नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्
देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्
Mahābharata
महाभरत
recontado por
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi
Astika
el niño brahmán.
“¿Y qué tengo yo que ver con esta
maldición?”
Es una larga historia, hijo mío. Pero
cuando se aproximó el tiempo de Janamejaya todos los reyes Naga, las
serpientes, los hombres serpientes y las mujeres cobras llevaron a cabo una
convención, Decidieron que yo me tendría que casar con un brahmán y criar a un
hijo que pudiera detener el sacrificio. Así que conocí a tu padre, un gran
santo brahmán, y te tuvimos. Tú eres hijo tanto de un brahmán como de un Naga.
Y por ello, tienes poderes especiales.”
“¿Cómo puedo detener el sacrificio?” Dijo
el muchacho.
“Janamejaya es noble hacia los brahmanes.”
Dijo su madre. “Si un brahmán se lo pide por favor se verá forzado a detener el
sacrificio. Eres el único brahmán que pedirá este favor. El rey nunca pensará
que quieres detener la matanza de las serpientes. Ningún otro brahmán dará su
apoyo para terminar con el sacrificio de serpientes. Pero tú eres inocente y noble.
El rey no se negará.”
“Sólo con este propósito en mente es que me
casé con tu padre Jaratkaru: para salvar a nuestra gente, la familia serpiente
de Naga. Has sido criado como un brahmán perfecto y honesto. Pero recuerda,
eres el hijo de una Naga nacida como mujer-serpiente. Y tu tío es el gran
Vasuki. Incluso ahora, Vasuki siente los dolores del fuego mientras los mantras
sagrados le atraen hacia el sacrificio de Janamejaya.”
ASTIKA Y EL SACRIFICIO DE LAS SERPIENTES
Tras escuchar esta historia, Astika atendió
el pedido de su madre. Dijo, “Cómo lo desees madre. Te protegeré.” Después fue
hacia Vasuki y le dijo, “¡Oh Rey de las serpientes! Ten paz. Le pediré a
Janamejaya el favor de liberar a todas las serpientes de la maldición. Nunca he
dicho una mentira. Ni de broma. Gratificaré al rey Janamejaya con dulces
palabras y él detendrá el terrible sacrificio. ¡Tío! Ten fe en mí.”
Tras asegurarle esto al príncipe de las
serpientes, Vasuki, Astik partió para liberar a las serpientes de la maldición.
Al llegar al sitio sagrado donde se llevaba a cabo el sacrificio los guardias
le detuvieron. El portero no lo dejaba entrar. Pero el joven Astika era dulce y
encantador. Empezó a entonar canciones de alabanza al rey, suplicó se le
permitiera la acceder al sitio del sacrificio. Y cuando el rey lo escuchó, le
permitió entrar.
Tras entrar al recinto del sacrificio,
empezó a alabar la nobleza de Janamejaya y honró a los rittviks, los sacerdotes
del sacrificio, y del fuego sagrado. Ese joven y encantador muchacho cantó alabanzas
en honor a todos los dioses y todos los sabios eruditos reunidos ahí. Eso
impresionó a los sabios y eruditos, ganó con ello los corazones y las mentes de
todos los presentes.
Por último, el noble Janamejaya contempló
los signos y las indicaciones que se dieron ahí, dijo. “Es un niño, pero habla
como un viejo sabio. Aunque tiene un rostro joven, tiene años de sabiduría.
Estoy muy complacido con este niño y quiero otorgarle una bendición. Pido
permiso a los brahmanes presentes de pausar el sacrificio un momento para
otorgarle un favor. ¿Tengo su permiso?”
Y todos los presentes estuvieron de
acuerdo, Janamejaya dijo. “Sólo permite que mi sacerdote termine la ceremonia.
En este momento está invocando a Takshaka, el príncipe de las serpientes, mi
mayor enemigo. Pero en cuanto concluya la ceremonia te daremos inmediatamente
una bendición. Y ahora, mi sacerdote, por favor haz lo necesario para concluir
la ceremonia.”
Los sabios dijeron, “Hemos sabido del dios del fuego, Agni, que
Takshaka ha tomado refugio en el dios de la lluvia, Indra. Mientras esté en el
santuario del dios de la lluvia, no podemos llamarle desde las nubes.”
“Inténtenlo con más fuerza,” dijo el Rey.
Los brahmanes de nuevo entonaron sus
mantras. Pero al dirigir sus miradas hacia los cielos pudieron ver que
efectivamente Takshaka había tomado refugio con Indra y que el dios de la
lluvia le había dado amparo.
Enfurecido, Janamejaya dijo, “Así sea. Con
el poder de los mantras del sacrificio de las serpientes, debemos realizar un
ritual que llame al propio Indra como refugio de las serpientes: él también
será arrastrado y quemado en el fuego junto con su amigo, el rey serpiente
Takshaka.”
“El cielo ahora brilló como el fuego y
todos vieron a Takshaka, el rey de los bípedos, gran enemigo de Janamejaya
sosteniéndose de Indra el rey de la lluvia, su protector en el cielo. Y al ver
a los brahmanes reunidos ahí entonar juntos su nombre como el protector de las
serpientes, el propio Indra se aterrorizó. Al ver el poderoso sacrificio y el
fuego enorme con el gran río de reptiles precipitándose hacia la tierra, Indra
dijo, “Mi amigo, Takshaka, No puedo protegerte más. Tu destino está en las
manos de los brahmanes.” Y con esto desapareció, abandonando a Takshaka.
Ante esto, el propio Takshaka temió por su
vida. Y mientras dejaba la protección del dios de las nubes, perdió la
conciencia y empezó a caer lentamente a través de las nubes. Desde lo alto
cayó, gradualmente acercándose al fuego.
Al ver a Takshaka caer desde lo alto, los
brahmanes le dijeron al rey. “¡Oh Rey!” Está a punto de lograrse tu cometido.
Takshaka está cayendo en el fuego. Tu meta se ha logrado. Ahora, puedes
conceder un favor al muchacho.”
Encantado con la perspectiva de alcanzar el
fin de su sacrificio el gran Janamejaya se sitió victorioso y dijo, “¡Oh
muchacho brahmán” Permite que te otorgue ahora un favor. Ya que eres un culto
erudito encantador y con sabiduría superior a la de tu edad. Pide y tendrás tu
deseo. Haré realidad tus sueños. Dime. ¿Qué quieres? ¿Una vaca? Dime. Le he
ganado la batalla a Takshaka y te daré cualquier cosa que quieras para la buena
fortuna.”
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