Racionalismo y los Límites de la Razón
Desde que hubo filosofía, tan pronto como
el hombre se arrastró fuera de las cuevas para preguntarse por las estrellas,
ha habido aquellos que niegan la existencia de la divinidad.
El ateísmo siempre ha existido, dominando
de vez en vez el pensamiento de los filósofos. La teoría de los átomos y el
vacío tan adorada por los modernos ateos fue expuesta inicialmente por Kannada
hace miles de años. Él, a su vez, fue emulado por los griegos como demosthenes
y más tarde repetido por Oppenheimer, quien conocía el Bhagavad-Gita.
Toda ola es favorable, incluso la de un
tsunami. La oposición atea ha servido frecuentemente para incrementar la
posición del te+ismo. En la historia de la filosofía ha habido grandes
pensadores que inician como escépticos. Desde Pablo cuyas conversaciones se
llevaron a cabo en la carretera a Damasco hasta San Agustín, quien empezó su
carrera en la fe al dudar de la existencia de Dios quien promovería el mal en
el mundo y acabó escribiendo la Ciudad de Dios, hay muchos ejemplos así. San
Francisco empezó su carrera como un mocoso rico mimado. Terminó como un emblema
de humildad y pobreza que había encontrado la iluminación en su fe. Ignacio de
Loyola, fundador de los jesuitas, empezó su carrera como soldado y se convirtió
en un soldado de Dios. Son numerosos los ejemplos en los que ante los enemigos
de la fe mostró, en su defensa, su grandeza. Les dejo con los más famosos.
El siglo XIX fue un tiempo de gran
conflicto en términos de ideas. Mientras Darwin trabajaba para demostrar que no
había una causa sobrenatural para el origen de las especies, Marx pensaba que
la historia era una lucha de clases y que el derecho divino de los dioes era un
esquema de los ricos para privar de sus derechos a las clases trabajadoras
pobres. “La religión es el opio de las masas,” escribió Marx, enfurecido de que
sus 7 hijos vivierna en la miseria, privados del pan terren en donde se les
prometía “pasteles en el cielo al morir”. Se enfureció en contra de la religión
y de Dios, maldijo su destino.
Más adentrado en el siglo XIX, la famosa
denuncia de Nietzsche “Dios ha muerto”. Aunque es injusto acusarlo de tener la
sangre de Dios en las manos. Sus escrito en la materia es un lamento curioso.
Aquí hay un extracto de su libro “La ciencia jovial”, llamado “La Parábola”.
La Parábola del Loco: La Muerte de Dios
No has oído del loco que encendió en las
horas de la brillante mañana una lámpara y corrió hacia el mercado gritando sin
cesar: “¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!”
Como muchos que no creían en Dios estaban
ahí parados, provocó una considerable risa. ¿Lo has perdido? Dijo uno. “¿Cómo
un niño perdió su camino?” dijo otro. “¿Se estará escondiendo? ¿Nos teme?
¿Habrá salido de viaje? ¿Emigraría?” Así gritaron y rieron. El loco saltó
frente a ellos y los atravesó con su mirada.
“¿A dónde ha ido Dios?” gritó. “Te lo diré.
Le hemos matado- tú y yo. Somos sus asesinos. Pero ¿cómo lo hemos hecho?
“¿Cómo fuimos capaces de beber el mar?
¿Quién nos dio la esponja para borrar todo el horizonte? ¿Qué hicimos cuando
desencadenamos la tierra de su sol? ¿Hacia dónde se mueva ahora? ¿A dónde
vamos? ¿Lejos de todos los soles? ¿Caemos perpetuamente? ¿Hacia atrás, hacia un
lado, hacia adelante, en todas las direcciones? ¿Nos hemos desviado hacia la
nada infinita? ¿No sentimos el aliento
del espacio vacío? ¿No se ha enfriado? ¿No sucede que llega la noche más y más
que nunca? ¿No se han de encender las linternas en la mañana? ¿No escuchamos ya
el sonido de los sepultureros enterrando a Dios?”
“¿No olfateamos nada todavía de la
descomposición de Dios? Los dioses también se descomponen. Dios ha muerto. Dios
sigue muerto. Y nosotros le hemos matado. ¿Cómo podremos nosotros asesinos de
asesinos, consolarnos? Aquello que era lo más sagrado elevado de todo lo que el mundo ha poseído ha
sangrado bajo nuestros cuchillos. ¿Quién lavará esta sangre de nosotros?”
¿Con qué agua podremos purificarnos? ¿Qué
festival de expiación, que juego sagrado necesitamos inventar? ¿No es demasiada
la grandeza de este hecho para nosotros? ¿No debemos nosotros mismos
convertirnos en dioses para ser dignos de ello? Nunca ha habido un hecho más
grande; y cualquiera que nazca después de nosotros- para bien de este hecho
será parte de una historia más elevada que toda la historia hasta ahora.”
Aquí el loco calló y miró de nuevo a sus
oyentes: Ellos callaron también y lo vieron asombrados. Por último, lanzó al
suelo su linterna, y se rompió y se fue. “He venido demasiado pronto” dijo
entonces; “mi tiempo no ha llegado todavía. El evento tremendo está aún en
camino, aún viaja. Aún no alcanza los oídos de los hombres. Los rayos y truenos
requieren tiempo, la luz de las estrellas requiere tiempo, los hechos requieren
tiempo aún después de suceder, antes pueden ser vistos y escuchados. Este hecho
se halla aún a más distancia de ellos que las estrellas distantes. Y sin
embargo lo han hecho ellos mismos”.
“Se ha relatado más adelante que ese mismo
día el loco entró a varias iglesias y ahí canto un réquiem que decía y que
después replicaba “¿Qué son estas iglesias ahora si no las tumbas y sepulcros
de Dios?”
Como filósofo, Nietzsche escribe a finales
del siglo XIX, mirando hacia los logros de su generación. Su “parábola” es un
lamento ante el vacío del racionalismo. El gran logro de la Crítica de la Razón
Pura de Kant fue el de exiliar a Dios e incluso la consciencia individual del
análisis racional. Dando culto al racionalismo, esto significa que Dios ha sido
prohibido. El destierro y exilio son una forma de “Muerte”. Shakespeare se
atreve a afirmar. “¿Cuál es entonces la sentencia sino la muerte del discurso?”
En tiempos de Nietzsche Dios estaba en
silencio, incapaz de razonar, desterrado de la discusión cortés, un loco idiota
en el sótano. ¿Y quién condenó a Dios a una muerte tan ignominiosa? ¿Quién fue
el asesino? Dios ha sido desangrado hasta la muerte por generaciones por mentes
como Newton quien propone la idea de un universo parecido a la maquinaria de un
relojito. El paradigma mecánico permitió a Dios existir pero sólo en el sentido
más remoto. Él puso al mundo en movimiento como Aristóteles “el motor
primario”. Tal vez ha inventado las leyes de la naturaleza material. Pero debido
a que la máquina cósmica ha trabajado
bien desde ese momento olvidado, el mundo no tiene necesidad de Dios.
Esa fe tal cual fue dada por el Deísmo de
Newton era tan insípida y pálida que los pensadores del Siglo XIX vieron un
movimiento cultural que gradualmente se alejaba de la fe, abrazando el
racionalismo y la ciencia como sustituto. Pero al igual que los conspiradores
de la antigua Roma que lanzaron puñales al corazón del despótico César
encontraron a su líder en Bruto, los pensadores europeos del Siglo XIX hallaron
en Immanuel Kant a su campeón. Los ateos contemporáneos como Dawkins y Hawking
se regocijan en seco rumiar de Kant. El
genio de Kant era su argumento. Tuvo gran cuidado para demoler las razones para
la existencia de Dios con argumentos agudos, torciendo la daga mientras buscaba
el corazón.
Kant concluye que no hay pruebas racionales
para la existencia de Dios, debido a que Dios, Si existe ha de hallarse más
allá de las pruebas de la razón. No puede ser “objeto” de nuestra razón. Si
acaso existe. Las palabras “racional” y razón” hacen referencia en exclusiva al
mundo de los sentidos. Debido a que Dios existe más allá del mundo de los
sentidos, no puede ser estudiado a través de la razón. Desde esta perspectiva,
tampoco puede ser sujeto ni objeto de estudio o análisis racional.
Kant siente que la razón tiene límites
estrictos que excluyen la realidad metafísica, la existencia de Dios y la
comunión con Dios a través de la fe. Las pruebas racionales para la existencia
de Dios no son “pruebas” sino más bien justificaciones o apologías de la fe con
una lógica interna para sus conclusiones noéticas.
A pesar de que Nietzsche pudo haber sido
arrestado por el crimen, Kant nunca fue convicto por el intento de asesinato de
la divinidad. Incluso hizo un intento de revivir el cadáver con su “imperativo
moral”. Argumentó que, puesto que el propósito de la religión es la moralidad,
y puesto que podríamos derivar la moralidad de su sistema ético, el propósito
de la religión se vería satisfecho a través de la filosofía. Puesto que el
propósito de Dios sería satisfecho, su memoria seguiría viva después de su
muerte.
Pero pocos teólogos están satisfechos con
el imperio moral de Kant. La fiesta terminó. El funeral se realizó. El
pensamiento de Kant arrojó una sombra sobre la filosofía que todavía tiene que
ser descubierta. Nos dejó con una división epistemológica entre lo noumenal y
la fenomenología del espíritu, una división entre el mundo nombrado de los
sentidos y la realidad ontológica del Súper-sujeto, el sujeto que no puede ser
objeto de nuestra razón.
En la novela original y quintaesencia, Miguel
Cervantes escribió que también a Alonso Quijano se le secó el cerebro por leer
demasiado. Describe el proceso de cómo el famoso Hidalgo llegó a leer tantos
libros llenos de historias fantásticas de caballeros errantes, arruinándose a
sí mismo en el proceso y terminando por secar su cerebro: "Es, pues, de
saber, que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los
más del año) se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto,
que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración
de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió
muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en
que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos
ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de
Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le
parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de
desafío, donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a
mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de
la vuestra fermosura, y también cuando leía: los altos cielos que de vuestra
divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora
del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas y semejantes razones
perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y
desentrañarles el sentido, que no se lo sacara, ni las entendiera el mismo
Aristóteles, si resucitara para sólo ello." (Quijote, I)
El pasaje anterior ha desconcertado a
lectores por generaciones, así como desconcertó al propio pobre Alonso hasta el
punto de llevarlo a la locura. “Leyendo estos y otros pasajes similares, el
pobre caballero perdió el juicio. En su loco intento por desentrañar su sentido
(que hasta Aristóteles encontraría oscuro), se quedaba hasta tarde en la noche
y acabo por enloquecer”.
Se me pidió que repasara algunas de las
ideas de los ateos con el ánimo de refutarlas, y sin embargo Kant y sus
discípulos llenarosn sus libros con declaraciones como la de “la razón de la
sinrazón que a mi razón se hace…” Gastar mucho tiempo estudiando a Kant secaría
el cerebro de cualquiera. El materialismo racional de Kant se esfuerza mucho en
descalificar el principio de auto-conservación por razones epistemológicas. El
gran trascendentalista alemán opina que lo que no puede ser pensado, no existe.
Su problema es como el dilema del pescado
que trata de filosofar acerca de la existencia del agua. Debido a que el agua
es invisible, el pez podría decir que “el agua no existe”, El materialismo
quiere subordinar la consciencia a la materia, al sostener que la materia crea
la consciencia. Esto es infundado. No hay evidencia de que la materia produzca
consciencia.
La siguiente mejor posición es la de
afirmar que el asunto no importa o que está más allá de la habilidad de la
razón y que por lo tanto es inútil. Debido a que no podemos saber a través de
la razón y el argumento si Dios existe, entonces no existe. Esto es algo como
decir que ya que no podemos tocar en el interior de una botella de Coca-cola la
música de Tcahikovski, Tchaikovsky no existe. Si el instrumento no se adapta a
la música, decimos que la música no existe. La razón es un lenguaje, adecuado
para clasificar y ordenar los fenómenos observables dentro del cerebro humano.
Inferir que lo que no puede ser clasificado con un idioma en particular no
existe es el pensamiento peculiar del Siglo XIX.
¿Cómo pueden entenderse los objetos supra
materiales y sus cualidades a través del proceso racional? Kant no tiene idea.
Él y sus discípulos se contentan con el intento de asesinato de Diso. Nunca se
le ocurrió que la realidad por encima de la del mundo de los sentidos puede
aprehenderse a través de distintos instrumentos. Si Kant está en lo correcto,
no podemos aprender a través de la razón y los argumentos di Dios existe más
allá de la esclavitud del pensamiento humano racional, entonces, ¿cómo podemos
conocerlo? ¿Qué instrumento está a nuestro alcance, que supera la razón?
¿No tiene Dios el poder de auto-revelarse?
Si Dios existe, y si es todopoderoso, ha de tener el poder de auto-revelarse. ¿Cuál
es el mecanismo a través del cual funciona la auto-revelación? ¿O por qué
proceso orgánico se realiza la auto-revelación? ¿Qué puede existir más allá de
la razón?
Como el pez que puede negar la existencia
del agua, los filósofos se deleitan en
su genio para negar su propia existencia. Al haber descubierto los límites de
su propia inteligencia acusan, a aquellos para quienes la consciencia es
auto-evidente, de ser ignorantes. Y sin embargo, la existencia de la realidad
es auto-evidente, no necesita pruebas. Para aquellos que tienen una noción de
su propia realidad espiritual, no necesitan pruebas. Aquellos que están
prejuiciados en contra de sus propios sentidos espirituales hablan el lenguaje
del delirio. Como el Quijote, sus cerebros se han secado después de ocuparse
demasiado en malabarismos.
El arte de Kant fue el de apartar a Dios de
la consideración del terreno del todo epistemológico. Esto deja su metafísica
no sólo como agnóstica pero incluso llena de armonías ateas. Su así llamada
filosofía de la religión es en realidad un ataque a las religiones de su
tiempo. Se ve intentado el erradicar la religión y la teología de una discusión
académica seria. Su genio se muestra en el hecho de que tuvo éxito,
especialmente en Occidente.
La filosofía oriental tiene una
aproximación distinta. Para la filosofía oriental, especialmente en los puntos
de vista que fluyen del Vedānta y los Upaniṣads, la consciencia existe antes y
después de la razón y trasciende el racionalismo puro. El alma, el ser, es un
hecho auto-evidente que ha de tomarse en consideración antes que cualquier intento
de racionalización.
En la filosofía y teología occidentales,
uno de los intentos más robustos por refutar a Kant vinieron de otro pensador
alemán: Rudolf Otto. Otto fue un teólogo luterano y un erudito en religiones
comparadas. Sentía que a pesar de que se puede hablar de las funciones o
niveles de consciencia. La propia consciencia se halla más allá de la
clasificación, irracional, “completamente extraña”, “un odo aparte,” no
deducible, irreductible e inclasificable. Otto estab intrigado por el misticismo
que encontró en India como estudiante de Sánscrito y del Viṣṇu-bhakti de la
escuela de Śrī-Vaiṣṇava. Él estudió el sistema de dualismo calificado promovido
por Ramanuja y tradujo al alemán obras sobre Vishnu-Narayana.
El libro de Otto La idea de lo Sagrado, es
una obra teológica importante, leída tanto por católicos como por protestantes.
Desde su publicación en 1917 ha mantenido su popularidad como una respuesta
poderosamente sentida a la crítica de Kant.
La idea de lo Sagrado promueve lo “sagrado”
como lo que él llama “numioso”, En su intento por explicar una experiencia
mística auto-evidente, emplea un vocabulario filosófico especial. Lo “numinoso”
de Otto es una “experiencia irracional, a-sensorialo sentimiento cuyo objeto
inmediato y primario se halla fuera del ser”.
Su término deriva del Latín numen que
significa “poder divino”, Curiosamente, elige un término con ecos del noumenon
de Kant, un término griego que se refiere a la realidad incognoscible.
Para Otto, el numinous o “experiencia divina
intuitiva mística” se caracteriza por el temor y la reverencia. Basado en su
visión del bhakti del sur de la India. Este extraño maestro de filosofía alemán
halla que una experiencia de Dios se caracteriza por el sentido de misterio lo
cual él llama Mysterium Tremendum et Fascinans, fascinantes todos a la vez.
Otto señala que el estado de consciencia
del temor reverencial se alcanza a través de la comunión mística con lo divino
que está más allá de clasificación y no puede entenderse racionalmente. El numinous,
por lo tanto, no puede ser conocido.
Rudolf Otto, (25 de Septiémbre de 1869- 6
de Marzo de 1973) trabajó y estudió tras Nietzsche y marcó el comienzo de gran
parte de la reacción al agnosticismo de Kant y el ateísmo de Nietzsche. Darwin
y Marx tuvieron su impacto. Los ideales de Marxs fueron tomados con pasión por
Lenin quien intentó fundar la Sociedad Comunista en Rusia basada en sus
enseñanzas. El ateísmo de “La Religión es el Opio de los pueblos,” fue convertida
en una doctrina de estado oficial por Lenin y Stalin en Rusia y a una
generación entera se le negó la libertad de adoración. Sin embargo de algún
modo el teísmo y el misticismo sobrevivieron. Mientras que las enseñanzas de
Kant, Nietzsche, Darwin y Marx han dejado una impresión indeleble en la
ciencia, la cultura y la política, la quieta visión de Rudolf Otto acerca del
misticismo influyó en el Siglo XX el teísmo cristiano.
El teólogo Karl Barth aprobó a Otto al
igual que Freud al psicoanalista Karl Jung, tomó prestada la idea de
“numinous”. Entre teólogos y filósofos influenciados por la visión de Otto,
estaban Paul Tillich, Martin Heidegger, y Joseph Needham. Rudolf Otto montó una
defensa efectiva en contra del racionalismo materialista del Siglo XIX al
transmitir la importancia del “Misticismo religioso” Su experiencia personal
del misticismo fue provocada por su contacto con los Vaisnavas del Sur de la
India. Estaba fascinado con el modelo de adoración que encontró ahí el cual hacía
hincapié en el temor y la reverencia a Dios. Y sin embargo su fascinación de
refutar la Crítica de Kant el transmitir el elemento “no-racional” lo condujo
hacia una conclusión insípida. Por útil que pudo haber sido su refutación, su
propia experiencia mística parece empobrecerse en comparación con el verdadero Vaiṣṇavismo.
La idea de Otto de lo divino o Numinous se
asemeja más al Dios del Antiguo Testamento de terror y miedo que a la dulzura
benéfica de la Hermosa Realidad tal como se plantea en la adoración a Sri Kṛṣṇa.
Su temor de dios parece más semejante a la adoración fantasma que a cualquier
relación amorosa hallada en la tradición bhakti.
Otto hace hincapié en el misterio, el
terror, y la fascinación ante la Majestad Suprema de lo Divino. Y sin embargo
esto es un entendimiento superficial de la Personalidad de Dios. Mientras que
él halla alivio en el misticismo de India, ha enraizado sus conceptos de
divinidad en una tradición Judeo-Cristiana-Islámica en donde la versión del
Viejo Testamento concibe a Dios como el “Todopoderoso padre celestial”. Y a la
humanidad totalmente mancillada con el pecado original. Puesto que los
cristianos insisten en la necesidad de expiar los pecados de los hombres a
través de la sangre de Cristo, la meditación de Cristo es esencial para la
redención. La brecha entre el Poder Absoluto de la Divinidad en la Paternidad
de Dios y la impotencia del hombre, caído en el pecado, es tremenda y temible.
Otto halla únicamente el virata-rupa de Kṛṣṇa como se ve en el Bhagavad Gita que produce un cierto tipo de terror que
pudiera corresponder a la deidad cristiana.
La versión de misticismo de Rudolf Otto fue
útil a muchos teístas que vivieron y escribieron en el Siglo XX desde Karl
Barth hasta C.S. Lewis. Pero podemos ir a más profundidad. Como lingüista
competente, Otto no sólo conocía el Sánscrito sino también el Bengalí. No sólo
tradujo el Bhagavad-gita. El Gita original: La canción del Uno Supremo
Exaltado, Londres |939 y estaba interesado en la relación entre el cristianismo
y el bhakti, también sirvió como intérprete de Rabindranath Tagoré durante su
visita a Marburg, Alemania. Sin embargo su versión de bhakti quedó corta-
Otto tiene mucho para ser recomendado, en
especial su noble intento de revivir a Dios tras el intento de asesinato de
Kant. Sin embargo, deja muchas verdades esenciales sin explicación. Su
concepción de divinidad como “más allá de la razón” es valiosa. Los modernos
primero apoyaron el “Dios Relojero” de Newton y finalmente rechazaron al Señor
Deísta de las leyes de la naturaleza como algo inútil. Otto intenta apoyar la
paternidad de la divinidad, y sin embargo cae en su intento de lidiar con los
aspectos más elevados de la realidad. La paternidad de Dios tal como la concibe
Otto puede afirmar la visión de Cristo de un Dios amoroso, la idea de que Dios
ama a sus hijos pero esta versión hace poco por explicar el amor de los hombres
hacia Dios. Un objeto de terror no puede ser considerado correctamente como un
objeto de amor.
No hay necesidad de definir a la divinidad
en términos exclusivos de terror, misterio y fascinación o mysterium, tremendum
fascinatum, como hace Otto. Otto parece haber sido incapaz de entender a Dios
como Amor, estableciéndose en un sitio de terror y misterio.
Y sin embargo, la historia nos ha dado
muchos ejemplos de santos en la tradición mística de la cristiandad quienes
claman una comunión con el Amor a Dios. El Santo Juan Crisóstomo alcanza el
amor divino a través del santo nombre de Cristo. San Francisco, sumergido en
amor, expresa el amor por todos los seres, incluyendo a los más indefensos
animales. La experiencia de Dios como Amor no está limitada al mundo cristiano.
Rudolf Otto, facinado por el racionalismo
se concentra en los aspectos conocibles de la divinidad y termina en el terror.
Pero en bhakti-yoga se experimenta a través del amor divino y la dedicación.
Sin embargo él toma y da acá entre ateos y
teístas ha visto muchas variantes en tesis, antítesis y síntesis.
Otto influyó a los teólogos del Siglo XX,
notablemente a Karl Barth, y a C.S. Lewis. Mientras que el halla el “Temor”
como la base de la convicción religiosa, al final siente que Dios sigue con
suficiente vida para ser temido. Su análisis de la divinidad puede haber sido
útil como respuesta ante el ateísmo, pero se halla lejos de una visión
saludable desarrollada o de la iluminación de la consciencia, pues carece de
gozo. El miedo y la sumisión a Dios desde el temor y la reverencia tal vez sea
superior a una ausencia completa de consciencia, pero la verdadera comunión con
la divinidad tiene que involucrar el amor, la dedicación y la auto-abnegación.
En cualquier caso, la oposición atea ha
resutado en una elucidación gradual y posterior de una posición teísta. Pero a
pesar de que los oponentes al teísmo han sido silenciados de cuando en cuando,
no siempre han convertido de verdad la visión de sus rivales. La visión
materialista racional a veces parece conquistar toda oposición hasta que un
protagonista maduro y dotado de realización mística aparece en la escena.
Otto estaba interesado en bhakti, pero el
verdadero amor a Dios es únicamente posible en la ausencia del miedo, del temor
reverencial. Y sin embargo, mientras que su definición de la divinidad carece
de perspectivas más elevadas, Otto fue útil en preservar y defender el teísmo
de la oscuridad atea.
Los protagonistas del materialismo racional
han hecho mucho de la necesidad de conformarse a un modelo ontológico que
excluya cualquier metafísica. Ellos quieren que hablemos de “ser” mientras por
otro lado se sostiene la axiomática verdad de nuestro propio “no-ser”. Ya que
la consciencia, la cual existe fuera de la mente y crea la mente, no puede ser
probada racionalmente como una función de la mente, creada por la mente,
entonces no existe. O al final no está vetado hablar de su existencia. Tenemos
que mantener la realidad ontológica de nuestro propio yo en suspenso mientras
discutimos el “ser”. Es algo así como hacer una carrera con las agujetas de los
zapatos atadas entre sí. Antes de estudiar el “ser” primero he de discapacitarme
negando mi propio “ser” como prerrequisito para estudiarlo.
Regreso al Quijote: la razón de la sinrazón
que a mi razón se hace…
El estudio de ontología no es para los
débiles que como el Quijote corren el riesgo de dejar secos sus cerebros. La
discusión ontológica tiene la tendencia de degenerar hacia las afirmacipnes
carentes de significado en el significado del ser. En esencia, la ontología
etudia la naturaleza del “Ser”. En palabras del escandaloso Bill Clinton cuando
dijo que “no hay relación sexual” la verdad, “todo depende en cuál es el
significado de “és”” Tal como lo pone Heidegger, “Was ist das Seiende, das
Seiende in seinen Sein?” como “¿Qué es el ser, que es la ausencia de ser en su
Ser?”
Para los bhakti-yoguis, el ser es
auto-evidente y evita esta discusión. Los racionalistas post-modernos, sin
embargo, no aman nada más que la división del cabello, La verdadera realización
mística del ser está por encima de la división del cabello y concluye en el
amor divino.
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