La Maldición de Durvasa Muni
A petición del Rey Yudhiṣthira, Kunti, su
madre continuó la historia de su ancestro Bharata. Mientras el horizonte se
aclaraba con los primeros rayos del amanecer, Kunti, respondió y dijo, “Bueno,
sucedió que pasaba el santo erudito Durvasa Muni, quien era conocido por su mal
carácter, por el ashram de Kanva.
Durvasa Muni estaba muy cansado y hambriento debido a sus ayunos en el largo peregrinaje. S u costumbre era pasar por el ashrama de Kanva en el camino. Siempre le atendieron bien. Pero en la ausencia de su amigo Kanva, tenia que esperar a que le servía Shakuntala su hija. Esta vez la dulce y joven
Shakuntala andaba distraida. Ahora embarazada, estaba distraída con su amor hacia Dushyant, y fue
negligente en su servicio. No atendió apropiadamente al santo Durvasa Muni.
Mientras preparaba el almuerzo para Durvasa Muni olvidó traer agua fresca. La
comida estaba fría. Estaba distraída consumida de pensar en el rey Dushyant y
se preguntaba. “¿Todavía me recuerda?”
Esta ausencia de mente no fue pasada por
alto por el santo. El mal carácter de Durvasa se enardeció ante su trato. Al
final, no pudo soportar más. “Te maldigo, niña.”
Durvasa maldijo a Shakuntala por estar distraída |
Durvasa Muni dijo, “Ya que has estado con la mente
tan ausente conmigo. Pensando todo el tiempo en quien no está aquí, que quien
amas sea desatento contigo. Quien quiera que sea por quien suspiras se olvidará
por completo de ti. No te recordará, ni tu rostro. Ya no pensará más en ti se
olvidará de tu imagen en su corazón. Inútilmente intentarás hacerle recordar
pero te desconocerá y te arrojará de su corte como a una extraña.”
Con esto, la tímida y devota Shukantala se
ruborizó. “Perdóname, Señor. Oh bendíceme,” dijo. “He cometido una falta contra ti.”
Durvasa fue inflexible ante sus súplicas.
Se rehusó a escucharla. Poco después al escuchar la terrible maldición del
santo de mal temperamento. Las amigas de Shakuntala, Priyamvada y Anasuya
hicieron lo que pudieron para mitigar la maldición. Aparecieron en escena
aplacaron al santo con palabras dulces y bebidas refrescantes. Sirvieron al
santo la más deliciosa y suntuosa comida y bebida que sabían preparar mientras
le adulaban con dulces palabras, las muchachas lograron al fin calmarlo. Cuando
vieron que su interior se calmó y que estaba satisfecho con la comida, le
pidieron, “Oh santo, bondadosamente mitiga la maldición que has lanzado sobre
nuestra hermana.” Dijeron a modo de súplica.
"Al ver el anillo, el hechizo pasará" |
Ante esto, Durvasa Muni, dijo. “Puesto que
ustedes me han mostrado una hospitalidad digna del gran Kanva, intentaré
relajar la maldición. No puedo cambiar lo que ya se ha dicho. El rey olvidará todo acerca de Shakuntala.
Pero al ver el anillo que le dio, el hechizo pasará, y su memoria regresará.”
Así fue que Durvasa Muni dejó a Shakuntala
con la maldición fatal que cambiaría su vida y la de su hijo que aún no nacía
Bharata.
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