Mahabharata en Español
(Gracias a Teresa Loret de Mola, Tapanandini D.D. por la traducción)
Vírgenes
Amba, Ambika, Ambalika |
Diciendo esto, viajé como el viento,
atrayendo a esas doncellas hacia mi corazón mientras ellas intentaban escapar
de mi cuadriga. Los reyes reunidos estaban furiosos. Impacientes tomaron sus
armas y escudos, se montaron a los carros de guerra y fustigaron a sus caballos
hacia el frenesí de la batalla. Estos arrogantes jóvenes príncipes,
desesperados por las vírgenes que había pillado parecían meteoros furiosos, sus
ojos rojos de furia, sus espadas y armaduras reflejaban el sol.
Ancient War Chariot |
Me persiguieron por la rivera del Ganges,
mi madre, y hacia los valles de Varanasi fuera de la ciudad de Kashi. Yo había
atado a las niñas al carro y me apresuré
con mis caballos, caballos ardientes que han visto muchas batallas.
Cuando al final me atraparon en las
planicies de Varanasi, giré la carroza y mantuve mi sitio. Los príncipes
reunidos oscurecieron el cielo con sus flechas, así que yo lancé una lluvia de
flechas también, guiadas por los mantras que había obtenido del terrible Paraśurāma,
mis flechas bloquearon la avalancha de dardos. Me atacaron ellos por todos los
flancos y lanzaron flechas como nubes de rayos. Yo respondí, disparando hacia
el noble pecho de esos grandes monarcas y enviándoles al reino de Yamaraja,
quien a todos juzga.
Hombres valientes se estremecían al ver la
aterradora batalla. Partí hombres con mis flechas, cercené cabezas y perforé armaduras. Sus gritos aterraban mientras caían
alrededor mío, sorprendidos al ver sus entrañas esparcidas sobre la tierra
sedienta.
Mi habilidad para destruir a mis enemigos
era tan grande que aún los guerreros que peleaban conmigo empezaron a
aplaudirme mientras me alejaba a toda prisa, todo ello mientras mantenía a las
tres vírgenes agarradas, la cuadriga de un poderoso guerrero apareció entonces
en el campo de batalla.
Era Shalva el del gran poder, mientras me
iba cabalgando él gritaba enfurecido tras el polvo que mi carro
levantaba”¡Deténte! ¡Espera! ¡No huyas como un perro de Shalva, quien te reta a
un duelo justo! ¡Quédate, tú perro de Bharata, que te haz atrevido a robar a mi
esposa!” Volteé mi carroza y giré mi rostro hacia él en duelo de armas. Le dije
“¡No es un perro a quien te enfrentas! Es a mí, Bhisma, un tigre entre los
hombres, aniquilador de ejércitos hostiles, quien ahora te castigará como el
perro que eres.” Esperé por él.
Miles de guerreros estaban quietos e inmóviles
como espectadores, esperando ver el gran duelo de armas. Acomodé a las
doncellas cerca para que no pudieran huir, pero para que también pudieran ver
la batalla. Nos acercamos entonces Shalva como toro embravecido, y yo, Bishma,
el tigre entre los hombres. Shalva era un rival formidable. Me cubrió con las
flechas de su arco. Los reyes reunidos estaban sorprendidos al ver descender
estas nubes de flechas lanzadas desde su arco y cubrirme.
“Tal como un águila toma una serpiente y la
despedaza, ahora tomaré tu vida. Igual que Garuda mata una serpiente, ahora te
mataré.” Diciendo esto, y sin pensar, coloqué el arma de Varuna en la cuerda de
mi arco y derribé con ella los cuatro caballos del carro de Shalva. Mientras se
derrumbaban, maté al conductor de su carro. Parado en el suelo Indefenso quedó
Shalva. Desprovisto de su arma, me fui para pelear algún otro día, galopé veloz
hacia donde estaban gimiendo las doncellas, las coloqué en el carro. Mientras
el sol descendía en el cielo, esforzándome, me dirigí hacia Hastinapura.
The route to Hastinapura from Southern Panchala
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