Escribir una elegía de un amigo no es una tarea fácil. De algún modo la pérdida de un amigo es mayor que la pérdida de un padre o incluso un hermano. No tenemos elección con relación a nuestros padres. Y sin embargo, ellos son más viejos que nosotros, parece natural que partan de este mundo antes de que nosotros lo hagamos.
Sentimos la muerte de nuestros padres como
un rito o un pasaje hacia la edad adulta. Más impactante es la pérdida de un hermano o hermana, ya que nos acompañan
en nuestro viaje vital, conocen nuestros secretos y están comprometidos con
nosotros como familia a través de toda nuestra vida.
Con los amigos es distinto. Tal vez no
podamos elegir a nuestros padres, pero escogemos a nuestros amigos. Ellos son
almas gemelas. Esperamos que estén ahí cuando los necesitamos, incluso cuando
no los hemos visto por un tiempo prolongado.
Y sin embargo, nuestra vida cuelga de un
hilo. Nuestra carne y huesos son más frágiles de lo que nos imaginamos.
Mientras que nos consideramos como súper-hombres, invulnerables a las
hondas y flechas de la fortuna, la
ruptura de la más pequeña arteria puede significar la muerte instantánea. El
corazón humano empieza a bombear sangre incluso antes de nuestro nacimiento y
continúa sin descanso haciéndolo setenta veces
cada minuto durante 80 años o más. Si somos afortunados.
Perdí un amigo la semana pasada.
John Hendrick, Yudhamanyu, “Vikram-Seva”,
el Gran “Y” fue amado por la comunidad internacional de amigos y familia. Había
dedicado su vida, desde los 70’s a la misión de la Conciencia de Krishna, al
movimiento Hare Krishna. Halló paz, gozo, significado y amor en el mantra Hare
Krishna y en los devotos quienes hicieron todo lo que pudieron por practicar
estas enseñanzas. Su viaje hacia la rendición lo llevaría desde Portland,
Oregón, hasta Nabadwip India, desde San José California hasta Tailandia y
China.
Me conmociona no haberle visto en años.
Pero recientemente pensaba en él. No es fácil para mí conectar a veces, pero
ahora que nos podemos comunicar tan fácilmente unos con otros, usando el
internet sentí que contactaría con él
pronto. Habíamos perdido el contacto hacía muchos años. Él se había ido a
China. Yo me trasladé a México. Vi algunas de sus fotografías de grupo de los
devotos de China recientemente, y pensé en intentar dar con él. Pero me fue
arrebatado antes de poder hacerlo.
Conocí a Yudhamanyu en Johannesburgo, Sudáfrica.
Estaba ahí haciendo negocios, y recolectaba fondos para un templo en India. Un
discípulo de Bhaktivedānta Swāmi, fundador del movimiento Hare Krishna, se
había interesado en apoyar la misión de Śrīdhara Maharaja, hermano espiritual y
amigo de Bhaktivedānta Swāmi . Tanto Swāmi
como Śrīdhara Maharaja trabajaron juntos en la misión de su propio guru, Sarasvatī
Ṭhākura. Bhaktivedānta Swāmi fue a occidente. Su movimiento “Hare Krishna” tuvo
gran éxito. Śrīdhara Maharaja se había retirado a las orillas del Ganges. A
través de un amigo mutuo, yo fui lo suficientemente afortunado para visitar su
ashram en 1981. La fortuna y circunstancias me enviaron a Sudáfrica a buscar apoyos para el Chaitanya Saraswat
Math, la misión de Śrīdhara Maharaja. Fue ahí donde crucé senda con Yudhamanyu.
Él también había escuchado de Śrīdhara Maharaja. En aquellos días nos
lamentábamos por la pérdida de Bhaktivedānta Swāmi. Buscábamos consuelo y
refugio. Nuestro maestro se había ido, pero necesitábamos orientación. En sus
90’s a Śrīdhara Maharaja no le
interesaba tener fama, dinero ni discípulos. Mientras tanto, algunos de
nuestros amigos y hermanos espirituales habían intervenido para continuar con
la misión de Bhaktivedānta Swāmi, eran jóvenes e inexpertos. Ninguno poseía la
profundidad de Śrīdhara Mahārāja.
En aquellos días no había internet. Una
llamada telefónica a India tomaba días en programarse. Pero teníamos una pila
de audio-casetes grabados en donde Śrīdhara
Mahārāja respondía a las preguntas
relacionadas a la vida espiritual de aquellos en la senda de bhakti, el
principio devocional de amor a Dios, Kṛṣṇa. Nos levantábamos temprano y
escuchábamos con cuidado el mensaje en los casetes con algunos amigos.
El discurso de Śrīdhara Maharaja era
diferente a lo que habíamos escuchado antes. Otros explicaban el bhakti en
términos de reglas que había que seguir. Era un proceso, con un resultado.
“Sigue el proceso y obtén el resultado” se nos había dicho. Pero Śrīdhara Mahārāja
enfatizaba la rendición como su propio fin. Bhakti no era un “medio hacia un
fin”, sino el fin en sí mismo. La meta del amor divino es el amor divino,
explicaba. Lo que era importante era la substancia por encima de la forma, la
cualidad por encima de la cantidad, la consciencia de Dios por encima de la
conciencia de sociedad, y “Morir para Vivir” Hablaba de la dialéctica Hegeliana
y del Kṛṣṇa Saṁhita de Bhaktivinod Ṭhākura. Habíamos hallado el oro.
Tras la partida de Bhaktivedānta Swāmi
había controversia acerca de la sucesión. Nos preguntábamos, “¿Cuál de los
discípulos continuará con la misión en el futuro?” Pero tras escuchar el
discurso de Śrīdhara Maharaja, sólo queríamos servir a su misión. En ese
entonces, el Caitanya Sarasvat Math era bastante humilde. Había un templo con
un salón de reuniones o “nath-mandir” un edificio con cuartos para algunos
bramacharis, una cocina y un área de go-shala para las vacas. Śrīdhara Maharaja
daría una plática informal a las personas, 5 ó 6, que lo visitaban diariamente.
Había tanto que hacer para promover su misión. Por mi parte, sentí que era
indispensable que las pláticas que daba fueran transformadas en libros
publicados. Mi cerebro ardía con esta idea. Afortunadamente, Bhakti Sudhir Goswāmī,
quien entonces era llamado Dheer Krishna Swāmi, aceptó mi servicio voluntario.
Desde Johannesburgo, Sudáfrica, volé hasta San José, California y me puse a
trabajar bajo su guía. Mientras tanto, ciertos elementos en Sudáfrica intentaron
impedirnos el avance. No puedo entrar en detalles aquí, pero un grupo numeroso
de fanáticos de un grupo de yoga rival nos amenazaron violentamente. Nos
habíamos estado quedando en un ashram de yoga en Johannesburgo y discutíamos
las enseñanzas de Śrīdhara Maharaja. Los fanáticos planearon un asalto con
armas automáticas. No sé cómo lo hizo, pero Yudhamanyu Prabhu negoció un
acuerdo y estuvimos seguros por un tiempo. Pronto volé hacia California,
dejándolo a él atrás. Él seguía
citándose con gente y conversando, más tarde reclutó a un joven, Bhakta Lou,
quien se convertiría en Akinchana Maharaj. En California, Dheer Krshna Swami
había reunido un grupo pequeño que sería el núcleo de nuestra misión ahí. Nos
incorporamos como una 501 c3 organización sin fines de lucro llamada Movimiento
de Consciencia de Kṛṣṇa. Había adquirido un edificio que servía de templo,
ashram, y una prensa en el 61 sur de la calle 13. Nuestra mayor adquisición
tecnológica era una máquina de escribir IBM. Tenía una cinta correctora en un
carrete anaranjado minúsculo, de modo que si uno incurría en un error podías
retroceder y corregir hasta 15 caracteres.
Los pocos Brahmacharis, Kshama-Buddhi, Vidagdha Madhava, y Ramai Prabhu
quienes estaban con nosotros, dormían en el suelo. Nos levantábamos temprano y
celebrábamos el aroti. Después de cantar dieciséis rondas de japa nos
dirigíamos a nuestros deberes. El mío era la tarea de trascribir las
conferencias grabadas de Śrīdhara Maharaj y convertirlas en libros. Luego de un
tiempo, nos las arreglamos para obtener una máquina de dictado con un pedal que
hacía retroceder el casete diez o quince segundos. Podías escuchar la grabación
de nuevo. La entonación inglesa de Śrīdhara Maharaja era especialmente difícil
de entender. Tenía un pequeño acento escocés sumado al de su Bengalí, ya que
había sido educado en escuelas regidas por Jesuitas escoceses. Así que su
acento inglés estaba situado entre el escocés y el indo-bengalí. También había
mucho ruido del ambiente en las grabaciones: se podían escuchar los pájaros
exóticos de Bengal. Las campanitas sonoras de las bicicletas de las rickshaws, el martilleo de los hombres
que trabajaban en el templo. Aparecían conversaciones en Bengalí aquí y allá, el gong que anunciaba
el prasadam y el tambor y los cártalos del kirtan de la sala continua. Todo esto
hacía de la tarea un reto. Juraría que Śrīdhara
Maharaja había dicho, “Entonces, llegó por dientes o uñas” en algún punto, y
(¿Govinda Maharaja?) contestaba, “Si, por dientes o uñas (N/T: En inglés “tooth
or nail”) sólo para descubrir más tarde que estaban diciendo “Touffant Mail” el
nombre de un tren. Pasé muchas mañanas de este modo, yendo de grabación en grabación,
escuchando una y otra vez la mágica voz
de Śrīdhara Maharaja. Pronto tuvimos una pila de trascripciones. Luego de unos
cuantos meses, supimos de Yudhamanyu. Sus negocios habían tenido un gran éxito
en Johannesburgo, pero estaba listo para moverse. Nos llamó a San José y dijo
que estaba determinado a venir. Traería con él a su esposa Jivana Devi Dasi y a
un amigo de ella y se uniría a nosotros en San José. Estábamos eufóricos,
Yudhamanyu sería una gran ayuda. Nuestro pequeño ashram pululaba con muy pocos
ingresos. Apenas y teníamos suficiente para continuar con la misión.
Descubrimos que el grupo que nos amenazara en Sudáfrica se hallaba en California. De algún modo habían
decidido que no les gustaba nuestra organización y estaban decididos a detener
la publicación de los libros de Śrīdhara Maharaja, por la fuerza de ser
necesario. Sabíamos que Yudhamanyu nos ayudaría con la organización y colecta.
Ya había negociado antes con la gente peligrosa en Sudáfrica. Sería un elemento
valiosísimo. Esperamos ansiosos su llegada. Madhyumati DD, recuerda, “Llegó con
Jivana y Prabhula ya entrada la noche en un camión blanco de redilas desde
Seattle. Creo que en una semana ya estaban todos colectando. Recuerdo que el
dinero era escaso y que ayudaron de verdad. Tal vez incluso salvaron el templo
de caer. Kshamabuddhi, Brahma Prabhu y Bhakta Priya ya estaban ahí, Jivana y yo
cocinábamos varias veces a la semana y hacíamos dulces de leche. Yuddhamanyu
estaba encendido. Tuvo largas y acaloradas conversaciones con Goswāmī Maharaja.
Ha sido una conmoción saber que se ha ido. Sabía que tenía alta la presión y
recientemente había volado, apenas dos días antes, desde América a China. Ha
sido para él una bendición el ir hacia adelante- pero una pérdida aquí en este
plano. Su sentido y humor de dedicación es algo muy raro en este mundo. Salían
mucho a colectar por lo que tus primeros recuerdos no están equivocados, ellos
no estaban mucho ahí ya que ellos comían y dormían y se levantaban temprano a
colectar. Considero que gracias a Goswāmī, a ustedes y a la gente que colectó
es que los libros de Śrīla Guru Maharaja fueron publicados y traídos al mundo
Occidental, ¿cómo podemos calcular ese servicio? No es posible. Él fue un
hombre bendecido”. Yudhamanyu era uno de los discípulos de Śrīla Prabhupāda
quien de todo corazón aceptó a Śrīdhara Mahraja tan pronto entró en contacto
con sus enseñanzas. La misión de Śrīdhara Mahraja era, en ese entonces,
bastante humilde. Yudhamanyu se dedicó a organizar las distintas actividades
que ayudarían a mantener esa misión”. Para todo aquello que se necesitaba,
Yudhamanyu hallaba una forma de proveerlo. El nombre “Yudhamanyu" fue dado
a él por Śrīla Prabhupāda. Y se halla en el primer capítulo del Bhagavad-Gita
en donde se enumeran los nombres de los grandes guerreros en la Batalla de
Kuruksetra:
yudhamanyus ca vikranta... “El poderoso
Yudhamanyu” Solíamos bromear con él y le llamábamos “El poderoso Yudhamanyu”
hasta que un día Śrīdhara Maharaja se encargó de darle un título especial,
siguiendo las huellas de Bhaktisiddhānta Sarasvatī, quien a menudo daba títulos
a sus seguidores más íntimos. Śrīdhara Maharaja lo llamó Vikram-Seva: “Siervo
Poderoso”, o “El que rinde un servicio poderoso”. En los siguientes años,
Yudhamanyu probó que su nombre era real, haciendo servicio no solamente en
India y los estados unidos, sino más tarde en Tailandia y China. En donde ayudó
a fundar la misión. Era un incansable apoyo de la misión quien dio todo, gastó
todo y puso toda su energía al servicio de Śrīdhara Maharaja, Govinda Maharaja
y el Chaitanya Saraswat Math. Yudhamanyu
Seva Vikrama era también un gran maestro. No era orgulloso. Carecía de la
actitud de “gran devoto”. Tenía un gran sentido del humor. He sido un devoto
por muchos años, haciendo lo más que puedo por la práctica, cuando me doy
cuenta de que tengo muy pocos amigos entre los devotos. Trabajamos lado a lado
y creemos en las mismas cosas, pero francamente tengo muy pocas conexiones de
corazón a corazón con otros seguidores. Yudhamanyu era diferente. Sabía que
podía confiarle mi vida. . No puedo contar todas las historias de los viejos
tiempos; ni es necesaria la nostalgia que poca gente entendería. Pero él fue un
gran maestro, uno de aquellos que enseñan con el ejemplo. Grandes maestros no
son siempre buenos instructores. En ocasiones, su dominio intimida. Un estudiante
ve la maestría de un gran virtuoso del violín y hace a un lado su instrumento
para nunca tocar de nuevo. El virtuosismo puede aplastar el alma. Un buen
maestro puede capacitar a su estudiante. Demostrando que puede ser fácil y
haciendo que el estudiante sienta “puedo hacerlo, puedo hacerlo”. El estilo de
trato fácil de Yudhamanyu hacía sentir a muchos neófitos ese “puedo hacerlo”.
Ayudó a muchos a iniciar su viaje en la carretera de la rendición. Todos en el
Caitanya Sarasvat Math, desde los acharyas, hasta los gurus, los swamis o
simplemente la gente en general, están endeudados con Yudhamanyu. Sin su
servicio poderoso, los templos no se habrían construido, los libros no se
habrían impreso ni publicado, los sannyasis no habrían tenido los medios para
viajar y predicar. Él era el gran héroe desconocido. Y sí, era un santo. Los neófitos examinarán
los libros tratando de encontrar allí escritas las cualidades de un santo.
Compararan y contrastarán lo allí escrito con los candidatos de la vida real
con la santidad ahí hallada y los encontrarán plagados de defectos. El mismo Sarasvatī
Thakur dijo “Estoy plagado de faltas”. Es fácil hallar errores en monjes y
mártires y aquellos que pasan por santos. Pero fue Cristo quien dijo “Por sus
frutos los reconocerás”, cuando le preguntaron quiénes eran los santos. Creo
que los santos existen. Caminan entre nosotros, a menudo irreconocibles. Al
propio a Sri Caitanya le advirtieron los
ortodoxos no hablar con Ramananda Roy, un simple maestro de danza. Después de
todo, frecuentemente tocaba a las mujeres que bailaban en sus clases, al
ajustar su postura. ¿Cómo podría un hombre así saber nada acerca de lo divino?
Hari Das Ṭhākura aparentemente era un musulmán. Los acólitos del templo de
Jagannatha no lo dejaban entrar. Después de todo él no era hindú. Los
verdaderos santos a veces no lo parecen. Nos hace bien saber, que aparte de los
Vaiṣṇavas virtuosos, hombres comunes que saben vivir y reír pueden también ser
santos. Nos anima el saber que monjes y místicos caminan entre nosotros
disfrazados de hombres comunes. Ahora que Yudhamanyu, Seva Vikrama, no camina
ya más con nosotros, podemos pensar que continúa su obra como hombre avanzado.
Yudhamanyu sabía cómo establecer una misión y cómo realizar todo el trabajo
para hacer avanzar la obra de los “grandes predicadores”. En China fue la punta
de lanza. Ahora ha continuado su camino. Pero al continuar, quiero pensar que su obra sigue en avance y que hará lo
necesario para que podamos unirnos a él en un kirtan mayor. Tengo fe en que el
sonido divino del santo nombre nos liberará. Hoy es el día que se celebra la
aparición divina de Sri Caitanya Mahāprabhu quien apareció como un Volcán
Dorado de Amor Divino, el avatar dorado que vino para asegurar que todos
participáramos de la danza del kirtan. La danza de Sri Kṛṣṇa en Vrindavan es
confidencial. Pero todos están invitados a participar en el kirtan del santo
nombre, Hare Krishna. Yudhamanyu Prabhu dedicó su vida a promulgar el kirtan
del santo nombre e invitó a todos a participar. Ahora que sus cenizas se han
confiado al corazón del río Ganges por el puente Gauranga Setu cerca del aparadha-bhajan
del Caitanya Sarasvat Math de Bhakti Rakshak Śrīdhara Dev Goswami, estoy seguro
de que su alma inmortal baila en el kirtan eterno. Se ha ido en avanzada a prepararnos
un sitio en ese kirtan. Asegurándose que haya mrindangas y cártalos para todos
y hojas frescas de banana para el festín. Baila ahora con Shruta Shrava Prabhu,
Vaiṣṇava Maharaja, Chidananda Prabhu, Siddhanti Maharaha, y con nuestros gurus
superiores y los grandes Vaiṣṇavas, entre los que podremos ver, algún día, a
Govinda Maharaja, a Śrīdhara Maharaja y a Srila Prabhupada, pujala ragapath
gaurava bange matala harijana kīrtana, en la distancia.
El héroe anónimo, bien dicho profesor, todas las glorias a las almas rendidas.
ReplyDelete