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Monday, November 14, 2016

Ateísmo y Significado: Racionalismo y los Límites de la Razón



Ateísmo y Significado

Racionalismo y los Límites de la Razón

Desde que hubo filosofía, tan pronto como el hombre se arrastró fuera de las cuevas para preguntarse por las estrellas, ha habido aquellos que niegan la existencia de la divinidad.
El ateísmo siempre ha existido, dominando de vez en vez el pensamiento de los filósofos. La teoría de los átomos y el vacío tan adorada por los modernos ateos fue expuesta inicialmente por Kannada hace miles de años. Él, a su vez, fue emulado por los griegos como demosthenes y más tarde repetido por Oppenheimer, quien conocía el Bhagavad-Gita.

Toda ola es favorable, incluso la de un tsunami. La oposición atea ha servido frecuentemente para incrementar la posición del te+ismo. En la historia de la filosofía ha habido grandes pensadores que inician como escépticos. Desde Pablo cuyas conversaciones se llevaron a cabo en la carretera a Damasco hasta San Agustín, quien empezó su carrera en la fe al dudar de la existencia de Dios quien promovería el mal en el mundo y acabó escribiendo la Ciudad de Dios, hay muchos ejemplos así. San Francisco empezó su carrera como un mocoso rico mimado. Terminó como un emblema de humildad y pobreza que había encontrado la iluminación en su fe. Ignacio de Loyola, fundador de los jesuitas, empezó su carrera como soldado y se convirtió en un soldado de Dios. Son numerosos los ejemplos en los que ante los enemigos de la fe mostró, en su defensa, su grandeza. Les dejo con los más famosos.
El siglo XIX fue un tiempo de gran conflicto en términos de ideas. Mientras Darwin trabajaba para demostrar que no había una causa sobrenatural para el origen de las especies, Marx pensaba que la historia era una lucha de clases y que el derecho divino de los dioes era un esquema de los ricos para privar de sus derechos a las clases trabajadoras pobres. “La religión es el opio de las masas,” escribió Marx, enfurecido de que sus 7 hijos vivierna en la miseria, privados del pan terren en donde se les prometía “pasteles en el cielo al morir”. Se enfureció en contra de la religión y de Dios, maldijo su destino.

Más adentrado en el siglo XIX, la famosa denuncia de Nietzsche “Dios ha muerto”. Aunque es injusto acusarlo de tener la sangre de Dios en las manos. Sus escrito en la materia es un lamento curioso. Aquí hay un extracto de su libro “La ciencia jovial”, llamado “La Parábola”.


La Parábola del Loco: La Muerte de Dios

No has oído del loco que encendió en las horas de la brillante mañana una lámpara y corrió hacia el mercado gritando sin cesar: “¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!”
Como muchos que no creían en Dios estaban ahí parados, provocó una considerable risa. ¿Lo has perdido? Dijo uno. “¿Cómo un niño perdió su camino?” dijo otro. “¿Se estará escondiendo? ¿Nos teme? ¿Habrá salido de viaje? ¿Emigraría?” Así gritaron y rieron. El loco saltó frente a ellos y los atravesó con su mirada.
“¿A dónde ha ido Dios?” gritó. “Te lo diré. Le hemos matado- tú y yo. Somos sus asesinos. Pero ¿cómo lo hemos hecho?
“¿Cómo fuimos capaces de beber el mar? ¿Quién nos dio la esponja para borrar todo el horizonte? ¿Qué hicimos cuando desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueva ahora? ¿A dónde vamos? ¿Lejos de todos los soles? ¿Caemos perpetuamente? ¿Hacia atrás, hacia un lado, hacia adelante, en todas las direcciones? ¿Nos hemos desviado hacia la nada infinita?  ¿No sentimos el aliento del espacio vacío? ¿No se ha enfriado? ¿No sucede que llega la noche más y más que nunca? ¿No se han de encender las linternas en la mañana? ¿No escuchamos ya el sonido de los sepultureros enterrando a Dios?”
“¿No olfateamos nada todavía de la descomposición de Dios? Los dioses también se descomponen. Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros le hemos matado. ¿Cómo podremos nosotros asesinos de asesinos, consolarnos? Aquello que era lo más sagrado  elevado de todo lo que el mundo ha poseído ha sangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién lavará esta sangre de nosotros?”
¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué festival de expiación, que juego sagrado necesitamos inventar? ¿No es demasiada la grandeza de este hecho para nosotros? ¿No debemos nosotros mismos convertirnos en dioses para ser dignos de ello? Nunca ha habido un hecho más grande; y cualquiera que nazca después de nosotros- para bien de este hecho será parte de una historia más elevada que toda la historia hasta ahora.”
Aquí el loco calló y miró de nuevo a sus oyentes: Ellos callaron también y lo vieron asombrados. Por último, lanzó al suelo su linterna, y se rompió y se fue. “He venido demasiado pronto” dijo entonces; “mi tiempo no ha llegado todavía. El evento tremendo está aún en camino, aún viaja. Aún no alcanza los oídos de los hombres. Los rayos y truenos requieren tiempo, la luz de las estrellas requiere tiempo, los hechos requieren tiempo aún después de suceder, antes pueden ser vistos y escuchados. Este hecho se halla aún a más distancia de ellos que las estrellas distantes. Y sin embargo lo han hecho ellos mismos”.
“Se ha relatado más adelante que ese mismo día el loco entró a varias iglesias y ahí canto un réquiem que decía y que después replicaba “¿Qué son estas iglesias ahora si no las tumbas y sepulcros de Dios?”
Como filósofo, Nietzsche escribe a finales del siglo XIX, mirando hacia los logros de su generación. Su “parábola” es un lamento ante el vacío del racionalismo. El gran logro de la Crítica de la Razón Pura de Kant fue el de exiliar a Dios e incluso la consciencia individual del análisis racional. Dando culto al racionalismo, esto significa que Dios ha sido prohibido. El destierro y exilio son una forma de “Muerte”. Shakespeare se atreve a afirmar. “¿Cuál es entonces la sentencia sino la muerte del discurso?”
En tiempos de Nietzsche Dios estaba en silencio, incapaz de razonar, desterrado de la discusión cortés, un loco idiota en el sótano. ¿Y quién condenó a Dios a una muerte tan ignominiosa? ¿Quién fue el asesino? Dios ha sido desangrado hasta la muerte por generaciones por mentes como Newton quien propone la idea de un universo parecido a la maquinaria de un relojito. El paradigma mecánico permitió a Dios existir pero sólo en el sentido más remoto. Él puso al mundo en movimiento como Aristóteles “el motor primario”. Tal vez ha inventado las leyes de la naturaleza material. Pero debido a que la máquina cósmica  ha trabajado bien desde ese momento olvidado, el mundo no tiene necesidad de Dios.
Esa fe tal cual fue dada por el Deísmo de Newton era tan insípida y pálida que los pensadores del Siglo XIX vieron un movimiento cultural que gradualmente se alejaba de la fe, abrazando el racionalismo y la ciencia como sustituto. Pero al igual que los conspiradores de la antigua Roma que lanzaron puñales al corazón del despótico César encontraron a su líder en Bruto, los pensadores europeos del Siglo XIX hallaron en Immanuel Kant a su campeón. Los ateos contemporáneos como Dawkins y Hawking se regocijan en  seco rumiar de Kant. El genio de Kant era su argumento. Tuvo gran cuidado para demoler las razones para la existencia de Dios con argumentos agudos, torciendo la daga mientras buscaba el corazón.
Kant concluye que no hay pruebas racionales para la existencia de Dios, debido a que Dios, Si existe ha de hallarse más allá de las pruebas de la razón. No puede ser “objeto” de nuestra razón. Si acaso existe. Las palabras “racional” y razón” hacen referencia en exclusiva al mundo de los sentidos. Debido a que Dios existe más allá del mundo de los sentidos, no puede ser estudiado a través de la razón. Desde esta perspectiva, tampoco puede ser sujeto ni objeto de estudio o análisis racional.
Kant siente que la razón tiene límites estrictos que excluyen la realidad metafísica, la existencia de Dios y la comunión con Dios a través de la fe. Las pruebas racionales para la existencia de Dios no son “pruebas” sino más bien justificaciones o apologías de la fe con una lógica interna para sus conclusiones noéticas.
A pesar de que Nietzsche pudo haber sido arrestado por el crimen, Kant nunca fue convicto por el intento de asesinato de la divinidad. Incluso hizo un intento de revivir el cadáver con su “imperativo moral”. Argumentó que, puesto que el propósito de la religión es la moralidad, y puesto que podríamos derivar la moralidad de su sistema ético, el propósito de la religión se vería satisfecho a través de la filosofía. Puesto que el propósito de Dios sería satisfecho, su memoria seguiría viva después de su muerte.
Pero pocos teólogos están satisfechos con el imperio moral de Kant. La fiesta terminó. El funeral se realizó. El pensamiento de Kant arrojó una sombra sobre la filosofía que todavía tiene que ser descubierta. Nos dejó con una división epistemológica entre lo noumenal y la fenomenología del espíritu, una división entre el mundo nombrado de los sentidos y la realidad ontológica del Súper-sujeto, el sujeto que no puede ser objeto de nuestra razón.
En la novela original y quintaesencia, Miguel Cervantes escribió que también a Alonso Quijano se le secó el cerebro por leer demasiado. Describe el proceso de cómo el famoso Hidalgo llegó a leer tantos libros llenos de historias fantásticas de caballeros errantes, arruinándose a sí mismo en el proceso y terminando por secar su cerebro: "Es, pues, de saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año) se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura, y también cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para sólo ello." (Quijote, I)
El pasaje anterior ha desconcertado a lectores por generaciones, así como desconcertó al propio pobre Alonso hasta el punto de llevarlo a la locura. “Leyendo estos y otros pasajes similares, el pobre caballero perdió el juicio. En su loco intento por desentrañar su sentido (que hasta Aristóteles encontraría oscuro), se quedaba hasta tarde en la noche y acabo por enloquecer”.
Se me pidió que repasara algunas de las ideas de los ateos con el ánimo de refutarlas, y sin embargo Kant y sus discípulos llenarosn sus libros con declaraciones como la de “la razón de la sinrazón que a mi razón se hace…” Gastar mucho tiempo estudiando a Kant secaría el cerebro de cualquiera. El materialismo racional de Kant se esfuerza mucho en descalificar el principio de auto-conservación por razones epistemológicas. El gran trascendentalista alemán opina que lo que no puede ser pensado, no existe.
Su problema es como el dilema del pescado que trata de filosofar acerca de la existencia del agua. Debido a que el agua es invisible, el pez podría decir que “el agua no existe”, El materialismo quiere subordinar la consciencia a la materia, al sostener que la materia crea la consciencia. Esto es infundado. No hay evidencia de que la materia produzca consciencia.
La siguiente mejor posición es la de afirmar que el asunto no importa o que está más allá de la habilidad de la razón y que por lo tanto es inútil. Debido a que no podemos saber a través de la razón y el argumento si Dios existe, entonces no existe. Esto es algo como decir que ya que no podemos tocar en el interior de una botella de Coca-cola la música de Tcahikovski, Tchaikovsky no existe. Si el instrumento no se adapta a la música, decimos que la música no existe. La razón es un lenguaje, adecuado para clasificar y ordenar los fenómenos observables dentro del cerebro humano. Inferir que lo que no puede ser clasificado con un idioma en particular no existe es el pensamiento peculiar del Siglo XIX.
¿Cómo pueden entenderse los objetos supra materiales y sus cualidades a través del proceso racional? Kant no tiene idea. Él y sus discípulos se contentan con el intento de asesinato de Diso. Nunca se le ocurrió que la realidad por encima de la del mundo de los sentidos puede aprehenderse a través de distintos instrumentos. Si Kant está en lo correcto, no podemos aprender a través de la razón y los argumentos di Dios existe más allá de la esclavitud del pensamiento humano racional, entonces, ¿cómo podemos conocerlo? ¿Qué instrumento está a nuestro alcance, que supera la razón?
¿No tiene Dios el poder de auto-revelarse? Si Dios existe, y si es todopoderoso, ha de tener el poder de auto-revelarse. ¿Cuál es el mecanismo a través del cual funciona la auto-revelación? ¿O por qué proceso orgánico se realiza la auto-revelación? ¿Qué puede existir más allá de la razón?
Como el pez que puede negar la existencia del agua, los filósofos  se deleitan en su genio para negar su propia existencia. Al haber descubierto los límites de su propia inteligencia acusan, a aquellos para quienes la consciencia es auto-evidente, de ser ignorantes. Y sin embargo, la existencia de la realidad es auto-evidente, no necesita pruebas. Para aquellos que tienen una noción de su propia realidad espiritual, no necesitan pruebas. Aquellos que están prejuiciados en contra de sus propios sentidos espirituales hablan el lenguaje del delirio. Como el Quijote, sus cerebros se han secado después de ocuparse demasiado  en malabarismos.
El arte de Kant fue el de apartar a Dios de la consideración del terreno del todo epistemológico. Esto deja su metafísica no sólo como agnóstica pero incluso llena de armonías ateas. Su así llamada filosofía de la religión es en realidad un ataque a las religiones de su tiempo. Se ve intentado el erradicar la religión y la teología de una discusión académica seria. Su genio se muestra en el hecho de que tuvo éxito, especialmente en Occidente.
La filosofía oriental tiene una aproximación distinta. Para la filosofía oriental, especialmente en los puntos de vista que fluyen del Vedānta y los Upaniṣads, la consciencia existe antes y después de la razón y trasciende el racionalismo puro. El alma, el ser, es un hecho auto-evidente que ha de tomarse en consideración antes que cualquier intento de racionalización.
En la filosofía y teología occidentales, uno de los intentos más robustos por refutar a Kant vinieron de otro pensador alemán: Rudolf Otto. Otto fue un teólogo luterano y un erudito en religiones comparadas. Sentía que a pesar de que se puede hablar de las funciones o niveles de consciencia. La propia consciencia se halla más allá de la clasificación, irracional, “completamente extraña”, “un odo aparte,” no deducible, irreductible e inclasificable. Otto estab intrigado por el misticismo que encontró en India como estudiante de Sánscrito y del Viṣṇu-bhakti de la escuela de Śrī-Vaiṣṇava. Él estudió el sistema de dualismo calificado promovido por Ramanuja y tradujo al alemán obras sobre Vishnu-Narayana.
El libro de Otto La idea de lo Sagrado, es una obra teológica importante, leída tanto por católicos como por protestantes. Desde su publicación en 1917 ha mantenido su popularidad como una respuesta poderosamente sentida a la crítica de Kant.
La idea de lo Sagrado promueve lo “sagrado” como lo que él llama “numioso”, En su intento por explicar una experiencia mística auto-evidente, emplea un vocabulario filosófico especial. Lo “numinoso” de Otto es una “experiencia irracional, a-sensorialo sentimiento cuyo objeto inmediato y primario se halla fuera del ser”.
Su término deriva del Latín numen que significa “poder divino”, Curiosamente, elige un término con ecos del noumenon de Kant, un término griego que se refiere a la realidad incognoscible.
Para Otto, el numinous o “experiencia divina intuitiva mística” se caracteriza por el temor y la reverencia. Basado en su visión del bhakti del sur de la India. Este extraño maestro de filosofía alemán halla que una experiencia de Dios se caracteriza por el sentido de misterio lo cual él llama Mysterium Tremendum et Fascinans, fascinantes todos a la vez.
Otto señala que el estado de consciencia del temor reverencial se alcanza a través de la comunión mística con lo divino que está más allá de clasificación y no puede entenderse racionalmente. El numinous, por lo tanto, no puede ser conocido.
Rudolf Otto, (25 de Septiémbre de 1869- 6 de Marzo de 1973) trabajó y estudió tras Nietzsche y marcó el comienzo de gran parte de la reacción al agnosticismo de Kant y el ateísmo de Nietzsche. Darwin y Marx tuvieron su impacto. Los ideales de Marxs fueron tomados con pasión por Lenin quien intentó fundar la Sociedad Comunista en Rusia basada en sus enseñanzas. El ateísmo de “La Religión es el Opio de los pueblos,” fue convertida en una doctrina de estado oficial por Lenin y Stalin en Rusia y a una generación entera se le negó la libertad de adoración. Sin embargo de algún modo el teísmo y el misticismo sobrevivieron. Mientras que las enseñanzas de Kant, Nietzsche, Darwin y Marx han dejado una impresión indeleble en la ciencia, la cultura y la política, la quieta visión de Rudolf Otto acerca del misticismo influyó en el Siglo XX el teísmo cristiano.
El teólogo Karl Barth aprobó a Otto al igual que Freud al psicoanalista Karl Jung, tomó prestada la idea de “numinous”. Entre teólogos y filósofos influenciados por la visión de Otto, estaban Paul Tillich, Martin Heidegger, y Joseph Needham. Rudolf Otto montó una defensa efectiva en contra del racionalismo materialista del Siglo XIX al transmitir la importancia del “Misticismo religioso” Su experiencia personal del misticismo fue provocada por su contacto con los Vaisnavas del Sur de la India. Estaba fascinado con el modelo de adoración que encontró ahí el cual hacía hincapié en el temor y la reverencia a Dios. Y sin embargo su fascinación de refutar la Crítica de Kant el transmitir el elemento “no-racional” lo condujo hacia una conclusión insípida. Por útil que pudo haber sido su refutación, su propia experiencia mística parece empobrecerse en comparación con el verdadero Vaiṣṇavismo.
La idea de Otto de lo divino o Numinous se asemeja más al Dios del Antiguo Testamento de terror y miedo que a la dulzura benéfica de la Hermosa Realidad tal como se plantea en la adoración a Sri Kṛṣṇa. Su temor de dios parece más semejante a la adoración fantasma que a cualquier relación amorosa hallada en la tradición bhakti.
Otto hace hincapié en el misterio, el terror, y la fascinación ante la Majestad Suprema de lo Divino. Y sin embargo esto es un entendimiento superficial de la Personalidad de Dios. Mientras que él halla alivio en el misticismo de India, ha enraizado sus conceptos de divinidad en una tradición Judeo-Cristiana-Islámica en donde la versión del Viejo Testamento concibe a Dios como el “Todopoderoso padre celestial”. Y a la humanidad totalmente mancillada con el pecado original. Puesto que los cristianos insisten en la necesidad de expiar los pecados de los hombres a través de la sangre de Cristo, la meditación de Cristo es esencial para la redención. La brecha entre el Poder Absoluto de la Divinidad en la Paternidad de Dios y la impotencia del hombre, caído en el pecado, es tremenda y temible. Otto halla únicamente el virata-rupa de Kṛṣṇa como se ve en el Bhagavad Gita  que produce un cierto tipo de terror que pudiera corresponder a la deidad cristiana.
La versión de misticismo de Rudolf Otto fue útil a muchos teístas que vivieron y escribieron en el Siglo XX desde Karl Barth hasta C.S. Lewis. Pero podemos ir a más profundidad. Como lingüista competente, Otto no sólo conocía el Sánscrito sino también el Bengalí. No sólo tradujo el Bhagavad-gita. El Gita original: La canción del Uno Supremo Exaltado, Londres |939 y estaba interesado en la relación entre el cristianismo y el bhakti, también sirvió como intérprete de Rabindranath Tagoré durante su visita a Marburg, Alemania. Sin embargo su versión de bhakti quedó corta-
Otto tiene mucho para ser recomendado, en especial su noble intento de revivir a Dios tras el intento de asesinato de Kant. Sin embargo, deja muchas verdades esenciales sin explicación. Su concepción de divinidad como “más allá de la razón” es valiosa. Los modernos primero apoyaron el “Dios Relojero” de Newton y finalmente rechazaron al Señor Deísta de las leyes de la naturaleza como algo inútil. Otto intenta apoyar la paternidad de la divinidad, y sin embargo cae en su intento de lidiar con los aspectos más elevados de la realidad. La paternidad de Dios tal como la concibe Otto puede afirmar la visión de Cristo de un Dios amoroso, la idea de que Dios ama a sus hijos pero esta versión hace poco por explicar el amor de los hombres hacia Dios. Un objeto de terror no puede ser considerado correctamente como un objeto de amor.
No hay necesidad de definir a la divinidad en términos exclusivos de terror, misterio y fascinación o mysterium, tremendum fascinatum, como hace Otto. Otto parece haber sido incapaz de entender a Dios como Amor, estableciéndose en un sitio de terror y misterio.
Y sin embargo, la historia nos ha dado muchos ejemplos de santos en la tradición mística de la cristiandad quienes claman una comunión con el Amor a Dios. El Santo Juan Crisóstomo alcanza el amor divino a través del santo nombre de Cristo. San Francisco, sumergido en amor, expresa el amor por todos los seres, incluyendo a los más indefensos animales. La experiencia de Dios como Amor no está limitada al mundo cristiano.
Rudolf Otto, facinado por el racionalismo se concentra en los aspectos conocibles de la divinidad y termina en el terror. Pero en bhakti-yoga se experimenta a través del amor divino y la dedicación.
Sin embargo él toma y da acá entre ateos y teístas ha visto muchas variantes en tesis, antítesis y síntesis.
Otto influyó a los teólogos del Siglo XX, notablemente a Karl Barth, y a C.S. Lewis. Mientras que el halla el “Temor” como la base de la convicción religiosa, al final siente que Dios sigue con suficiente vida para ser temido. Su análisis de la divinidad puede haber sido útil como respuesta ante el ateísmo, pero se halla lejos de una visión saludable desarrollada o de la iluminación de la consciencia, pues carece de gozo. El miedo y la sumisión a Dios desde el temor y la reverencia tal vez sea superior a una ausencia completa de consciencia, pero la verdadera comunión con la divinidad tiene que involucrar el amor, la dedicación y la auto-abnegación.
En cualquier caso, la oposición atea ha resutado en una elucidación gradual y posterior de una posición teísta. Pero a pesar de que los oponentes al teísmo han sido silenciados de cuando en cuando, no siempre han convertido de verdad la visión de sus rivales. La visión materialista racional a veces parece conquistar toda oposición hasta que un protagonista maduro y dotado de realización mística aparece en la escena.
Otto estaba interesado en bhakti, pero el verdadero amor a Dios es únicamente posible en la ausencia del miedo, del temor reverencial. Y sin embargo, mientras que su definición de la divinidad carece de perspectivas más elevadas, Otto fue útil en preservar y defender el teísmo de la oscuridad atea.
Los protagonistas del materialismo racional han hecho mucho de la necesidad de conformarse a un modelo ontológico que excluya cualquier metafísica. Ellos quieren que hablemos de “ser” mientras por otro lado se sostiene la axiomática verdad de nuestro propio “no-ser”. Ya que la consciencia, la cual existe fuera de la mente y crea la mente, no puede ser probada racionalmente como una función de la mente, creada por la mente, entonces no existe. O al final no está vetado hablar de su existencia. Tenemos que mantener la realidad ontológica de nuestro propio yo en suspenso mientras discutimos el “ser”. Es algo así como hacer una carrera con las agujetas de los zapatos atadas entre sí. Antes de estudiar el “ser” primero he de discapacitarme negando mi propio “ser” como prerrequisito para estudiarlo.
Regreso al Quijote: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace…
El estudio de ontología no es para los débiles que como el Quijote corren el riesgo de dejar secos sus cerebros. La discusión ontológica tiene la tendencia de degenerar hacia las afirmacipnes carentes de significado en el significado del ser. En esencia, la ontología etudia la naturaleza del “Ser”. En palabras del escandaloso Bill Clinton cuando dijo que “no hay relación sexual” la verdad, “todo depende en cuál es el significado de “és”” Tal como lo pone Heidegger, “Was ist das Seiende, das Seiende in seinen Sein?” como “¿Qué es el ser, que es la ausencia de ser en su Ser?”
Para los bhakti-yoguis, el ser es auto-evidente y evita esta discusión. Los racionalistas post-modernos, sin embargo, no aman nada más que la división del cabello, La verdadera realización mística del ser está por encima de la división del cabello y concluye en el amor divino.



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