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Monday, November 21, 2016

Fe y Conocimiento

Fe, una Forma de Saber


Significado y Argumento

En este punto, hemos examinado unas cuantas justificaciones filosóficas de la existencia de Dios: Los argumentos ontológicos de Anselmo nos  dicen que Dios debe existir, pues puedes concebirlo. Aquino argumente que diseño implica diseñador y los seres dependientes dan pista de un ser necesitado. Estos argumentos pueden convencernos a ser más firmes en nuestra fe. Al final, los argumentos no son concluyentes. Un salto de fe ha de hacerse. De acuerdo a Kierkergaard [i]. Tenemos que confiar en nuestra inspiración divina y abrazar el ideal más elevado o vivir nuestra vida en el fango. Los argumentos intelectuales a veces pueden ayudar a la fe al darnos una base firme para seguir hacia adelante. Hay distintas maneras de conocer las cosas. Y la comprensión del conocimiento es la rama de la fisiología conocida como epistemología.

La Fe como forma de saber

La fe es la forma más poderosa de saber. Habrá quienes cuestionen si la fe merece ser incluida como forma de conocer, pero muchos aspectos del aprendizaje y el conocimiento desafían la razón. Por ejemplo, conocer el rostro de tu madre o lo que se siente ser amado es algo muy distinto de conocer el cuadrado o el círculo. La formula para determinar el volumen de un círculo es una forma diferente de conocimiento que el de saber que mis hijos están bien, o saber cómo llegar al trabajo.
Distintas formas de saber.
La epistemología es la rama de la filosofía responsable de contemplar cómo conocemos lo que conocemos. Estudia lo que es llamado “Teorías del Conocimiento”. De acuerdo a la antigua sabiduría tradicional de los Upaniṣads, hay distintas formas de conocimiento: Existe la experiencia directa, o lo que en sánscrito es llamado pratyaksha. Lo que se y he aprendido a través de mis sentidos, percepción mental, y experiencia. Luego está pratyaksha, que significa lo que aprendo de otros. La historia de la humanidad ha luchado contra la ignorancia por siglos y ha aprendido a través de la experiencia. La sensualidad colectiva y la experiencia mental de la humanidad tal como se transmite a través de la educación es llamada apratyaksha. Estas son poderosas formas de conocimiento, no para ser descartadas fácilmente o tratadas a la ligera. Aún así, es posible “saber” sin haberlo comprendido con la lógica rigurosa.

Necesitamos una avalancha de fe para pasar.

Hay muchas cosas que sabemos y hacemos sin tener que atravesar un complicado proceso de justificación lógica. Cuando caminas por la calle lo haces sin calcular cada paso. Te mueves automáticamente de un sitio al otro en el metro, si conoces las paradas. Navegas por las calles de la ciudad a la velocidad permitida sin entender ni siquiera el trabajo interno del motor de combustión. Te subes y bajas de los aviones a Europa sin resolver la prueba de Eratóstenes de que la tierra es redonda. Estableces tu reloj en el horario de ahorro de energía ignorando completamente la prueba de la longitud, la causa de las zonas horarias, o la razón del porqué el gobierno exige los cambios. Hacemos suposiciones, asumimos como verdad y actuamos. Si bien podría reclamar primacía, la razón no es el único aspecto de la epistemología. Sólo para atravesar un día, necesitamos una avalancha de fe. La razón no es el absoluto. La razón no es la única epistemología.
En palabras de Pascal, “El corazón tiene razones que la razón no conoce”. Y al final, actuamos. La inacción es también una forma de acción, tal como señala Pascal en su apuesta famosa. Podremos actuar en ignorancia, ignorando el anhelo de nuestra propia alma preciosa. Tal vez actuemos en conocimiento, usando la razón como luz que nos guíe hacia la fe. O tal vez actuemos con fe y dejemos que la fe nos guíe hacia el amor divino. Pero la inacción no es una opción. La propia acción en sí misma es una especie de fe. Pues actuamos con base en lo que asumimos como cierto. La razón no es concluyente en asuntos del corazón, del espíritu y de la mente. Si, en última instancia, nuestros argumentos filosóficos no son concluyentes, si no puede haber certeza en términos de lo racional que prueben a Dios, la presencia de Dios, sin embargo, es sentida con fuerza a través de la fe. La experiencia de Dios es auto-evidente a través de la fe. Cuando la experiencia de lo divino nos guía a través de la verdad eso es llamado fe.

Oposición

Y así, tal vez podremos hallar las llamadas “pruebas” de Dios como inconclusas en el sentido de la razón crítica de Kant. Es fácil de ver que la posición filosófica de los teólogos desde Anselmo hasta Tomás Aquino hasta los teólogos modernos ha enfrentado la oposición crítica. Los ateos y pragmáticos desde Kant hasta Bettand Russell y Richard Dawkins han hecho lo posible para reducir la idea de la fa e una mera superstición. Dawkins, por ejemplo, present la idea de que la fe es “una creencia basada en lo no evidente”. En el Delirio de Dios, por ejemplo, declara que el creer en Dios, es una ilusión, “una creencia falsa persistente frente a una evidencia fuerte contradictoria” [ii] Sus argumentos dependen por supuesto en cómo definimos la evidencia. Si aceptamos lo arriba mencionado el concepto de pratyaksha o la experiencia directa, será suficiente que yo tenga una experiencia directa de Dios. Otro aspecto de evidencia, como hemos visto, es apratyaksha, o lo que aprendemos de la experiencia de otros. La evidencia no es siempre concluyente, Puedo estar confundido por la tradición, o por lo que mi padre me haya enseñado, pero sin embargo es evidencia. Ya que la humanidad, a través de los hombres sabios, los poetas, santos y las escrituras reveladas me han enseñado que Dios existe, tal vez debo basarme en ese recuento histórico como evidencia. El apóstol Pablo decía lo que muchos pioneros de la ciencia creen, que la propia naturaleza es parte de la evidencia de la existencia de Dios. ‘Desde la creación del mundo, las cualidades invisibles de Dios- su poder eterno y su naturaleza divina-se han visto claramente, siendo entendidas a partir de lo que ha creado. Así que el hombre no tiene excusa’ [iii]

La Existencia de Dios es Razonable

El punto del argumento filosófico es el de demostrar la existencia de Dios, aunque no sea plenamente demostrable para el raciocinio occidental, es razonable. Aunque la fe vaya más alla de la razón no es irracional tener fe. Las grandes mentes en la historia de la civilización humana han gastado años de sus vidas en contemplar y defender la fe. La fe puede tener consecuencias devastadoras para la razón, pero al final la tragedia de la muerte nos sobrepasará a todos con las consecuencias más devastadoras. Los materialistas podrán destruir la fe con base a la razón. Pero la razón no puede explicar la consciencia, la existencia, o la propia vida, a pesar de los mayores esfuerzos de los filósofos mundanos. Y luego de siglos de progreso científico la sociedad humana mantiene su sentido innato de fe, no sólo en el alma, sino en un poder supremo. A pesar de toda la propaganda en su contra.
La Unión Soviética tras la cortina de hierro vio casi un siglo de estado ateo, pero tan pronto como se levantó la cortina, la gente regresó a su adoración. Es difícil ver esto como una mera superstición. ¿Es posible que las mejores mentes de miles de generaciones de la humanidad incluyendo a Aquino, Dante, Milton y otros fueran víctimas ingenuas de la superstición. Esto no es razonable.

¿Qué es la fe?

Entonces ¿Qué es exactamente la fe? La fe no es un concepto fácil de captar. No quiere decir “una creencia infundada” Se planta ante la razón como una forma distinta de entendimiento de la realidad. La fe no es sólo creer. La fe implica confianza; incluye la idea de confianza en la senda correcta. Tengo fe de que mis pies me conducirán hacia adelante, de que la tierra soportará mi peso y de que el sol brillará mañana. No puedo explicar esta confianza, pero está basada ciertamente en evidencia. La fe en Dios está basada en una confianza similar en lo que sé, lo que se me ha enseñado y en lo que he experimentado.

Nuestra preocupación última.

Sin embargo, la fe es difícil de definir, el teólogo cristiano Pau Tillich ha señalado en su obra, El Dinamismo de la Fe, “Difícilmente habrá una palabra en el lenguaje religioso, tanto teológico como popular, que sea objeto de mayores malentendidos, distorsiones y definiciones cuestionables que la palabra ‘fe’ Tillich define la fe como nuestra “preocupación última’ por encima de nuestra preocupación con la subsistencia, la comida y el refugio. Con los avances en la ciencia de la evolución, la línea entre el hombre y el animal se ha desdibujado, Toda vida se preocupa de la subsistencia. Como seres humanos también estamos preocupados con la supervivencia. La comida, el refugio, y la supervivencia de nuestras necesidades básicas son todas animales. Y sin embargo la sociedad humana, en contraste con la sociedad animal tiene otras preocupaciones. La fe es nuestra preocupación suprema, pues encara la vida interna, la vida de la consciencia. La fe es una forma de conocimiento que guía al alma hasta su destino inmortal.

Animales políticos, racionales y espirituales

Los animales no producen arte; los seres humanos tienen preocupaciones estéticas. Los animales no tienen literatura; la sociedad humane es auto-reflexiva. Más que los perros, que son altamente sociales, los humanos son animales sociales. No podemos imaginar la vida en solitario. Anhelamos la compañía humana, el amor humano. Por encima del amor de una pareja, somos sociales en la medida de una comunidad humana mayor. Tenemos preocupaciones sociales. Organizamos a la sociedad a través de medios políticos. Somos animales políticos, dijo Aristóteles. Y sin embargo más que moralidad, sociedad y razón, más que política el hombre es un animal espiritual. Tenemos preocupaciones espirituales. Aunque tenemos numerosas preocupaciones, la preocupación espiritual es la más profunda, ya que va hacia el mismísimo centro de quienes somos. La pura razón es incapaz de revelarnos nuestra total identidad espiritual. La lógica y la razón tal vez puedan señalarnos la dirección de la realidad espiritual, pero tenemos que transitar la senda de la verdad espiritual solo con la fe como guía.

Razón Vs. Fe

El gran poeta de la fe en el mundo medieval fue Dante Alighieri. Quien escribió su obra hace cerca de 700 años en 1316. En su Comedia Divina hace lo que puede para justificar la fe como la guía suprema para la razón. La razón es útil, dice Dante: puede guiarnos a través del infierno, tal como el poeta Virgilio le guió a él en sus momentos de crisis. La razón es incluso capaz hasta cierto punto de mitigar las torturas de la realidad marginal, el purgatorio, en donde uno puede quedar suspendido entre la eternidad y el mundo de la explotación. Pero sólo la fe es capaz de acercarnos a la divinidad. La razón nos falla cuando necesitamos de una guía superior que sólo la fe puede brindarnos, Y así Virgilio lo deja cuando halla guía superior en la fe, representada por Beatriz.
El poeta ciego Virgilio era un guía competente a través del tránsito por el infierno e incluso de los tormentos del purgatorio, pero ya que representa a la razón, su consejo es dejado atrás  cuando Dante está listo para entrar a su viaje final hacia la divinidad. Virgilio representa a la razón, la literatura y la autoridad de los poetas. Su visión es limitada, pero al final está ciego y no puede percibir la luz espiritual directamente. Virgilio no puede penetrar más allá del purgatorio, el margen entre el infierno y el cielo. Incapaz de elevar a Dante más allá del plano marginal, se despide.

La Razón es Falible.

Igual a nuestro sentido de lógica y ciencia, la razón de Virgilio es falible. Como un padre gentil guía a Dante tanto como puede hacia la luz divina de amor perfecto, pero como un buen padre, conoce sus límites. Virgilio retrocede llegado el momento y deja que Dante proceda con la ayuda únicamente de la fe en la forma de Beatriz. Ella representa la fe en el amor divino para Dante. Sólo la fe puede llevarlo más allá del reino de la razón. Ha de despedirse de la razón en la forma de Virgilio. Virgilio confiesa todo esto cuando le dice a dante que suspenda sus dudas hasta que escuche lo que Beatriz como la luz entre la verdad y el intelecto le diga, [iv] Virgilio confiesa sus propios límites como representante de la razón y encomia a Dante hacia la verdad de la fe. “Cuanto en ello ve la razón” dice el anciano poeta de Roma, “puedo decirte; en lo demás, espera a Beatriz, porque es obra de la fe”. Purgatorio 18. 46-48. Virgilio, el representante de la razón que guía a Dante con la ayuda de la filosofía no puede llevarlo más allá del reino de los retos humanos; no puede ir más arriba a percibir la visión y la realidad paradójica de la divinidad. Sólo la fe representada por Beatriz puede ayudarlo a entrar a ese reino. [v]

El argumento mundano es inadecuado.

El rechazo del argumento mundano como inadecuado es un lugar común en la literatura basada en la fe desde el Mahābhārata hasta el poeta Dante. El antiguo sánscrito del Mahābhārata dice, acitya khalu ye bhavana tams tarkena yojayetprakrtibhyah param yac catad acityasya laksanam: “Cualquier cosa trascendental, para la naturaleza material es llamada inconcebible, puesto que todos los argumentos son mundanos. Ya que los argumentos mundanos no pueden tocar los temas trascendentales. Uno no ha de intentar entender los temas trascendentales a través de argumentos mundanos”.
Más Allá de las Puertas de la Percepción
No podemos entender lo que se halla más allá de la percepción de nuestro conocimiento. Las cosas que se hallan por encima de nuestra percepción, no debemos simplemente de intentar entenderlas por la lógica y el argumento. Es una pérdida inútil de tiempo, debido a que nadie puede decidir una teoría. Lo que se halla más allá de tu experiencia no puede argumentarse. Las cosas que están por encima de nuestra concepción no pueden establecerse simplemente a través de argumentos, lógica, la llamada ciencia y la filosofía, eso no es posible. Así que para las cosas que se hallan más allá de nuestra concepción, los simples argumentos serán inútiles. Virgilio abandona a Dante, puesto que Dante ha de ser guiado en lo más alto por la fe. Esta es la idea esencial de la Divina Comedia.

La Incertidumbre de la Lógica

Tras mucho análisis quedamos únicamente con incertidumbre en las palabras de Heisenberg. El lenguaje de los científicos es condicionado: Ningún doctor le dice a su paciente que no tiene esperanza de sobrevivir. El lenguaje es equívoco. “Podría ser… pudiera pasar, tal vez, a lo mejor” No hay certeza en sus argumentos; pueden ser refutados siempre con argumentos nuevos. Así que mientras se enorgullece de la certeza matemática, el argumento lógico no tiene valor. Depende de un lenguaje equívoco. Es por ello que Wittgenstein redujo la filosofía a las sutilezas del lenguaje Ahí no pueden haber certezas. Entonces la antigua sabiduría del Mahābhārata dice: acintyah khalu ye bhavah. “Más allá de la percepción, más allá de la percepción sensorial, no traten de entender a través de los argumentos y la lógica.  Entonces ¿cómo conocerlo? Conócelo a través de la persona que lo conoce. Eso es conocimiento.”

El Ciego Guiando al Ciego

Nuestro conocimiento de este mundo material es dependiente, relativo, subjetivo. Así como en la historia de los ciegos y el elefante, el argumento “lógico” de la ciencia no resuelve nada- El poeta (vi) nos dice que había una vez hace mucho tiempo, seis hombres ciegos que se toparon con un elefante por primera vez en su vida. Formaron un comité para investigar y tratar de entender la naturaleza del animal. Uno sostuvo la pata del elefante y dijo “El elefante es como el tronco de un árbol”. Otro sostuvo la cola y dijo: “No, te equivocas: el elefante es igual que una cuerda”. El tercer ciego tocó la larga trompa del elefante y dijo, “No, el elefante es como una enorme serpiente”. El cuarto hombre tocó al elefante de un lado al otro y dijo, “No. El elefante es una larga pared de cuero”. Otro tocó la oreja y dijo: “No el elefante es como la vela de un bote”. De este modo, todos argumentaron una y otra vez sin ser capaces de descubrir la verdad acerca del elefante. Del mismo modo podemos discutir la consciencia como la hemos sentido o como si fuera un epifenómeno del cerebro, sin entender nunca la consciencia, el alma, o a Dios. Los argumentos solo terminan en lo incierto, tal como nos dice Heisenberg. 



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