El Regreso de Bhiṣma
“Así fue que me hice hombre. Entrenado en
el arte de la guerra y listo para guiar un reino o para desafiar a príncipes a
pelear por la mano de una doncella. Le
presenté mis respetos a mi guru y abandoné su ashram, me encaminé a través de
montañas y valles.” Bhiṣma continuó, “Conforme pasó el tiempo me dio sed y me
detuve en las orillas del río por agua. Uní las manos que formaron un cuenco y
bebí. Cuando levanté la vista, contemplé
a una diosa en blanco brillante. Parada en un loto que flotaba en el río y me
sonrió, En lo que enfoqué la vista, me di cuenta de que esa diosa era mi madre,
quien había tomado hace mucho tiempo la forma humana para servir a mi padre
Shantanu, como esposa. Ella hacía gestos que decían, “Sígueme.”
Así acompañado por mi madre, la diosa del
río, atravesé el valle, de vuelta sobre la senda a través de las faldas de los
Himalayas por la que anduviera hacía muchos años cuando ella me llevó al ashram
del sabio Vasiṣṭha.
Mi Madra, Gangadevi me llevó por el rio. |
Por este camino regresamos al sitio en
donde abandonamos a mi padre muchos años atrás, en donde el Rey Shantanu gobernaba
el Valle. Muchos años habían pasado. Durante ese tiempo, había conquistado
tierras a fuerza de las armas, mi padre se había hecho un gran rey aunque
lamentaba la carencia de heredero a su dinastía.
Gangadevi |
Una mañana llegamos por fin al sitio
preciso en el que mi madre había tratado de ahogarme mucho tiempo atrás. Mi
padre vagaba ahí, río abajo, como alma en pena. Miraba hacia las aguas del
Ganges como si deseara que un día su hijo regresara.
Mostré destreza y disparé el arco con mil
flechas hacia el río, formé un dique que detuvo el flujo del agua. El Rey
Shantanu al ver que el agua se detenía con mis flechas se asombró. Se acercó a mí
y preguntó, ¿Quién eres?”
Bhishma conoce a su padre, el Rey, Shantanu. |
Pero antes de que pudiera responder,
apareció mi madre ante él en todo su esplendor, con cuatro brazos, flotando en
un loto. Shantanu estaba pasmado. “Oh señora,” dijo, “o diosa, quienquiera que
seas. Perdí un hijo en este río hace mucho tiempo. Te ruego me digas si tienes el poder, ¿Qué ha
sido de mi hijo y heredero, el muchacho rubio de ojos azules como el hielo de
los Himalayas?”
Al escuchar estas palabas, Gangadvi
apareció ante Shantanu una vez más en su forma mortal la de la doncella con la
que se casara, y dijo “Mi señor, ¿no me reconoces? Fui tu esposa mientras no
cuestionaste mis acciones.”
Shantanu quien se había inclinado ante
ella, maravillado, reconoció a la impoluta belleza que había gobernado su
corazón y corrió a abrazarla. “Ven aquí mi niño” dijo. Seguí su indicación a
caballo y cabalgue hacia donde estaba mi padre. “Aquí está tu hijo” dijo ella.
“Él es Bhiṣma.”
Bhishma recuerda su juventud |
Será un gran guerrero y protegerá tu
dinastía. Es experto en los Vedas que aprendió de Vasiṣṭha y en el arte de la
guerra que aprendió de Paraśurāma.” Al terminar de decir esto mi madre asumió
su forma de gran diosa y desapareció en un loto dorado hacia la humedad del
Ganges.
Bhiṣma continuó, “Mi madre era la diosa del
río más sagrado de la India: el Ganges. Conocida como Gangadevi, fue maldecida
por un brahmán a caminar por la tierra. Eso fue hace mucho tiempo. Ya te he
contado la historia. En ese entonces se le hizo aparecer como la joven hija de
un sabio del bosque, y cuando apareció como una niña mortal, era la más justa
de todas las doncellas de la gran Bharat.
“Intenta imaginar, niño mío, su cabello
negro y brillante, sus ojos en forma de lotos, azules como el hielo de los
Himalayas, su curveado cuerpo, sus brazos ágiles como la trompa de un elefante.
Aunque era tímida y gentil, su corazón era apasionado como el río que inunda
sus orillas en los primeros días del monzón. Mi madre era una auténtica diosa.
Pero desapareció de mi vida, ese día, para nunca regresar, Mi padre tenía roto
el corazón, pero feliz de verme nuevamente. Me dio la bienvenida con los brazos
abiertos.
Shantanu y Ganga |
“Fui admitido en el interior del palacio de
Shantanu, como su hijo, el heredero real de todas las Indias y la gran Bharat.
Le conté mis aventuras en el ashram de Paraśurāma y le mostré las armas que
adquirí. Vivimos en paz hasta que un día, cuando mi padre cruzaba el río,
Shantanu notó a una hermosa doncella. Pues desde que Gangadevi le había dejado
vivió solo y afligido, pero al ver a la adorable doncella, Shantanu estuvo
encantado. Sintió que al fin había encontrado a la joven con la que compartiría
sus días y quien sería la madre de sus herederos.”
Ahora bien esta niña se llamaba Satyavati.
Más tarde se convirtió en la madre de mis hermanos, Chitrangada y Vichitravirya
y ella tiene su propia historia.
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