering his sanity, Nala turned and splashed water on his face. Famine and thirst had made him mad. Fire, Nagas, a prince? Perhaps he was dreaming. The cold water sobered him. Nala looked at himself in the clear waters of the stream.  And in that natural mirror he saw himself a changed man. 

He studied himself. His fine features had become rough. His perfect nose was hooked and long. He touched his face. He had a rough dark beard and large ears and a dull mouth. His fine and curly blond hair was now coal black and badly cut. He was an ugly, vulgar hunchbacked dwarf. And instead wearing the shredded  rags from Damayanti’s sari, he was now clothed. He wore the rough cloth of a chariot driver, a keeper of horses.

He turned to the smiling prince.  “What is the meaning of this?” he said, alarmed. “I helped you and you have bitten me. You said you would benefit me and you have made me a monster.”

“You misunderstand, Nala.” Said the Naga prince. O great king. I have helped you. My bite has transformed you. You are no longer beautiful, but ugly, it’s true. But your ugliness is the perfect disguise.  No one shall recognize you.  

“The poison of my bite will not affect you, but it will burn the one who has possessed you. You may not realize this, but you have been possessed by a powerful demon. His envy caused you to gamble at dice and lose your kingdom. But now he is paralyzed within you by my viper’s poison. As long as he lives within you this devil will be tortured by my snake venom. In this way I have saved you from one who torments you.”

“As I have said,  my venom has special properties. After my bite you shall never fear any animal with fangs, nor any brahmana’s curse.  No poison can harm you.  You shall always triumph in battle. 

“Listen carefully and profit by my instructions. Go now to Ayodhya, the ancient city once ruled by the great Rama, and present yourself to the prince there. 

“His name is Rituparna. Tell him that you are a charioteer and give your name as Vahuka. Make friends with him. Teach him how to handle his horses. He will teach you as much about dice as you know about horses. When you learn everything about dice, you will win your prosperity again. You will meet again with your wife and children and regain your kingdom. Have no fear.”

Adjusting his belt the snake-prince smiled at Nala. He turned to leave, then looked over his shoulder and said,
“Remember. When you want to regain your original form, wear the celestial cloth that I have given you.”


Nala was stunned. He wasn’t sure if he should thank this strange king or slay him on the spot. He stood to confront Karkotaka, but felt rooted to the spot, immobile. Was it the venom? He watched as Karkotaka disappeared into the woods.

Snake Prince, Thailand

Monday, September 7, 2015

Abandoned...continuation.



Nala and Damayanti


Nola leaves Damayanti


Abandoned in the forest, left to die.

“He must have gone to collect fresh herbs and fruits,” she thought. “Nala?” But the forest was silent.

“Nala?”
Something was wrong.  She went around the great banyan tree calling out. “Nala!”
No reply.

Now she shouted through the forest, “My king! Nala!”

But the trees were silent. 

“Alas, my love has gone,” she cried. Half mad she began to ask the trees of the forest, “Where is Nala? Where is the king of the Nishadhas? Did he desert me here in the forest? But how could he? Is this a cruel joke, played by a madman who has lost everything? Nala!”

And as she wandered now through the forest, completely lost, she forgot the path to Vidarbha that Nala had marked out for her. She saw something moving in the bushes. “Nala!” she cried.

“Is that you? Come out and stop this game, and let us go to Vidarbha to see my father.”

 And so she ran from tree to tree, losing herself further in the dark forest until she came to a brook deep in the woods and could walk no further. She thought she could trace his footprints in the sand. But there were only the tracks of the bears that frequented the clear waters of the brook.

“Alas,” she cried. “Nala!” she wailed like a widow, lost in grief, her tears staining her unblemished cheeks. Finally, she sat on a dry trunk in the tall grass by the brook. Unconsoled and grieving, she wept. 

And as she was wept a fierce and powerful a serpent slithered from beneath the trunk. Lost in grief, she didn’t notice how that serpent began to crawl round her leg, catching her in its coils, until it was too late. 

“Nala!” she screamed as the snake bound her closely. “Help me!” 

But Nala was far away by now. The spirit of Kali had drawn him to another part of the woods where he was wandering, lost. 

At this time a hunter was moving through the forest searching for prey. He had long been tracking a stag who had taken water by the brook. Hearing Damayanti’s cries, he was startled and ran to where she sat, struggling with the huge and terrible viper who was poised to strike. 

The hunter drew his bow and let fly a shaft, piercing the viper’s head. As Damayanti shook herself free, the hunter grabbed the snake and with his sharp axe he cut off the serpent’s jeweled head, slaying it in an instant.  

And seeing blood gushing from the serpent’s severed head Damayanti swooned.

The hunter, taking pity on this lost forest maid, carried her to the brook and bathed her forehead with the cool water. When she revived, he gave her some of the food he carried with him and fresh fruit and water to drink.  Faint with fright and hunger, she thanked him and smiled.

But this hunter was enchanted by the beauty of Damayanti.  As her silk garment was wet with the water from the forest stream it clung closely to her slender body. And as she finished eating, the hunter held her in his arms, filled with desire.

“O forest maid with eyes of green,” he said.  “O lovely child whose limbs are nimble as a gazelle, who are you? Why are you here in these dark woods?”

Near unconscious with fright, Damayanti’s eyes went wide. Who was this man?  But, plying her with sweet words of flattery, he began to hold her closer. Seeing her half-clad in a silk garment that left little to his imagination, and noticing her full breasts and round hips, her delicate arms and flawless legs, he became inflamed with lust. 

Looking into her moonlike face, her lotus-like eyes with their curved lashes, he mad with desire. 

Coming to her consciousness, the chaste Damayanti was shocked. She shook the hunter off, pushing him away,  outraged. “How dare you touch the queen of the Nishadhas!” She said. “Nala will kill you.”

The amorous huntsman laughed. “Who is this Nala? We are alone in this forest. Perhaps it is our karma to be together,” he said, touching his knife. He smiled and grasped her arm. “What is not given freely through love,” he said, “may be taken by force.” His knife in hand, his intentions were clear.

The hunter leered and drew her closer in his grasp. But Damayanti, chaste and faithful to her lord, cursed him saying, “If I have been a chaste wife to Nala, if I am pure and constant, then let this beast fall dead on the ground.” And so cursed by the fair Damayanti, the lecherous hunter was struck dead on the ground the instant she uttered her curse,  just as a tree falls when struck by lightning.

And having slain the wicked hunter, the fair and lotus-eyed Queen, Damayanti began to roam through that fearful wilderness alone. All around her she heard the chirp of crickets as she entered deeply in the woods.  She walked softly past the dens of lions, through the hideaways of tigers, stags, buffalos and bears. Different colored birds of varying species fluttered through the trees.   The forest was not uninhabited for there lived many cannibals and carnivorous tribes of men.  She made her way past the lairs of man-eaters and thieves, where wildmen and robbers dwelled. 
Various trees populated the forest from bamboo to Ashvattha to Jambu and Mango and Jack-fruit, Tamarind and Banyans and palms and date-trees.  There were Shal trees, bamboos, and the black ebony trees, Arjuna trees and Nim. 

She walked through groves of Rose-apples and Mangos, Lodh trees and passed fields of sugar cane. There were flowers on her path: Lotuses and Kadambas and Jasmine. Huge and bushy-leaved shade trees gave her shelter and fruit trees such as Jujube and fig-trees gave her fruit.  

Tangled Banyans barred her way as she walked passed brooks and streams and by and by she reached groves of palm trees where there were date palms, coconuts, harita-trees and many others.

Rivulets and streams ran cold through the forest and many different groves of trees were also there. And so Damayanti wandered from grove to grove, lost in the forest, searching for her husband Nala who had been possessed by the demon Kali. 

She passed shady arbours and greeny glens, lakes, and lagoons, crystal pools and raging rivers, birds and beasts of every shape and kind; she saw serpents, forest elves, duendes, dwarves and yakshas. She wondered at many sights on her sojourn through the woods. But nowhere could she find her Nala. And so she mourned and wasted away in anguish, her every limb trembling with sorrow.

She had long since forgotten the way to Vidarbha and famished with hunger and distressed at her separation from Nala she began to lament.

“O king of the Nishadhas, O you of broad chest and mighty arms, where have you gone and why have you left me here in this forest?   O my lord will I die alone in this forest, eaten by bears? Why have you abandoned me?”


And so Damayanti went north until after many days she came to a grove of trees where saintly sages had made their ashram in the woods.