Mientras tanto, después de hacerse cargo de
los elefantes, el Rey Dushyant regresó a su campamente y se dirigió hacia sus
caballos y carroza. Encontró su carreta cerca de las orillas del río. Pasó ahí
la noche. Cuando la luna se elevó por encima de los árboles de tamarino, el Rey
se dio cuenta de que no podía dejar de pensar en la joven muchacha que reunía
papayas en el bosquecillo del ashram de Kanva. Estaba tan unida al cervatillo
que él persiguió con su arco y flecha. Se sintió atraído hacia ella.
El Rey y su escolte |
Cuando el auriga vio a los caballos y que
el sirviente recogía el pabellón del rey,
la partida de caza recibió un mensaje de la corte real. La reina-madre les llamaba.
Era hora de regresar. El joven príncipe, sobrino del rey, estaba celebrando un cumpleaños.
Pero el rey halló una excusa para pasar
unos días más en el bosque. Los cortesanos llegaron y escoltaron a sus amigos y
sirvientes en la partida real de regreso a la corte, dejaron atrás únicamente a
su tonto, al bufón de la corte.
El rey prometió regresar en poco tiempo. De
cualquier modo trataba de aclarar la mente y dejar de pensar en la fresca joven
de ojos profundos y caberllo negro como un abejorro. Sus pensamientos
continuaban regresando a ella una y otra vez. En ese momento, el rey sabía que
su corazón estaba golpeado con pasión por Shakuntala. Desorientado y sin saber
cómo proceder, consultaba a su tonto, el bufón real que viajaba con él.
Cuando casi todos los cortesanos habían
regresado al reino, Dushyant regresó al bosquecillo en donde estaba el ashram
de Kanva a las orillas del río.
Ashram de Kanva |
Entraron de nuevo al bosque en el carro del
rey. Procedieron a pie, el rey armado solamente con su afilada espada. Cuando
regresó al huerto de Kanva, las mujeres del ashram se sorprendieron de verle y
le preguntaron del elefante, le dieron las gracias. Shakuntala estaba encantada
de verlo.
El rey también estaba transformado de amor
bebió la imagen de Shakuntala, su cabello oscuro como lluvia de media noche.
Sus ojos del más profundo azul océano.
Actriz de la India como Shakuntala |
Cuando las mujeres del ashram se excusaron
para ir a realizar sus deberes, Shakuntala encontró una excusa para quedarse
con el rey y su amigo con el pretexto de la hospitalidad. El tonto les dejó y
fue a caminar a la orilla del río y a tocar su flauta junto al bambú cercano a
las aguas. Al fin solos, se profesaron amor mutuo en un huerto sombreado junto
a un alto árbol de mango.
Dushyant con Shakuntala junto al arbol de mango en la selva. |
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