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Tuesday, May 12, 2015

Comentario sobre Kalidas parte II

Kalidasa dejó siete trabajos que han llegado hasta nosotros: tres dramas, dos epopeyas, una elegía, y un poema gráfico. Muchos otros trabajos, incluido un tratado sobre astronomía, se le han atribuido; pero ciertamente no son suyos. Tal vez hubo más de un autor que usara el nombre de Kalidasa, tal vez algunos escritores posteriores estaban más preocupados por el trabajo que por la fama personal. Por otro lado, no hay razón para dudar que los siete trabajos que se reconocen son en verdad de la mano de Kalidasa. La única preocupación en la que hay espacio para una duda razonable es en su poema grafico que describe las estaciones, y se trata afortunadamente del menos importante de los siete. No hay evidencia que muestre que se haya perdido algún poema considerable, a menos que sea verdad que los cantos finales de una de sus epopeyas se ha perdido. Estamos entonces en una posición afortunada al leer a Kalidasa: tenemos todo lo substancial que escribió y al mismo tiempo no corremos el riesgo de adjudicarle ningún trabajo considerable de otro autor.
De estos siete trabajos, cuatro son largas poesías; los tres dramas, como todos los dramas en Sánscrito, están escritos en prosa, con una mezcla generosa de estrofas líricas y descriptivas. La poesía incluso en las epopeyas es muy descriptiva; ninguna parte puede ser justamente comparada con un verso libre en inglés. El verso clásico en Sanscrito, en lo que a estructura se refiere, tiene mucho en común con la forma familiar del Griego y el Latín; no hace uso sistemático de la rima; depende para su ritmo en la acentuación, pero en cantidades. La forma natural de traducirlo al Inglés parece ser la de la descripción rimada; (3) en el presente trabajo se ha utilizado la descripción rimada, con una consistencia tal vez demasiado rígida, en todo lugar en donde el original está en verso.
Los nombres de los tres dramas de Kalidasa son: Malavika y Agnimitra, Urvashi, y Shakuntala. Las dos epopeyas son La Dinastía de Raghu y El Nacimiento del Dios de la Guerra. La elegía se llama El Mensajero de la Nube, y el poema descriptivo es llamado Las Estaciones. Será bueno declarar brevemente las características sobresalientes de los géneros Sánscritos a los que estos trabajos pertenecen.
El drama ha resultado en India, al igual que en otros países, una forma agradable para muchos de los poetas más eminentes. El drama Indio tiene una marca individual, pero se coloca más cercano al teatro Europeo moderno que a la antigua Grecia; puesto que las obras, con escasas excepciones, no tienen significado religioso, y tratan del amor entre hombre y mujer. A pesar de que los elementos trágicos puedan estar presentes, un final trágico está prohibido. De hecho, nada que se refiera como desagradable, como peleas o incluso besos, se permite en el escenario; aquí Europa tal vez aprenda una lección de buen gusto. Las características del escenario eran pocas y simples, mientras que se prodiga particular cuidado a la música. Las partes femeninas son representadas por mujeres. Las obras raramente tienen largos monólogos, incluso el prólogo inevitable se divide entre dos oradores, pero la audiencia Hindú era tolerante frente a la divagación literaria.
Podría decirse, aunque la declaración necesitaría calificación en ambas direcciones, que los dramas de India tienen menos acción y menos individualismo en los personajes, pero más encanto poético que los dramas de la Europa moderna.
En general, Kalidasa era en extremo fiel a las convenciones ingeniosas aunque un poco rebuscadas de la dramaturgia india. Su primera obra de teatro, la Malavika y Agnimitra, es completamente convencional en su contexto. Su Shakuntala se transfigura debido al carácter de la heroína. El Urvashi, a pesar de la detallada belleza, marca claramente una disminución.
La Dinastía de Raghu y el Nacimiento del Dios de la Guerra perteneces a una especie de composición que no es fácil de definir apropiadamente. El nombre Hindú kavya se ha atribuido a la epopeya artificial, épopée savante, Kunstgedicht. Es mejor tal vez utilizar el término épico, y calificar el termino con una explicación.
Los Kavyas difieren enormemente del Mahabharata y del Ramayana, epoepeyas que recuerdan a la Iliada y la Odisea menos en su forma externa que en su carácter de poemas auténticamente nacionales. El kanvya es un poema narrativo escrito en una época sofisticada por un poeta erudito, que posee toda clase de retórica y métrica muy elaborada. El tema se extrae de la larga tradición mitológica. El poema se divide en cantos, escritos en versos libres pero en estrofas. Se emplean varias formas en las estrofas en el mismo poema, aunque se trate del mismo canto, excepto en los versos finales de un canto que se escriben con una métrica más acompasada que el resto.
He definido a El Mensajero de las Nubes como elegía, aunque tal vez no pase el examen de una definición rígida. Los Hindúes clasifican tanto a La Dinastía de Raghu y el Nacimiento del Dios de La Gurra como kavya, pero esta clasificación simplista evidencia la afrenta. De hecho, Kalidasa crea en El Mensajero de la Nube un género nuevo. No hace falta más explicación aquí, ya que el poema completo se traduce más adelante.
El pequeño poema descriptivo llamado Las Estaciones abunda en analogías de otras literaturas, y no merece comentario.
No es posible fijar la cronología de los escritos de Kalidasa, sin embargo no estamos completamente a oscuras. Malavika y Agnimitra fue con seguridad su primer drama, casi seguro que haya sido su primera obra. Es una conjetura razonable, nada más, que Urvashi fue escrito posteriormente, cuando disminuyó el poder del poeta. La narrativa introductoria de La Dinastía de Raghu sugiere que esta epopeya fue escrita antes que El Nacimiento del Dios de la Guerra, pero la deducción dista de la certeza. De nuevo es razonable asumir que las grandes obras sobre las que descansa la fama de Kalidasa son principalmente- Shakuntala, El Mensajero de la Nube, La Dinastía de Raghu, los primeros ocho cantos del El Nacimiento del Dios de la Guerra- fueron compuestos cuando estaba en la plenitud de su virilidad. Pero cuál es la sucesión en estos cuatro trabajos es difícil de adivinar.
La gloria de Kalidasa depende principalmente de la calidad de su trabajo, aunque hubiera fracasado si se redujera en volumen y variedad. En India, más de lo que sería el caso en Europa, la extensión de su escritura es un indicativo de originalidad y poder; puesto que los poetas del periodo clásico eran sometidos a una educación que les empujaba hacia una meticulosidad exagerada, y escribían para un público escrupulosamente crítico. De ahí que el gran Bhavabhuti pasara su vida en la construcción de tres dramas; era un poderoso espíritu, quien sin embargo sufrió por la escrupulosidad de su cometido. En esta cuestión, al igual que en muchas otras, Kalidasa conservó su balance intelectual y su iniciativa espiritual; qué grandeza de alma se necesita para ello, todo mundo conoce la desgracia de cuando se difiere con la opinión de una camarilla intelectual.
Sin abreviar su envergadura, la historia ocurre así:---
El cuento épico.
En una ocasión, un rey fuertemente armado, con un poderoso ejército de hombres y carros, entró a un espeso bosque. Entonces luego de que el rey cazara a miles de creaturas salvajes, el rey penetró en otro bosque con sus tropas y carrozas, intentando seguir a un venado. Y el rey pudo ver una maravillosa, hermosa ermita en las orillas del sagrado río Malini; en sus orillas estaba la ermita del bendito, de alma elevada Kanva, a donde acudían todos los santos elevados. Entonces el rey decidió entrar, tal vez pudiera ver al gran santo Kanva, rico en santidad. Hizo a un lado su insignia real y fue solo, pero no vio en la ermita al austero sabio. Entonces, al no ver al sabio y percibiendo que el ashram estaba desierto, llamó, “¿Quién está aquí?” hasta que el bosque parecía aullar. Escuchando su llamado, una sierva, adorable como Shri, vino desde la ermita, llevaba puesto un atuendo de ermitaña. “¡Bienvenido!” dijo ella al punto, lo saludó, y con una sonrisa añadió: “¿Qué puedo hacer por usted?” Entonces el rey dijo a la muchacha de voz dulce: “He venido a darle mis reverencias al sagrado santo Kanva. ¿A dónde se ha ido el bendito, dulce niña? Dímelo, adorable sierva.” Shakuntala dijo: “Mi padre bendito ha salido de la ermita a buscar algunos frutos. Espera un momento. Y podrás ver su regreso.”
El rey no vio al sabio, pero cuando la adorable niña de hermosas caderas y sonrisa encantadora le habló, vio que ella brillaba en hermosura, si, en sus duros votos y auto dominio de juventud y belleza y le dijo:
“¿Quién eres? ¿Quiénes son ustedes, hermosas siervas? ¿Por qué has venido al bosque? ¿De dónde eres dulce muchacha, encantadora y buena? Tu belleza me ha robado el corazón a primera vista. Quisiera conocerte mejor. Respóndeme, dulce doncella.”
La muchacha rió ante las preguntas del rey en la ermita, y pronunció palabras muy dulces: “Oh Dushyanta, se me conoce como la hija bendita de Kanva, y él es austero, firme, sabio y un alma noble.”
Dushyanta dijo: “Pero él es casto, gloriosa doncella, santo, honrado por el mundo. Aunque la virtud se pueda desviar de su curso, no puede él desviarse de la dureza de su voto. ¿Cómo es que has nacido como su hija, pues eres muy hermosa? Estoy perplejo ante esto, te suplico me aclares.”
(Aquí Shakuntala explica como ella es que es la hija de un sabio y una ninfa, abandonada al nacer, que fue cuidada por los pájaros (shakuntas) encontrada y criada por Kanva, quien le dio el nombre de Shakuntala.)
Dushyant dijo: “Claramente eres la hija de un rey, dulce doncella, tal como dices. Conviértete en mi adorable esposa. Dime, ¿Qué he de hacer por ti? Permite que mi reino sea todo tuyo hoy. Conviértete en mi esposa, dulce sierva.”
Shakuntla replicó: “Prométeme en verdad lo que en secreto te digo. El hijo tuyo que nazca de mi ha de ser tu heredero. Si me lo prometes, Dushyant, me casaré contigo.”
“Sea” dijo el rey sin pensar, y añadió: “También te llevaré a mi ciudad, dulce niña sonriente.”
Entonces el rey tomó a la impecable y elegante doncella y habitó con ella. Y tras pedirle que fuera valiente, se fue, repitió al irse una y otra vez: “Mandaré un ejército entero a buscarte,  y les pediré que lleven a mi sonriente y dulce novia a mi palacio.” Cuando hubo hecho esta promesa, el rey fue en busca de Kanva muy cuidadosamente. “¿Qué hará cuando se entere, este santo y austero hombre?” Se preguntaba, y seguía pensando, en lo que regresaba hacia la capital.
Justo al momento de haber partido, Kanva llegó a la ermita. Y Shakuntala estaba avergonzada y no fue a encontrarse con su padre. Pero el bendito, y austero Kanva tenía discernimiento divino. La descubrió, y viendo la situación con visión celestial, estaba complacido y dijo: ¿Qué has hecho hoy querida, olvidarte de mí y encontrarte con un hombre, esto no rompe con la ley. Un hombre que ama ha de casarse en secreto con la mujer a quien quiere sin ninguna ceremonia; y Dushyant es virtuoso y noble, el mejor de los hombres. Ya que has encontrado a un esposo amoroso, Shakuntala, un hijo noble nacerá de ti, poderoso en el mundo.”
La dulce Shakuntala dio a luz a un niño de poderes ilimitados. Sus manos estaban marcadas con la rueda, y prontamente creció para convertirse en un niño glorioso. Como niño de seis años de la ermita de Kanva cabalgó en las espaldas de leones, tigres y jabalíes cercanos, y los domaba, y corría a jugar con ellos. Entonces los habitantes de la ermita de Kanva le pusieron un nombre. Que se llame El Domador de Todo.” Dijeron: “Pues a todo puede subyugar.”
Pero cuando el sabio vio al niño y sus hechos mayores a los de los humanos, le dijo a Shakuntala: “Es tiempo ya de que sea ungido como el príncipe heredero.” Cuando vio qué fuerte era el niño, Kanva le dijo a sus discípulos: “Rápido lleven a mi Shakuntala y a su hijo desde mi casa hacia el palacio de su esposo. Una larga permanencia con sus parientes no es adecuada para las mujeres casadas. Destruye su reputación y su carácter, y su virtud, así que llévenla al instante.” “Lo haremos” respondieron los poderosos hombres y partieron con Shakuntala y su hijo hacia Gajasahvaya.
Cuando Shakuntala estuvo cerca, fue reconocida e invitada a entrar, y ella le dijo al rey: “Este es tu hijo, Oh Rey. Haz de ungirlo como el príncipe heredero, tal como antes lo prometiste, cuando nos conocimos.”
Cuando el rey la escuchó, a pesar de que la recordaba, le dijo: “No me acuerdo. ¿A quién perteneces, débil ermitaña? No recuerdo una unión contigo por virtud, amor, y opulencia. Quédate o márchate, o haz lo que te plazca.”
Cuando él pronunció estas palabras, la dulce niña ermitaña casi se desmaya de vergüenza y pesar, y quedó petrificada como un pilar. Sus ojos se oscurecieron con indignación apasionada; sus labios temblaron; pareciera que consumiera al rey cuando le miraba de reojo. Ocultó sus sentimientos y nerviosismo con la ira. Interiormente acudió hacia el poder mágico que su vida ascética le otorgara. Pareció meditar un momento, sobrecogida de pesar y de ira. Miró a su esposo, y entonces habló con toda pasión: “Oh rey desvergonzado, aunque usted sabe, ¿por qué dice, ‘no sé’ igual que lo haría un hombre ordinario?”
Dushyant dijo: “No conozco al hijo que nació de ti, Shakuntala. Las mujeres son mentirosas. ¿Quién creerá lo que digas? ¿No te avergüenzas de decir esas cosas inverosímiles, especialmente en mi presencia? Débil ermitaña, ¡vete!”
Shakuntala le dijo: “Oh Rey, Sagrado es el Santo Dios, y sagrada es una santa promesa. No rompas tu promesa, Oh Rey. Deja que tu amor sea sagrado. Si te aferras a una mentira, y no crees, ¡Ay! Me tendré que ir lejos, no hay unión con un hombre como tú. Porque aún sin ti, Dushyanta, mi hijo gobernará esta tierra franca adornada con regias montañas”.
Tras haber dicho todas estas cosas al rey, Shakuntala empezó a retirarse. Pero una voz incorpórea del cielo le dijo a Dushaynta: “Cuida a tu hijo, Dushyanta. No desprecies a Shakuntala. Eres el padre de su hijo, Shakuntala dice la verdad.”
Cuando escuchó lo que pronunciaron los dioses, el rey gozoso le dijo a su capellán y a los ministros: “Escuchen las palabras del mensajero celestial. Si hubiera recibido a mi hijo basado en las palabras de ella, el mundo sospecharía, él no sería puro.”
Entonces el rey recibió a su hijo con agrado y contento. Besó su cabeza y lo abrazó con afecto. También honró a su esposa, como la justicia requería. Y el rey la tranquilizó. Y dijo: “Esta unión que tuve contigo estaba oculta al mundo. Por ello he dudado, Oh Reina, para salvar mi reputación. Y en respuesta a las palabras crueles que me has dicho en un exceso de pasión, por ellas te perdono. Mi hermosa, mi amada de grandes ojos, porque me amas.”
El Rey Dushyant le dio el nombre de Bharata al hijo de Shakuntala, y lo ungió como heredero.
Está claro que esta historia contiene el material para una buena obra de teatro; la propia forma del cuento épico es profundamente dramática. También es evidente, en un sentido amplio, de qué naturaleza son los cambios principales que un dramaturgo ha de introducir en el original. Pues mientras Shakuntala es encantadora en la historia épica, el rey es decididamente despreciable. De una u otra manera, su cara ha de ser salvada.
Para este efecto, Kalidasa ha modificado la vieja historia en tres aspectos importantes. En primer lugar, introduce la maldición de Durvasa, nublando la memoria del rey, y salvándolo de la responsabilidad moral en su rechazo a Shakuntala. Que hubiera al final una recuperación de la memoria, la maldición se modifica para que al final el rey pueda ver de nuevo el anillo que le dio a su prometida. Para los hindús, las maldiciones y modificaciones son asuntos recurrentes; y Kalidasa ha manejado con tanta delicadeza el asunto para no conmocionar incluso a lectores modernos y occidentales con un sentimiento de fuerza improbable. Aún para nosotros parece una parte natural la nube divina que envuelve al drama, de forma alguna oculta la pasión humana, sino que al contrario le otorga a la pasión humana una grandeza y universalidad insólitas.
En segundo lugar, el poeta hace que Shakuntala emprenda su viaje al palacio antes del nacimiento de su hijo. Obviamente, es por ello que el carácter del rey puede aparecer bajo una luz más clara, y se le da una probabilidad mayor a la historia.
El tercer cambio, es una consecuencia del primero; puesto que sin la maldición, no pudo haber separación, no conduce al remordimiento, ni hay reunión.
Pero por sí mismos estos cambios no provocan el drama del cuento épico. Las grandes adiciones fueron necesarias también, tanto en las escenas y en los personajes. No encontramos, en efecto, que únicamente los actos primero y quinto, junto con una parte del séptimo, se basan en el texto ancestral, mientras que los actos segundo, tercero, cuarto, y sexto, y la mayoría del séptimo, son creaciones del poeta. Como pudiera anticiparse, los actos del primer grupo son más dramáticos, mientras que las del último contribuyen más al encanto poético. Es en esos en donde las tijeras han de estar ocupadas cuando la obra- demasiado larga para continuar presentándola en su versión original-, se presenta en el escenario.
En la historia épica no hay sino tres caracteres- Dushyant, Shakuntala, Kanva, con el pequeño niño que corre en el patio. A esto Kalidasa ha añadido del palacio, de la ermita, y de la región de Elysianla la cual se representa con vaga precisión en el último acto.
La nube convencional juega un papel mucho más pequeño en su obra que en otras que escribiera Kalidasa. Tiene menos humor también. El verdadero alivio humorístico lo dan el pescador y los tres policías en la apertura del sexto acto. Esto, ha de remarcarse, es la única escena de humor jovial en los escritos de Kalidasa.
Las escenas del bosque están pobladas con el tranquilo folclor de la ermita. Entre los más encantadores de estos son las amigas de Shakuntala. Las dos están bellamente diferenciadas: Anusuya grave, sobria; Priyamvada vivaz, salerosa; sin embargo maravillosamente unidas en amistad y devoción a Shakuntala, a quien consideran tiene una naturaleza más profunda que la de ellas mismas.
Kanva, el padre ermitaño, difícilmente requiera algún cambio para el Kanva épico. Fue una feliz idea el colocar junto a él a la sobria y maternal Gautami. El pequeño niño en el último acto mágicamente se convierte en un individuo en las manos de Kalidasa. En este acto también están las creaturas del mundo superior. Su majestuosidad no se presenta con precisión.
Dushyant es salvado por el poeta de su mezquindad; Se duda si acaso se ha hecho algo más. Hay en él, como en algunos héroes hindúes, un exceso de meditativa sombra para adaptarse a nuestro ideal de una hombría más dispuesta y alerta.
Pero todos los otros personajes se hunden junto a la heroína. Shakuntala domina la obra. Está en el escenario en cinco de los actos, y su espíritu permea los otros dos, el segundo y el sexto. Shakuntala ha mantenido cautivo al corazón de India durante mil quinientos años, y ha ganado el corazón de miles en el Occidente; Pues una noble unión de dulzura y fuerza es uno de los milagros del arte.
Aunque hoy en día las mujeres encantadoras caminan por decenas de miles en el mundo, no hay nadie en toda esta pasarela y manifestación que pueda compararse con su perfecta belleza--- porque es una belleza en la perfección de su alma y no lo es menos en su forma externa. Su personaje crece ante nuestros ojos. Cuando al principio la vemos, no es más que una simple doncella, que no conoce mayor dolor que la muerte de su querido venado; cuando nos despide de ella, ha pasado a través de la felicidad del amor, las alegrías y los dolores de una madre, la más cruel humillación y la sospecha, y el reencuentro con su esposo, que demuestra el no haber sido digno. Y cada una de estas experiencias se cumple con un coraje y una dulzura tales que no hay palabras que puedan hacerle justicia.
Kalidasa añade mucho a la historia épica, sin embargo, su uso del original es minucioso. El listado de sugerencias épicas que se incorpora a la obra es extenso. Pero ha valido la pena hacerlo, para mostrar cuán afilada es la visión del genio. Así el rey aparta la insignia de realeza al entrar al bosque (Acto I). Shakuntala aparece en vestimentas de ermitaña, con un vestido de corteza (Acto I). La pintoresca derivación del nombre de la heroína de pájaro shakunta utilizada con maravillosa habilidad en un pasaje (Act VII) que define el traslado, ya que implica un juego de palabras. La ansiedad del rey por descubrir si el padre de la doncella pertenece a la casta que le permitiría desposarla se reproduce también (Act I). El matrimonio sin ceremonia se sostiene  (Act IV), pero despojado de transgresión. La visión celestial de Kanva, la que hace innecesario a su hija el hablarle acerca de su unión con el rey, se introduce con una gran delicadeza. (Act IV). La curiosa forma en la mano del niño que indica su nacimiento imperial se suma al suspenso del rey  (Act VII). El tosco juego del niño con los animales salvajes es convincente.  (Act VII) Y su apodo el Domador de Todo se conserva  (Act VII). Se reproduce la sabiduría del mundo de Kanva de que marido y mujer han de vivir juntos (Act IV). Ni la más pequeña parte del intercambio íntimo entre el rey y Shakuntala se exhibe (Act V), pero con una dignidad nueva.
Arthur Ryder--Shakuntala y otras obras dramáticas en traducción.


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