Mahābharata
महाभरत
recontado por
Michael Dolan, B.V. Mahāyogi
y traducido en español por Teresa Loret de Mola, Tapanandini DD
Austeridad
Despedí a Amba y la dejé a su suerte. Ella intentó volver a Kashi, pero su padre no la recibió. Había sido robada y avergonzada, su castidad había sido violada por haber sido tomada con violencia. En cuanto al rey de Shalva la rechazó también. Amba juró una venganza eterna contra mí.
"La venganza es mia," dijo Amba |
Bhishma explicó:
“Yo no tenía la culpa de la ira de Amba. Nada más cumplí con mi obligación hacía mi hermano. Para conseguirle una esposa, conduje mi carro de batalla hasta los
muros de la ciudad de Kashi. Robé a las doncellas desde el concurso de swayamvara con la dichosa fuerza de mi brazo dercho, enciendo a los
príncipes allí reunidos.
Las tres virgenes fueron presentadas ante mi hermano. Aceptó a Ambika y Ambalika. Pero cuando llegó el momento del matrimonio con Amba, mi hermano Vichitravirya se rehusó. Había sido prometida a otro. Según las leyes de dharma Vichitravirya no tenía que aceptarle, porque perteneciá a Shalva. Entonces, siguiendo las ordenes de mi hermano el reya, La liberé. Así me dirigí a Amba y dije:
“Hija del Rey de Kashi. Mi hermano no puede contraer matrimonio con Usted. Usted Puede ir y regresar a su comprometido, Shalva.”
“Me haz avergonzado,” dijo.
“Regresa a
Shalva.”
“Tendré mi venganza.”
“La venganza es cuestión de karma. Vete, ahora,” le dije.
Con el recuerdo amargo, le remordió la consciencia. Atrapado en su cama de flechas Bhiṣma toseo. Escupió sangre. Agarró coraje y continuó:
“Cuando permití a Amba abandonar la gran
ciudad de Hastinapura, fue primero a la ciudad de Shalva, el príncipe a quien
amaba, acompañada de su nana y algunos brahmanes, Llegó a la corte del rey
Shalva después de un largo viaje, se acercó al poderoso guerrero y dijo; “Por
fin llego, mi Señor, he huido de la mano de Bhiṣma, que nos habría matado a mí
y a mis hermanas si no nos hubiéramos sometido a su captura. Vengo a rendirme a
ti, O mi Señor como tu esposa. Por favor acéptame.”
“Al escuchar esto, el soberbio Shalva rió y
dijo: ‘Oh, hermosa mía, fuiste tomada de mi por Bhiṣma quien me ha insultado. Haz
vivido en su corte como prometida de Vichitravirya, y ahora, despreciada por
ambos, te atreves a presentarte ante mí. Haz sido usada por otro, y no deseo
comer los remanentes del plato de Bhiṣma. Vete. Estabas contenta cuando te
secuestró, y sonreías. Contenta de tener un pretendiente poderoso. Ve hacia él,
o con quien sea que quiera tenerte, no me eres útil ya.’ Y diciendo esto, se
acercaron los guardias reales para sacar a Amba.”
"No deseo comer los remanentes del plato de Bhishma," dijo su comprometido. |
“ Amba, devastada contestó: ‘Oh, Señor, no
es así. Si alguna mueca hice cuando Bhiṣma me llevó por la fuerza, no fue una
sonrisa. Apreté los dientes ante el horror de ser molestada por semejante
bruto. ¿No viste mis lágrimas, gran hombre? Tómame, soy tuya.’ Dijo, llorando,
mientras los guardias reales se acercaban para escoltarla fuera de la sala del
gran rey Shalva.
“El hijo del Ganges nunca me puso la mano
encima después de llevarme a la corte de Hastinapura. Juro que no he sido usada
o violada. Apelé a su noble madre Satyavati y le dije que estoy destinada a ti.
O Shalva. No me rechaces. Yo he de ser
tu esposa, tú haz de ser mi esposo, y estos brahmanes aquí presentes son mis
testigos. Nunca he estado enamorada de alguien más. ¡Soy una humilde doncella
que viene ante ti a rendirse- ya que eres mi Señor!”
“El rey de Shalva no quiso saber nada de
esto y simplemente sonrió e hizo un gesto agitando la mano hacia los guardias
reales. “Llévensela. No tengo ningún interés en mujeres que han sido usadas por
otros hombres. Mujeres semejantes pueden hallarse vendiéndose a sí mismas en las
secciones más vulgares del mercado público. Yo puedo escoger entre las
bailarinas y las siervas. Hay muchas bellas doncellas en mi corte que se me
entregarían libremente por una noche. ¿Por qué he de aceptar a una cuyos
encantos han conocido bestias como Bhiṣma? Vete ahora. Ve a la casa de tu
padre, el Rey de Kashi y ve si él te acepta después de pasar tantas noches en
la casa de otros hombres.”
“Tras esto, Amba lloraba cuando fue
expulsada de la corte del rey Shalva por los guardias reales, gritó, ‘¡La
verdad prevalecerá! ¡El justo me protegerá!’ Caminó hacia las puertas de la
ciudad. Había sido robada y avergonzada por Bhiṣma, no podía volver a
Hastinapura. Rechazada ahora por el Rey Shalva no tenía lugar a dónde ir.
Amba no tenía a dónde ir. |
“Así que se encaminó hacia el bosque, ardía
en rabia maldiciendo el día que nací y decía: ‘¡Maldito Bhiṣma! ¡Maldito sea mi
desgraciado padre, maldito Shalva! Me vengaré de Bhiṣma, a través del poder
místico que obtenga por largas austeridades o por la fuerza de los brazos de un
campeón en batalla. ¿Qué rey o príncipe será mi campeón en batalla? ¿Quién
elevará las manos para protegerme? Así vagaba hacia lo profundo del bosque
hasta que llegó al ashram de un místico llamado Shaikavatya.
Tras escuchar su historia, dijo, “Mi
querida niña, ¿cómo podemos nosotros santos pobres asistirte? Hablas de grandes
reyes y peligrosos guerreros. Vivimos una vida sencilla en el bosque. Vivimos
de miel y raíces y moras y pasamos nuestro tiempo meditando. ¿Cómo podemos
ayudarte?
La rechazada y desesperada Ama dijo, “Dejen
que viva aquí con ustedes. He renunciado al mundo. Enséñenme la senda del yoga
místico, de tal forma que adquiera el poder suficiente para vengarme con
mantras y armas místicas.”
El sabio respondió: “Esa no es nuestra
senda. La austeridad y renuncia no son para la venganza, Tanto la renuncia como
la explotación son peligrosas, pero la renuncia es aún más peligrosa que la
explotación. No actúes en la ira. No podemos ayudarte. Ve con tu padre.”
Pero Amba estaba determinada y dijo, “No
regresaré nunca a la corte de mi padre en el reino de Kashi. He sido
avergonzada. Viviré aquí con ustedes y practicaré las austeridades de un sabio
del bosque. Por favor, acéptenme.”
Nota: sobre aceptar un maestro espiritual
Bhagavad
Gita Capítulo 4 Texto 34
tad
viddhi praṇipātena
paripraśnena
sevayā
upadekṣyanti
te jñānaṁ
jñāninas
tattva-darśinaḥ
Sinónimos:
tat — ese conocimiento acerca de los
diferentes sacrificios; viddhi — trata de entender; praṇipātena — acudiendo a
un maestro espiritual; paripraśnena — mediante preguntas sumisas; sevayā —
prestando servicio; upadekṣyanti — ellos te iniciarán; te — a ti; jñānam — en
el conocimiento; jñāninaḥ — los autorrealizados; tattva — de la verdad; darśinaḥ
— videntes.
Traducción:
Tan sólo trata de aprender la verdad
acudiendo a un maestro espiritual. Hazle preguntas de un modo sumiso y préstale
servicio. Las almas auto-realizadas pueden impartirte conocimiento, porque han
visto la verdad.
Significado:
El sendero de la comprensión espiritual es
indudablemente difícil. El Señor nos aconseja, por ello, que acudamos a un
maestro espiritual genuino que forme parte de la línea de sucesión discipular
proveniente del propio Señor. Nadie puede ser un maestro espiritual genuino, si
no sigue este principio de sucesión discipular. El Señor es el maestro
espiritual original, y una persona que forme parte de la sucesión discipular,
puede comunicarle a su discípulo el mensaje del Señor tal como es. Nadie puede
llegar a la iluminación espiritual mediante un proceso que él mismo haya
manufacturado, como lo estilan farsantes necios. El Bhāgavatam (6.3.19) dice:
dharmaṁ tu sākṣād-bhagavat-praṇītam, el sendero de la religión lo enuncia el
Señor directamente. De manera que, la especulación mental o los argumentos
áridos no pueden ayudarlo a uno a encontrar la senda correcta. Ni puede uno
progresar en la vida espiritual mediante el estudio independiente de libros de
conocimiento. Para recibir el conocimiento, uno tiene que acudir a un maestro
espiritual genuino. A un maestro espiritual de esa índole se le debe aceptar
con plena entrega, y uno debe servir al maestro espiritual como un sirviente
ordinario, sin vanidad. Satisfacer al maestro espiritual autorrealizado es el
secreto del avance en la vida espiritual. Las preguntas y la sumisión
constituyen la combinación idónea para lograr la comprensión espiritual. A
menos que haya sumisión y servicio, las preguntas que se le hagan al maestro
espiritual versado no serán eficaces. Uno debe ser capaz de pasar la prueba del
maestro espiritual, y cuando el maestro ve el deseo genuino del discípulo,
automáticamente lo bendice con genuina comprensión espiritual. En este verso se
condenan tanto la adhesión ciega como las preguntas absurdas. No sólo debe uno
oír sumisamente al maestro espiritual, sino que también se debe llegar a
comprender claramente lo que él dice, con sumisión, servicio y preguntas. Un
maestro espiritual genuino es por naturaleza muy bondadoso con el discípulo.
Así pues, cuando el estudiante es sumiso y siempre está dispuesto a prestar
servicio, la correspondencia del conocimiento y las preguntas se vuelve
perfecta.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.