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Tuesday, March 21, 2017

Las Locuras de la Razon II

El Difícil Problema de la Conciencia



La maniobra intelectual de Kant era la de apartar a Dios de todos los fundamentos epistemológicos. Lo que no puede descubrirse a través de la epistemología apropiada carece de ontología de acuerdo a este razonamiento. Lo que no podemos conocer no ha de existir.
Puesto que no podemos “conocer” a Dios en el sentido técnico de la “razón” definida por Kant, Su “existencia” se halla fuera de la cuestión. Se trata de restringir cuidadosamente las preguntas que se pueden hacer. Si se establece un tabú a las preguntas, entonces algunas cosas quedarán sin duda “fuera de la cuestión” Esa era la misión de Kant.
La metafísica de Kant no sólo está matizada de agnosticismo sino que también de armonías ateas. Su llamada filosofía de las religiones es en realidad un ataque a las religiones de su tiempo. Él descubre que los “sentidos morales” son trascendentales de algún modo, ya que no tiene bases racionales. En su obra “El Gen Egoísta” Dawkins señala que es un suicidio ser “altruista”. Los genes pueden sobrevivir y adaptarse solamente a través del egoísmo, según Dawkins, quien extiende la idea a la especie. Como señala Darwin, “La supervivencia del más apto significa que sólo los fuertes sobreviven. No hay sitio para ningún sentido moral en la jungla”. Si los seres humanos tienen un sentido moral pueden contradecir la propia ley de la jungla. El sentido moral puede parecer que trasciende la condición animal, ya que no hay sitio ahí por la moralidad cuando el poder opera el derecho. Entonces fue Kant quien sintió que nuestro sentido de la moral de algún modo trasciende la condición humana y pensó que eso era prueba suficiente de una especie de Dios. Pero su concepción de divinidad era frívola y superficial. Para Kant, Dios no tiene sitio en el universo. Dios estaba muerto, pero su fantasma permanecía en forma de conciencia moral como una especie de sombra pálida.
Pero en realidad Kant intentaba erradicar la religión y teología de cualquier discurso académico serio. Su genio se muestra en el hecho de que tuvo éxito, especialmente en Occidente como se puede ver en las enseñanzas de ateos como Bertrand Rusell.
Los filósofos orientales tienen una aproximación distinta. Para la filosofía oriental, especialmente los puntos de vista que fluyen desde el Vedānta y los Upaniṣads, la conciencia existe antes y después de la razón y trasciende lo puramente racional. El atma, el ser, es un hecho auto-evidente que ha de tomarse en consideración antes de ningún intento de racionalización.
Los filósofos de la razón del S XIX encabezados por Kant odiaban la mera idea de la subjetividad. Vivimos en un mundo ordenado, pensaron, cuyo orden puede descubrirse a través de la observación, el estudio y la razón. Kant pensó que había definido los límites de la razón negando toda prueba de la existencia de Dios. Señalando que lo sobrenatural es irracional. Ya que es irracional por ello no es razonable, se halla más allá de la razón y no vale la pena discutirse. Pero espera un minuto. ¿Y qué si la razón no es la única forma de conocer algo? Y nuevamente ¿si algo está más allá del conocimiento no existe? Nadie puede ver las ondas de radio o los campos electro-magnéticos. No podemos ver la gravedad. ¿Simplemente porque un problema es difícil de resolver votaremos para sacarlo de la existencia? Rene Descartes planteó lo que se llama el problema “mente-cuerpo” el cual sostiene que la mente y el cuerpo son entidades de substancia diferente. Mientras que el dualismo cartesiana tiene ha preocupado a los filósofos desde el S XVI, los científicos modernos creen que sólo hay substancia física: si la mente existe es propiedad de la materia física, en otras palabras la mente es un subproducto de del “epifenómeno” del cerebro. Puesto que la conciencia no puede existir sin el cerebro es una prueba simple de que la conciencia se origina en el cerebro. Ya que tanto la mente como el cuerpo son aspectos de las propiedades de la sustancia física no hay dualidad. Sólo la materia existe. Sólo la substancia física existe.
Desafortunadamente la conciencia tiene una forma extraña de introducirse. En los análisis de las partículas subatómicas no hay forma de entender la realidad sin hacer referencia a la subjetividad. De acuerdo a cómo se hace una observación la realidad cuántica es distinta. Esto abre una nueva serie de problemas. Es sencillo desechar el problema mente-cuerpo diciendo que no existe, no hay nada que ver aquí, sigan. No hay problema mente-cuerpo porque sólo existe la materia. Podemos explicar la mente como una especie de fenómeno físico. Debido a que sólo existe la materia no hay una dualidad. Esto es llamado “fisicalismo”, o un intento de explicar físicamente todo fenómeno.
Pero esta es una posición extrema. El filósofo moderno Thomas Nagel señala “Si el fisicalismo ha de defenderse, han de tomarse en cuenta los rasgos fenomenológicos físicos. Pero cuando analizamos su carácter subjetivo parece que tal resultado es imposible. La razón es un fenómeno bastante subjetivo que esta esencialmente conectado con un punto de vista singular y parece inevitable que la teoría física objetiva abandonará ese punto de vista”.

En otras palabras, todo es subjetivo. Tratamos de crear un análisis “objetivo cuando unimos nuestros recursos y eliminamos los puntos de vista personales. El análisis “Objetivo es útil, pero nunca verdaderamente objetivo. Por eliminar sistemáticamente todos los factores subjetivos de un análisis tendremos que eliminar la conciencia del método científico. Pero si el sujeto de nuestro anális subjetivo es la conciencia, el intento de objetividad finalmente fallará. Todos somos sujetos. Cuando intentamos convertir a un sujeto en un objeto de estudio nuestro intento de aplicar la “objetividad” a la realidad subjetiva hallaremos que la prueba nos elude. Es fácil decir que “todo tiene una explicación física#. Más difícil es probarlo cuando se trata de la conciencia. Es por ello que es una deshonestidad intelectual deshacerse de la cuestión, sólo porque es difícil. No es tan fácil desechar a Descartes. El mantiene que la mente inmaterial y el cuerpo material son dos cosas completamente diferentes de substancia distinta y que interactúa entre sí. Los filósofos materialistas rechazan esto como sobrenatural. Debido a que ninguna explicación sobrenatural ha de admitirse en ningún momento de acuerdo al punto de vista del dualismo Cartesiano ha de ser derrotado y rechazado. Pero la conciencia permanece como el problema “duro” de la ciencia. Por qué cualquier estado físico es consciente más que inconsciente es llamado el “el difícil problema de la conciencia” Los métodos convencionales de la ciencia involucran la explicación de las funciones, la dinámica o las estructuras, ¿Cómo opera la luz? ¿Cómo opera la electricidad? ¿Cuál es la naturaleza del flujo dinámico de la carga de lo negativo a lo positivo? ¿Cuál es la estructura del cristal? Todos estos son problemas simples, aunque no triviales. En la sicología moderna tal vez apliquemos muchos de estos conceptos científicos al comportamiento mental. Sabemos cuántas drogas distintas producen alteraciones mentales o inconscientes por ejemplo. Pero ¿qué es la conciencia? No somos capaces de decidir. Incluso hay una pregunta más difícil ¿Por qué la conciencia? Si pudiéramos resolver esta cuestión podríamos entender la diferencia entre la vida y la muerte.  Ningún científico se atreve a contestar a esta cuestión, debido a que involucra el ir más allá de los métodos usuales de la ciencia. Es por ello por lo que la conciencia se considera un problema “difícil”. Sobrepasa los límites de lo que la ciencia puede explicar. Por esta razón la propia pregunta es un tabú. Incluso considerar la cuestión puede exiliarlo a uno de los salones de la academia como un charlatán, un lunático o un bicho raro. Parte del reto viene del hecho que el mundo subjetivo no encaja en la “ontología fisicalista”, o una que afirma que sólo existe la materia y que sólo podemos discutir las funciones y la dinámica de la materia en un universo físico. Pero la descripción física de la conciencia está incompleta. La mera discusión del “cómo y el qué” o de las fnciones de la conciencia no pueden comprender el “porqué” del significado. La ciencia es deshonesta intelectualmente cuando clama que busca significado. No lo hace en lo absoluto: la ciencia se justifica describiendo estados y funciones, para explicar la dinámica y cómo los elementos físicos interactúan con el paso del tiempo. La ciencia no considera el significado. Y sin embargo la explicación de la ciencia de la conciencia no sólo es imposible sino que es fundamentalmente incompleta. Sólo yo puedo sentir el dolor de un que me quiten un diente. Nuestra experiencia subjetiva nadie más puede conocerla. Como señala David Chalmers, nadie más sabe lo que es ser el sujeto para el sujeto. “Lo que hace al problema duro difícil y casi único es que va más allá de los problemas de desempeño de las funciones. Para ver esto, notemos que incluso cuando hemos explicado el desempeño de todo las funciones cognitivas y su comportamiento en la vecidndad de la experiencia-perceptiva discriminatoria, su categorización, su acceso interno, su reporte verbal- aún siguen habiendo preguntas sin respuestas: ¿Por qué el desempeño de estas funciones va acompañado de la experiencia? (El difícil problema de la Conciencia https://pacotraver.wordpress.com/2010/03/24/el-problema-dificil-de-la-conciencia/ )

Sunday, March 19, 2017

Los Inquisidores

"La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura." 

"El corazón tiene razones que la razón desconoce."


La Razon y la Locura


Puede parecer contra intuitivo argumentar en contra de la razón. Después de todo ¿no es la razón responsable de todos los avances de la civilización moderna? El humanismo avanzó descartando el misticismo y la superstición y abrazando la razón. Pero en nuestra sociedad actual, la avariciosa estructura de poder de explotación mantiene la chapa de la sofisticación racional mientras descarta su humanismo. Tal como informa Dostoievski en El Gran Inquisidor. Cristo quien ya no es necesario, el sumo sacerdote de la razón nos enseña a no cuestionar sino simplemente a obedecer. Las preguntas acerca del ser necesitan no preguntarse. El sumo sacerdote nos enseña que la religión ha de seguirse mientras se entienda que la religión no tiene significado. El espíritu no tienen significado, Las únicas explicaciones racionales para la existencia son las explicaciones físicas No hay significado y es inútil el buscarlo. La obediencia al paradigma podrá producir satisfacción material y es eso todo lo que se necesita. Todo lo demás es nulo.
El cero dividido entre cero es cero. Cero más cero es cero.
El profundo cinismo de la élite en el poder enseña la doctrina de la tecnología. “Todo tiene fundamentos racionales, pero son demasiado sencillos para entender el razonamiento complejo. Dejen eso a nosotros. Les proporcionaremos las justificaciones racionales. Continúen.”
Pensar es un asunto peligroso. Los científicos, tecnócratas, economistas y los burócratas responsables pensarán por nosotros. Debemos ocuparnos admirándonos a nosotros mismos hasta la muerte con las redes sociales, autocensurando nuestros mensajes amistosos mientras el gobierno rastrea nuestra comunicación en busca de traición.
Puesto que el asalto a la conciencia es total. Los inquisidores creen que el propio pensamiento debe ser petrificado y fosilizado. Incluso piensan que puede ser clasificado y analizado. Según dicen. No se permite la creatividad. Así que nuestra lógica nos hace agnósticos; estamos paralizados con la ambivalencia. Como Arjuna en el campo de batalla de Kurukṣetra, somos incapaces de actuar.
Sólo conocemos la incertidumbre, no podemos hablar de lo que es, sólo de lo que podría ser. Nuestro lenguaje está torturado por condicionales. Sólo el Gran Inquisidor nos dice lo que es la realidad y nosotros obedecemos. Todos los hechos son meramente puntos de vista partidistas. Aquellos que estamos entrenados en la lógica sostenemos ambos puntos de la cuestión en nuestras mentes hasta que somos inmovilizados por el equilibrio de la razón petrificada. Esto es ser profesional. Cualquier cosa menos que eso será amateurizada. Así que nos asfixiamos en la duda agnóstica hasta que se nos dice que obedezcamos. Después de todo, pensar puede ser peligroso.
El Inquisidor nos hará pensar que cualquier experiencia clara del ser ha de ser prohibida como peligrosa. Debemos entrenarnos, no sólo para evitar la auto-realización, sino a detectarla en otros y reportarla cuando ocurre. Estás siendo observado.
Sartre creía que la libertad es nuestra condición existencial. En realidad, no queremos nada con la libertad. Queremos que nos digan qué hacer y cómo hacerlo. Este era el punto de Dostoievski. Su Gran Inquisidor reta a Jesús. “La gente quiere pan y milagros. Tú los has liberado. Ellos no quieren libertad. Tomamos su pan y lo bendecimos para ellos, creando milagros. Ellos gustosos renuncian a su libertad a cambio de los milagros que les damos. La verdadera libertad es una esclavitud. Las iglesias proveen la esclavitud que ellos necesitan. Anda” Jesús se desvanece tras besar al Gran Inquisidor.
En nuestro mundo racional, adoramos la razón pero no tenemos tiempo para pensar. Después de todo, los expertos harán lo de pensar por nosotros y nos lo explicarán después. Cualquiera que piense por sí mismo, después de todo, es un terrorista. Nuestros valientes líderes nos dirán que el terrorismo y el pensar han de ser castigados con la muerte. Aquellos que podrían saber mejor están afligidos con un cinismo profundo que los mantiene inmovilizados.
La curiosidad intelectual no es tolerada. Dejemos que piensen los expertos. Y de cara al poder ciego los pensadores pensarán lo que se les diga que piensen. No puede haber cuestionamiento hacia el paradigma dominante. La explotación es la única verdad, independientemente del partido político que sea. La razón es sólo una máscara del poder. No ha de tolerarse la verdadera curiosidad intelectual. Las grandes mentes del día están explotadas para la creación de esquemas financieros y armas militares. La ciencia cognitiva se esclaviza a la investigación de la inteligencia artificial la cuan al final será usada para crear policías robot para proteger al rico y poderoso. Los mejores y más brillantes genios en filosofía y literatura serán cosechados para crear caricaturas pornográficas que entretengan a las masas.
Los intelectuales restantes serán educados en la pasividad y el miedo. Esclavos de las máquinas, su experiencia, como la del científico loco de una película de los 50’s, servirá de modelo comercial para extraer la única gota exprimida de la energía de la naturaleza.
Hay un círculo viciosa entre el complejo militar corporación-industrial y los salones de la academia. Los proyectos de investigación favorecen solamente el modelo de explotación. Si se puede hacer dinero en convertir las selvas tropicales en papel higiénico, los científicos de Harvard harán el trabajo pesado en investigar y desarrollar.
Si hay ganancia en arrasar el coral de la Gran Barrera de Coral para hacer una medicina contra el acné, Yale y Princeton mostrarán el camino. Nada es sagrado.
Cualquier aroma de lo sagrado será desinfectado y desodorizado, no sólo por las autoridades académicas sino por la iglesia autorizada también.
Conforme los trabajos de fabricación son dados a los robots, el poder de liderazgo en cuestión ha crecido. La suya es una conjunto de mentes obsesionadas con los sistemas y el control sobre los sistemas como esencia del poder. Es lo opuesto al liderazgo. Todo es acerca de la forma por encima del contenido: una mentalidad en la cual la continuidad y mediocridad son la misma cosa. Hoy en día, es tal su poder, que se sienten cómodos al poner grilletes a la ciudadanía con deudas transferidas a ellos desde órganos corporativos.
Se complacen en sopesar  la creación de empleos contra el calentamiento global, como si fueran opuestos. Es como si ellos, siendo expertos, hubieran negociado hábilmente un acuerdo con el planeta mismo. Una compensación. Pero se supone que no debemos de pensar. Se nos ha dicho. “Todos saluden al valiente líder quien es el gran negociador. El líder puede parecerse al Payazo Bozo o a un villano de Batman. Pero no estamos para cuestionar al líder. El hacerlo sería considerado traición. ¿Cómo es posible que 200 años de humanismo, iluminación y razón nos hayan traído a esta situación?
La civilización está en crisis, sobre todo porque no somos capaces de preguntarnos cuestiones serias acerca de nuestras sociedades y acerca de hacia dónde se dirigen. La crisis no es nada más económica, sino filosófica. Cuando prevalece la deshonestidad intelectual y la explotación sin sentido se convierten en tabú los cuestionamientos del paradigma básico dominante. Las preguntas de conciencia tal ves sean un problema “duro” para la ciencia, pero es uno que raramente se considera.
Mientras tanto, el Gran Inquisidor de la ciencia barre a un lado las preguntas acerca de la auto-realización. Mientras nos nutre con el pan de la tecnología. Nos dan milagros, pruebas de progreso, avances continuos- tecnológicos, digitales, médicos. Y prometen milagros mayores incluso, en el futuro- inteligencia artificial, clonación, robots, incluida la mismísima vida. Pero ¿a qué costo? Entendemos más acerca de los elementos: sabemos más acerca de las funciones de las fuerzas primarias del universo. Pero entendemos menos que nunca quienes somos y cuál es el significado de la vida.  Como sociedad al convertirnos en esclavos de la razón hemos olvidado la búsqueda del sentido y del ser.
Y ¿qué hemos construido en el sitio del entendimiento profundo del ser? Tras dos siglos de luchas por la libertad en Europa y América, revolución, violencia y guerras mundiales la sociedad que hemos establecido con base en la razón y el humanismo carece de ambos.

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En Estados Unidos, la llamada culminación de democracia y libertad, por ejemplo, ha tenido un enfoque sorprendente en las ciencias, el mercado libre, la aplicación del racismo de estado. Internacionalmente, el triunfo de la razón pasó a producir un mundo dominado por un puñado de imperios comerciales y políticos. Los grandes Estados fundados en los principios de libertad y en la ideología de la razón exhiben los mismos síntomas: violencia, dictadura, racismo institucionalizado, todos servidos por la ciencia y el llamado mercado libre. ¿En dónde está el humanismo? Si esta es la culminación de la gran cultura de la razón, por qué la sociedad actual se caracteriza por el racismo y la ley de la jungla? Cuando se elimina la fachada de la “razón”, cuando miramos tras la retórica de los derechos humanos, constitucionales y las elecciones libres, lo que vemos es la cruda explotación. Los políticos internacionales los administradores y los líderes intelectuales hablan de la santidad de los tratados libres y el crecimiento. Pero no hay una santidad equivalente cuando se trata de la vida humana. Los contratos son sagrados. Nos encelamos al ver que las deudas de otras personas están pagadas. En la religión de explotación somos aún más religiosos acerca del utilitarismo, lo práctico, e pragmatismo. Adam Smith es un santo y su teoría laboral del vlor se ha convertido en dogma. Estas son los principios de la fe de la explotación cuyo remate de hierro es el paradigma de la razón. Se nos ha dicho que la educación es la llave. Si empujaos la razón a través de la educación, un nuevo día amanecerá y habrá un mañana más brillante. Pero en el paradigma tecnológico de la explotación, la educación necesita no hacer preguntas. Es para entrenar en tecnología. En nuestra sociedad moderna la educación no está interesada en preguntas, sino en entrenamiento. La educación ha sido empujada hacia lo utilitario. El entrenamiento, no la educación son el perro guardián de cada día. Porque el objetivo de la educación no es el de inspirar, sino el de enseñar conformismo y obediencia. Los científicos como Dawkins y Hawking se enorgullecen de ser inconformistas, pensadores independientes. Promueven el mito de que ellos son Galileo luchando con el dogma de la Inquisición española. Pero estos hombres no tienen coraje. Sirven al paradigma dominante como perros. Su agnosticismo es cobardía. Con todo su poder intelectual rehúsan tomar una posición pues están paralizados de indiferencia. Lejos de luchar en contra de la inquisición, son ellos mismos inquisidores forzando obediencia al paradigma de la explotación. Odian la idea de conciencia, pues la conciencia implica lo sobrenatural. Pero el negar la conciencia se niegan a sí mismos. Y al establecerse como inquisidores fomentan el conformismo del paradigma auto destructivo sin sentido de la explotación que aplastará el alma humana.