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Thursday, June 23, 2016

Romance Hindu XXI La Incredible y Triste Historia de un Amor Prohibido Por los Dioses: Nala y Damayanti


Mahābharata
Una versión de
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi

Romance Hindu XXI
La Incredible y Triste Historia de un Amor Prohibido Por los Dioses:
Nala y Damayanti






“Tu padre muere de preocupación”, dijo el brahmán, pero tú pequeña hija, Indrasena, está muy bien e Indrasena tu hijo crece cada día fuerte y saludable. Por tu bien, cientos de brahmanes como yo peinan la tierra, buscando alguna señal de que estás con vida”.
Damayanti tomó el anillo de sus manos. El recuerdo de su padre trajo de nuevo color a sus mejillas. Regresó el anillo a anciano brahmán. Se descubrió la cabeza. “Perdóname por no reconocerte de inmediato, querida Sudeva. Por supuesto que ha pasado mucho tiempo”, dijo, uniendo sus manos y dando sus respetos. Sonrió. Ahí parado, de cerca, Sudeva pudo ver que su belleza natural regresaba. Tal como el arroyo de la montaña se regenera con las lluvias del monzón, Damayanti resplandeció, pensando en sus hijos y su padre y su hogar en Vidarbha.
Sunanda los invitó a sentarse. Y ahí, en los jardines reales conversaron.
Damayanti hizo mil preguntas a Sudeva, quien era un gran amigo de su hermano. Preguntó por los hijos del Rey Bhima y las damas de la corte mientras el sabio Sudeva escuchaba y le daba consuelo.
Y mientras hablaban, Sunanda se retiró discretamente y fue  a ver a la madre del rey de Chedi. Sunanda le dijo a la reina madre, “Ha venido un brahmán de la corte de Vidarbha. Ven a ver”.
Rápidamente la Reina madre abandonó sus aposentos íntimos y hacia donde se hallaba la misteriosa compañera de Sunanda hablando en voz baja con el viejo sabio brahmán.
Y la reina madre preguntó a Sudeva, "Esta joven me ha dicho un cuento extraño y maravilloso de los reyes y los príncipes y el exilio. La encontramos caminando como una vagabunda, enloquecida, atormentada por niños salvajes y perros. Y al ver que ella tenía algo noble en ella, la hemos refugiado en nuestra corte. ¿La conoces? ¿Cuánto de lo que ella dice es cierto?

Nala y Damayanti en el bosque
Ante lo cual Sudeva dijo, “He tenido la fortuna de conocer al monarca de Vidarbha, Bhima, quien es siempre generoso con los brahmanes. Allí, en ocasiones, he dado mi consejo a ese gran rey. Esta señora es Damayanti, la hija del Rey Bhima, princesa de Vidarbha. La reconozco por la hermosa marca de su frente. La conozco desde que era una niña, jugando en la corte del rey- Su esposo es el Rey de Nishadha, Nala, hijo de Virasena. Nala fue timado con su reino por su envidioso hermano, Pushkar, quien jugó con él a los dados. Cuando Nala fue exiliado, la fiel Damayanti lo siguió hacia el bosque. La buscamos desde entonces. La ha salvado usted de morir de inanición. Que Viṣṇu bendiga la piedad de tu alma.
La Reina Madre no pudo detener las lágrimas y se acercó y abrazó a Damayanti. “Entonces eres la hija de mi mismísima hermana,” dijo. “Tu madre y yo, somos ambas hijas del Rey Sudaman de Dasharna. Nos separamos hace mucho tiempo, cuando ella se casó con el Rey Bhima y yo me casé con el Rey Virabahu. Y ahora te recuerdo, mi niña. Fue en casa de mi padre en Dasharna. Mi hermana, recientemente casada con Bhima vino de visita. Eras sólo una bebé pegada al pecho de tu madre. ¿Cómo podría haberte reconocido, tan crecida?”
A lo que Damayanti contestó, “Nadie ha sido tan amable conmigo como lo has sido tú. Me aceptaste, pensando que era una extraña, pero me cuidaste como si fuera tu propia hija. Sólo hay un sitio en el mundo más placentero que tu hermoso palacio aquí en Chedi, y es mi propio hogar en Vidrbha. Y ahora que mi regreso es seguro, por favor, oh Reina Madre, dale a este pobre mujer desterrada permiso para partir hacia mi hogar. He de regresar a casa en donde mis pequeños hijos esperan por mi regreso. No han visto a su padre Nala desde hace tanto tiempo, pero tal vez si estoy ahí. Puedo darles algo de consuelo. Oh Sudeva, gracias. Me has devuelto la esperanza. Vayamos a Vidarbha”.
Y la Reina Madre, con lágrimas de felicidad en los ojos dijo, “Sea, hija mía”. Y llamó a los guardias: “Preparen el palanquín. ¡Irán hacia Vidarbha!”
Brihad Aswa dijo, “Y fue así que un espléndido palanquín se preparó para Damayanti. Ocho hombres fornidos transportaron el palanquín real sobre las montañas de Vindhya custodiadas por un poderoso ejército. Y debido a su elevado nacimiento, le otorgaron finos ropajes, bebidas refrescantes y comida deliciosa.
Regreso a Vidarbha
Poco a poco la princesa regresó a Vidarbha, en donde Sita, nacida de la tierra, reinara alguna vez. Los ciudadanos de Vidarbha se regocijaron y cantaron mantras Védicos al ver su regreso. Hallo ahí a sus parientes en buena salud. Indrasena e Indrasen corrieron hacia su pecho y la abrazaron con fuerza, mientras las lágrimas de Damayanti bendecían sus frentes.
El Rey Bhima abrazó a su hija y olió su cabeza. Él también lloró lágrimas de dicha y cubrió a besos a Damayanti entre su larga barba blanca. El rey declaró el día festivo y recompensó al viejo brahmán Sudeva con mil vacas, tierra para que pastaran, oro y plata, y un templo para la adoración a Viṣṇu. Y en todo el territorio se regocijaron por el regreso de su hija y princesa, Damayanti.
Cuando todos se hubieron retirado y la noche estaba en paz, la madre de Damayanti fue a verla.
Damayanti Abandonada en el Bosque
Y tras haber hablado largamente en la noche, luego de que Damayanti le contara todas sus vicisitudes en el bosque, al final le dijo: “Estoy muy feliz de ver de nuevo a mis hijos. Si he de vivir, será una vida estéril sin mi Nala. Si me amas madre, haz lo que puedas para ver que encuentren a Nala. Que sea tu principal encomienda encontrar al heroico Nala y traerlo de vuelta a casa. Esto es todo lo que te pido.”
Ante esto la honesta madre no pudo dar respuesta, pues estaba segura de que Nala estaba perdido para siempre. Su rostro se ensombreció, no pudo contener su dolor. “Oh Damayanti”, dijo, “Pídeme lo que quieras, pero me temo que hemos perdido a Nala”. Y tras esto tanto la madre como la hija lloraron desconsoladas, y así pasaron la noche.
El Cantar de Damayanti
Cuando el sol se elevaba por entre los árboles Ashoka en los jardines ralaes de Vidarbha en donde Damayanti un día vio al cisne mensajero, la Reina dejó dormida a su hija y se dirigió hacia los aposentos privados del Rey.
“¿Qué novedades?” dijo él. “Se ha reanimado nuestra hija después de su arduo calvario?”
“Ella duerme ahora” dijo la Reina. “Pero se lamenta por la pérdida de Nala. Mientras lloraba, rompió el silencio y me dijo que debemos buscarlo”.
El Rey Bhima frunció el ceño. “Oh, el pobre Nala murió hace mucho en el bosque. He enviado brahmanes a buscarlo por todas partes. No hemos sabido nada en muchos meses. Cómo sería posible que semejante gran rey abandonara a su esposa. No, Nala ha de haber muerto”.
 “Debemos intentarlo de nuevo”, dijo la Reina. Y de nuevo el rey Bhima convocó a los brahmanes a la corte. “Por favor hablen con mi hija”, dijo el rey. “Está desconsolada”.
En ese momento la joven Damayanti se aproximó a los brahmanes reunidos y les hablo así:
“Mis queridos padres santos. Creo que Nala está vivo. Creo que se ha disfrazado para evadir la sentencia de muerte dictada por su cruel hermano, el Rey Pushkar. No pregunten abiertamente por Nala”.
Y uno de los brahmanes dijo, “¿Cómo hemos de proceder, mi señora? Somos brahmanes honestos, siempre directos. ¿Por qué medios hemos de preguntar por Nala?”
A lo cual la princesa de Vidhara respondió de la siguiente manera: “Han de hablar con precaución. En cada reino vayan hacia donde los hombres se reúnen. En cada reunión repitan estas palabras una y otra vez:
९ क्व नु त्वं कितव छित्त्वा वस्त्रार्धं प्रस्थितो मम
     उत्सृज्य विपिने सुप्ताम् अनुरक्तां प्रियां प्रिय
 १० सा वै यथा समादिष्टा तत्रास्ते त्वत्प्रतीक्षिणी
    दह्यमाना भृशं बाला वस्त्रार्धेनाभिसंवृता
११ तस्या रुदन्त्या सततं तेन शोकेन पार्थिव
    प्रसादं कुरु वै वीर प्रतिवाक्यं ददस्व च
(Mahābhārata Book 3. 68.9-12 )

kva nu tva kitava chittvā vastrārdha prasthito mama |
utsjya vipine suptām anuraktāṃ priyāṃ priya ||
sā vai yathā samādiṣṭā tatrāste tvatpratīkiṇī |
dahyamānā bhṛśa bālā vastrārdhenābhisavtā ||
tasyā rudantyāḥ satata tena śokena pārthiva |
prasāda kuru vai vīra prativākya dadasva ca ||
“¿A dónde has ido, jugador, rey mío?
Me abandonaste mientras dormía.
Rompiste mi vestidos y desapareciste, amor mío.
Me dejaste durmiendo en el bosque, amor mío.
Sola, abandonada y perdida.
“¿A dónde has ido, ahora que me has dejado?
Ella se sienta y espera por tus órdenes;
Torturada por el dolor y la pérdida;
Constantemente llora de dolor, rey mío.
Ten piedad y vuelve a mí”.
“Reciten esto en donde quiera que haya hombres reunidos”. Dijo ella, “Y añadan esto:

“Una esposa ha de estar protegida; no abandonada y dejada en soledad.

Wednesday, June 22, 2016

Romance Hindu XX La Incredible y Triste Historia de un Amor Prohibido Por los Dioses: Nala y Damayanti

Mahābharata
Una versión de
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi

Romance Hindu XX
La Incredible y Triste Historia de un Amor Prohibido Por los Dioses:
Nala y Damayanti







Maldecida por los dioses por su belleza.

“Tal vez fui maldecida por los dioses por mi belleza”. Dijo. “Cuando no tomé a alguno por esposo, se enojaron y me maldijeron. Usted es amable, pero será peligroso para usted darme refutio. La maldición de los dioses me seguirá a donde vaya”.
Pero la Reina Madre era buena y dijo, “Quédate aquí conmigo, hija. Lo que dices es interesante, pero no puedo creer que alguien tan hermoso como tú, pueda ser maldecido por los dioses. Mis hombres hallarán a tu esposo. No creo que alguien tan lindo como tú haya sido maldecido por los dioses. Quédate un tiempo aquí. Anunciaremos al mundo que has llegado y tu esposo con seguridad vendrá a encontrarte”.
“Usted es amable”, dijo Damayanti. “Si insiste me quedaré. Pero tengo unas cuantas condiciones. No comeré las sobras de ningún plato ni lavaré los pies de nadie. No hablaré con ningún hombre, y nadie me solicitará como esposa. A cualquier hombre que insista e insista en hacerme su esposa  se le dará muerte. Este es mi voto. También necesito hablar con los sabios del bosque que me prometieron que me reuniré con mi esposo”.
Y la Reina Madre accedió, diciendo, “Sea”, y llamó a su hija Sunanda.
Sunanda era la Princesa heredera, hermana del propio rey Chedi. Y la Reina Madre dijo, “Sunanda, por favor acepta a esta señora con aspecto de diosa como tu compañera personal. Ella viene de la tierra de la propia Sita-devi y nos está haciendo una visita real”.
Y la hija de la Reina, Sunanda le dio la bienvenida a Damayanti en sus aposentos junto con sus asociadas y doncellas y la aceptó como su amiga personal, mostrando todo respeto hacia ella.
Y de este modo Damayanti vivió en la corte de Suvahu como amiga personal de la dama Sunanda por algún tiempo.
Descubren a Damayanti: Regreso a Vidarbha
Uno a uno los brahmanes llegaron al reino de Vidarbha, al gran festín que organizara el Rey Bhima. Llegaron desde todos los rincones del reino. Y al terminar la ceremonia. El rey les dijo a los brahmanes reunidos, “¿Qué noticias tienen de mi hija, la hermosa Damayanti? Si alguien tiene alguna notica de su paradero, consulte con mi ministro después del prasadam”.
Esa tarde, los dos brahmanes que estaban en el banquete de Rituparna tras la carrera, se adelantaron.  En una reunión confidencial con el rey, le dijeron acerca del fantástico enano con poderes asombrosos y le hablaron del delicado arroz con azafrán que había servido.
“No estoy seguro si esto ayuda”, dijo uno, “pero estoy seguro de que el enano Vahuka tiene algo que ver con Nala”.
El rey agradeció a los brahmanes y les dio ropa y plata en caridad. Había escuchado de sus espías que el cuerpo de un cazador había sido hallado muerto, misteriosamente asesinado en la jungla en donde cazaba, no lejos de donde Nala y Damayanti fueron vistos por última vez.
Otros llevaron rumores de un príncipe extraño, Karkatoka, quien había sido maldecido por Narada a estar inmóvil en el bosque como una serpiente. Había sido liberado y había regresado a gobernar su reino. Entre los rumores estaba la idea de que había sido Nala quien lo liberó de la maldición de Narada.
¿Sería posible que su yerno, Nala, estuviera escondido tras un disfraz? Tal vez su disfraz tenía algo que ver con ese enano tan famoso, quien cuidaba los caballos en el reino de Ayodhya. Qué idea tan descabellada. Pero cosas más extrañas habían pasado en el reino de Vidarbha.
Pero, ¿en dónde estaba Damayanti? No había noticias de su hija. El rey recompensó a los brahmanes abundantemente y renovó su solicitud de noticias.
La luna cambió y transitó por las estaciones. El verano se fue y vino, Los brahmanes buscaban por todos lados a Damayanti.
Entonces, un día, un brahmán llamado Sudeva llegó al reino de Chedi. Y ahí en el interior del majestuoso palacio se quedó pro algún tiempo como invitado.
Una tarde mientras el brahmán oraba, adoraba al Señor Vishnu con el mantra sagrado cuando el sol desaparecía por encima de las montañas de Vindhya, vio a una de las acompañantes de la Reina Sunanda, brillaba dorada como brilla el sol a través de una nube oscura.
Al terminar su rezo la siguió con la mirada. Pensó que ésta debía ser la antigua princesa de Vidarbha, pero la princesa de ojos grandes estaba apagada en su belleza. Se deshacía en dolor y angustia. Y sin embargo sintió que era ella.
“¿Podría ser que la hija de Bhima estuviera aquí, adornando la corte del rey Chedi como compañera de su Reina Sunanda?” pensó. “El Rey Bhima está casi muerto de preocupación. He de saberlo con certeza”.
No pudo evitarlo y fijó su mirada en Damayanti. La hermosa Sunanda, la Reina, entró. Juntaron sus brazos y caminaron por los jardines reales. A la luz de la tarde, Damayanti se parecía a la luna, hermosamente oscura con sus pechos hermosos y abundantes, sus grandes ojos como lotos.
Parecía un loto que hubiera sido arrancado de las aguas placenteras de Vidarbha y plantado en los jardines reales de Chedi, un poco marchito y cubierto de polvo; Era como los rayos polvorosos de la luna que tiemblan de miedo después de que Rahu se traga a la luna oscura. Su belleza era como un estanque que espera la lluvia, o una poza en donde los lotos se marchitan cuando los pájaros se han marchado. O como un loto que se seca cuando el estanque no tiene agua. El sol quema el loto cuando el agua se seca; así se veía Damayant sin Nala: viuda del gozo del amor, entristecida y melancólica.
Su luz se había atenuado. Abandonada por su esposa, su belleza ya no brillaba como antes.
“Y ¿dónde está Nala?” pensó el brahmán. “Mientras Damayanti es la más hermosa de toda la tierra, buscada incluso por los dioses, su belleza de algún modo se desvanecía. Sin alegría, aturdida por la pérdida, ella vagaba aquí en Chedi, de luto por Nala. ¿Habría muerto en el bosque? ¿O vagaba, poseído por fantasmas o demonios en la vasta jungla de leones y osos, olvidado, desterrado y exiliado?”
Y pensando esto, el brahmán se aproximó a la Reina, Sunanda, y su acompañante real, dijo: “Queridas Señoras, por favor discúlpenme. Soy un humilde brahmán”.
Y Sunanda, tras dar sus respetos al brahmán dijo, “Benditos los humildes, buen señor”.
“Mis bendiciones a ustedes dos”, dijo. “Dejen que me presente. Mi nombre es Sudeva, vengo del reino de Vidrbha”.
Damayanti se sonrojó al escuchar el nombre del reino de su padre e inclinó la cabeza.
“El Rey Bhima me ha enviado aquí a buscar a su hija perdida Damayanti, quien siguió a su esposo Nala hacia el exilio hace mucho tiempo”.
El rostro de Sundanda brilló, pero Damayanti temió que fuera una trampa. Ella bajó los ojos y se cubrió la cabeza con su sari y apretó fuertemente el brazo de Sunanda. Susurró, “Sunanda: Recuerda la sentencia de muerte. ¿Qué tal si este brahmán ha sido enviado por Pushkara?”
El brahmán, quien escuchara este intercambio dijo, “Confíe, soy honesto”. Sustrajo de entre sus ropajes un anillo, dijo, “Mirad. El Rey Bhima me ha dado este anillo y me ha dicho que lo muerte a quien se parezca a Damayanti. Mi querida señora. Sé de que cuando solías correr en los jardines reales de Vidarbha. En una ocasión te vi jugar con un cisne dorado. Sé que debes ser Damayanti. Mira, ve si es el anillo de tu padre y si soy honesto”.
Ella palideció. Se adelantó a tomar el anillo de la mano curtida del brahmán.

Proper Renunciation


Prapanna-Jivanāmṛtam





तृतियोऽध्यायः

CHAPTER III

श्री भक्त वचनामृतम्
Śrī Bhakta-vacanāmṛtam
Soul-tonic:
 Words from the bhaktas
continued...
Acceptance of what is favorable.


3.5

उत्साहादि गुण अनुकूलत्वाद् आदरणियः

utsāhādi guṇa anukūlatvād ādaraṇiyaḥ

Enthusiasm is primordial for Kṛṣṇa-bhakti.


उत्साहान् निश्चयाद् धैर्यात्
तत्-तत्-कर्म-प्रवर्तनात्
सङ्ग-त्यागात् सतो वृत्तेः

षड्भिर् भक्तिः प्रसिध्यति

utsāhān niścayād dhairyāt
tat-tat-karma-pravartanāt
saṅga-tyāgāt sato vṛtteḥ
ṣaḍbhir bhaktiḥ prasidhyati [5]

bhaktiḥDevotion prasidhyati–is nourished ṣaḍbhiḥ–by these six [qualities]: utsāhāt–enthusiasm, niśchayāt–conviction, dhairyāt–perseverance, pravartanāt–engaging [in] tat-tatsuitable karma–activities, tyāgāt–giving up saṅga–[bad] association, [and] vṛtteḥ–[following] the conduct sataḥ–of the great souls.

Dedication to Kṛṣṇa is a six-fold path: It requires enthusiasm and faith, but also perseverance.  One must take up suitable activities, those that are favourable to devotion, give up bad association and follow the conduct and teachings of the great souls.




युक्त वैराग्यम् एवानुकूलम्

yukta vairāgyam evānukūlam

The practice of  proper renunciation or "Yukta-Vairāgya" is most favorable for dedication.

[note: yukta-vairagya has a special meaning. The word yukta and yoga are related. yukta means joined, linked, yoked, united, proper, just, regulated. Vairāgya means "renunciation." So yukta-vairāgya means "proper renunciation," or "renunciation linked with service,"  "practical renunciation," or "regulated renunciation."



    A.C. Bhaktivedānta Swami Prabhupāda
    Bhagavad-gita As It Is 9.28 Purport:


    One who acts in Krsna consciousness under superior direction is called yukta. The technical term is yukta-vairagya. This is further explained by Rupa Gosvami as follows:

    anāsaktasya visayān yathārham-upayuñjatah
    nirbandhah krsna-sambandhe
    yuktam vairāgyam ucyate
    (Bhakti-rasamrta-sindhu 2.255)

    Rupa Gosvami says that as long as we are in this material world we have to act; we cannot cease acting. Therefore if actions are performed and the fruits are given to Krsna, then that is called yukta-vairāgya

    Actually situated in renunciation, such activities clear the mirror of the mind, and as the actor gradually makes progress in spiritual realization he becomes completely surrendered to the Supreme Personality of Godhead. Therefore at the end he becomes liberated, and this liberation is also specified. By this liberation he does not become one with the brahmajyoti, but rather enters into the planet of the Supreme Lord. It is clearly mentioned here: mam upaisyasi, "he comes to Me," back home, back to Godhead. There are five different stages of liberation, and here it is specified that the devotee who has always lived his lifetime here under the direction of the Supreme Lord, as stated, has evolved to the point where he can, after quitting this body, go back to Godhead and engage directly in the association of the Supreme Lord.


    Anyone who has no interest but to dedicate his life to the service of the Lord is actually a sannyasi. Such a person always thinks of himself as an eternal servant, dependent on the supreme will of the Lord. As such, whatever he does, he does it for the benefit of the Lord. Whatever action he performs, he performs it as service to the Lord. He does not give serious attention to the fruitive activities or prescribed duties mentioned in the Vedas. For ordinary persons it is obligatory to execute the prescribed duties mentioned in the Vedas, but although a pure devotee who is completely engaged in the service of the Lord may sometimes appear to go against the prescribed Vedic duties, actually it is not so.


    It is said, therefore, by Vaisnava authorities that even the most intelligent person cannot understand the plans and activities of a pure devotee. The exact words are tanra vakya, kriya, mudra vijneha na bujhaya (Caitanya-caritamrta, Madhya 23.39). A person who is thus always engaged in the service of the Lord or is always thinking and planning how to serve the Lord is to be considered completely liberated at present, and in the future his going back home, back to Godhead, is guaranteed. He is above all materialistic criticism, just as Krsna is above all criticism."
3.6
यावता स्यात् स्व-निर्व्वाहः स्वीकुर्य्यात् तावद् अर्थबित्
आधिक्ये न्यूनतायाञ् च च्यवते परमार्थतः

yāvatā syāt sva-nirvvāhaḥ svīkuryyāt tāvad arthabit
ādhikye nyūnatāyāñ ca cyavate paramārthataḥ [6]

A person with genuine insight will accept what he needs to keep body and soul together. Both accepting more than what one needs as well as neglecting one's needs can lead one from the path.
Śrī Vyāsadeva

In a letter to Hayagriva Das dated June 14, 1968, Śrīla Prabhupāda defines yukta-vairāgya as follows: 

One can advance in transcendental life by process of negativating the general practice of materialistic life. The exact adjustment is in Vaisnava philosophy, which is called Yukta Vairagya, means that we should simply accept the bare necessities of our material part of life, and try to save time for spiritual advancement. 


Another iteration of the same idea... "A devotee should not live very gorgeously and imitate a materialistic person. Plain living and high thinking are recommended for a devotee. He should accept only so much as he needs to keep the material body fit for the execution of devotional service. He should not eat or sleep more than is required."  Prabhupāda, http://prabhupadabooks.com/d.php?qg=849

Śrīdhara Mahārāja points out that both exploitation and renunciation are undesirable: And renunciation is not the remedy. That is the next point. The Buddhists and Sankarites say, "Yes, renunciation is the remedy, leave everything." But the Vaisnavas come with a third proposal. They know it is temporary living in the land of exploitation, but one cannot exist without engagement, Only renunciation means withdrawal, to return to zero. That is not desirable. So the Vaisnavas say that there is a land of dedication, and that is normal, where every unit is a dedicating unit. And dedication must be towards the centre. 


The real principle of knowledge is to see everything in relation to Kṛṣṇa:

तत्र कृष्ण सम्बन्धयस्यैव प्राधान्यम्

tatra kṛṣṇa sambandhayasyaiva prādhānyam

त्वयोपभुक्त-स्रग्-गन्ध वासो ऽलङ्कार चर्च्चिताः
उच्छिष्ट-भोजिनो दासास् तव मायां जयेम हि

tvayopabhukta-srag-gandha vāso 'laṅkāra carccitāḥ
ucchiṣṭa-bhojino dāsās tava māyāṃ jayema hi [7]

O Kṛṣṇa, your servants will easily defeat Māyā, armed as they are with your flower garlands, with remnants from your worship, and the prasādam of your offerings. As they are immersed in your worship they will certainly cross over the ocean of birth and death.