Mahabharata
Version antigua de Mahabharata en Sánskrita |
Mientras me encuentro con la tarea de recontar la historia de Mahabharata, busque a una persona bien calificada para traducir mi version particular de esta tradición. Estoy tratando de crear una version moderna, que preserve la antigua, conservando sus valores. Una version viva que nos permita entrar en la vida de sus protagonistas. Muchas versiones usan una prosa demasiada adornada. Mahabharata esta llena de detalles increibles. Estoy tratando de ser fiel a la historia, incluyendo su drama tanto como su sabiduria, pero omitiendo los detalles que no son centrales al argumento ya que el original cuenta con 100,000 versos en sánskrita.
Curiosamente, Mahabharata suena mucho mejor en español que en inglés, dado que el castellano tiende a ser más heroico. En castellano ya tenemos historias tales como El Cid Campeador, y El Quijote. El Cid, considerado el progenitor de composiciones en español por academicos, tiene un balance entre tremendos hechos heroicos y el realismo. El Quijote pretende burlar a lo caballeresco, pero nos deja con un sabor del misticismo y el realism magico del siglo 16.
Hay elementos de realismo y magia en Mahabharata, entonces se adapta perfectamente bien en el estilo del Cid Campeador o El Quijote de Cervantes. Quizás con el tiempo los lectores en español le van a apreciar como una literatura todavía más profunda que los arriba mencionados, por las importantes enseñanzas de sabiduria encontradas en la parte de Mahabharata conocido como Bhagavad-gita, lo cual solo tiene paralelos en la Santa Biblia.
Mi poder de expresion en el Castellano es limitado. Así que estoy pasando la batuta a Teresa Loret de Mola (Tapanandini DD) que cuenta con mucha experiencia en la materia de traducción. Leer su excelente traducción me alegra mucho y siento que suena todavía mejor en español que en inglés. Ojalá que Ustedes gozen mucho de la lectura. Cordialmente, Michael Dolan-B.V. Mahayogi
Morir para Vivir
Continuamos con nuestra adaptación del Mahābharata. Por el momento damos la historia en fragmentos. Luego colleccionamos los fragmentos y publicamos el libro entero.
La escena cambia. Antes de retirarse del campo de batalla Kṛṣṇa y los Pāṇḍavas
se presentaron ante el gran héroe Bhiṣma, empalado entre miles de flechas.
Bhiṣma empalado en la cama de flechas
Y Kṛṣṇa, habiendo escuchado las dulces
palabras de la dama Kunti, sonrió. Dirigió su cuadriga desde el campo de
batalla hacia donde estaba el bisabuelo de los Kurus y los Pāṇḍavas, Bhiṣma,
quien yacía empalado en un lecho de flechas.
El poderoso Arjuna sostenía su arco
Gandiva, con el rostro sombrío y abatido. El sobrio Yudhiṣthira, su hermano
mayor, el Rey, dijo una oración solemne en un lóbrego susurro sobre los
soldados caídos. Bhīma se apoyaba en su mazo que tocaba el suelo. Nakula
inclinaba su poderosa espada. Permanecían con las manos ensangrentadas alrededor
de la fantasmal figura. Enclavado en el suelo ante ellos se halla el guerrero
ancestral. El pasto se ha pintado de rojo con la sangre que le rodea. Es
robusto y fuerte.
Lleva puesta una cota de malla y armadura
de un Rey. Está armado con daga y espada, cuchillo y puñal. Su arco yace en el
suelo junto a él. Su larga barba blanca y su frente ajada revelan su edad.
Parece que tuviera cientos de años, pero su físico se conserva poderoso. Y lo
más curioso de todo, es que está suspendido entre la tierra y el cielo en una
cama de miles de flechas. Las flechas lo atraviesan por completo de pies a
cabeza. Está paralizado, inmóvil.
Y sin embargo, no ha muerto.
Este es el gran general Bhiṣma, hijo de
Shantany, nacido del Ganges, el de los votos terribles patriarco de
los Kurus y de los Pāṇḍavas, líder de legiones de guerreros tales como Droṇa,
Kripa, Karna y los legendarios cien hijos del rey ciego Dhṛtaraṣṭra. Maldecido
a morir hasta que anhele la propia muerte, él sabe que le ha llegado la hora.
Su voluntad de vivir se ha quebrantado. Espera a que el sol entre en el
cuadrante norte del cielo ya que es esa la hora favorable para morir. Sus ojos
sorprendidos contemplan la abyecta
destrucción provocada por la Gran Guerra. Tantos cuerpos contaminan el paisaje.
Bhiṣma contempla la masacre, sus ojos azules
profundos beben del páramo de violencia y caballos destrozados, huesos rotos, y
los cráteres de explosivos que han mutilado elefantes. Millas y millas de campo
de guerra. El verde de la tierra se ha teñido con el rojo de la sangre. Hoyos
negros y cráteres. Arboles destrozados cual cerillas.
Y así los Pāṇḍavas y Kṛṣṇa rodearon de
cerca al gran héroe, quien daba su último suspiro mientras el sol se dirigía
hacia el cuadrante norte del cielo, se acercaron y le solicitaron que relatase
su historia. Viendo a este Dios yacer en el suelo cual ángel caído, el noble
Rey Yudhiṣthira se inclinó ante él. Algunos santos del bosque, rishis y santos
también se habían reunido ahí a ofrecer agua al guerrero agonizante.
La lengua del ancestral guerrero está muy negra tal como las llanuras de guerra que
le rodean. Está muerto de sed. “Agua”, murmura. El poderoso Arjuna, siente
compasión por esta gran alma, toma su arco mágico y lanza dardos tan rápido que
ni el ojo es capaz de ver y construye con ellos un sostén de flechas para que
el gran héroe pueda descansar la cabeza. Con otra flecha, perfora la tierra.
El sagrado río Ganges, la madre de Bhiṣma apareció
en la forma de un arroyo, fluyó delicadamente formando un pequeño manantial de
preciada agua, que humedeció su boca. Bhiṣma bebió. Bhīma miró su mazo y
sacudió la cabeza. Incapaz de hablar. Los hijos gemelos de Madri, Nakula y
Sahadeva permanecián en silencio junto a sus hermanos, con las cabezas
inclinadas. En esos momentos santos como Parvata Muni, Narada, Dhaumya, Vyāsa y
otros grandes santos y sabios estaban ahí reunidos.
Y mientras los hombres permanecían en
silencio, sorprendidos ante la destrucción que la rivalidad había causado, un
niño apareció en medio de la devastación del campo de batalla. No podía ser
mayor de cinco o seis años. ¿Cómo sobrevivió a la devastación? ¿Dónde estaba su
madre? El niño estaba vestido como el hijo de un brahmán. Vestía un pulcro
dhoti blanco. Un paño envolvía su cintura, y una sencilla tela bordada de
flores adornaba sus hombros. Caminó hacia el grupo.
¿Es un yogui místico? ¿Será una más de las
intervenciones divinas de Kṛṣṇa? Dejaron que el niño se acercara. Sonriendo, se
acercó al anciano que yacía en una cama de flechas y le ofreció una guirnalda
de jazmines. Colocó las flores aromáticas en la frente del adolorido anciano y
sonrió hacia el abuelo de los guerreros y solicitó, “Por favor, ¡Oh abuelo.
Dime! ¿Cómo fue que nuestra familia, los hijos de Kuru y los hijos de Paṇḍu
llegamos hasta esta devastación? ¿Cuáles fueron las verdaderas causas de esta
gran Guerra? Yo contaré tu historia para que estas cosas nunca vuelvan a
suceder.”
Bhiṣma, empalado en su lecho de flechas,
miró hacia el niño.
Entendió que este niño brahmán debía ser un agente, enviado
desde arriba. En su pena y dolor, apretó los dientes y sonrió hacia el niño.
Sería ésta la última oportunidad para contar su historia antes de que el sol
llegara hasta el norte y tuviera que morir. Así que, el grave guerrero que
había destruido miles de cuadrigas contó la historia de su nacimiento. Cómo
nació como el hijo de Gangadevi, la Diosa del Ganges, hacía mucho tiempo.
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