Kalidasa dejó siete trabajos que han
llegado hasta nosotros: tres dramas, dos epopeyas, una elegía, y un poema
gráfico. Muchos otros trabajos, incluido un tratado sobre astronomía, se le han
atribuido; pero ciertamente no son suyos. Tal vez hubo más de un autor que
usara el nombre de Kalidasa, tal vez algunos escritores posteriores estaban más
preocupados por el trabajo que por la fama personal. Por otro lado, no hay
razón para dudar que los siete trabajos que se reconocen son en verdad de la
mano de Kalidasa. La única preocupación en la que hay espacio para una duda
razonable es en su poema grafico que describe las estaciones, y se trata
afortunadamente del menos importante de los siete. No hay evidencia que muestre
que se haya perdido algún poema considerable, a menos que sea verdad que los
cantos finales de una de sus epopeyas se ha perdido. Estamos entonces en una
posición afortunada al leer a Kalidasa: tenemos todo lo substancial que
escribió y al mismo tiempo no corremos el riesgo de adjudicarle ningún trabajo
considerable de otro autor.
De estos siete trabajos, cuatro son largas
poesías; los tres dramas, como todos los dramas en Sánscrito, están escritos en
prosa, con una mezcla generosa de estrofas líricas y descriptivas. La poesía
incluso en las epopeyas es muy descriptiva; ninguna parte puede ser justamente
comparada con un verso libre en inglés. El verso clásico en Sanscrito, en lo
que a estructura se refiere, tiene mucho en común con la forma familiar del
Griego y el Latín; no hace uso sistemático de la rima; depende para su ritmo en
la acentuación, pero en cantidades. La forma natural de traducirlo al Inglés
parece ser la de la descripción rimada; (3) en el presente trabajo se ha
utilizado la descripción rimada, con una consistencia tal vez demasiado rígida,
en todo lugar en donde el original está en verso.
Los nombres de los tres dramas de Kalidasa
son: Malavika y Agnimitra, Urvashi, y Shakuntala. Las dos epopeyas son La Dinastía de Raghu y El
Nacimiento del Dios de la Guerra. La elegía se llama El Mensajero de la Nube, y el poema descriptivo es llamado Las Estaciones. Será bueno declarar
brevemente las características sobresalientes de los géneros Sánscritos a los
que estos trabajos pertenecen.
El drama ha resultado en India, al igual
que en otros países, una forma agradable para muchos de los poetas más
eminentes. El drama Indio tiene una marca individual, pero se coloca más
cercano al teatro Europeo moderno que a la antigua Grecia; puesto que las
obras, con escasas excepciones, no tienen significado religioso, y tratan del
amor entre hombre y mujer. A pesar de que los elementos trágicos puedan estar
presentes, un final trágico está prohibido. De hecho, nada que se refiera como
desagradable, como peleas o incluso besos, se permite en el escenario; aquí
Europa tal vez aprenda una lección de buen gusto. Las características del
escenario eran pocas y simples, mientras que se prodiga particular cuidado a la
música. Las partes femeninas son representadas por mujeres. Las obras raramente
tienen largos monólogos, incluso el prólogo inevitable se divide entre dos
oradores, pero la audiencia Hindú era tolerante frente a la divagación
literaria.
Podría decirse, aunque la declaración
necesitaría calificación en ambas direcciones, que los dramas de India tienen menos
acción y menos individualismo en los personajes, pero más encanto poético que
los dramas de la Europa moderna.
En general, Kalidasa era en extremo fiel a
las convenciones ingeniosas aunque un poco rebuscadas de la dramaturgia india.
Su primera obra de teatro, la Malavika y
Agnimitra, es completamente convencional en su contexto. Su Shakuntala se
transfigura debido al carácter de la heroína. El Urvashi, a pesar de la detallada belleza, marca claramente una
disminución.
La
Dinastía de Raghu y el Nacimiento del Dios de la Guerra perteneces a una especie de
composición que no es fácil de definir apropiadamente. El nombre Hindú kavya se
ha atribuido a la epopeya artificial, épopée savante, Kunstgedicht. Es mejor
tal vez utilizar el término épico, y calificar el termino con una explicación.
Los Kavyas difieren enormemente del
Mahabharata y del Ramayana, epoepeyas que recuerdan a la Iliada y la Odisea
menos en su forma externa que en su carácter de poemas auténticamente
nacionales. El kanvya es un poema narrativo escrito en una época sofisticada
por un poeta erudito, que posee toda clase de retórica y métrica muy elaborada.
El tema se extrae de la larga tradición mitológica. El poema se divide en
cantos, escritos en versos libres pero en estrofas. Se emplean varias formas en
las estrofas en el mismo poema, aunque se trate del mismo canto, excepto en los
versos finales de un canto que se escriben con una métrica más acompasada que
el resto.
He definido a El Mensajero de las Nubes como elegía, aunque tal vez no pase el
examen de una definición rígida. Los Hindúes clasifican tanto a La Dinastía de Raghu y el Nacimiento del Dios de La Gurra como
kavya, pero esta clasificación simplista evidencia la afrenta. De hecho,
Kalidasa crea en El Mensajero de la Nube
un género nuevo. No hace falta más explicación aquí, ya que el poema completo
se traduce más adelante.
El pequeño poema descriptivo llamado Las Estaciones abunda en analogías de
otras literaturas, y no merece comentario.
No es posible fijar la cronología de los
escritos de Kalidasa, sin embargo no estamos completamente a oscuras. Malavika y Agnimitra fue con seguridad
su primer drama, casi seguro que haya sido su primera obra. Es una conjetura
razonable, nada más, que Urvashi fue
escrito posteriormente, cuando disminuyó el poder del poeta. La narrativa
introductoria de La Dinastía de Raghu
sugiere que esta epopeya fue escrita antes que El Nacimiento del Dios de la Guerra, pero la deducción dista de la
certeza. De nuevo es razonable asumir que las grandes obras sobre las que
descansa la fama de Kalidasa son principalmente- Shakuntala, El Mensajero de la Nube, La Dinastía de Raghu, los
primeros ocho cantos del El Nacimiento
del Dios de la Guerra- fueron compuestos cuando estaba en la plenitud de su
virilidad. Pero cuál es la sucesión en estos cuatro trabajos es difícil de
adivinar.
La gloria de Kalidasa depende
principalmente de la calidad de su trabajo, aunque hubiera fracasado si se
redujera en volumen y variedad. En India, más de lo que sería el caso en
Europa, la extensión de su escritura es un indicativo de originalidad y poder;
puesto que los poetas del periodo clásico eran sometidos a una educación que
les empujaba hacia una meticulosidad exagerada, y escribían para un público
escrupulosamente crítico. De ahí que el gran Bhavabhuti pasara su vida en la
construcción de tres dramas; era un poderoso espíritu, quien sin embargo sufrió
por la escrupulosidad de su cometido. En esta cuestión, al igual que en muchas
otras, Kalidasa conservó su balance intelectual y su iniciativa espiritual; qué
grandeza de alma se necesita para ello, todo mundo conoce la desgracia de
cuando se difiere con la opinión de una camarilla intelectual.
Sin abreviar su envergadura, la historia
ocurre así:---
El cuento épico.
En una ocasión, un rey fuertemente armado,
con un poderoso ejército de hombres y carros, entró a un espeso bosque.
Entonces luego de que el rey cazara a miles de creaturas salvajes, el rey
penetró en otro bosque con sus tropas y carrozas, intentando seguir a un
venado. Y el rey pudo ver una maravillosa, hermosa ermita en las orillas del
sagrado río Malini; en sus orillas estaba la ermita del bendito, de alma
elevada Kanva, a donde acudían todos los santos elevados. Entonces el rey decidió
entrar, tal vez pudiera ver al gran santo Kanva, rico en santidad. Hizo a un
lado su insignia real y fue solo, pero no vio en la ermita al austero sabio.
Entonces, al no ver al sabio y percibiendo que el ashram estaba desierto,
llamó, “¿Quién está aquí?” hasta que el bosque parecía aullar. Escuchando su
llamado, una sierva, adorable como Shri, vino desde la ermita, llevaba puesto
un atuendo de ermitaña. “¡Bienvenido!” dijo ella al punto, lo saludó, y con una
sonrisa añadió: “¿Qué puedo hacer por usted?” Entonces el rey dijo a la
muchacha de voz dulce: “He venido a darle mis reverencias al sagrado santo
Kanva. ¿A dónde se ha ido el bendito, dulce niña? Dímelo, adorable sierva.”
Shakuntala dijo: “Mi padre bendito ha salido de la ermita a buscar algunos frutos.
Espera un momento. Y podrás ver su regreso.”
El rey no vio al sabio, pero cuando la
adorable niña de hermosas caderas y sonrisa encantadora le habló, vio que ella
brillaba en hermosura, si, en sus duros votos y auto dominio de juventud y
belleza y le dijo:
“¿Quién eres? ¿Quiénes son ustedes,
hermosas siervas? ¿Por qué has venido al bosque? ¿De dónde eres dulce muchacha,
encantadora y buena? Tu belleza me ha robado el corazón a primera vista.
Quisiera conocerte mejor. Respóndeme, dulce doncella.”
La muchacha rió ante las preguntas del rey
en la ermita, y pronunció palabras muy dulces: “Oh Dushyanta, se me conoce como
la hija bendita de Kanva, y él es austero, firme, sabio y un alma noble.”
Dushyanta dijo: “Pero él es casto, gloriosa
doncella, santo, honrado por el mundo. Aunque la virtud se pueda desviar de su
curso, no puede él desviarse de la dureza de su voto. ¿Cómo es que has nacido
como su hija, pues eres muy hermosa? Estoy perplejo ante esto, te suplico me
aclares.”
(Aquí Shakuntala explica como ella es que
es la hija de un sabio y una ninfa, abandonada al nacer, que fue cuidada por
los pájaros (shakuntas) encontrada y criada por Kanva, quien le dio el nombre
de Shakuntala.)
Dushyant dijo: “Claramente eres la hija de
un rey, dulce doncella, tal como dices. Conviértete en mi adorable esposa.
Dime, ¿Qué he de hacer por ti? Permite que mi reino sea todo tuyo hoy.
Conviértete en mi esposa, dulce sierva.”
Shakuntla replicó: “Prométeme en verdad lo
que en secreto te digo. El hijo tuyo que nazca de mi ha de ser tu heredero. Si
me lo prometes, Dushyant, me casaré contigo.”
“Sea” dijo el rey sin pensar, y añadió:
“También te llevaré a mi ciudad, dulce niña sonriente.”
Entonces el rey tomó a la impecable y
elegante doncella y habitó con ella. Y tras pedirle que fuera valiente, se fue,
repitió al irse una y otra vez: “Mandaré un ejército entero a buscarte, y les pediré que lleven a mi sonriente y
dulce novia a mi palacio.” Cuando hubo hecho esta promesa, el rey fue en busca
de Kanva muy cuidadosamente. “¿Qué hará cuando se entere, este santo y austero
hombre?” Se preguntaba, y seguía pensando, en lo que regresaba hacia la
capital.
Justo al momento de haber partido, Kanva
llegó a la ermita. Y Shakuntala estaba avergonzada y no fue a encontrarse con
su padre. Pero el bendito, y austero Kanva tenía discernimiento divino. La
descubrió, y viendo la situación con visión celestial, estaba complacido y
dijo: ¿Qué has hecho hoy querida, olvidarte de mí y encontrarte con un hombre,
esto no rompe con la ley. Un hombre que ama ha de casarse en secreto con la
mujer a quien quiere sin ninguna ceremonia; y Dushyant es virtuoso y noble, el
mejor de los hombres. Ya que has encontrado a un esposo amoroso, Shakuntala, un
hijo noble nacerá de ti, poderoso en el mundo.”
La dulce Shakuntala dio a luz a un niño de
poderes ilimitados. Sus manos estaban marcadas con la rueda, y prontamente
creció para convertirse en un niño glorioso. Como niño de seis años de la
ermita de Kanva cabalgó en las espaldas de leones, tigres y jabalíes cercanos, y
los domaba, y corría a jugar con ellos. Entonces los habitantes de la ermita de
Kanva le pusieron un nombre. Que se llame El Domador de Todo.” Dijeron: “Pues a
todo puede subyugar.”
Pero cuando el sabio vio al niño y sus
hechos mayores a los de los humanos, le dijo a Shakuntala: “Es tiempo ya de que
sea ungido como el príncipe heredero.” Cuando vio qué fuerte era el niño, Kanva
le dijo a sus discípulos: “Rápido lleven a mi Shakuntala y a su hijo desde mi
casa hacia el palacio de su esposo. Una larga permanencia con sus parientes no
es adecuada para las mujeres casadas. Destruye su reputación y su carácter, y
su virtud, así que llévenla al instante.” “Lo haremos” respondieron los
poderosos hombres y partieron con Shakuntala y su hijo hacia Gajasahvaya.
Cuando Shakuntala estuvo cerca, fue
reconocida e invitada a entrar, y ella le dijo al rey: “Este es tu hijo, Oh
Rey. Haz de ungirlo como el príncipe heredero, tal como antes lo prometiste,
cuando nos conocimos.”
Cuando el rey la escuchó, a pesar de que la
recordaba, le dijo: “No me acuerdo. ¿A quién perteneces, débil ermitaña? No
recuerdo una unión contigo por virtud, amor, y opulencia. Quédate o márchate, o
haz lo que te plazca.”
Cuando él pronunció estas palabras, la
dulce niña ermitaña casi se desmaya de vergüenza y pesar, y quedó petrificada
como un pilar. Sus ojos se oscurecieron con indignación apasionada; sus labios
temblaron; pareciera que consumiera al rey cuando le miraba de reojo. Ocultó
sus sentimientos y nerviosismo con la ira. Interiormente acudió hacia el poder
mágico que su vida ascética le otorgara. Pareció meditar un momento,
sobrecogida de pesar y de ira. Miró a su esposo, y entonces habló con toda
pasión: “Oh rey desvergonzado, aunque usted sabe, ¿por qué dice, ‘no sé’ igual
que lo haría un hombre ordinario?”
Dushyant dijo: “No conozco al hijo que
nació de ti, Shakuntala. Las mujeres son mentirosas. ¿Quién creerá lo que
digas? ¿No te avergüenzas de decir esas cosas inverosímiles, especialmente en
mi presencia? Débil ermitaña, ¡vete!”
Shakuntala le dijo: “Oh Rey, Sagrado es el
Santo Dios, y sagrada es una santa promesa. No rompas tu promesa, Oh Rey. Deja
que tu amor sea sagrado. Si te aferras a una mentira, y no crees, ¡Ay! Me
tendré que ir lejos, no hay unión con un hombre como tú. Porque aún sin ti,
Dushyanta, mi hijo gobernará esta tierra franca adornada con regias montañas”.
Tras haber dicho todas estas cosas al rey,
Shakuntala empezó a retirarse. Pero una voz incorpórea del cielo le dijo a
Dushaynta: “Cuida a tu hijo, Dushyanta. No desprecies a Shakuntala. Eres el
padre de su hijo, Shakuntala dice la verdad.”
Cuando escuchó lo que pronunciaron los
dioses, el rey gozoso le dijo a su capellán y a los ministros: “Escuchen las
palabras del mensajero celestial. Si hubiera recibido a mi hijo basado en las
palabras de ella, el mundo sospecharía, él no sería puro.”
Entonces el rey recibió a su hijo con
agrado y contento. Besó su cabeza y lo abrazó con afecto. También honró a su
esposa, como la justicia requería. Y el rey la tranquilizó. Y dijo: “Esta unión
que tuve contigo estaba oculta al mundo. Por ello he dudado, Oh Reina, para
salvar mi reputación. Y en respuesta a las palabras crueles que me has dicho en
un exceso de pasión, por ellas te perdono. Mi hermosa, mi amada de grandes
ojos, porque me amas.”
El Rey Dushyant le dio el nombre de Bharata
al hijo de Shakuntala, y lo ungió como heredero.
Está claro que esta historia contiene el
material para una buena obra de teatro; la propia forma del cuento épico es
profundamente dramática. También es evidente, en un sentido amplio, de qué
naturaleza son los cambios principales que un dramaturgo ha de introducir en el
original. Pues mientras Shakuntala es encantadora en la historia épica, el rey
es decididamente despreciable. De una u otra manera, su cara ha de ser salvada.
Para este efecto, Kalidasa ha modificado la
vieja historia en tres aspectos importantes. En primer lugar, introduce la
maldición de Durvasa, nublando la memoria del rey, y salvándolo de la
responsabilidad moral en su rechazo a Shakuntala. Que hubiera al final una
recuperación de la memoria, la maldición se modifica para que al final el rey
pueda ver de nuevo el anillo que le dio a su prometida. Para los hindús, las
maldiciones y modificaciones son asuntos recurrentes; y Kalidasa ha manejado
con tanta delicadeza el asunto para no conmocionar incluso a lectores modernos
y occidentales con un sentimiento de fuerza improbable. Aún para nosotros
parece una parte natural la nube divina que envuelve al drama, de forma alguna
oculta la pasión humana, sino que al contrario le otorga a la pasión humana una
grandeza y universalidad insólitas.
En segundo lugar, el poeta hace que
Shakuntala emprenda su viaje al palacio antes del nacimiento de su hijo.
Obviamente, es por ello que el carácter del rey puede aparecer bajo una luz más
clara, y se le da una probabilidad mayor a la historia.
El tercer cambio, es una consecuencia del
primero; puesto que sin la maldición, no pudo haber separación, no conduce al
remordimiento, ni hay reunión.
Pero por sí mismos estos cambios no
provocan el drama del cuento épico. Las grandes adiciones fueron necesarias
también, tanto en las escenas y en los personajes. No encontramos, en efecto,
que únicamente los actos primero y quinto, junto con una parte del séptimo, se
basan en el texto ancestral, mientras que los actos segundo, tercero, cuarto, y
sexto, y la mayoría del séptimo, son creaciones del poeta. Como pudiera
anticiparse, los actos del primer grupo son más dramáticos, mientras que las
del último contribuyen más al encanto poético. Es en esos en donde las tijeras
han de estar ocupadas cuando la obra- demasiado larga para continuar
presentándola en su versión original-, se presenta en el escenario.
En la historia épica no hay sino tres
caracteres- Dushyant, Shakuntala, Kanva, con el pequeño niño que corre en el
patio. A esto Kalidasa ha añadido del palacio, de la ermita, y de la región de
Elysianla la cual se representa con vaga precisión en el último acto.
La nube convencional juega un papel mucho
más pequeño en su obra que en otras que escribiera Kalidasa. Tiene menos humor
también. El verdadero alivio humorístico lo dan el pescador y los tres policías
en la apertura del sexto acto. Esto, ha de remarcarse, es la única escena de
humor jovial en los escritos de Kalidasa.
Las escenas del bosque están pobladas con
el tranquilo folclor de la ermita. Entre los más encantadores de estos son las
amigas de Shakuntala. Las dos están bellamente diferenciadas: Anusuya grave,
sobria; Priyamvada vivaz, salerosa; sin embargo maravillosamente unidas en
amistad y devoción a Shakuntala, a quien consideran tiene una naturaleza más
profunda que la de ellas mismas.
Kanva, el padre ermitaño, difícilmente
requiera algún cambio para el Kanva épico. Fue una feliz idea el colocar junto
a él a la sobria y maternal Gautami. El pequeño niño en el último acto
mágicamente se convierte en un individuo en las manos de Kalidasa. En este acto
también están las creaturas del mundo superior. Su majestuosidad no se presenta
con precisión.
Dushyant es salvado por el poeta de su
mezquindad; Se duda si acaso se ha hecho algo más. Hay en él, como en algunos
héroes hindúes, un exceso de meditativa sombra para adaptarse a nuestro ideal
de una hombría más dispuesta y alerta.
Pero todos los otros personajes se hunden
junto a la heroína. Shakuntala domina la obra. Está en el escenario en cinco de
los actos, y su espíritu permea los otros dos, el segundo y el sexto.
Shakuntala ha mantenido cautivo al corazón de India durante mil quinientos años,
y ha ganado el corazón de miles en el Occidente; Pues una noble unión de
dulzura y fuerza es uno de los milagros del arte.
Aunque hoy en día las mujeres encantadoras
caminan por decenas de miles en el mundo, no hay nadie en toda esta pasarela y
manifestación que pueda compararse con su perfecta belleza--- porque es una
belleza en la perfección de su alma y no lo es menos en su forma externa. Su
personaje crece ante nuestros ojos. Cuando al principio la vemos, no es más que
una simple doncella, que no conoce mayor dolor que la muerte de su querido
venado; cuando nos despide de ella, ha pasado a través de la felicidad del
amor, las alegrías y los dolores de una madre, la más cruel humillación y la
sospecha, y el reencuentro con su esposo, que demuestra el no haber sido digno.
Y cada una de estas experiencias se cumple con un coraje y una dulzura tales
que no hay palabras que puedan hacerle justicia.
Kalidasa añade mucho a la historia épica,
sin embargo, su uso del original es minucioso. El listado de sugerencias épicas
que se incorpora a la obra es extenso. Pero ha valido la pena hacerlo, para
mostrar cuán afilada es la visión del genio. Así el rey aparta la insignia de
realeza al entrar al bosque (Acto I). Shakuntala aparece en vestimentas de
ermitaña, con un vestido de corteza (Acto I). La pintoresca derivación del
nombre de la heroína de pájaro shakunta utilizada con maravillosa habilidad en
un pasaje (Act VII) que define el traslado, ya que implica un juego de
palabras. La ansiedad del rey por descubrir si el padre de la doncella
pertenece a la casta que le permitiría desposarla se reproduce también (Act I).
El matrimonio sin ceremonia se sostiene (Act
IV), pero despojado de transgresión. La visión celestial de Kanva, la que hace
innecesario a su hija el hablarle acerca de su unión con el rey, se introduce
con una gran delicadeza. (Act IV). La curiosa forma en la mano del niño que
indica su nacimiento imperial se suma al suspenso del rey (Act VII). El tosco juego del niño con los
animales salvajes es convincente. (Act
VII) Y su apodo el Domador de Todo se conserva (Act VII). Se reproduce la sabiduría del mundo
de Kanva de que marido y mujer han de vivir juntos (Act IV). Ni la más pequeña
parte del intercambio íntimo entre el rey y Shakuntala se exhibe (Act V), pero
con una dignidad nueva.
Arthur
Ryder--Shakuntala y otras obras dramáticas en traducción.
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