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Tuesday, June 30, 2015

El Cisne

Una palabra a la gente lúcida…
नारायणं नमस्कृत्य नरं चैव नरोत्तमम्
 देवीं सरस्वतीं चैव ततो जयम् उदीरयेत्महाभरत
Mahābharata

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महाभरत
recontado por

Michael Dolan, B.V. Mahāyogi

y traducido en español por Teresa Loret de Mola, Tapanandini DD
El Cisne y los Sadhyas



El cisne dorado continuó: “Las palabras ásperas parten el corazón como dardos. Pero un hombre lúcido adopta la paz sin perturbarse con ira ante los insultos y la humillación. Un hombre sabio  evita la ira, el enojo es corrosivo. Sin ceder ante la ira, es alegre y libre de malicia. La persona iluminada subyuga el enojo cuya furia le consumiría. Cuando uno es indulgente ante el enojo, habla mal de otros y se convierte en su propio enemigo. Y así, cuando alguien habla mal de mí, le perdono.”
“El perdón y la verdad, la sinceridad y la compasión son las principales virtudes. El significado interno de los Vedas es verdad divina. La verdad se obtiene a través del autocontrol; pero el significado interno del autocontrol es la dedicación. Esto nos conduce a la liberación del nacimiento y la muerte y de todos los dardos y miserias de la vida mortal. La dedicación en el amor divino es el mayor secreto a encontrar en las enseñanzas de las escrituras.”
Mientras circulaba suavemente sobre las aguas tranquilas y cristalinas del río sagrado, el Cisne continuó: “¿Quién es un alma iluminada? Un verdadero brahmán o muni es quien aquieta la urgencia de hablar, junto con las urgencias de la lengua  el estómago y los órganos de placer. Una persona que controla la ira está más cerca de la verdad que quien cae ante la urgencia del enojo.
“Quién practica el autocontrol puede contemplar la verdad más claramente que aquel cuya mente está nublada por los impulsos descontrolados. Quien busca la verdad está más avanzado en la auto-realización que quien no tiene interés alguno en el conocimiento. El alma auto-controlada evita el discurso áspero aun cuando es insultada. Practica la humildad y la tolerancia. Sólo a través de la humildad y la tolerancia uno puede liberarse del ego. La humildad y la tolerancia se alcanzan a través de la dedicación.”
“Será de tal fuerza espiritual que no deseará el mal a aquellos que le dañen. Perdonará a quienes pequen contra él. Con la práctica de indulgencia tal alcanzará el éxito en su búsqueda por la verdad.
“Buscará la compañía de otras almas que están purificadas del odio y la ira.
Espera en lo que es justo y no está sediento de placeres mundanos. Abandona la senda del pecado y suprime la ira. No es seducido por la codicia, no cae del camino de la rectitud. Tampoco se aproxima a otros solicitando riquezas.”
“Si es maldecido, no devuelve maldiciones. El autocontrol es la senda a la inmortalidad, pues a través de liberar a la mente de maldiciones uno puede conocer la realidad tal como es.
“Ya que eres sincero en tu búsqueda por la verdad, te revelaré los misterios de los Vedas. La forma de vida humana es superior a otras formas puesto que otorga la oportunidad de liberarse del escenario de vida y muerte. Al igual que la luna no está contaminada por las nubes oscuras, sino que se mueve a través de ellas sin ser afectada, así el hombre iluminado, libre de pecado, alcanza el éxito a través de la dedicación paciente a la senda. Busca y encuentra, Espera y verás. Muere para vivir.”
Un alma autocontrolada y dedicada, es digna de la adoración de todos, alcanza la meta más elevada. Esa persona cuya mente y discurso siempre es moderado y que es siempre devoto hacia el Supremo, tiene éxito en su intento de penetrar los misterios de los Vedas.
“Un hombre de tal sabiduría nunca ha de injuriar a quienes carecen de mérito. El hombre de sabiduría acepta los insultos como si fueran néctar y aprende la verdad a través de la tolerancia y la humildad. Duerme en paz, en armonía consigo mismo y con el Supremo.”
Los Sadhyas se sentaron tranquilos y sin pestañear escucharon al cisne que hablaba en tono dulce mientras se desplazaba suavemente sobre la claridad de las aguas del río sagrado.
“Y sin embargo, el hombre iracundo, no conoce la paz.
Ofendido por todos, devuelve la injuria. Encuentra la destrucción. Vive en la ira, trabaja en el enojo y duerme encolerizado. Pero su trabajo es ira que conduce hacia su propia destrucción. Los sacrificios que realiza en la ira son cenizas y humo.
“Las penitencias a las que se somete bajo la ira le llevan únicamente a llorar de rabia. La ofrenda y la libación que hace en el sacrificio de fuego bajo la ira son robadas por Yama, el señor de la muerte. Carece de mérito, tampoco lo salva de su karma. De este modo, el esfuerzo de un hombre iracundo no tiene fruto.
“En conclusión, aquellos que practican la verdad en el hablar y el hacer, quienes  son auto-controlados, los que viven con sinceridad y compasión, y son pacientes, los que se dedican al estudio de las escrituras, que no codician lo que pertenece a otros y que persiguen el bien con un propósito único, alcanzan el cielo.”



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